Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 1

EL HOMBRE
DE SUS SUEÑOS.

━━━━━━━━━

ACTO UNO.

     Sus dedos presionan las teclas con familiaridad; cuando logra hacer pausas, ella bebe sorbos de su té de jengibre y canela. A veces sonríe, hasta que su garganta libera una risa cuando un gif de Steve Carrell gritando «no», hace que su mañana mejore con creces. Esta imagen la subió Yeo Seo, una de sus compañeras y mejores amigas, porque ella creyó que es jueves por eso, todos empiezan a decirle que de hecho: es viernes.

     En ese servidor de Discord, hay contactos importantes de la Editorial Selene. Han creado un equipo de editores para estar comunicados entre sí, ya que cada uno cumple una función distinta aunque parezcan tener el mismo nombre. Es muy útil cuando necesitan acortar decisiones sobre la publicación y marketing de un libro, e incluso hablar sobre las fechas de entrega o los proyectos pendientes.

     Seul Bi se encarga de hablar con los autores y trabajar con ellos codo a codo, dedicada también a buscar escritos originales del género suspenso, terror y policial. Es lo que más está inclinada a leer en esos últimos meses. Consiguió finalmente convencer al señor Bak, tendrá un contrato con aquel que considera un próximo éxito. Pero la charla en el servidor comienza a inclinarse e hiperventilar sobre el libro más reciente de la editorial: «Milk with Cookies», escrita por un autor o autora que hace uso de un seudónimo bastante peculiar. La editorial en el contrato, acepta darle protección de identidad, y nadie a excepción de su jefe, lo conocen.

     Su amiga Yeon Seo es quien desde hace un mes le está hablando sobre el «hombre de sus sueños». El personaje se llama Mister K. Aún desconocen su nombre real, pero seguro que en la secuela se revela. O en las siguientes. Tal vez nunca, porque beneficia jugar con el misterio y lo exprime. Es la sensación de que es un mago a punto de acabar un número de ilusión, alguien que hechiza a las mujeres como un galán de serie y nadie puede evitar suspirar. Suena como si fuera un agente especial secreto, solo que... No es una trama similar. Tampoco le interesa, nunca le han gustado ese tipo de tramas donde se babee por un romance irreal.

     Hablan tanto de los personajes de este libro en las redes, que parece que ya se conoce toda la trama. Lo que causa furor en esta ola de fanáticas por dicho ser ficticio, son las escenas eróticas y románticas con la protagonista. Lo tratan como el ser perfecto. El hombre que a la literatura le está faltando. Y no hay momento dónde no vea frases en los estados de Instagram de sus seguidores, otras lectoras, o compartan chistes en sus grupos de chat al respecto. Es a fin de cuentas, un libro para lectoras femeninas, y en ese caso, se cree que la identidad de quien lo escribió es lo más probable, una mujer. En realidad nadie sabe, pero por ser una historia escandalosa, a lo mejor creyó que iba a generar unas graves críticas a consciencia de lo que había hecho.

    ¿Y si le desprecia su trabajo? ¿Y si dicha popularidad es la que en primer lugar, ha hecho que evitara la imagen pública? Es hilarante leer como pelean entre sí, eso cada vez que surge una crítica de los que están en contra de ese libro y la defienden. Es hilarante.

    Aprovecha la animada charla para terminar de beber su té, colocándose el abrigo encima. Busca su cartera, guardando sus llaves y el teléfono, donde este no deja de vibrar porque tiene la aplicación de Discord instalada. Lo ignora en lo que va bajando de su departamento alquilado, todas sus cuentas están pagadas en fecha. Apresura su andar, ingresando al elevador y cuando las puertas van a cerrar, ella lo detiene al ver a una de sus vecinas asomar con bolsas de basura, con un pequeño niño al que lleva consigo una camiseta de Spiderman.

    —Buenos días, señora Park. ¿Qué tal está? —pregunta amable.

     Da una pequeña reverencia y una sonrisa impoluta, casi forzada porque el niño tiene la mirada fija en sus propios zapatos. La pone nerviosa porque no quiere hacer algo erróneo tras enterarse -por accidente- que es un niño autista. Así que no sabe lidiar con ese término, es la primera vez que se topa con alguien así. Seúl es pequeña pero grande. Aún no está familiarizada con algunos temas por ignorancia, o porque pocas veces se habla de ello. Cree que si los demás vecinos del edificio se enteran sobre su hijo, sería peor para la señora Park. No tienen piedad por los defectos y no dejarían a sus hijos solos con ese niño. Además, parece cansada, por eso la mujer devuelve su saludo de manera tardía.

