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Trato

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Miles Morales
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«¡Lo que yo haga no es responsabilidad tuya!»

⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯

¡¿Jimmy Dean?!

Miles Morales despertó de su sueño.

Estaba confundido... hasta solo unos segundos, se encontraba en medio de la calle de Brooklyn Heights. Ayudaba a su amiga Lana con su madre... quien tenía también a un Spider-Tipo.

Y este tipo...

— Desayuno para la cena — dijo Aaron Davis — Nuestra tradición.

Parado en medio de ese lugar, se encontraba su tío Aaron, sonriéndole mientras caminaba hacia la cocina para preparar aquel desayuno.

Morales se le quedó observando, confundido... jamás pensó en volver a verlo.

La última vez que vio al Merodeador... recibió un puñetazo de su parte, escapando junto a Black Cat.

— Ponte cómodo, Miles — dijo Aaron.

Miles miró su cara. Tenía una horrible cicatriz en su rostro.

Como si alguien lo hubiera golpeado con energía.

Entonces, Morales miró sus puños...

Él había sido el que lo había golpeado con esa energía, en Roxxon Plaza.

— No estoy molesto por esto, Miles — dijo Aaron Davis — De hecho, me hace ver más intimidante.

— S-Sí... ¿q-qué es esto...? — preguntó Miles, finalmente — ¿Q-Qué es lo que quieres...?

— Buenas preguntas. Yo digo que nos relajemos y tratemos de hablar como dos colegas que se caen muy bien. Como alguna vez fuimos.

— ¿D-Dónde estamos...?

— Mi nuevo hogar. Lo compré con lo de un robo — dijo — Tengamos un desayuno para la cena. Y vamos a aclarar todo esto.

— E-Ese es el Iron-Spider de...

— Sin resentimientos con el otro. Simplemente necesitaba otra identidad para pasar desapercibido. Black Cat no puede enterarse que estoy haciendo estas cosas.

— ¿B-Black Cat...?

— Durante la pelea me dije: No quiero esto. No le haré daño a mi amigo Miles. Él es mi compadrito. Mi carnalito — exclamó Aaron — Hace mucho que no nos entendemos, y la verdad, me molesta mucho. Pero no quiero lastimarte, ni mucho menos matart...

Pero cuando se dio la vuelta... Miles Morales había desaparecido.

— Oh, rayos... de verdad creí que podíamos hacer esto de hombre a hombre... — murmuró — Y ya a donde fuiste...

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"...niñito de mami."

Rio Morales se encontraba sentada en su sala, junto a su hija.

Allí, se encontraba realizando un árbol genealógico. Una tarea que le dejaron a la pequeña Billie Morales.

— Así que... están mis dos abuelos — dijo Billie.

— Así es.

— Y de ellos dos, vino mi papi.

— Sí.

— Y de ustedes dos vine yo y Miles.

— Lo estás entendiendo muy bien.

—Oh... espera, ¿somos los únicos hermanos en la familia?

— Se podría decir que sí.

— ¿Tú no tienes hermanos?

— Nací hija única, Billie.

— ¿Y papá?

— Oh, ah... no... no, tampoco.

— Entonces, no tengo tíos.

— Solo estamos nosotros y eso es lo que importa.

— Oh... me gustaría tener tíos...

Fue en ese momento que una de las ventanas del apartamento se abrió, dando paso a Miles Morales, quien se veía agitado.

— ¡Mamá! ¡Billie! — exclamó, mientras se quitaba la máscara — ¿Qué hacen?

— ¡Estamos haciendo un árbol genealógico! — dijo Billie, levantando su mano.

— Oh, que bueno.

— ¿Todo en orden, Miles? — preguntó Rio.

— ¡Tienen que irse! 

Miles caminó hasta una vasija de cerámica, quitando la tapa que había dentro y sacando un montón de dólares.

Después corrió y se lo entregó a Rio, quien no entendía lo que ocurría.

— ¡Miles! — exclamó Rio.

