Capítulo 45:
[Jimin]
Llegó a segunda hora con Taehyung pegado a su culo hasta la entrada del colegio. Literalmente. Las piernas del castaño le rodeaban la cintura y todo su cuerpo se cargaba a la espalda del humano. A pesar de que llamar la atención era lo que menos les convenía a ambos, mi hermano no parecía terminar de entenderlo.
- Es peligroso que Taehyung venga al colegio –declaré acercándome a su mesa. Era consciente de que todo el mundo nos miraba, seguro que sorprendidos por el hecho de que yo estuviera hablando con alguien. Por suerte, solo necesité una mirada para que se alejaran un par de pasos y fingieran volver a sus asuntos. Miré de nuevo a Hoseok, quien se dedicaba a sacar sus libros con indiferencia. – ¿Me has escuchado?
- No es peligroso. Taehyung puede controlarse de la misma forma en la que tú lo haces.
- No puede –refuté con seriedad. No era mi intención sonar brusco, pero era una verdad tan absoluta que me molestaba hasta escuchar lo contrario. – Deja de actuar como si le conocieras más que yo. Más que todos nosotros. – Hoseok alzó la vista desafiante, más seguía sin decir nada, con el libro de economía entre sus manos. – Si existen normas, es por algo.
- Quizás ese algo es que le subestimáis.
- Quizás ese algo son las ocho veces anteriores que tuvimos que mudarnos.
- Doce veces en cientos de años no son tantas –inconscientemente miré a mi alrededor por si alguien lo había escuchado. Era una tontería, nadie relacionaría siquiera esas palabras con su verdadero significado, pero aun así me agobiaba pensar que pudiera perder la poca normalidad que me quedaba en cualquier despiste, por pequeño que fuera. Cuando miré de nuevo a Hoseok, estaba sonriendo, burlándose de mí. Tensé la mandíbula y clavé las uñas en la mesa para mantener a raya mi frustración.
- Doce son las veces en las que Taehyung ha sido el responsable. – me irritaba la firmeza que tenía para defenderle, el como se vendaba los ojos. – Vas a estropearlo todo. Vas a hacer que él lo estropee todo.
- ¡Bueno, basta ya! –dio un golpe con su libro en la mesa, llamando aún más la atención de toda la clase. Incluso había gente en la puerta, asomándose con curiosidad. – Deja de menospreciarle. Hablo en serio.
- No lo enti-
Me callé de inmediato al ver una tercera voz abriéndose paso entre la multitud. Podía notar cada centímetro que se acercaba, escuchar sus ropas rozándose a cada paso, pero sobretodo podía olerle. Carraspeé, recomponiéndome, y me alejé unos centímetros de la mesa de Hoseok antes de que el pelinegro llegara a nosotros.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué está todo el mundo mirándoos? –agaché la cabeza, sin saber muy bien que responder a Jungkook. Lo peor de todo es que me hablaba a mí, no al castaño, sino a mí. A pesar de todo, fue el humano quien tomó la palabra.
- Miran a Jimin porque es guapo, nada nuevo –lo dijo con tanta desenvoltura que hasta yo mismo estuve a punto de creerlo. Rodé los ojos y alcé de nuevo la cabeza, mirando cara a cara a Jungkook por primera vez desde que había entrado. – Por cierto –ahora ambos mirábamos a Hoseok. Parecía mucho más relajado y desenvuelto que segundos antes conmigo. –¿Qué tal todo?
- Bien –la respuesta del menor fue tan fría como su cara en ese momento. De un segundo a otro, parecía completamente molesto.
- Hacía un tiempo que no te veía, y eso que volví hace una semana. –se rió y Jungkook soltó un bufido que no pudo evitar sacarme una pequeña sonrisa. Era adorable verle siendo desagradable conmigo, más jamás habría imaginado ver lo satisfactorio que era verle siéndolo con alguien más. – Cualquier diría que me evitas.
- Ya.
Pensé que la cosa quedaría ahí, en una monosílaba como respuesta del pelinegro, pero como de equivocado me encontraba. Sin previo aviso, me agarró del brazo, y con un 'vámonos, Jimin' salió conmigo del aula, llamando aún más si era posible la atención de cada ser humano que nos rodeaba.
No rechisté en ningún momento, ni pregunté o puse alguna objeción a que hubiera comenzado a arrastrarme por el colegio. Ni siquiera abrí la boca. Me limité a seguir andando por los pasillos, intentando no frustrarme por todas las miradas que teníamos encima a cada paso, observando la espalda de Jungkook bajo una sudadera que el reglamento del uniforme de la escuela no permitía en absoluto.
- Si me estás haciendo un tour por el colegio, he de avisarte de que probablemente me lo conozca mejor que tú incluso. –declaré al rato, cuando cruzamos nuestra quinta esquina. En ese momento apenas había gente, pues el timbre de inicio de clase acababa de comenzar. Él me soltó y se detuvo en el acto.
- Perdón.
Fue lo único que dijo. Y yo me reí.
- No te rías.
