Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo II

Bebe de la leche de las sirenas.

...

─ Estás muy callado, de hecho, mucho más que de costumbre. ─ La voz baja de su compañera, quizás la única cosa que lo hizo despertar de su ensoñación.

Era insual incluso para hacer que Kagura hablara en voz baja, visiblemente preocupada por Sesshomaru.

Sentados juntos en la banca frente al órgano de la capilla. Donde el maestro estaba tan distraído como un aprendiz.

─ Disculpame. Solo que... estaba pensando en un sueño, extraño de hecho, que tuve. Extraño por que no suelo recordar cosas así a la mañana siguiente.

─ ¿Ah si? ¿Qué soñaste?

─ No estoy muy seguro ahora. ─ El joven notó que tenía unos ojos de rubís curiosos mirándolo en espera al relato. Eso lo animó a continuar. ─ Sé qué era yo. Yo en un lugar... brillante. Mucha luz, todo era blanco a mi alrededor.

─ ¿Era el cielo?

─ Lo dudo. No, creo que no. Supongo que vi árboles a la alejania y escuchar el cantar de las aves. Un lugar que jamás visité. Pero, es como si lo conociera. A la vez no. Por esa razón lo encuentro extraño.

─ ...

─ Luego miré mis pies. Al final, concluí que se trataba de la nieve. Y no sentí frío. Lo cual tiene lógica, por que era un sueño. Allí, No hay calor o frío que puedas sentir, tampoco dolor. Estaba... Solo.

─ ¿Es todo?

─ Sé qué suena aburrido. De hecho, sabes bien que no hay creencia que ocupe lugar en mi cabeza. Sin embargo, esto me recuerda las veces que mi madre solía decir que los sueños tenían, de una forma u otra un significado. No tiene sentido, no le encuentro razón de ser. Es extraño.

─ Si ella lo dijo, debe ser verdad. Tu madre, solía vivir aquí por mucho tiempo, debió de aprenderlo.

─ Qué yo sepa no hay versículo en la biblia que hable de sueños y significados. Más bien, condena toda creencia pagana. Superstición, otros dioses. Lo aprendió de cualquier lugar menos este.

─ ¿Tú crees?

─ Ni siquiera creo en eso. Es ridículo. Soy un ridículo por dedicarle mi tiempo en pensar en ello.

─ Si, podrías pensar en cosas mejores, como por ejemplo, nuestra boda.

─ ...

─ ¡No te vayas! ¡Estaba jugando!

...

Las sirenas eran criaturas híbridas con cuerpo de ave y rostro de mujer que atraían a los marineros con sus hipnóticos cantos, conduciéndolos a un destino fatal.

─ ¿No eran mitad peces?

El joven se encogió de hombros al no tener respuesta a la pregunta.
Era una de esas tardes libres donde solían leer sobre mitologías del mundo, por supuesto y siempre a escondidas. Nada que una cubierta falsa de la biblia que no pudieran ocultar.

Las sirenas poseían una voz celestial que enloquecía a cualquiera que las escuchara. Muchos marineros perecieron en las aguas con tal de escuchar sus seductores cantos. ... ¿Estás prestandome atención? ─ Sesshomaru cerró el libro abruptamente, moderando su voz en medio de su molestia. ─ Hace un buen rato que me miras fijamente.

─ No, no te enojes. Solo estaba pensando en algo tonto muy tonto.

─ Ya que lo mencionas, por lo menos debes decirme.

─ Eres como... una sirena.

─ Otra vez. ¿Qué te dije yo de compararme con-?

─ ¡Ya lo sé! ─ Kagura lo interrumpió.  ─ Por eso te dije que era algo tonto. ─ Sonrió. Luego buscó contacto visual con el chico de sus sueños. ─ No cantas, pero, cuando lees... cuando hablas, es imposible no escucharte, es hipnótico. Es como si fuera magia... magia de Dios.

El chico no soportó ni un segundo más de ese discurso. Se frotó la frente mientras suspiraba. Estaba harto ya de escuchar hablar de un Dios que no existía. Y no se trataba precisamente de que no quisiera a esa niña a su lado, el choque cultural, las ideas, incluso y poco más el estilo de vida, eran muy diferentes.

¿Cómo iba a funcionar?

─ Tenemos que hablar.

─ No me gusta la form en que lo dices.

...

En algún lugar del patio trasero, donde muy poca gente transitaba a la hora de la siesta. La joven Kagura se recostó en una columna con sus manos tímidamente escondidas a sus espaldas. Jugando con sus pies, visiblemente nerviosa.

Parecía ser una niña tierna e inocente con su uniforme tan delicado y elegante, parecía sacada de la época victoriana. Sesshomaru también contaba con un uniforme a juego, como dos muñecos occidentales de aparador.

