En él santuario.
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En el santuario la cosa no acababa, todo iba de mal en peor y para desgracia de Athena a pesar de intentar más de mil maneras de como sacar a Loki de su santuario parecía haber algo que interferia con su poder. Por su parte algunos caballeros dorados ya se habían hecho presentes en el templo del patriarca para protegerla mientras que otros se habían quedado ayudando a Camus y Milo, que la verdad no sabían ni como podrían deshacerse del dios del engaño. Shaka quién estaba con Athena veía en dirección al templo de acuario dónde podía verse la presencia del dios.
- Mü logró encerrarlo en acuario - afirmó mientras veía a la diosa.
- espero que con el tiempo ganado podamos hacer algo - dijo Aldebarán.
- señorita Athena, ¿Que es lo que usted está esperando? - fue lo que pregunto máscara de la muerte.
- que sea el momento adecuado - respondió la diosa, aunque siendo sinceros ella aún no estaba segura de lo que estaba haciendo.
Un estruendo fue lo que escucharon para después ver como Mü aparecía con el resto en el templo mayor, Athena se fijo en Milo y Camus los cuales se veían muy cansados.
- ¿esta bien chicos? - preguntó Mü.
- si bien le puedes decir a que te duela todo el cuerpo, pues si... - respondió Aioros.
No tardo mucho cuándo Loki ingreso al templo, ahora siendo una sombra oscura sin cuerpo alguno, él cual pasó su vista por todos los que estaban en aquel lugar. Para después ver a Camus y Milo.
- ¿Dónde está mi hija? - preguntó con una voz gruesa.
- ¿de quien estas hablando? - preguntó Camus.
- no te hagas él tonto acuario, que sabes perfectamente de quien estoy hablando - fue lo que dijo mientras se acercaba a él.
Pero fue interrumpido al sentir otra presencia en aquel templo, para después de unos segundos ver aparecer a Eir, mientras el ambiente en aquel lugar comenzaba a ser pesado.
- Eir, quédate detrás de Athena - fue lo que Milo le pidió mientras que comenzaba a ayudarle a Camus.
- no lo voy hacer mamá... - fue lo que seria sentenció dejando en silencio a todo el mundo presente en el lugar.
- ¿qu-e... ¿Que dijiste? - preguntó Milo confundido.
- ya me enteré de todo. Me enteré de la verdad, ya se que este hombre aquí presente no es mi padre - fue lo que seriamente dijo mientras señalaba señalaba Camus, ambos mayores se vieron con bastante preocupación a los ojos - y e tomado la decisión de ayudar a mi verdadero padre con su plan - reveló haciendo que todos la vieran con preocupación.
- ¡¿que diablos estas diciendo Eir?! - fue lo que molesto preguntó Camilo.
- ¿que no es obvio?, quiero vengarme por la gran mentira que estos humanos me hicieron vivir - dijo señalando a Milo y Camus.
- siempre supe que lo mejor seria deshacernos de este renacuajo desde un principio - sentenció serio máscara de la muerte. Mientras que se preparaba para atacar - toma esto, ¡hondas infernales! - fue lo que grito al momento de lanzar le su ataque, la menor por su parte con sólo mover un dedo lo detuvo con gran facilidad para después regresarle su ataque al santo de cáncer de forma inmediata, haciéndolo a él salir volando del templo.
- ¡Máscara de la muerte! - grito preocupado Afrodita, Milo por su parte solo se desmayo al ver aquello.
- Milo... Milo - llamo preocupado Camus mientras lo veía - ¡maldición!. ¡Loki ¿que demonios quieres hacer con todo esto?, ¿porque estás buscando la forma de dañar nos?! - grito molesto mientras dirigía su vista al dios quien sutilmente se acerco a la más pequeña.
- veo que ya estas lista mi pequeña Valquiria - fue lo que dijo mientras que con una de sus frias manos acarició su fino rostro.
- estoy lista para lo que sea que tenga que suceder conmigo. Padre... - esta última palabra vino con un leve toque de duda y miedo que fue percibido por Camus, quien aún con Milo en sus brazos rápidamente habló.
- ¡Eir!, ¡por favor hija no tienes que hacer esto! - grito preocupado Camus.
- ¡no quiero que ninguno de ustedes interferia estúpidos mortales! - exclamó enfadado el dios para después con un fuerte viento sacarlos a todos de aquel templo.