Tan solo provocó que mis risas aumentaran más. Estábamos junto al aula de tecnología, el cual estaba vacío en esos momentos, por lo que no temía que un profesor nos pillase. Y si ese fuera el caso, tampoco me importaba mucho. Tenía buena labia, con un par de excusas y sonrisas conseguiría hasta que me subieran la nota media por estar en los pasillos sin permiso.
- Eres idiota.
- Y tú estás celoso como un niño pequeño –respondí con burla, aun teniendo que cubrir mi boca por pequeñas carcajadas que de vez en cuando no podía reprimir. – Pareces un perrito pidiendo atención.
Él soltó un bufido pero no dijo nada, tan solo se dirigió con enfado hasta un poyete de los ventanales y se subió a él, encogiendo las rodillas y mirando por la ventana. No sé a que miraba, porque las vistas eran realmente aburridas. Daban a la entrada del colegio, y en esos momentos estaba completamente desierta.
Esperé unos segundos hasta que decidí acercarme. Me senté en el pequeño hueco que había junto a sus pies y me quedé mirándole mientras mordía con fuerza, pero control, el interior de mi mejilla, lamentándome no tener ninguno de mis batidos en ese momento. Para mi sorpresa, Jungkook no se quejó de mi atención, tan solo permaneció quieto y tranquilo mirando a la nada.
- Nunca soy el favorito de nadie.
Lo soltó de repente, incluso sorprendiéndome a mí. Podía escuchar las pisadas acercándose, la respiración e incluso el movimiento de la sangre a distancia, pero las palabras era algo que ni siquiera con mis desarrollados sentidos podía adelantar.
- ¿Por qué ibas a querer ser el favorito de alguien que prefiere a Taehyung? –pregunté medio en broma. Por raro que sonara, lo hice con intención de que se riera, pero el ambiente no se relajó ni un poco. Su expresión era la misma.
- No es por eso. No solo es eso. Es todo. –podía notar como, al igual que yo, mordía el interior de su mejilla cuando hablaba, aunque en su caso pareciera más nerviosismo. Cuanto más le miraba, más sentía que algo se me removía dentro. – No espero que lo entiendas, para ti es diferente.
- A mí no me interesa Hoseok en absoluto, si es a lo que te refie-
- Me refiero a que tú eres especial –por primera vez, sus palabras eran buenas y no tenían ningún síntoma de sarcasmo o ironía. Se sentía extraño escucharle hablar así. – Probablemente seas el favorito de la mitad de la escuela solo con estornudar.
- ¿Tanto quieres gustar a la gente? –de nuevo ese sentimiento extraño en el pecho que me hacía querer ir directo a mi mochila y beberme todos los batidos de un trago. Era incómodo. – ¿Es por eso que estás así?
- No estoy de ninguna forma –rodó los ojos. Por primera vez su expresión cambió ligeramente. Esperó unos segundos y apartó la vista de la ventana antes de incorporarse y sentarse igual que yo, con las piernas colgando. En ese momento la vista fue directa a sus pies. – Tan solo... ah... no sé... me gustaría ser un poco menos común, ya sabes...
- ¿Menos común?
- Más como tú, sabes a lo que me refiero.
- ¿Más guapo? –me fulminó brevemente con la mirada y yo le sonreí con diversión. Y para mi suerte, volvió a rodar los ojos. Era un avance, volvía a comportarse de forma normal. – Eso es una tontería. Deberías estar cómodo contigo mismo. No eres común, eres normal, que son cosas diferentes.
- No sé cómo esperas que me tome 'normal' como un cumplido –murmuró con molestia, provocando de nuevo ligeras risas.
- Ser normal es bonito.
- Es común.
- Puede que también. Pero es bonito. No hace falta ser un espécimen rarísimo para resultar interesante. –seguía mordiendo el interior de su mejilla, y por como había aumentado el olor a sangre, casi juraría que su boca no tardaría en inundarse en ella. – Recuerda que de las personas normales, la gente también se enamora.
- Eres un cursi –terminó declarando. Pero no me molestó, porque su tono de voz, sin ninguna razón en concreto, me sonaba mucho más animado.
Me puse en pie para agacharme al instante, junto a los pies de Jungkook, mirándole desde el suelo. Le saludé agitando la mano y él esbozó una pequeña sonrisa que volvió a recordarme lo mucho que necesitaba esos batidos.
- Supongo que después de ser especial y más guapo que tú, no me importa ser cursi.
Entonces sonrió de nuevo, y yo me despedí, alegando que no podía perderme la siguiente clase, la cual en verdad llevaba dando casi cien años seguidos. Pero no mentía en lo de que tenía que irme, pues sentía como si me arañasen el alma cada vez que miraba al pelinegro y mi boca seguía vacía. Necesitaba beber.
O eso pensé, porque cuando me terminé tres de ello disimuladamente en clase, el pecho me seguía doliendo, y la sensación de extrañeza era igual de incómoda que minutos antes.
Definitivamente no tenía nada que ver con mi hambre.
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Muchas veces confundimos raro con interesante. A mí hace tiempo que me gusta ser común.
Gracias por leerme <3
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