— Te prometo que te contaré todo cuando esté en orden, pero por ahora, en este momento... — decía Miles, levantándola del sofá — ¡¡Necesito que salgan de la ciudad!!

— ¡¿Qué?!

— Ve a tu lugar favorito en Philly... ¡No! ¡Ve a un lugar al que nunca vas! — exclamó — ¡Cleveland! Maneja hasta Cleveland. Pero ya. ¡Vayan! Y esperen mi llamada.

— ¿Qué pasó?

— Te diré, pero te juro que es todo lo que sé por ahora, pero tienen que irse y prometo que averiguaré y les llamaré pronto.

— Bien.

— Mamá, el tío Aaron ha vuelto.

Al escuchar eso, Rio Morales sintió como su presión comenzaba a disminuir.

— ¡¿O sea que tenemos un tío?! — preguntó Billie.

— Tienen que irse — le dijo Miles.

— ¡C-Creí que se había muerto en Roxxon Plaza! — gritó Rio.

— Lo sé, pero...

¡¡Se murió a la verga!!

— ¡Tienen que irse ya!

Rio agarró todo el dinero y comenzó a guardarla en su cartera.

— ¡Dile! ¡Dile lo que pasará si se me acerca...! — le advirtió Rio.

— Creo que solo quiere hablar...

— ¡Está trastornado!

— Sí, lo sé.

Rio agarró a Billie entre sus brazos y corrió a la puerta, abriéndola.

— Dile que si se nos acerca, se la corto — exclamó Rio.

— ¡A Cleveland! — dijo Miles — No apagues tu teléfono.

— Ok.

El joven de Brooklyn se acercó a la ventana del apartamento y vio, desde allí, como su madre subía al vehículo y comenzaba a conducir, lejos de allí.

Se giró y trató de buscar su máscara, pero... no la encontraba.

Entonces, esta cayó del techo, lo que sorprendió a Miles.

Alzó la vista... y vio como alguien más caía del techo.

Aaron Davis, en su traje del Merodeador.

Al momento de caer, las luces del apartamento se apagaron. Como si hubiera liberado un pulso electromagnético.

— Bueno, pues como te decía... — dijo Aaron — Tú y yo tenemos que hablar...

El héroe lo veía sorprendido.

La última vez que vio su traje, se veía distinto. Parece que lo había mejorado.

Si tenía que pelear... no sabía si iba a servir el mismo truco de sobrecargarlo.

— Podría haberlo hecho frente a Billie y tu madre. Pero no lo hice — dijo Aaron — Por ti. Así que siéntate.

Miles lo miró fijamente...

No podía tomarse esto a la ligera.

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¡Agh!

Lana Baumgartner despertó de su sueño.

Estaba confundida... hasta solo unos segundos, se encontraba en lo alto de un edificio de Brooklyn Heights. Se había encontrado con su madre, Lori Baumgartner... quien también tenía un Spider-Tipo.

Y ella...

— Ah, bien — dijo Lori Baumgartner — Estás viva.

Echada en una cama, se encontraba su madre Lori, viendo una botella de licor en medio de ese apartamento. 

Todo el lugar olía a trago. Era muy seguro que su madre estuviera borracha.

— Bien. Te di con todo. Quiero que vayas a la tienda... — dijo Lori — ¿Dormiste bien, cariño?

— ¿Qué pasó?

— ¡Bueno, Lanita, te me pusiste brava y ya sabes lo que pasa! — expresó — Te diré lo que le dije a mi nuevo colega. Tengo dos modos. Soy tu madre. Amo esta nueva tú, fuerte e independiente. Quieres ser tú misma y hacer algo con tu vida... no olvides que quiero que vayas a la tienda...

Lori se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia su hija.

— El problema, corazón, es que no será hoy — continuó.

— ¿Dónde está el Hombre Araña?

— Pagando tu arrogancia, nena.

— No, por favor...

— ¿Y qué harás a cambio?

— P-Por favor no lo hagas...