    —Buenos días, señorita Cho —musita con cierto cuidado en su tono_. Pues me encuentro algo agotada, estuve toda la noche en vela. Mi esposo no ha llegado todavía y no sé que haré si no regresa. No tengo a quien dejarle al pequeño Min Kyu.

    —Espero que pueda llegar —dice discreta cuando el número de piso va cambiando en el tablero—. ¿No logra ponerse en contacto con él?

    —En lo absoluto.

    La señora Park acompaña su resignación con un suspiro. Ella cambia el peso de la bolsa hacia su otra mano, esto para que sus dedos no resientan la presión.

     Entonces añade:
    —Está obsesionado con el caso más reciente. Ya sabe, ese que dan por la televisión hace una semana. A veces ruego que no se olvide de sus comidas, o por lo menos no se olvide en cambiar sus calcetines.

     Sus palabras hacen que su pecho se forme una pequeña bola, tiene mucho sentido cuando alguien está enfrascado en su trabajo y siente que es su vocación, o tiene una fuerte responsabilidad ética. Ella puede entenderlo cuando piensa en su propia madre, la primera en querer salir adelante y emprender junto a su padre. De seguro la llamará más tarde, ya que está sucediéndole lo mismo con su puesto en la editorial y hasta resulta una señal de que debe recordar a sus más allegados. Su mente piensa en sus metas. Razón del porqué entiende que el señor Park debe cargar con el mismo pensamiento. Después de todo, su cargo es más importante y honroso.

     «Un libro también salva vidas», reflexiona de repente.

     —Veo que se preocupa y lo quiere No dudo que vaya a regesar pronto.

     Cuando piensa añadir algo más, las puertas se abren ante ellos. La despedida es breve entre cortesías naturales, pequeñas reverencias y cada una ofrece una sonrisa diminuta. Sus palabras son un deseo auténtico y se alegra haber hecho lo mínimo, también es cierto que no puede hacer mucho ni hablar sin conocer la realidad de la señora Park. En cuanto al niño, cree que ya es difícil y siquiera lo ha escuchado decir una palabra, él ha estado allí parado, sin dejar de verse inexpresivo.

     Se dirige hacia el estacionamiento mientras, saca las llaves de su vehículo de tonalidad gris. Se enciende cuando aprieta el botón de la alarma y se introduce de manera inmediata, dejando su bolso en el asiento del copiloto. Lo ha comprado hace cinco años atrás, así que es el mejor lujo que tiene y disfruta. Excepto cuando hay atascos de tráfico, pero en esos momentos los aprecia. Siempre puede echarle la culpa al círculo vicioso de los embotellamientos tan comunes de la ciudad. Entonces, ¿por qué su jefe se enojaría por una situación en la que a cualquiera se le escapa de las manos?


ACTO DOS.

     Editorial Selene es un sitio ideal para los amantes del «detrás de bambalinas» de un libro. Hay una fragancia a café de máquina que en las mañanas la deleita al llegar. Juega con sus sentidos. Escucha ritmo de teclados al atravesar el largo vestíbulo, esas que conduce a las oficinas. Las paredes ocupan estanterías de libros, son considerados reliquias ya que, se traran de las primeros ediciones de los escritores que han firmado un contrato tras la fundación de Selene.

     Se volvieron aclamados y reconcidos. Uno está en un listado de las mejores a nivel mundial. También cuelgan cuadros que representan las portadas de los libros más vendidos, es un lugar de reconocimiento, tal como el «Paseo de la Fama» en Los Ángeles. Entre ellos, destaca «Milk with Cookies», escrito por Yong Myeong. Dicho dicho libro lo consideran el héroe del año dentro de la editorial.

    No evita sentir incomodidad y ganas de escupir una vez pasar cerca de la portada enmarcada. Sencilla, sugerente y dándose toda la idea del erotismo impregnado en esas páginas. Luego ve a sus compañeros en sus típicas camisas blancas, peinados perfectamente alineados, muchos de ellos ocultan sus ojeras bajo una delgada capa de base y otros, estiran temprano, ya que van a estar sentados durante muchas horas para la redacción y corrección de estilo.

    En el trayecto a su propia oficina, Seul Bi se cruza con uno de sus colegas. Su sonrisa es amplia, con una piel que rompe los estándares de belleza de Corea. Es perfecto como para ser real, aún sin raíces de barba. ¿Qué rutina de belleza usará?, piensa ella, pues se cuida tan bien que a veces logra captar el aroma de su crema. Tiene una corbata negra a juego con su pantalón de vestir, posee un cabello negro arreglado hacia atrás. Su perfume es sutil, tan refrescante que se superpone al aroma del papel.

