09. WILDEST DREAMS
. . .
Say you'll remember me
Standing in a nice dress
Staring at the sunset, babe
Red lips and rosy cheeks
Say you'll see me again
┍━━━━━━━━╝✹╚━━━━━━━━┑
09. WILDEST DREAMS
• • • ✴ • • •
JAMES, PETER Y SIRIUS SE SENTARON EN EL PASILLO A LA ESPERA DE QUE DUMBLEDORE LOS HICIERA PASAR. Sirius miró a Peter de reojo, enojado porque por su culpa había fallado la broma y los habían atrapado, pero Pettigrew solo desvió la mirada fingiendo no saber el porqué de los ojos acusadores del Black. James, estando en el medio, optó por calmar a sus dos futuros compañeros de castigo dándoles palmadas en los hombros y prometiéndoles que estarían bien. No obstante, su discurso se interrumpió cuando Beth salió de la dirección dándo pisadas fuertes y seguida de un enojado Anderson.
Sirius rodó los ojos y suspiró un ahí vamos otra vez, cuando James se levantó para seguir a Beth.
—Beth, Beth, Beth... —al parecer, Potter era el único que no notaba la nube de rabia que flotaba en su ex-novia, ¿o novia? ¿todavía eran novios? Los términos eran algo confusos.
—Ahora no, Potter. —dijo pacientemente la ravenclaw.
—Beeeeth. -—silvó arrastrando la vocal en el nombre de la chica.
—¿QUÉ? —Beth detuvo su caminata apurada para darse la vuelta de repente, lo que provocó que James casi chocara con su cara. De hecho, ese casi choque fue peor. Porque James se quedó un centímetro cerca de ella, distrayéndose con sus ojos una vez más, respirando el mismo aroma e impregnándose del olor de las flores que la caracterizaban. —James, ahora no tengo cabeza para otra de tus... —Beth agitó una mano frente a su cara, hacía amagos cuando hablaba enojada. Pero James prestó más atención al líquido rojo que teñía las vendas que le cubrían las manos. Beth, levantó la misma mano para apoyarla en el hombro del Potter, separándolo un centímetro de ella. Seguían estando muy cerca y eso la distraía. No podía mandarlo al diablo si tenía encima esos lindos ojos verdes. La confundían, hacían que James no pareciera el competente némesis con el que acostumbraba pelear. Además de que todo con él era raro últimamente. James le agarró la mano. —¿Qué rayos crees que ha-
—¿Qué te pasó? —Potter bajó la vista preocupado. Beth tenía manos suaves, acostumbraba cuidárselas casi tanto como su propia cara. Él lo sabía. La primera vez que anduvieron juntos de la mano se lo había dicho, pero ella ya no lo recordaba.
Ella retiró la mano incómoda. No por el toque. Sino por la electricidad que le recorrió la espina.
¿Qué mierda? ¿Desde cuando le daban escalofríos eléctricos y no repulsión? Raro, raro, raro...
—Me peleé con Anderson.
—¿Quééé? —escuchó que preguntaba muy disimuladamente Sirius escondido atrás de James.
Beth rodó los ojos. Sirius es una vieja chismosa.
—Llamó a Lonie "sangre sucia" y yo le dí un puñetazo en su cara de idiota. —señaló. Al final del pasillo, Anderson avanzaba sobándose la nariz. —Por eso estábamos en la dirección.
—¿Cómo se atreve?
Beth y James miraron a Sirius con una ceja alzada.
—Beth, no me gusta me pelees. —empezó a decir James pensando en que eso pudo terminar muy mal para ella.
Beth pestañeó. Pensó en todas sus opciones, podía contestarle que no era su problema, podía simplemente decirle que ya no lo volvería a hacer aunque fuese una mentira o podía agradecerle por preocuparse por ella. La ravenclaw se inclinó sorpresivamente sobre James, estando de puntillas le plantó un beso en la mejilla y se marchó.
Tenía que encontrarse con Lonie.
James, en cambio, se quedó clavado en medio del pasillo shockeado por los acontecimientos.
—Ya está. Se rompió. —Sirius le tocó la cara viendo que no reacionaba.
