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01 . HAPPY EVER AFTER


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You got that James Dean daydream look in your eye
And I got that red lip, classic thing that you like
And when we go crashing down, we come back every time
'Cause we never go out of style



















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01. FELICES PARA SIEMPRE

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  JAMES POTTER ENTRÓ EN EL GRAN COMEDOR con varios gryffindors coreando su nombre. Entre la escandalosa multitud por supuesto que no faltaban Sirius y Petter. Remus hizo una mueca desde su asiento en la mesa ignorando que aquella estampida desbordante de emoción por el primer partido de quidditch de la temporada se acercaba hasta su pequeño rincón en la mesa.

Remus giró la cabeza, buscando a Beth Bromwin en la mesa de Ravenclaw. Cuando sus ojos encontraron a la chica aticuló palabras de Ayuda, lamentablemente Beth lo ignoró. En su defensa aún no acababa su té mañanero y necesitaba toneladas de paciencia para lidiar con James tan temprano.

Remus frunció el ceño y dejó de enviar señales de humo. Su amiga y alíada no lo ayudaría esta vez, solo restaba soportar la eufória por el deporte de sus amigos.

Un suplicio.

Entonces, algo golpeó con fuerza justo a su lado.

Willa Lynch, la capitana del equipo de quidditch de gryffindor se subió a uno de los asientos mientras el equipo y sus fanáticos se reunieron a su alrededor.

Estaban más que emocionados por aquel juego.

La temporada anterior perdieron por poca diferencia contra Slytherin, esta vez, Willa había diseñado un plan perfecto para ganar buena ventaja desde los primeros partidos de la competencia.

—James. —dijo, mirando con desdén al mencionado. —Nunca te pido nada así que más te vale que no me arrepienta de esto.

—Sí, señora.

Ya empezaba mal. Willa lo miró de solsayo e ignoró el tono militar de su buscador.

—Quiero que memorices todo lo que te dije ayer en el entrenamiento, ¿Bien? Y más les vale a todos ustedes dar lo mejor de sí en el juego de hoy. —la castaña echó con delicadeza su melena hacia atrás y se tronó los dedos. —Hoy ganamos ese partido.

Hubo un barullo por parte del equipo, una ola de emoción que asustó a Remus. El pobre solo intentaba terminar su desayuno.

Beth observó todo desde su lugar en la mesa. Se excusó con sus amigas y se levantó una vez que terminó su té, dejando la tacita de porcelana vacía atrás.

—¿Contra quién juegan hoy? —preguntó acercándose a su novio.

Beth y James eran la pareja perfecta. Todos adivinaron que estaban enamorados mucho antes que ellos y por eso, a buena parte del castillo les emocionaba que finalmente estuvieran juntos. Años y años de odiarse mutuamente. Las primeras impresiones no fueron muy convenientes. En su primer año, James cortó accidentalmente la coleta de Beth. La niña presumida de Ravenclaw cuidaba con su vida su cabellera hasta que aquel odioso niño malcriado de Gryffindor se la arruinó. Eran solo niños, claro. Pero ese incidente desencadenó años y años de bromas y odio mutuo.

Beth y James se aborrecían tanto que, a finales del último verano no tuvieron más remedio que darse cuenta de que, en realidad el odio puede transformarse en amor con la facilidad con la que cambian las estaciones. La línea que separa ambos sentimientos es tan delgada e inexistente que ellos la quebraron.

Y ahora, la perfecta y para nada obsesionada con su imágen Beth y el bromista número uno de Gryffindor estaban empalagosamente enamorados.

—Huffelpuff. —contestó Willa. —Sirius, James más les vale desayunar bien. No quiero desmayos en el campo.

—No nos va...— Willa chistó a Sirius sin dejarlo terminar.

—La otra vez James se desmayó por no desayunar.

Beth miró a James pero este agachó la cabeza murmurando cosas sobre que Willa exageraba.

—¡Buen día! —Lily llegó entre saltitos y sonrisas entusiasmadas. La pelirroja sostenía banderas de la casa de los leones y un hipogrifo pintado sobre la mejilla. —¿Cómo amanecieron mis jugadores estrella?

—Más les vale que bien. —Willa los miró por última vez antes de irse.

—Sí, señora. —repitió James cuando la chica les dió la espalda. A decir verdad, Willa le daba un poco de miedo a veces por eso nunca bromeaba mucho con ella.

Lily soltó una risita.

—Capitana dura.

—Siempre. —suspiró Sirius. —Pero Willa es la mejor.

Beth obligó a James a sentarse mientras Sirius seguía hablando.

—¿Iran a vernos, no? ¿Beth, Remus... Lily?

—Que remedio. —balbuceó Remus desplegando su periódico de El Profeta.

—Sí. —Lily sonrió una vez más.

El resto de las miradas apuntaron a Beth. La susodicha entrelazó su mano con la de James. Estaba muy emocionado, no solo por el juego. Era el primer partido en el que Beth lo vería jugar sin desear que un rayo lo alcanzara mientras iba sobre su escoba.

—¿Beth? —James la llamó, su chica se distrajo preparándole té.

—¿Mmh?

—¿Irás a verme hoy al juego?

—Claro. —la Ravenclaw le extendió la taza con el té. James la tomó dándose cuenta de que su novia estaba obsesionada con hacer que todo el mundo tomara té.—Tengo clases de Defensa primero pero me las arreglaré para llegar a tiempo.

—Remus y yo te guardaremos un lugar. —le aseguró Lily.

—¿En serio? —James frunció el ceño. Para Beth, solo había algo más importante que verse perfecta todo el tiempo, sus clases.

—Te lo prometo.

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