¿No es mi padre?
Con Eir.
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- Un golpe y la pobre niña salio volando, pero que débil es... - fue lo que con suavidad afirmó Diké la diosa de la justicia.
- ¿realmente está chica podría llegar a ser el recipiente perfecto para su padre Loki?, pero que débil es... - aseguró sonriendo Eunomía, la diosa del orden.
- ¿Que patética... - exclamaron con satisfacción ambas diosas.
La más pequeña por su parte se volvía a poner de pie, viendo con bastante enojo a las mujeres frente suyo, sentada permanecía la que parecía ser la mayor de las tres. A la cuál Diké habló.
- Eirene, ¿que hacemos con ella? - preguntó la chica. La otra por su parte se veía aburrida.
- creí que al ser una híbrida entre un dios y humano, serias alguien más interesante, por mi hagan lo que más les plazca hermanas - fue lo que dijo la diosa de la paz.
- ¿escuchaste eso?, no te preocupes no somos tan sádicas, niña de brillantes ojos - exclamó la diosa del destino mientras alzaba su mano, en la cuál apareció una lanza dorada.
- no entiendo, ¿que ganan ellas con esto?, ¿que les hice?, ¿y como que mi padre es Loki? - fue lo que pensó la más pequeña mientras pasó a ver a la mujer que permanecía sentada en su asiento - ¿la paz?, ¿enserió es tan difícil conseguirla? - fue lo que pensó.
Eirene quien veía todo muy aburrida, vio algo que logró llamar su atención en aquella joven por lo cuál rápidamente se puso de pie.
- ¡alto! - fue lo que grito detenido a la diosa del destino, la cuál la volteo a ver junto con la diosa del orden.
La mujer bajo del pedestal en el que estaba de forma suave y elegante, hasta que paro de caminar justo frente a la chica que estaba arrodillada en el suelo, siendo observada por las otras dos, se arrodillo frente a la chica mientras la veía con curiosidad, paso sus manos suavemente por las mejillas de la menor para después decirle.
- ¿no lo sabes verdad? - preguntó suavemente.
- ¿saber que? - pregunto Eir.
- la verdad de tú origen y el camino que estás obligada a tomar si no tomas las decisiones correctas - dijo la castaña mientras chocaba ambas frentes.
Él entorno de Eir cambió, encontrándose ahora con la gran sorpresa de estar sobrevolando sobre el tiempo de escorpio, en lo que parecía dieciséis años atrás.
- te sugiero ver muy bien tú entorno, que la verdad se mostrará ante tus ojos o diosa de brillantes ojos...
Fue lo que proclamó la diosa de la paz mientras Eir confundida bajo a ver, para después ambas descender adentro del templo, ahí pudo ver a su mamá, un poco más joven él cual salia de su habitación. Se dirigió a la sala donde se encontró con una nota, en la cuál se le informaba que habían salido del santuario por lo cual suspiro al parecer se había quedado sólo en el santuario, lo vio suspirar para después dejar la nota y pasar su vista por su entorno hasta que alguien llegó por detrás de él abrazándolo por la espalda, para cuando él se dio la vuelta se dio cuenta de que se trataba de Camus, pero ese hombre no se parecía mucho al Camus que ahora conocía, no se parecía a su padre...
- ¿Cam?, creí que te habías ido con el resto - dijo confundido mientras se separaba de él.
- me pidieron quedarme aquí para ayudarte a cuidar el santuario, al patriarca no le gusto mucho la idea de dejarte aquí solo - dijo sonriendo.
- esta bien... - susurro confundido mientras se alejó del hombre frente suyo, solo tenia algo claro, seguro no se sentía a su lado.
Eir no tuvo que ver mucho para entender lo que sucedía y más al darse cuenta de todo lo que empezó a suceder después de eso, la diosa la movió a otro tiempo dónde se encontraba con él y su padre solos en la habitación.
- creó que lo mejor será que tú busques a alguien más Camus... - fue lo que muy tristemente salió de los labios de Milo mientras se sentaba en la cama.
- ¿de que estás hablándome Milo? - preguntó mientras se levantaba de golpe de la cama quedando ambos sentados en la cama.
- Camus, estoy esperando un bebé de quien sabe quien, no voy a atarte a una responsabilidad que no te corresponde - fue lo que le dijo.
Eir no quería seguir viendo eso, por lo cual trato de irse hasta que la mujer la detuvo tomándola del brazo.
- espera, tú no haz visto nada - fue lo que indicó para después hacerla ver otra vez hasta los mayores.