     Ella siempre se ve con la piel algo tostada, esa que tanto odia tener por verse poco hermosa en comparación a otras mujeres. A veces suele hacerse una pregunta: ¿Cuándo podrá tener la piel nívea y suave como las modelos que ve en los comerciales? No es que necesite preocuparse estrictamente de su imagen, pero ella se impuso que está prohibido salir sin su maquillaje o sin el rostro arreglado. No es una opción, es una obligación para ella. Y nadie puede criticar su decisión, pues es algo suyo. Se complace a sí misma, no solamente a la sociedad que con tanta vehemencia crítica lo subjetivo. Cuidarse físicamente es parte de tener una mente sana... Aunque la presión influya más de lo que quisiera admitir en voz alta. No depende pero debe encajar un poco.

    —Buenos días, compañera Cho —saluda el hombre en una reverencia, es quien se encarga de todo lo relacionado con la publicidad digital.

    —Buenos días, compañero Lee —anuncia.

    Se va acomodando un mechón de cabello, usa un moño perfectamente peinado pero es tan largo y negro que cree que también debería cortarlo. Pronto será temporada de verano. Y cuando disimula una sonrisa, todo su equipo no puede evitar ver con disimulo el encuentro, especialmente su amiga que hace guiños cómplices.

    —¿Ha desayunado? He traído un par de rosquillas rellenas para compartir en la junta.

    —Se han vuelto mis rosquillas favoritas, así que tendrá que decirme donde las compra para quitarle el puesto al compañero más amable del mes —musita ella dulcemente.

     —En la cafetería de mi tía. —Sus labios imprimen una de las más bonitas sonrisas, al menos las que ha dedicado—. Si va, seguro le hace un descuento si la escucha decir que son sus favoritas. Se lo pasaré por Kakao, ¿que le parece?

     Se sonroja de la emoción y la vergüenza. No es fácil ir a comer sin ningún prejuicio pero en su necesidad de verlo, es un desafío no caer. Sigue invitándola, así que no sabe si es amabilidad o interés. No quiere confundirse tan pronto.

     Aunque puede decir con certeza que ama sus caderas, esas que exceden los centímetros de una coreana promedio. Se creyó gorda en sus momentos m1w vulnerables, por eso muchos hombres la han rechazado. Y eso la hace pensar que su compañero es diferente a los que conoció.

     Ryan Lee es el compañero más solidario y gentil que conoce, roba la atención de todos en la oficina. Es empático, carismático, y nunca faltan las risas con él en los momentos densos y difíciles. Para ella es todo un caballero, ya que su soltería hace que observe las mejores cualidades en los hombres. También es que le hace falta encontrar a alguien en su día a día, que cumpla ciertas condiciones, y mucho más si necesita apurarse en encontrar una pareja para dejar de sentirse tan sola. Y no porque alguien la obliga, es que en verdad quiere compañía -ya han pasado años sin una-. Pasarla bien. Retomar una relación, complicarse la existencia con otro ser humano y dejar de enfrascarse en sí misma. Y Ryan es atractivo, no como un actor de sus series favoritas. Es exótico, tiene su encanto. Probablemente porque nació en California; por lo que a veces sorprende con una forma de hablar que sobrepasa a los mismos coreanos. Debe de ser su talento para la literatura, también, citando de vez en cuando en momentos impredecibles.

     Pronto la burbuja de intercambio se rompe. La realidad llega cuando la voz del supervisor los recibe a todos con un «buenos días», invitándolos a la reunión prevista, la misma no debe postergarse. Siempre hay de esas sin falta, por lo que todos comienzan a movilizarse hacia la sala de conferencias. En la mesa principal, alargada que permite la capacidad para todo el departamento, hay botellas de agua, primordiales para saciar la boca. Son charlas largas de una hora, con el ejercicio mental de proponer algo nuevo o enunciar una idea que fuera aceptable en cuánto a cambios ligeros. Aunque también ayudan a tragar el nerviosismo.

     La sala de conferencias es cálida y elegante cuando ingresa el grupo. Todos ocupan sus respectivos lugares, mientras que se prepara el pizarrón para hablar mejor de los puntos. Eso a veces le recuerda a cuando ella iba a clases, lastimosamente, allí nadie le da notas ni felicitan a menudo su trabajo, pero sabe cuánto vale como para encabezar siempre los proyectos de misterio.