─ Para empezar, creo, no─ se corrigió ─ eres muy joven para estar pensando en el matrimonio. No debes desaprovechar la poca infancia que te queda. ─ regañó. ─ Además, ya no soportó la curiosidad. ¿De dónde sale esta supuesta necesidad de recordarme tu obsesión por casarte y precisamente conmigo?

La parte sinvergüenza de la niña se había esfumado dejando que sus mejillas se pintaran de rosa. Mirando sus pies, sin repuesta en su boca.
No era la intención de Sesshomaru espantarla, pero por otro lado, sabía que debía de darle un alto, poner unos límites a tan indeseado comportamiento, antes de que Kagura saliera lastimada por sus propias ideas.

─ Dios me lo dijo.

─ ¿Qué?

─ Bueno, no me lo dijo de decir, osea, me lo mostró. En un sueño, nosotros. Que debemos estar juntos. ─ Aquel motivo parecía ser bastante convincente para Kagura.

─ ¿Cómo? ─ Y no es que Sesshomaru preguntara de que forma, si no, que no le cabía en la cabeza y sabiendo bien que vivían en un jodido convento, a que nivel una niña podría dejarse llevar por tal ridiculez. ─ Dejame si entendí bien. ¿Estás enamorada de mi por qué crees que un Dios te dio una supuesta orden o visión sobre mi?

─ Ah, no, no, eso ya fue de mi parte mucho antes.

─ Dejame reformular la pregunta. ¿Estás tan convencida de querer casarte conmigo por qué Dios te lo ordenó? ¿Cómo puedes creer en eso?

─ ... ¿En qué voy a creer, entonces?

Buena pregunta. ¿Qué hay de la respuesta? Sesshomaru se quedó sin palabras.

Tuvo que dejarla ir sin nada mas dicho entre ellos. Y se supone que él debía de darle, y vaya ironia, un sermón al respecto de su relación. Quizás sean los cambios, el tiempo, la euforia global. De hecho, la niña tenía cierta razón.

Era una joven privilegiada que no había pasado penurias hasta perder lo último que le quedaba, como la esperanza. Tenía sentido entonces, que en medio de su santa inocencia creyera en un supuesto ser de bondad y amor.

Era muy diferente al desamparado Sesshomaru, más maduro, más despierto, más realista. Ni siquiera creía en primer lugar, mucho menos lo haría luego de haber perdido a su madre en un trágico y cruel destino.

¿Donde estuvo Dios, entonces?
¿Puede llamarse o pueden llamarlo ser de bondad y esperanza? ¿Es un plan divino o un juego tétrico de una sádica deidad?

Lo único que había aprendido fue precisamente lo contrario, a negar su supuesta existencia y que, no debía guardar nunca ninguna esperanza. Demasiado joven para conocer el resentimiento, el odio y el coraje. Distribuidos en un duelo de esgrima. O la necesidad de coronarse superior en los estudios frente a sus compañeros.

Su batalla personal contra la injusta vida poco y nada tenían que ver con la fe de Kagura. Y era, maldita sea, consciente que no debía de volcar su veneno en caso de que, haya sido solo mala suerte de su parte. Mala suerte de haber nacido.

No, no podía culpar a Kagura por ser creyente.

Quizás solo estaba siendo pesimista.

...

Kagura había estado comportándose extraño desde los últimos días. Sesshomaru no tenía idea pero estaba bien con eso. Si ella quería tomarse un tiempo y espacio, bienvenido sea.

El chico era uno de esos solitarios que sabían como lidiar con la soledad. Ideal para meditar consigo mismo. Aunque era extraño al estar acostumbrado a tener una sombra que lo seguía prácticamente a todos lados.

¿Cómo va a decirle a esa niña que... no le va bien en el papel de príncipe azul? Cuando mas bien, Sesshomaru estaba más cercano a ser el villano o como mínimo el personaje más amargado del cuento.

Por no compararse con un sapo. No era un sapo, pero tampoco el príncipe.

Kagura definitivamente merecía alguien mejor, alguien a su altura. Alguien quien pudiera compartir toda su vida a su lado. Por sobre todo, que la hiciera feliz.

Kagura había estado alejada, claramente, Sesshomaru no la había hecho feliz con sus cuestionamientos, al menos, así el joven lo interpretó.

...

Una domingo como cualquier otro. Monótono y aburrido. La mejor parte del día, literalmente cuando terminaba la misa. No sólo participaban aquellos que vivían en el convento, si no tambien todos los creyentes de la ciudad.

El joven Sesshomaru estaba listo para retirarse de hecho, hasta que notó la presencia de Kagura del otro lado de la capilla. Tan cerca como a la vez tan lejos.

Ella de mezcló entre la gente para salir a toda prisa. ¿Hacía donde?

Podría llamarlo Instinto, por alguna razón, sea cual sea, Sesshomaru sabía que debía de seguirla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro