—¿Casar? ¿Tienes novia? —interroga Mew algo sorprendido.

—Hace 2 años —responde Gulf mirando a Mew—. Me quiero o quería casar con Puifai, ella tiene 20 años y mis padres no la aprueban porque dicen que solo quiere mi dinero y muchas cosas más.

—¿Qué haces aquí si tienes una novia afuera? —interroga Mew algo molesto caminando al mar.

—Mis padres me dijeron que si paso el servicio militar sin problema, ellos aprobarían el matrimonio —responde Gulf quitando sus zapatos y calcetas para ir al lado de Mew.

—Ahora entiendo ese correo, tus padres quieren que fracases y no aprobar ese matrimonio—. Manifiesta Mew.

—Así es, pero Mew, todo lo que te dije es verdad, te vi y pusiste mi mundo de cabeza, siquiera he tenido tiempo de pensar en ella —dice Gulf poniéndose frente a Mew—. Por eso te dije que tú pesas más en mi vida, te pongo en una balanza a ti y a ella y no hay duda que tú pesas más, siento que con ella fue más acostumbramiento mientras iba en crecimiento hasta los 18 años.

—No sé qué decir Gulf —responde Mew desviando la vista—. Si tienes una novia o prometida debería tener tus sentimientos claros y no jugar a averiguar sobre su orientación sexual, si estás tomando la decisión de un matrimonio y peleando con tus padres por ella claramente eres heterosexual.

—¡No lo soy! —grita Gulf molesto—. ¡Si fuera 100% heterosexual no pensaría en ti! ¡No te pondría en una balanza y tú pesarías tanto! ¡Me levanto muy feliz, solo por verte! ¿¡Crees que eso hace un 100% heterosexual?!

Mew solo miro fijamente a Gulf y atrapó sus labios y luego los soltó y Gulf lo quedó mirando para ahora el atrapar sus labios.

—Abre tu boquita —pide Mew abriéndose paso con su lengua.

—Sí —responde Gulf levemente para llevar sus brazos al cuello de Mew y profundizar el beso.

El beso duro un par de minutos y ambos permanecían con sus ojos cerrados, sin decir nada, solo sintiendo sus respiraciones agitadas.

—¿Es mi beso igual al de ella? —pregunta Mew acariciando la mejilla de Gulf.

—No, no tienen similitud, tus labios son más cálidos —responde Gulf dejando cortos besos.

—Quiero que aclares tu mente primero Gulf y tomes una sabía decisión, no puedes estar jugando con ella —aconseja Mew—. Si quieres podemos tener una relación abierta donde yo no me pondré celoso y tú no debes ponerte celoso de lo que yo haga. Solo te ayudaré a definir tu orientación sexual.

—¿No ponerme celoso de lo que tú hagas? —pregunta Gulf algo confundido.

—Claro, soy una persona que tiene sus necesidades y puede que me arranque quién sabe a dónde, para quitar mis deseos —responde Mew—. Un beso no es igual a cubrir la necesidad sexual. Dudo que tú quieras perder tu virginidad averiguando tu orientación sexual.

—Yo… No te imagino teniendo sexo con otro o besando a otro —responde Gulf alejándose de Mew—. ¿Por qué de pronto me siento tan posesivo? ¿Por qué tendría que compartirte con otro? ¿Por qué tendríamos una relación abierta?

—Eres un chico con muchas preguntas —dice Mew riendo—. No deberías ser celoso, ya que tú tienes novia.

—Y le fui infiel hace poco —responde Gulf—. Y eso no me gusta para nada, mi mamá tenía razón, no puedo pensar en un matrimonio si aún no he vivido mi propia vida.

—¿Qué harás? —interroga Mew.

—¿Cuándo tenemos vacaciones? —pregunta Gulf.

—En 6 meses más —responde Mew—. Pero es de dos semanas, eso lo define cada regimiento, debería ser en un año más, pero yo lo doy cada 6 meses.

—En 6 meses más cortaré mi noviazgo con ella, ya fui infiel y al dudar de mi orientación sexual sé que no la podría llegar a amar —manifiesta Gulf.

—Bueno, ¿quedamos como una relación abierta? —pregunta Mew estirando su mano para sellar el trato.

—No —responde Gulf apartando la mano—. Porque si acepto eso sería como permitir que hicieras lo que quieras y yo no te voy a compartir.

—Tendrás que aceptarlo así o dejarlo como estamos porque tú en 6 meses más recién podrás definir tu situación —responde Mew—. Además, estoy solamente ayudándote a definir tu orientación sexual, no es como si yo te fuera a hacer parte de mi vida o vayamos a tener una larga relación hasta llegar a un matrimonio.

Gulf guardo silencio un momento y se dio vuelta para mirar el mar y nuevamente empezó una lucha interna.