    Todos son buenos.

     Entonces Dokgo Bon Hwa, el Jefe en Editor, se presenta en la cabecera de la mesa. Prestan su atención, ya que es imposible no notarlo en su traje gris y esa hermosura diabólica por hipnotizar a muchos. Es el hijo del dueño de la Editorial Selene y sin embargo, nadie puede evitar admirarle por lo que hace por los empleados, también por los escritores al no censurar sus ideas. Por elevar el ánimo y ser un líder con energía. Trabajar allí, sin duda es un sorbo fresco aún si las reuniones terminan cansando, ya que no siempre están de acuerdo.

    —Antes que nada, quiero expresar mi agradecimiento por siempre asistir a la reunión —dice primero Bon Hwa—. No quiero irme por las ramas, pero con mucha emoción, les cuento que tengo en mis manos el manuscrito de la segunda parte del libro «Milk with Cookies».

      Los editores, meticulosos en su enfoque, miran con atención el manuscrito proporcionado por el autor anónimo, todos se ven ansiosos por compartir sus ideas alrededor de una mesa rectangular. Hay dudas, emoción, pero sobre todo, quieren aportar su pequeño grano a ese éxito nacional pese a que esa historia era deliciosamente prohibida para algunos conservadores.

    —Señorita Cho, quiero que sea usted la que reemplace a la señora Jung. Ella entrará en su licencia de maternidad mañana... Y sé lo que estoy pidiendo, es complicado porque la sacaré de sus géneros habituales, solo que estoy seguro de que va a gustarle esta parte. Contendrá suspenso y misterio; pero es la mejor de nosotros para esa misión. Confiamos en usted.

    Su corazón se aceleró por el subidón de autoestima. Todos aplaudían convencidos de que ella debía hacerlo. ¿Suspenso en una novela puramente erótica y romántica? No es quién para criticar pero claro, es un cambio abrupto en el ritmo de narración, ¿o será porque ella no sabe de que va el argumento? Eso tendrá que leerlo y juzgarlo. Tendría que ponerse al día, aunque debe sí o sí leer la primera parte. ¡Qué horror!

    —Imagino que ya la leyó, ¿no?

    Las miradas la apuntan, siente un ardor en el rostro porque no quiere admitir que no, no la leyó. Asiente como si supiera que en efecto, no quiere perder la oportunidad de ver porque hay tanto revuelo con aquel libro. Por eso, sonríe, intenta mantener la calma y su Jefe asiente totalmente orgulloso por aquella apretada -e incómoda- respuesta, tampoco es que parece molestarle que no lo haya hecho, ya que no es como si quisiera quitarle el honor.

    ¡Y vaya honor!

    Entonces comienza una lluvia de ideas sobre el rostro del libro. Algunos sugieren portadas que reflejaran la dulzura de la historia, mientras que otros prefieren algo más audaz y contemporáneo que no haga perder la esencia de la primera parte mientras que convenza no solo a ellos, sino también a quien escribió la historia. La conversación fluye con entusiasmo, las risas llenan la sala a medida que comparten anécdotas o discuten las escenas más memorables del libro. Intentan hablar sobre la trama del segundo, aún si no está terminado porque falta un capítulo antes de llegar al final. Eso no será un problema.

    Seul Bi agradece que el equipo tenga personas apasionadas por la literatura, comprometidas con llevar la obra a un público joven, no solo a mujeres que suspiran por un personaje ficticio. Cada uno aporta su experiencia y visión para dar forma al libro de una manera que resonara con los lectores masculinos desde el género misterio. Visto desde otro ángulo, para que esos novios se interesen por los regalos que hacen a sus novias.

    Después de discutirlo y deliberar, finalmente llegaron a un consenso. La portada y el diseño interior también se convirtieron en temas de debate, donde pronto se embarcan en la tarea de seleccionar el mismo estilo de ilustración que capturó la esencia de la historia. Cuando cada uno decide regresar a las oficinas, Seul Bi apresura el paso pero su Jefe se adelanta en detenerla.

   —Quiero que hablemos en mi despacho, señorita Cho.

   Aquellas palabras le dan un vuelco a su estómago, se estremece pero no la hacen sentir menos, al contrario, imagina que hay algo importante ya que es quién debe leer el manuscrito antes que nadie, como también empezar su relación con el autor de dicha novela. Por lo que cuando ingresa a la oficina, no se apresura a sentarse. Espera la indicación pero él lo que hace es entregarle una copia de la novela en un pendrive.