— Lo que dije va en serio, y te ofrezco un trato. Te prometo que es por tu bien — dijo Lori — De madre a hija. Después de esto podrás hacer lo que quieras.

Lori se sentó a un costado de su hija, con una botella en su mano.

— Pero hasta entonces, muñequita... eres mía — dijo — Solo dilo y tu novio araña estará a salvo... bueno, haré lo que pueda...

— ¿Q-Quién era ese otro Spider con el que estabas? — preguntó Lana.

— Es parte de esto. Te lo diré, nena, estamos en algo grande.

— M-Mamá, por favor...

Pero su madre perdió la paciencia, tirando del cabello de su hija.

No quieres la sangre de ese chico en tus manos, nena — dijo Lori, tirando más fuerte — Te lo juro, nunca se borrará. Jamás.

Lori la soltó, provocando que Lana cayera al suelo, adolorida.

Ella cerró los ojos y apretó los dientes.

— E-Está bien... solo bien... — dijo Lana, cerrando su puño — Solo déjalo en paz...

La Bombshell original terminó de tomar su botella... y la tiró.

"Quiero que vayas a la tienda..."

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Dentro de aquel helicarrier, alguien había logrado escabullirse hasta dentro.

Esta persona no era otra que Phil Urich, quien caminaba lentamente por el helicarrier, buscando a aquel Hulk Rojo que había mencionado Spot.

Tenía un plan: matar a ese tipo y escapar con el carrier.

Así estuvo hasta llegar al centro de mandos, donde se encontró con el Hulk.

Este se encontraba durmiendo, rodeado de cajas de pizzas.

El Rey Duende se acercó hacia el Hulk. Sacó su espada de su espalda, la cual se envolvió en electricidad.

Tenía la oportunidad perfecta frente a sus ojos.

Se sentía el más listo de todos.

Así que levantó su espada.

Apuntó al cuerpo de Ross...

Y trató de matarlo.

Pero...

— ¿Estás bromeando? — preguntó Hulk Rojo.

Urich soltó un grito del susto, tratando de escapar de allí.

Pero no pudo hacerlo. El Hulk Rojo lo agarró del cuello y no le permitió huir.

— ¿Ahora quién es? — preguntó Ross, al verlo.

¡Por favor! ¡Por favor!

— ¡¿Rey Duende?! ¿Alguien te vendió un artefacto que te dijeron podría sacar a un Hulk como yo de su miseria?

— ¡Oye! ¡Suéltame!

— ¿Cuánto pagaste por esto? — preguntó Ross, sonriéndole — Solo pregunto para cuando le cuente a mis amigos, tenga todos los graciosos detalles.

— ¡Esta ni era mi misión!

— ¿Sí? ¡Pues dime!

— ¡Solo intentaba recuperar mi reputación! — dijo Phil — Sé que él tenía pensado acabar conmigo.

El Hulk Rojo acercó al Duende a su cara, provocando que este se asustara aún más.

— ¿Exactamente de qué estás hablando?

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El Hombre Araña y el Merodeador se quedaron viendo por varios minutos. Los dos estaban quietos... manteniéndose atentos a cualquier movimiento que haga el otro.

A la defensiva.

Entonces, Aaron suspiró.

Caminó y se sentó en el sofá, presionando un botón en su guantes y desactivando el casco, guardándose en su traje.

— En fin, Miles, dejando de lado todo... — dijo — ¿Cómo te ha ido?

— ¿Así de simple? — preguntó Miles, aún de pie.

— La verdad quiero saberlo. Oye, M' Man, yo también tengo emociones complicadas sobre esto.

— Ajá...

— De entre todo esto... simplemente me alegra verte. Las cosas se pusieron raras entre nosotros y siguen estándolo. Pero eso no tiene por que ser toda la historia — dijo Aaron — Podemos aclarar esto. Podemos entendernos.

Miles caminó hasta un sillón al otro lado de la sala, sentándose en este.

No paraba de mirar a su tío...

— ¿Por qué decidiste trabajar para Black Cat? — preguntó Miles — ¿Qué te impulsó a esto...?