- ¿Y quién te dijo que me estás atando?, Claro que no Milo. En el hipotético día que ya no quiera nada contigo te lo diré de frente a mi no me va a obligar nadie a estar con alguien que no quiero - le dijo rápidamente.
- pero Camus... - Camus interrumpió.
- Shsss, Milo ya basta. Ya no vamos a tocar este tema, no te voy a dejar solo nunca más, ya no y menos ahora que se qué estás esperando un bebé sea mío o no - aclaró rápidamente - pero ¿que estoy diciendo?, claro que es mío - dijo a lo que Milo rápidamente lo volteo a ver.
- Camus... - le susurró pero un beso en sus labios fue lo que le hizo guardar silencio. Cuándo se separaron Camus habló.
- Milo por favor no digas nada más, no intentes separarme de ustedes porque no lo vas a lograr, yo te amo y lo amo a él o ella, no importa que no haya sido yo él que lo engendró Milo. Porque estoy consciente que es mío, porque yo lo voy a cuidar - le dijo para después abrazarlo.
Dejando a la menor muy sorprendida, eso era algo que nunca se espero.
- Camus es un gran hombre y un gran caballero, amigo, padre y esposo, ¿oh me equivoco pequeña? - preguntó la mujer mientras Eir veía otro recuerdo más, uno en dónde Camus complacía cada antojó que Milo tenía.
- ¿ya esta listo Cam?... - preguntó Milo.
- sólo espera un poco más... y... aquí esta - fue lo que respondió mientras le daba una manzana acaramelada.
- ¡Gracias Cam!... - grito con alegría mientras se comía su manzana mientras era observado por un sonriente Camus.
Así pasó viendo cada etapa del embarazo de su madre, hasta que llegó la hora de su nacimiento que fue cuando desaparecieron, Camus la pasó realmente mal en esos momentos.
- ¿Por qué? - preguntó cayendo de rodillas al suelo - ¡¿Por qué?! - volvió a gritar mientras golpeaba con sus puños el suelo - ¡¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?! - continuó gritando con rabia mientras seguía golpeando sus puños hasta hacerlos sangrar, pero hubo alguien que lo detuvo de seguir haciéndolo, tomando su mano.
- ya basta Camus. Deja de estarte lastimando, ¿Creés que a Milo le gustaría verte así? - pregunto Dohko mientras lo veía de forma desaprobatoria.
- ellos deben de estar molestos conmigo, y no los culpó. ¡¿Por qué soy tan débil Dohko?! - le pregunto comenzando a llorar, él viejo maestro por su parte lo abrazo.
- tú no eres débil Camus. Lo que pasó aquí no fue culpa tuya, ¿Entiendes?, Nada de lo que sucedió lo es y nunca lo será, ahora te pido que te calmes así no podrás hacer mucho por Milo y tú bebé, ¿Ya? - preguntó sosteniendo su rostro entre sus manos.
- tienes razón Dohko, lo siento - se disculpó mientras inútilmente limpiaba sus lágrimas. Dohko por su parte paso suavemente sus dedos por el rostro de Camus para después besar su frente con bastante cariño como le era costumbre.
- tranquilo los dos están bien. Alguien se los llevo y nosotros vamos a encontrar los pero para eso necesitamos estar calmados, ser fuertes y sobretodo tranquilos y neutrales, ¿Si? - le preguntó a lo que Camus más calmado asintió.
Entonces la diosa habló...
- a pesar de saber que no eras fruto suyo, él siempre hizo lo posible por que estuvieras bien Eir. Tú madre en múltiples ocasiones trato de darse por vencido pero fue gracias a Camus que nunca lo logró y ahora es tú turno de devolverles ese favor Eir... Cómo diosa de la paz se me obliga a permanecer siempre fuera de conflicto sin embargo en esta ocasión decidí meterme en este juego con la única intención de ayudarte a ti a evitar un problema mayor, por el bien de tus padres, pero solo esta en tus manos ceder a ese cruel destino - fue lo que indicó.
- Pero entonces él... ¿no es mi padre? - preguntó.
- te equivocas, si lo es - fue lo que respondió la mayor mientras Eir la vio.
- pero él...
- siempre e sido creyente de esa frase, padre no es el que engendra si no el que cría y en este caso, tú tienes uno muy bueno Eir así que dime... ¿decidirás ayudarlo?, ¿o le darás la espalda al hombre que te crío y ayudaras al que te creó? - fue lo que preguntó dejando a la menor pensando.
Continuará...
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