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La Diosa de la Paz

Templo de acuario.

Unas horas después.
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Eir trataba de calmar a su padre y hermano, mientras que Albert por su parte se había quedado al lado de Milo para cuidarlo, estaba asustada, ¿que estaba pasando?, su madre y la misma Athena habían tenido un accidente de lo más extraño y ahora ambos estaban inconscientes, ¿eso habrá sido lo que vio su hermano menor?.

- es que no lo entiendo, no entiendo que fue lo que provoco que Milo cayera desde piscis hasta aquí, revisé todos los escalones para asegurarme y no había nada - fue lo que preocupado dijo Camus.

- hm... lo que a mi me preocupa es, si la señorita Athena tuvo el mismo accidente. ¿No crees que esto alguien lo hizo a propósito? - preguntó Camilo.

- ¿y quien tendría motivos para querer intentar asesinar a nuestra madre y diosa? - preguntó molesta Eir, su madre era un caballero que no se metía con alguien si no lo buscaban, por lo cuál se le hacía tonto.

No pasó mucho cuando sintieron a alguien entrar al templo, aquel cosmos les era desconocido a ellos, pero tal parecía que su papá lo conocía y no era precisamente algo bueno, lo vieron ponerse de pie molesto mientras dirigía su vista a la entrada.

- sabía que seguías con vida maldito - fue lo que le escucho decir.

- vaya manera de tratar a los visitantes - fue lo que con burla respondió, para después ver aparecer entre los pilares aún hombre de da cabellos naranja.

- ¿Quién es ese? - preguntó Camilo con una caja alzada. Él hombre lo vio por breves instantes a él para después pasar su vista a la única chica en el lugar, por lo cuál Camus se coloco frente a sus hijos.

- ¿Que estas buscando aquí?, ¿no te bastó con el daño que le causaste hace dieciséis años? - preguntó serio.

- tranquilo. Ya me divertí bastante con tú juguetito sexual aquel día - fue lo que sonriendo descaradamente le dijo, mientras que Camus por su parte trataba de estar calmado - pero no e venido por eso, e venido por aquello que me arrebataron y quiero de vuelta - fue lo que escucharon para después ver como a paso lento se acercaba.

- Camilo, Eir - váyanse al templo del patriarca de inmediato - ordenó mientras que poco a poco se podía sentir más frío en el lugar.

- ¿Papá que pasa? - preguntó Eir.

- ¡solo no hagan preguntas y hagan lo que les ordene ahora! - grito con bastante enojó, los jóvenes se asustaron por aquello para después confundidos pasar a ver a aquella persona la cual sonreía de forma divertida.

- ¿Que va a pasar con Albert? - preguntó Camilo.

- él estará bien. Ahora váyanse - dijo serio para después escuchar como los menores se fueron del lugar dejando así por fin a los mayores a solas.

- ¿no le haz dicho la verdad?, que vergüenza Camus, ¿Cómo te atreves a mentirle a mi hija? - preguntó.

- ella no es tú hija Surt, ¿Pero quiero saber cómo hiciste para entrar a este lugar? - preguntó esta vez Camus mientras que se preparaba para atacar.

- con Athena inconsciente, su barrera de protección para el santuario se vio afectada considerablemente, con decirte que llegó a desaparecer por lo cual estoy aquí aunque tengo que preguntar, ¿Cómo está Milo, Camus? - preguntó molestando en sobremanera al santo de acuario, que no espero mucho para atacarlo.

Dentro de la habitación
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Por su parte Albert estaba feliz por ver que su madre ya había despertado, por fin sus dudas le serían resueltas.

- me alegra mucho ver que ya despertaste mamá - dijo contento él menor.

- mi cabeza - susurro con bastante malestar.

- oye... ¿Puedo hacerte una pregunta? - preguntó.

- si, ¿que sucede cariño? - preguntó sin ponerle mucha importancia.

Él menor pensó seriamente en si preguntar aquello o no. Sabía que esto era un tema delicado y si sus padres jamás habían tocado el tema por algo seria así que suspiro para calmarse para después ver a su mamá de nuevo.

- ¿Podrías decirme cómo fue él origen de mi hermana Eir? - preguntó de golpe, sin detenerse en pensar bien su pregunta.

Milo por su parte se sentó de golpe en la cama, sin detenerse a pensar en el fuerte dolor que tenía en esos momentos para después ver de forma molesta al menor de sus hijos el cual lo veía de forma seria algo que no era muy propio en él.

- ¿Por qué preguntas eso?.

- ¿Te molesta la pregunta?.

- em... no claro que no, es que la verdad es muy vergonzoso hablar con un niño sobre este tema. ¿por que tanto interés?, si quieres saber como se hacen los bebés pregúntale a tú abuelo Shion o tú abuelo Dohko estoy seguro que ellos podrán darte una mejor explicación de la que yo podría y... - el menor interrumpió.

- por favor no te hagas, ni me tomes a mi por tonto. Porque se perfectamente que sabes de que estoy hablando mamá y quiero que me digas toda la verdad - fue lo que pidió seriamente - mamá, ¿ella realmente es hija de nuestro mismo padre? - preguntó mientras vio al mayor bajar la mirada con pesadez y bastante tristeza.

- aunque me encantaría que realmente lo fuera - respondió triste. Mientras pequeñas lágrimas comenzaba a rodar por sus mejillas.

- entonces es cierto - susurro triste.

- ¿Cómo te enteraste? - preguntó.

- lo vi en una promoción que tuve al regresar al santuario. No le dije nada a mis hermanos de lo que había visto mami porque primero quería asegurarme, lamento mucho tener que hacerte recordar algo tan traumante y feo - pidió mientras se inclino un poco para después recomponer su postura.

- ¿una premonición?, ¿y que más vistes? - preguntó, eso ya era cosa seria.

- vi que una mujer de cabellos castaños tenía a mi hermana en un lugar que no era el santuario de la señorita Athena. La vi a ella también pero ella decía que esa batalla tendría que ganarla sola mi hermana porque si no. No podría ser capaz de defenderse ella misma, tú estabas inconsciente en los brazos de papá, mi hermano y yo veíamos y ayudabamos en lo que podíamos a Eir y había algo más... otro hombre pero a él o pude distinguirlo bien, el grito a los cuatro vientos que era él papá de mi hermana y que por obligación debía irse con él - fue lo que dijo mientras Milo lo veía preocupado - también vi que esa misma persona fue la que los empujó a ti y a la señorita Athena para desencadenar todos estos sucesos - reveló mientras Milo se acercó a su hijo y preguntó.

- ¿Quién era esa mujer bebé? - preguntó mientras él menor levantó su rostro para después seriamente responder.

- la diosa de la paz Mamá...

Continuará...

Y entramos a los capítulos finales de esta triste historia, ¿que le deparar el destino a nuestras pequeñas manzanitas? 🍎

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