Albert quien permanecía escondido detrás del trono del santo pontífice solo empezó a pedir por que todo saliera bien con lo que sea que su hermana estuviera planeando, sabía que ella jamás haría algo para lastimar los y algo había pasado en su visita con las diosas del orden natural para que ella se viera así.
- Perdóname papá, pero esto es por su bien - fue lo que escucho decir a su hermana por medio de su cosmos. Por lo cual se asomó un poco para ver.
- ¿Estás lista Eir? - fue lo que pregunto el dios mientras comenzó a aproximarse de forma alarmante a la menor, pero para su desgracia cuando estuvo lo suficientemente cerca de la chica ella sacó un cofrecito dorado él cual tenía un sello de Athena, la menor lo abrió haciendo que el dios fuera subsionado de inmediato para después cerrarlo, dejándolo sellado en aquel lugar.
Asustada vio el objeto en sus manos, mientras él cosmos en ella desaparecía por completo. Recordó las palabras de la diosa de la paz antes de regresar.
- escucha Eir, al momento que abras este cofre Loki será encerrado en este, sin embargo también tus poderes como diosa desaparecerán al igual que tú cosmos, deberás entender que tendrás que resignarte a ser una humana común y corriente, ¿estas segura de lo que vas a ser? - preguntó a lo que la más joven asintió.
- si señorita, estoy muy segura de esto si con esto aseguró el bienestar de mis padres lo acepto con agradó - fue lo que respondió mientras tomaba el objeto en sus manos.
La chica suspiro para después ver hacia atrás de ella, donde encontró a Athena la cuál la veía con una sonrisa, para después golpear levemente el suelo con su báculo dejando ver a los caballeros dorados en el templo los cuales estaban confundidos con lo que había pasado, Eir le entregó el cofre en sus manos para después darle una pequeña reverencia se dio la vuelta y a paso lento se acerco a sus padres, los cuales solo la veían. Athena por su parte primero hizo desaparecer el cofre poniéndolo en un lugar seguro para que nadie estuviera expuesto a Loki, para después enviar a sus caballeros a sus respectivos templos, para que la familia pudiera hablar tranquilamente.
Templo de acuario.
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Ninguno sabía como iniciar la conversación, los menores de la familia estaban del lado de su hermana queriendo darle todo el apoyo posible, hasta que la chica suspiro para después ponerse a llorar delante de los mayores que por su parte se sintieron más culpables de lo que ya se sentían.
- perdonenme, jamás fue mi intención intervenir así en su vida y mucho menos en su relación - fue lo que pidió la menor llorando. Milo por su parte se puso de pie y se acerco a ella para después abrazarla, se separo un poco para dejar un beso en su frente.
- tranquila amor... tú no provocaste nada y tampoco tienes la culpa de nada de lo que pasó hace años - fue lo que le dijo, Camus no tardo mucho en ponerse de pie e ir a darle apoyo a su pareja y a su hija.
- tú madre tiene razón, es más... cuándo llegaste veniste a unirnos más como familia, tú eres la responsable de que Milo y yo estemos casados y hayamos formado esta particular familia hija, y como le dije una vez a tú mamá. No importa que no haya sido yo él que te engendrara. Para mí tú siempre vas a ser mi hija, mi linda princesa de los hielos amor - fue lo que Camus le dijo para después también abrazarla rodeándola tanto a ella como a Milo en sus brazos. Todo esto mientras sus gemelos los observaban con una sonrisa para tiempo después unirse al abrazo...
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Seis meses después... ♡♡🌸💖
Un par de gemelos salían corriendo del templo del patriarca.
- ¡Corran por sus vidas! - gritaban matándose de la risa de ver a su abuelo Shion perseguirlos con la cara llena de harina.
- ¡Niños!, ¡cuándo vea a sus padres lo lamentarán! - grito siguiéndolos.
Por su parte Eir subía al templo acompañando a su abuelo Dohko, el cual le explicaba una serie de cosas que haría en china ahora que se iría del santuario por algunos días, no pasó mucho tiempo cuando vieron a ambos gemelos correr aún lado suyo buscando la ayuda de Helena. (La hija de Mü y Shaka :v), para poder irse al pueblo mientras el patriarca les seguía, ambos se vieron confundidos para después reaccionar e ir detrás de ellos para intentar calmar al patriarca.
Lo único que se escuchó resonar por todo el santuario fue un nombre, él cual fue gritado de forma molesta por el patriarca.
- ¡¿Milo? Ayúdame con tus pequeños demonios!...
Fin.
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