— No trabajo para Black Cat. Trabajamos juntos.

— ¿Juntos?

— No voy a mentirte, sobrino... Yo fui quien impulsó a Felicia a todo esto.

— ¡¿Qué?!

— Yo fui quien se acercó y le propuse liderar toda esta banda. Gracias a , ella se convirtió en la Queenpin.

— ¡¿Fuiste ?!

— Calmado, vaquero. Que yo le propusiera eso no significa que la haya obligado... ella aceptó por su propia mano.

— ¿Cómo...? ¿Cuándo?

— Después de que su penthouse se incendiara.

— ¡¿Le propusiste eso en un momento de debilidad?!

— ¿Desde cuándo tienes buena relación con Hardy? — preguntó Aaron — Estoy haciendo lo necesario.

— ¿Lo necesario?

Aaron Davis se le quedó miraron a su sobrino. De alguna forma, tenía duda en su rostro. En parte, sabía que no podía confiar del todo en su sobrino superhéroe, pero...

— ¿Cómo los Maggia llegaron al penthouse? Yo les di la dirección — dijo el Merodeador.

— ¡¿Hiciste qué?!

— Sabía que Hardy buscaba retirarse de los robos, pero eso no me convenía... así que, sin que se diera cuenta, ayudé a que enojara a Hammerhead, para que al final... este fuera y tratara de...

— ¡El hijo de Peter pudo haber muerto!

— ¿Peter Parker? ¿Hablas del Hombre Araña original? Vamos, bro... él dejó de existir hace mucho. No deberías relacionarte con sus cercanos.

— ¡Casi matas a gente inocente! — dijo Miles, envolviendo sus puños en Bioelectricidad azul.

Necesitaba a Felicia Hardy... y necesitaba que ella se convirtiera en la Queenpin — dijo el Merodeador — Necesitaba a alguien que estuviera a mi lado, liderando un ejército de criminales... para realizar distintos robos.

— ¿Robos?

— Tecnología. De Stark, Alchemax, Pym... incluso de la extinta Oscorp... necesitaba todo eso...

— ¿Para qué...?

— Para hacer algo que los dos queremos...

— ¿Queremos?

— ¿No desearías que las cosas fueran como antes? ¿Cuándo todo era más simple? ¡¿Cuándo éramos felices?! ¡¿Eh?!

Ahora era Miles Morales el que se quedó callado al escuchar eso último...

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Miles — ¿Qué es lo que quieres?

— Quiero que tú y yo volvamos a empezar... Tenemos que volver a conocernos desde el principio — respondió Aaron — Teníamos una buena relación hasta que la vida se complicó. Tú aún eres tú, y yo aún soy yo.

— La madre de Lana dijo que harían "el robo del siglo". Y se alió contigo... ¿eres el robo del siglo?

— Lo bueno del robo del siglo es que hay... — decía — ¿Sabes qué? Olvídalo. Iba a invitarte al golpe, pero veo que no estás muy en esto. Entiendo como te ves a ti mismo. Aún no entiendes...

El Merodeador se puso de pie, observando a su sobrino.

— Eres muy joven para entender que el mundo está más allá de toda salvación, bajo el completo control de unos idiotas infelices. Pero eres lo bastante mayor para saber... está bien robarle a unos malvados imbéciles — dijo Aaron — Creo que está bien robarle a alguien que, digamos, le cobra ochenta dólares una pastilla a gente enferma por algo que les cuesta unos centavos... Creo que el sistema ha estado en contra nuestra desde que nacimos.

— Suena a un fino discurso para justificar por qué robas cosas que no te pertenecen.

— Sería tan bueno que me acompañaras en esto, pero es demasiado optimista pensarlo — dijo — Columpiarte por la ciudad debe ser increíble, pero sé que si sintieras la adrenalina de un robo bien recompensado...

— ¿Recompensado?

— ¿Y si hacemos un trato? Tú no te metes en esto...

— ¿Y?

— Ningún y.