—Hay que vender sus cosas. —planeó Peter.
James salió del trance para mirarlo mal.
Sus amigos eran un buitres.
—Me enamoré.
—Ya estabas enamorado. —le recordó Peter rodando los ojos.
—Pues me enamoré más fuerte.
Sirius le dió unos golpecitos en el hombro.
—Guárdate todo eso para después. Aún tenemos que recibir un regaño por desaparecer las pertenencias de Quejicus y mandarlas a Ilvermorny.
(...)
Anderson Boglin se reunió con Snape cerca de las mazmorras. Llegó hablando pestes sobre Ravenclaw y el cómo era una casa de perdedores buenos para nada. Se reparó la torcedura en su nariz con un movimiento de varita y empezó a machacar con todos los insultos possibles a los sangre sucia, en especial a London Sparks.. Snape lo acompañó en silencio.
—No puedo creer que ese par de niñas mimadas hayan hecho que me castiguen. —escupió nauseabundo.
—Beth no es... —Severus se cortó a media oración. Beth estaba entre la pocas personas que toleraba. Siempre intentaba ser agradable con él cuando compartían clases, lo saludaba regularmente por los pasillos y compartían el mismo odio hacia Cornamenta. Eso último al menos hasta que se hicieron novios. Pero por lo demás, no la consideraba una niña mimada.
—Perdona, ¿estabas diciendo algo? —Anderson alzó una ceja desafiante a su amigo.
—Nada.
—Bien. —la sonrisa filosa dibujó su cara. —Porque ese par me han amargado la semana.
La puerta de las mazmorras se abrió, revelando en el interior la refinada sala común de Slytherin. Fueron cuatro siluetas con uniformes rojos las que rompieron y desentonaron con la habitación.
—Bueno. —empezó James. —Estás de suerte, Andy.
Anderson frunció el ceño retrocediendo un paso.
¿Cómo le diijo?
—Sí, porque nosotros vamos a alegrar tu semana al mejor estilo de los merodeadores.
—¿Los qué? ¿De qué rayos están hablando?
—Te lo pensarás mejor antes de llamar otra vez "sangre sucia" a alguien, Boglin.
Anderson intentó escapar de la sala común de Slytherin antes de convertirse en la siguiente víctima de otra broma de los cuatro chicos, pero el destello lo alcanzó antes de que la puerta se cerrara.
(...)
Beth se encontraba esa noche en el Gran Comedor estudiando. Apoyó la cabeza en su mano en medio de un gesto cansado, olvidándo el golpe en sus nudillos y emitiendo una mueca de dolor.
—Beth. —Dorcas se sentó a su lado ganándose miradas raras por parte del resto de ravenclaws. —¿Qué miras, Chang? ¿Se te perdió una como yo?
Rápidamente la ignoraron.
—Mmm, ¿todo bien, linda? —Beth apartó su libro de pociones para prestarle atención.
—¿Ya viste a Anderson? —rió.
Beth suspiró con rechazo.
—Ya. Probablemente esté esparciendo rumores sobre mi o cualquiera de esas cosas infantiles que hacen los idiotas cuando le rompes la cara.
—¿Qué? No. —detuvo la risa para señalar a la mesa de Slytherin. —Mira, James y los chicos le lanzaron un hechizo de verrugas. Ahora tiene las manos de un troll.
Beth siguió la mirada de Dorcas reparando en que Anderson era el centro de burlas de su casa. Todos apuntaban sus manos y lo llamaban —muy creativamente (sarcasmo)— "Andy el manos de troll".
Beth miró su propia mano y luego buscó a James. En la mesa de Gryffindor, un pequeño grupo se reunía alrededor de los merodeadores riendo y felicitándolos por la broma. Al parecer, James sintió la mirada de Beth. Porque dejó de reírse del comentario de Marlene para encontrarla. Sus miradas conectaron, un estallido de mariposas despertó en Beth, un sentimiento conocido hizo sonreír a James. Tragó saliva, nervioso, tal vez lo estaba logrando. Tal vez podía lograr que su Beth volviera a verlo como antes del accidente en clase de Defensa contra las Artes Oscuras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro