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Capítulo 8:

[Taehyung]

Una de las cosas más difíciles en el mundo era conseguir que Jimin te perdonase después de haberle enfadado. Realmente tenía un rencor tan grande que podía pasarse un mes entero sin dirigirte la palabra simplemente por algún comentario que le hubiera sentado mal. En esta ocasión, tampoco parecía tener intención de ceder.

- Eres un exagerado –abulté los labios y me crucé de brazos, intentando probar a ser yo quien se enfadara y de esa forma asustarle un poco. No funcionó, permaneció en la misma postura, cruzado de brazos y recostado sobre la pared. Yo seguía subido en el borde de esta, observando a la pareja de humanos a lo lejos. Era algo bueno que tenían las azoteas o tejados, el poder espiar a los demás sin ser visto. – Aún puedo olerle desde aquí.

- Cállate Taehyung.

- ¿Qué? Solo estoy exponiendo unos hechos. Puedo olerle, ya está, no he dicho nada más. – me balanceé en el muro, colgándome de este tan solo con mis pies, y seguidamente me impulsé hacia arriba, saltando que quedando en cuclillas frente a Jimin, quien bufó y cerró los ojos. – No te enfades, venga~

- Me enfadas tú con esas cosas que haces.

- ¡Pero si no he hecho nada! –exclamé indignado. Él abrió un ojo, juzgándome solo con él, y cuando suspiré cediendo, él volvió a cerrarlo. – Tan solo le dije que me gustaba como olía. Ya los has oído, hasta resulté adorable.

- Ambos sabemos que no te referías al suavizante del jersey.

- Ellos no lo saben.

- Y te aseguro que si lo supieran, no les parecerías tan adorable como tú dices –en ese momento sonó la lavadora, anunciando que el secado acababa de terminar. Sonreí y corrí al borde de la azotea nuevamente, soltando un alegre "ya voy yo" antes de saltar. Cuando me encontraba en el suelo, escuché otro golpe seco a mi espalda. Rodé los ojos y entré de mala gana en la lavandería, sosteniendo la puerta a mi hermano. – Mejor te acompaño yo.

- ¿No confías en mí? –me quejé al tiempo que sacaba la prenda rosa de la lavadora. Acerqué mi nariz a ella, pero efectivamente no olía tan bien como el otro chico. Ni a él, ni a lavanda. – Toma –se la lancé a Jimin antes de echar a correr hacia la salida, quien la cogió al vuelo. Una vez en la calle, volví a girarme y encontrarlo pegado a mi espalda. – ¿No piensas alejarte?

- Ni un centímetro.

- ¡Oh, vamos, no voy a hacer nada! –hinché las mejillas con indignación, aguantando esa faceta durante varios segundos en los que Jimin estuvo mirándome con total seriedad. Finalmente no pude contenerme más y terminé estallando en risas. – ¿Cómo lo supiste? – Él suspiró y echó a andar, obligándome a seguirle el paso.

- Casi te le lanzas encima delante de todo el mundo.

- Solo le olí un poco –inspiré hondo, recordando su aroma, y sonreí al tiempo que me colgaba sobre la espalda de Jimin. No se quejó, por lo que no me bajé de él. Supongo que agradecía tenerme de esa forma, así se afianzaba de que no echaría a correr en algún despiste suyo hacia la casa de aquel chico que tanto me había gustado. – ¿Te enfadarías mucho si le doy un mordisquito? –Jimin bufó y yo me arrimé a su mejilla, rodeándole el cuello con los brazos. – ¿Uno pequeño pequeñito?

- No vas a comerte a un compañero de mi clase, Taehyung.

- Solo sería un bocado, no hay porque llegar a esos extremos, podría controlarme, te lo prometo.

- No podrías.

- ¡Si podría! –odiaba cuando me echaban en cara mi falta de autocontrol. Cierto que me costaba detenerme más que a nadie, pero eso no era excusa suficiente para sacarme de cualquier caza o situación arriesgada. – Además, tú no eres quien para darme órdenes.