    —Aquí está toda la obra para que la pueda leer. Sé que es rápida leyendo, por lo que no le impondré el tiempo. Sabemos que el capítulo final no está, así que trabajaremos con lo que tenemos.

    Sonríe satisfecha, tomando con sus dos manos el valioso pendrive como si se convirtiera en lo más sagrado que existe. Es una exageración pero el trabajo es trabajo y sería un problema volver a pedirlo.

   —También voy a pasarle el correo electrónico de Yong Myeong. Le pido únicamente que intente explicar lo más que pueda, prefiere los correos bíblicos y el anonimato es más estricto ahora que la señora Jung estará de licencia.

    Ella casi se ríe con la comparación de la Biblia siendo que el autor -de identidad aún desconocida-, es de erotismo.

    —Si, intentaré molestar lo menos posible y explicarle todo. Entiendo si no desea ver su casilla llena de mensajes. ¿Aunque por qué hablar por correo, si puedo preguntar? ¿No puedo contactar por sus redes sociales?

     —Es que te parecerá ridículo... Su usuario está hasta en la sopa del área tóxica, postea e interactúa a diario, pelea con otros autores y lectores, aunque le hayamos dicho mil veces que deje eso, pero... —Resopla—, entre lo destacable de su excentricidad, concuerdo con que es más profesional por correo.

    Acepta la idea, ¿que más da? Sea uno u otro, ninguno sabrá quien es de todos modos. Tampoco es que se va a poner a charlar sobre nada, no le importa mucho ya que quiere dejar en claro que es también una profesional. Durante el intercambio, anota el contacto directamente en su teléfono, ya que todo es más cómodo y fácil en esos tiempos.

[email protected]

    Por alguna razón, cree que debería hacer un correo detallando que será con quién va a trabajar de aquí en más. Los nervios la devoran. A lo mejor es una ilusa mujer solterona de cuarenta años, o probablemente una adolescente de veinte intentando lucrar con el deseo reprimido de muchos coreanos porque las series que hay en transmisión, no son suficientemente explícitos. Aunque no niega que los webtoons en ese aspecto, ganan más. Sí, definitivamente debió haber sido editora en comics webs. Seguro que allí podría hasta amparar una serie que luego se convirtiera en un éxito como pasó con «True Beauty» y otras tantas.

     Se retira de la oficina al dejar su reverencia. No quiere pedirle ayuda a su amiga, quién es más fan que ella, ¿y por qué no se lo pidió a Yeon Seo? No, esta guerra debe ganarla sola, entendió que a lo mejor, se enfrentará con alguien novato en el género que quiere fusionar y emprender algo nuevo para abarcar más lectores. ¡Muy bien por esos autores que se salen de su zona de confort! ¡Muy bien por esos escritores que quieren explorar géneros nuevos! Nadie les obliga a encasillarse, se puede probar hasta música o comida nueva, y los únicos responsables son ellos mismos. Siempre podemos seguir aprendiendo. Por eso, con el permiso de Bon Hwa, sale de la editorial con destino a la librería en la que pueda quedar stock del libro.

    No será su primera literatura erótica, ha leído alguna que otra en su adolescencia, un poco a escondidas. ¿Por qué siempre hay que esconderlo? Quizá sea porque es algo que pocos se atreven a comprar. Pocos se atreven a admitirlo. Y es evidente que una industria no se compara con la otra aunque, en tiempos modernos, la literatura erótica -la de mala calidad- se acerca a la pornografía.

     Lo que ella leyó, era un libro de su abuela y esta con mucha honra lo compró cuando viajó a Londres junto a su abuelo como regalo de aniversario. Ojalá siguieran existiendo hombres como él, por eso, a veces no le gustaba leer las novelas románticas. Elevaba sus expectativas con personalidades imposibles de encontrar, y ella no quiere poner tantos «peros».

    Los hombres no son como las series ni las películas. Mas, hay que admitir que ciertos valores siempre se esperan de las personas. La comunicación, el respeto y la sinceridad son cosas básicas, estipuladas para un buen vínculo.

    Tal vez sea por eso que, antes de irse corriendo a una librería, se queda a contemplar el póster de la entrada. Y casi que jura tener una cita nocturna con aquél libro, con ese personaje que sin quererlo, se convirtió en el sueño húmedo de muchas mujeres.

    ¿Será capaz de convertirse también en «el hombre de sus sueños»?

    Lo duda. Tal vez por eso se va con aire desafiante, pasando por delante de Ryan y este la admira, por como le corta el aire con su perfume.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro