En el Santuario.

Con Eir y los Gemelos.
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Sin darse cuenta y por la adrenalina los tres llegaron al santuario, los tres trataban de regular su respiración antes de subir hacia acuario, revisaron que ninguno haya dejado tirado algo de la compras y cuando se aseguraron comenzaron a subir, saludando a cada guardián de cada casa y también para saludar a los hijos de ellos, todos casi de su misma edad, el más grande de todos era Kiki el cual había salido en una misión misteriosa que Athena le había encomendado.

— muy pronto será tú cumpleaños, ¿verdad Eir? - preguntó Albert recordando.

— así es, faltan tan solo cuatro días para el cinco de febrero - fue lo que ella respondió mientras veía al cielo - ¿que creen que harán papá y mamá en esta ocasión?, ¿un almuerzo?, ¿un viaje?, ¿una fiesta? - preguntó mientras veía a sus hermanos.

— quien sabe, papá es un libro muy difícil de descifrar si me lo preguntas a mi - fue lo que respondió calmado Camilo.

— hm... siento que algo va a pasar hoy - susurro Albert parando de caminar de golpe.

— ¿Que sucede hermano? - preguntó la mayor mientras lo vio sostener su cabeza.

— ¿otra visión? - preguntó esta vez Camilo.

Por qué si, para sorpresa de algunos, Albert había nacido con un don y eso era que él podía ver pequeñas fracciones de cosas que podrían afectarlos en el futuro, por lo cuál cuando él tenía esa especie de conexión con el futuro quedaba muy débil y ellos temían a eso.

— ¿mamá? - fue lo que pensó para después tambalearse un poco siendo sostenido por su hermano mayor.

— ¿Albert que sucede?, ¿que viste esta vez? - preguntó preocupado.

Él más pequeño de los tres no respondió, solo dirigió su vista hacia el siguiente templo y ese era Virgo, donde logró captar algo moviéndose a máxima velocidad con dirección a los templos de arriba.

— ¿Que es lo que buscas? - preguntó al aire. Mientras sus hermanos mayores se veían preocupados, eso hasta que un aire frío pasó al lado de ellos.

— tenemos que llegar llegar acuario rápido - dijo mientras a esfuerzos se ponía de pie.

— mamá... - susurro Eir preocupada. Rápidamente se puso de pie y ayudando a su hermanito los tres comenzaron a subir lo más rápido que podían.

En las salida de Piscis
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Milo por su parte bajaba del templo de Athena, ahora más calmado todo estaría bien en algunos días, ya no tendría que preocuparse tanto por su pequeña hija y también ya no sería tan necesario molestar a Athena con tanta frecuencia.  
Un aire frío fue lo que sintió golpeando su espalda, él cual movía se forma brusca su cabello, sintió escalofríos y además de eso esa extraña sensación de sentirse en peligro volvió, volteo a ver hacia adentro del templo, Afrodita no estaba, él al igual que máscara de la muerte habían salido con su hijo para poder distraerse un poco del santuario.

— ya basta Milo. Si sigues así realmente van a creer que estás loco - fue lo que se susurro para si mismo, con intención de dar su primer paso en la escalera para poder irse de nuevo a acuario.

— Milo... - fue lo que escucho en un susurro provenir de la oscuridad una voz masculina que no pudo reconocer.

Rápidamente se volvió a dar la vuelta para después ponerse en guardia, para después preguntar.

— ¡¿quien eres?!, ¡¿que es lo que quieres conmigo?! - grito viendo hacia adentro de la casa de piscis. Un enorme silencio se instalo en aquel lugar Milo no se sentía para nada seguro por lo cual rápidamente se dio la vuelta y trató de ir a acuario para contarle a Camus todo lo que estaba pasando, cuando una respuesta llegó.

— ¡¿que quiero dices?, ¿quiero que me devuelvas a la bebé que tú y Athena me an robado?! - fue lo que respondió aquella voz Milo no tuvo tiempo de reaccionar para poder darse la vuelta, cuando menos lo sintió aquél ser se le había tirado encima provocando que cayeran rodando por las escaleras de la salida de piscis hasta terminar en la salida de acuario, dejando al caballero inconsciente en la salida de aquel templo.

Aquella sombra después de asegurarse de que Milo estaba inconsciente y con una muy preocupante herida en la cabeza de la cuál salía sangre rápidamente se dirigió hasta el templo del patriarca donde su presa, que está vez era Athena quien estaba por salir del recinto y al igual como lo hizo con Milo la hizo caer de las escaleras del templo mayor hasta piscis.

Todo esto mientras otra sombra, la cuál permanecía escondida entre las sombras del templo mayor veía a la otra haciendo uso de su energía logró tirar algunas armaduras que habían en el recinto del patriarca haciendo que el mismo saliera para ver el porqué de tanto alboroto.

— ¡dios mio!, ¡¿Athena que le pasó?! - grito para después correr para auxiliar a la chica.

En acuario
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La atención de Camus había sido llamada por todo el escándalo que se escuchó en el templo mayor y para cuando salió encontró a Milo inconsciente en el suelo por lo cual y sumamente preocupado corrió en su ayuda.

— ¿Milo?, ¿Milo?, amor responde - pidió preocupado mientras lo levanto con la mayor suavidad posible - estas herido, es muy peligrosos que te mueva mucho en este estado - susurro para después ver hacia arriba, buscando el motivo por el cual Milo hubiera podido caer, pero no  vio nada.

Más preocupado por el estado de su esposo que por lo que hubiera pasado, lo cargo para después con la mayor delicadeza posible llevarlo adentro de su casa, con la esperanza de poder curarlo y que esto no haya pasado a mayores. Ingreso al templo y seguidamente de esto a la habitación que compartían ambos para recortarlo ahí con la mayor delicadeza que pudo.

— tranquilo Milo, te juro que te curare enseguida pero por favor amor aguanta un poco no me vayas dejar - fue lo que llorando pidió para después dejar un pequeño beso en su frente y correr a buscar el botiquín de primeros auxilios.

Continuará...