Nada más terminar mi frase, detuvo abruptamente sus pasos, haciéndome balancear sobre su espalda. Tragué saliva, temiendo haberle enfadado más de lo normal. Jimin era mi favorito de todos, no me gustaba cuando se pasaba días sin hablarme. Además, cada vez se volvía más inmune a mis pucheros, y eso era mi mayor arma.

- Haz algo y te prometo que le diré a Jin que manchaste su suéter favorito con sangre de borracho.

- No te atreverías –murmuré inclinándome hacia delante para observar su rostro, y solo me hizo falta eso para afianzarme de que realmente lo haría. Jimin haría eso y más. – Eres cruel.

- Taehyung, hablo en serio. No quiero problemas con la gente de mis círculos. Todos prometisteis no meteros con las personas de mi entorno.

- Pero yo no hablo de bebérmelo entero, solo sería una probada... ni siquiera lo recordaría... al día siguiente se despertaría como si nada... venga... – Justo en ese momento escuchamos el autobús a lo lejos. Seguramente se dirigía a la parada en la que estaban los dos humanos. Miré a Jimin con una sonrisa y él tensó la mandíbula. – ¿Eso es un sí?

- Ya me has oído. Ni se te ocurra. A ninguno.

Rodé los ojos y me bajé con molestia de su espalda, pateando en ese momento una lata y lanzándola al final de toda la calle. Odiaba cuando adoptaba ese comportamiento conmigo, como si fuera superior. ¡Por favor, tan solo me sacaba unos meses de edad, y a los dos nos convirtieron al mismo tiempo! Simplemente se creía mejor que nosotros por no querer alimentarse de humanos. Era estúpido.

Yo no odiaba a los humanos como Hwasa, o les consideraba solo comida y entretenimiento sexual como Jin. A mí realmente me gustaban, eran graciosos. Podía pasarme horas en lo alto de un edificio escuchando sus insustanciales conversaciones, sus quejas o sus chistes. Todo en ellos me resultaba divertido, pero no por eso iba a dejar de tomar su sangre. Su sangre estaba rica y a mí me gustaba, realmente no veía el problema, había muchos de ellos en el mundo. No iban a extinguirse por matar a unos cuantos.

- No es cuestión de si se extinguen o no, Taehyung, tiene que ver más con empatizar con ellos. – Yoongi cerró el libro que estaba leyendo y levantó la vista hacia mí, quien se había recostado en su cama con las piernas cruzadas, esperando consejo. Ya lo habría probado con otros antes nada más llegar a casa, pero Jiho y los demás se habían ido a jugar al baloncesto y Jin estaba en la ducha, por lo que Yoongi era mi única opción. – ¿Te comerías a Yukwon? –siguió explicando, a lo que yo negué de inmediato.

- Claro que no, es mi amigo.

- Pues ahí lo tienes –volvió a agarra el libro, abriéndolo por la mitad, seguramente la página en la que se había quedado antes, y me empujó ligeramente con su pie. – Ahora vete y deja de molestar.

- Pero hyuuuung –siempre usaba ese formalismo para conseguir algo. Abulté mi labio inferior y me coloqué encima de él colando mi cabeza por debajo del libro y quedando entre medias ambos. – Sigo sin entenderlo...

- No es tan complicado, Taehyung. Es obvio que Jimin no quiera que te comas a sus compañeros de clase, los ve como tú a Yukwon, o algo similar.

- Pero ellos no son vampiros, son comida. No es lo mismo.

- Esa es tú opinión, pero algunos no la compartimos –respondió de inmediato, dándose por vencido y dejando nuevamente el libro sobre el colchón. Lo aparté de su alcance, por si acaso cambiaba de opinión, y me senté sobre sus piernas, aprovechando que parecía más por la labor a seguir hablando. Este tipo de situaciones no solían darse muy a menudo, no con Yoongi al menos.

Otra de las razones por las cuales había sido buena idea recurrir a él para hablar de este tema, era porque tampoco bebía sangre de humano, aunque al contrario que Jimin, no lo hacía de ningún humano. Tan solo se alimentaba de animales. A mi parecer era asqueroso, yo lo había probado y no tenía ni punto de comparación en el sabor, pero a él no parecía importarle.