— Y... dejas a mi amiga Lana fuera de esto.

— ¡Ah! Eso... eso es entre madre e hija, amigo. No te incumbe, ni a mi tampoco — dijo — Pero aquí entre nos... me agrada tu amiga Lana.

Miles Morales se levantó.

— Es como un caldero burbujeante de... ¡Uf! Hiciste una buena elección — expresó Aaron — ¿Usaste la mano en el hombro?

— Tampoco quiero pelear contigo — dijo Miles.

— Hagamos un trato: Hay un millón de personas en el mundo. No hay razón para que nos acerquemos el uno al otro.

— Si me entero que estás haciendo algo que no debes...

— Líbrate de esta carga, viejo... ¡Lo que yo haga no es responsabilidad tuya!

— ¡¿No es responsabilidad mía?!

Miles envolvió sus puños en Bioelectricidad, alzándolos.

El Merodeador no tardó en mostrar sus garras y apuntarle en la cara con su guante derecho.

— Te lo estoy pidiendo por las buenas, Miles — le advirtió Aaron — ¿Sabes qué tengo acá?

— ¿Qué?

Una sustancia química que es capaz de enviarte a la cama por todo un año...

— ¡¿Qué?!

— Como dije, por las buenas... hazme caso y aléjate de lo que hago. No lo hagas y no dudaré en usarla contigo... — expresó — Esto lo hago por nosotros...

— ¿Todo esto como puede ser para "nosotros"?

— Ya lo sabrás...

Aaron bajó su brazo y caminó hasta la ventana.

Allí, este disparó un cable y se fue de allí, dejando a Miles Morales solo.

Había recibido una advertencia directa del Merodeador... una advertencia de que lo dejaría en cama...

Una advertencia de su propio tío...

En este momento, Miles Morales no tenía ni idea de qué tenía que hacer...

Y mientras pensaba esto, un vehículo se encontraba estacionado en la calle de Morales. 

Esta era una furgoneta, donde las personas dentro mantenían vigilado al Merodeador.

Estos eran Boris Korpse y Bruno Grainger.

— ¿Por qué el Merodeador vendría al hogar del Hombre Araña? — preguntó Bruno — ¿Sin matarlo...?

— No lo sé... todo esto es muy extraño para mí... — dijo Boris — Este tipo realmente me pone los pelos de punta...

— Los que te quedan.

Cállate...

Hola!!!!

¿Qué estará planeando el Merodeador? No tengo ni idea, pero parece ser que será algo bueno para Miles... hum...

Y bueno, finalmente Miles sabe la verdad detrás del porque Felicia se volvió la Queenpin, o bueno, quién fue el verdadero culpable de esto.

Si les gustó el capítulo, pueden darle a la estrellita, comentar y compartir.

Nos vemos!!!

Publicado el 01/08/22

***

[DANIKAST]

"¡Hola a todos! Soy yo. Danika Hart hablándoles desde mi palacio en los dormitorios de la Universidad de Nueva York. Si están aquí es porque se suscribieron al Danikast... donde discutimos todo sobre..."

Danika paró la grabación de su cámara, mirando a otro lado.

Tenía la cabeza hecha un lío.

[DANIKAST]

"Okey, ¡Hola! ¡¡¡Hola a todos!!! Esto es el Danikast y yo soy su anfitriona, Danika..."

Pero volvió a parar la grabación.

Realmente, algo la fastidiaba muy por dentro.

Giró su cabeza y vio el celular en su mesa.

Lo tomó y marcó un número...

— Hola. Habla Danika. Oye, ¿recuerdas cuando le contaste al tío Maury sobre que había gente dispuesta a pagar un gran dinero por chismes de superhéroes? — preguntó — ¿De cuánto dinero estamos hablando?

Ella miró su laptop, observando la página del Daily Bugle que se preguntaba cual era la identidad secreta del Hombre Araña.

— Digamos, la identidad secreta de alguien...

Y entonces... la respuesta que le dio casi hizo que se cayera de espalda.

¡¿Tanto así?!

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