Gulf: Ese desgraciado tiene razón, ¿por qué hablo como si fuéramos a tener un futuro juntos? ¿Por qué ya programe toda mi vida a su lado? ¡Ja! Queda muy claro que en su vida yo no encajó. Me pongo a pensar y me siento frío como un pingüino, ahora solo deseo lanzarme al mar por las tantas cosas estúpidas que le dije.

—Gulf…

—¿Podemos irnos? Estoy cansado —pide Gulf dando la vuelta.

—¿Estás seguro? —interroga Mew al ver la fría mirada de Gulf.

—Sí, quiero ir y descansar, debo también trabajar en unos documentos para el lunes, así adelanto trabajo —responde Gulf empezando a caminar.

—Yo quería que fuéramos a comer y quizás luego a beber algo —manifiesta Mew siguiéndolo.

—Ja, ¿y luego yo seré su diversión más tarde si se emborracha? Olvídelo, aquí no hay trato de averiguar nada, ya no me interesa mi sexualidad, no me interesa Puifai ni me interesa usted tampoco —responde Gulf pasando de largo el auto.

—El auto está aquí —dice Mew apuntando.

—No soy tonto, pero quiero caminar, váyase a comer y beber —responde Gulf—. Hoy voy a caminar.

—Gulf, en auto mínimo son 1 hora al regimiento, si camina llega mínimo en 2 a 3 horas y sin contar que le puede pasar algo en el camino —manifiesta Mew abriendo el auto—. Deje de ser infantil y suba, lo dejo y me voy.

—Créame que esas 2 o 3 horas me harán bien, solo váyase —responde Gulf limpiando sus pies para colocar sus calcetas y zapatos.

—¿Qué paso para que actúes así? —interroga Mew al acercarse—. ¿Es por mis dichos?

—Nada de eso, lo pensé y lo reflexioné bien y el lunes presentó mi carta de renuncia —responde Gulf—. Estoy seguro de que no quiero estar con Puifai y no tiene sentido seguir en el servicio militar.

—A no ser que tenga una fractura o le hagan bullying o sea una enfermedad de gravedad, no se puede ir del regimiento —le hace saber Mew—. Usted firmó una carta de compromiso y si no cumple tendrá 3 años de prisión.

—Que lo vean mis abogados —responde Gulf—. Aunque prefiero ahora estar en la cárcel.

Gulf solo miro a Mew y emprendió su camino por la carretera, siendo seguido por Mew en el auto.

—Ya sube, con lo delgado que estás hora si desapareces —bromea Mew.

—Solo vete, realmente quiero caminar —responde Gulf.

—Eres terrible de verdad —frena bruscamente Mew y baja de su auto para tomar a Gulf como un costal de papas y ponerlo dentro del auto.

—¡No quería ir con usted! —regaña Gulf.

—¡Pero irás! —responde Mew molestó—. ¡Detesto a los chicos infantiles, además me atrasó yo con mi salida, he estado unos días atrapado con un montón de nenes y ahora que puedo salir tengo que lidiar contigo!

—No sabes cuánto te estoy odiando Mew —responde Gulf girándose en su asiento.

—El odio es mutuo —responde Mew subiendo a su lugar y encender el motor para volver al regimiento.

Ambos iban callados y ninguno pronunció ninguna palabra en el camino.

1 hora después.

—Llegamos. Bájate —dice Mew.

—Gracias —responde Gulf soltando su cinturón.

—No sé qué tanto te molesto para que actuaras así —manifiesta Mew—. Pero debes entender que todo lo que te dije es verdad, no te pongas presión creyendo que yo te podría hacer parte de mi vida o que vamos a pensar en un matrimonio a futuro. Aún está en pie la propuesta si quieres describir tu sexualidad 100% de forma liberal.

—Créeme que ya no me interesa —responde Gulf—. Tampoco tiene suerte en que lo haría mi esposo. Soy muy joven para pensar en eso de tener un matrimonio.

—Ja, ¿ahora es muy joven? Después que peleó con sus padres por esa tal Puifai y entró aquí para tratar de aprobar algo que sus padres estoy seguro no van a aprobar jamás —responde Mew seriamente—. Puede que apruebe el servicio militar y sus padres le permitan un matrimonio, pero luego verá que todo es un error cuando se sienta solo sin el apoyo o cariño de ellos y esa niña solo quería de usted el dinero y no la vea en todo el día y solo vea bolsas y bolsas de compras.

—¿¡Por qué me dice todo esto?! —interroga Gulf molesto—. ¡Usted no quiere ser parte de mi vida! ¡Usted no debería hablar de ella como si la conociera!

—No necesito conocerla para saber que usted y ella son solo unos estúpidos inmaduros —responde Mew—. Seguro sus padres la odian porque algo saben que usted no, y claramente ella no ha hecho nada para ganar el amor de sus suegros.

—Yo…

—Así está mejor, solo guardé silencio —dice Mew para encender su motor y arrancar el auto.

—¡Mierda! ¡Entonces usted ayúdeme a no cometer errores en mi vida!

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