- ¿Cuál es vuestra opinión?

- Mi opinión es que deberías dejarme en paz –volví a poner un puchero y él suspiró, desistiendo a quitarme de encima. Entre que Yoongi era perezoso y tenía poca fuerza, era fácil manejarle. – A ver, dime algún humano que te guste mucho, y no hablo como comida, sino que te guste su forma de ser.

- ¡La protagonista del drama que vi ayer!

- Eso no era un drama, era una serie de dibujos... bueno, me vale igual. –asentí y me preparé para lo siguiente. Hacía mucho tiempo que no me sentía de esta forma, como si estuviera en una clase. – ¿Te comerías a esa chica?

- ¿Si fuera humana? –asintió y yo negué inmediatamente. – ¡Claro que no! Te acabo de decir que me gusta mucho. Siempre se pone a cantar al final de cada capítulo, y es la mejor de toda la serie usando la espad-

- Taehyung, ahí lo tienes.

- ¿Lo tengo? –ladeé a cabeza confundido, sin lograr entender sus palabras. – ¿El qué tengo?

- La explicación. No te comerías a esa chica porque te gusta, te cae bien, la ves como un igual y empatizas con ella. Eso le ocurre a Jimin con todos los humanos, que los considera iguales, no comida.

- Pero son inferiores.

- Son diferentes –fruncí el ceño, intentando comprender sus explicaciones, pero a pesar de todos mis esfuerzos, seguía sin llegar a cambiar mi opinión. Los humanos eran débiles, frágiles, incluso su apariencia era peor en comparación a la nuestra. Eso les hacía inferiores, y por ello no debería sentir remordimientos al comérmelos.

- Sigo sin entenderlo, hyung. Creo que Jimin es un exagerado y ya.

- Y yo creo que me estoy cansando de escucharte –asentí y me puse en pie, dando un pequeño salto en la cama, para rebotar en ella y terminar en el suelo. Me giré hacia Yoongi esperando una felicitación por mi parte, pero ya estaba nuevamente enterrado en su libro. Rodé los ojos y agarré el pomo. – Cierra la puerta al salir –ordenó con voz neutra.

Bufé pero seguí sus indicaciones, quedándome seguidamente quieto frente a la puerta sin saber muy bien que hacer. No había nadie a excepción de Yoongi, quien ya se había cansado de mí, Jimin, quien ya se había cansado de mí mucho antes, y Jin, quien estaba en la ducha y ya se había cansado de que me colara en el baño cuando él estaba dentro.

Supongo que era un buen momento para ponerme a reflexionar sobre las palabras del primero, para ponerme a ver sus puntos de vista en intentar comprenderlo. Quizás habría sido el momento perfecto para entender a Jimin.

Pero entonces en ese momento escuché la puerta principal abrirse y bajé corriendo las escaleras en busca de los recién llegados, olvidando cualquier tema pasado al instante y centrándome en molestar a Yukwon por haber perdido la partida de baloncesto. Justo en ese instante también apareció Jin envuelto en su albornoz rosa para regañar a los demás por las horas que eran. Yo ignoré la charla y me acerqué a él, aspirando el leve aroma que desprendía.

- ¿Qué haces, Taehyung? –murmuró extrañado. Negué y me aparté de inmediato, sonriendo inocentemente.

- Nada. Tan solo que hueles muy bien, hyung.

Fue a agradecérmelo, pero no estuve ahí para oírlo. Nada más sentir aquel aroma a lavanda decidí marcharme a mi habitación y ponerme a pensar en otra cosa, cualquier detalle que me distrajera de aquel chico al cual no podía acercarme por órdenes directas de mi hermano.

Realmente deseaba entender las palabras de Yoongi, porque en el caso contrario, no tardaría en olvidarme de Jimin e incumplir sus órdenes sin ningún tipo de remordimiento.

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Voy a dejar unos gifs de las ships en Mamamoo porque me hace toda la ilusión. 

Wheein y Hwasa

Moonbyul y Yongsun 

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