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Miles Morales
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«N-No...»

⎯⎯ Historia de Web of Spider-Man ⎯⎯

Nadie dijo que el fin del mundo...

...sería bonito.

Cuando alguien se enfrenta a un ser de poder infinito, es natural que grandes catástrofes ocurran. Que aquellos que no puedan soportar el poder terminen muriendo.

Algunos fueron más listos y decidieron correr. Ocultarse y no formar parte de la batalla... aunque, tarde o temprano, también terminarían perdiendo la vida

Aquel ser omnipotente tenía el plan de destruir el planeta... y lo estaba cumpliendo. Grandes catástrofes ocurrían en todo el mundo. La gente seguía muriendo...

Y los héroes... y los villanos... 

Nadie podía hacer nada para frenarlo.

A tan solo unos kilómetros de la zona de batalla, en Washington Heights, todos los que habían estado en la casa de Cindy observaban la gran explosión que había ocurrido.

Todos menos Walter Hardy y Billie Morales, quienes se habían quedado dormidos en el sofá de la sala.

El rostro de impacto de Jefferson Davis era indescriptible.

— Aaron... — murmuró Jeff — Todo esto... por mí...

— Jefferson... — dijo Rio, acariciándole la mejilla — N-No pienses así.

— Pero es así... él hizo todo esto para traerme de vuelta... ¿para qué? ¿Para demostrarme que no era un monstruo? — preguntó — Solo... un monstruo podría causar tanta destrucción.

— M-Miles... él podrá detenerlo... Él ya ha derrotado a sujetos peores...

— No es que no confíe en mi hijo... pero no puedo quedarme de brazos mientras mi hermano destruye la ciudad...

Jefferson se dio la vuelta, caminando hasta el sofá y agachándose. Allí empezó a acariciar la cabeza de su hija, acercándose y dándole un pequeño beso en la frente.

— Conozco esa cara... — dijo Rio — Estás a punto de hacer una locura.

— Voy a ir.

— No.

— Creo que... si intento hablar con él... tal vez pueda llegar a mi hermano y convencerlo de frenar todo esto.

— ¡Jefferson...! Esa cosa destruyó la ciudad en cinco minutos...

— Esa cosa... al final del día es mi hermano...

— No. Me niego. No te dejaré ir — dijo Rio, agarrándolo del brazo — No, y no. Morirás si vas allí.

— Todos moriremos si no intentamos hacer algo.

— ¡Jefferson...! Por favor... no vayas... no hagas esta locura, yo... yo ya te perdí una vez... por favor, no soportaré el perderte...

— Rio...

— Por favor... no vayas allá...

Las lágrimas de la señora Morales comenzaron a salir de su rostro.

Nari y Albert señor observaban la escena debido a que estaban sentados en el sofá. Entonces, Nari se puso de pie, caminando a la cocina, dispuesta a preparar un té para Rio.

— Rio... si no hubiera sido por ti, jamás me hubiera convertido en el hombre que fui... — dijo Jefferson, limpiándole las lágrimas — Fue gracias a ti que logré salir de aquella vida que tanto me frustraba...

— Jeff...

— Viví una vida maravillosa a tu lado... y al lado de Miles y de Billie... pero... no se supone que esté aquí a menos que hubiera una razón para que así sea...

— Por favor, Jeff... escúchame...

— Sabes muy bien que mi tiempo aquí ya se terminó... y si debo morir intentando detener a mi hermano, entonces que así sea...

— Por favor...

— No sabes lo feliz que me hace verte, después de tantos años... y darme cuenta que sigues siendo la misma mujer de la que me enamoré e intenté conquistar con tanto esfuerzo...

— Tú... — dijo Rio, para después soltar una risa nerviosa — I-Intentaste eso de la mano en el hombro conmigo...

— Lo recuerdo. Mi mejilla lo recuerda muy bien.

— Creí que querías robarme mi cartera.

— Lamento eso.

— Oh, Jeff... sé que, aunque lo intente, no voy a poder detenerte... Dios, nunca he podido detenerte... creo que esa es una de las razones por la que me enamoré de ti — dijo Rio — Así que, cuando vayas allá, solo prométeme una cosa...

— ¿Qué cosa, Rio?

— Que te asegurarás de que Miles esté bien...

— Lo haré, Rio...

— Él se parece a ti...

— Iba a decir lo mismo, pero de ti...

— Se parece a los dos...

— No, Rio... él es algo nuevo... — dijo Jefferson — Él es algo único...

— Es nuestro hijo...

— Sí... lo es...

— Te amo tanto...

— Lo sé, Rio...

Aquella pareja trágica se miró por última vez.

Rio lo miraba fijamente, tratando de memorizar cada detalle del rostro de su difunto esposo. Memorizando cada marca, cada detalle... todo con el objetivo de jamás olvidarlo.

Jefferson la observó, nostálgico. Aunque para él no había pasado mucho desde la última vez que la vio, tenía un extraño sentimiento de no haberla visto hace muchísimo.

Ambos se observaron...

...y se besaron.

Una última vez...

Cuando finalmente pudieron separarse, Jefferson se aclaró la garganta y se puso serio.

Había llegado el momento.

— Albert — dijo — Necesitaré las llaves del auto.

— S-Sí, claro — dijo Albert Moon, sacando las llaves y entregándoselas — Si el mundo se acaba, no necesitaremos el auto.

— Me aseguraré de regresártelo.

Jefferson caminó hasta la puerta y la abrió.

Pero antes de salir...

— Nos vemos, Rio — dijo Jeff.

— Nos vemos...

Jeff sonrió... y salió.

Se subió al vehículo.

Lo encendió.

Y comenzó a conducir al lugar donde había pasado la gran explosión.

Iba a intentar hablar con su hermano...

Tenía que intentarlo...

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Lo único que había allí... eran escombros.

Los edificios cerca de la zona de la explosión quedaron completamente derrumbados, del mismo modo que algunos otros quedaron hechos escombros.

Habían cenizas... volando por todas partes.

Humo y fuego, provocado por la destrucción de algunos coches.

Era un ambiente desolador... y lleno de muerte.

— M-Miles — dijo Felicia, moviendo al moreno.

— Ugh... ¿qué...? — preguntó Miles, abriendo los ojos — ¿N-No estamos... muertos?

— No...

Miles logró sentarse, mientras se sobaba la cabeza. Esto no tenía sentido...

Estaban muy cerca de la zona de impacto... ¿cómo...?

Entonces, a un costado de ellos, pudo ver como habían dos personas.

Reed Richards... y Sue Storm.

Esta última se encontraba sentada en el suelo. Parecía estar mareada y algo débil.

— ¿Qué pasó? 

— Sue creó un campo de fuerza para nosotros — respondió Reed, mientras revisaba a su pareja — No debiste hacerlo... pudiste volver a caer en coma.

— No... no te ibas a salvar de mí tan fácil... — le sonrió Sue — Pero vaya... que fue fuerte ese ataque.

— Pero tu escudo lo fue mucho más, cielo...

— Tuvimos suerte de caer justo detrás de Reed — dijo Felicia — Si no hubiera sido así... estaríamos muerto.

Miles asintió con la cabeza, nerviosamente.

Miraba a todos lados, confundido. No podía procesar lo que acaba de pasar.

Su mente trataba de buscarle la lógica, pero no podía. Todo era tan increíble.

— ¿D-Dónde están... los demás...? — preguntó Miles — ¿L-Los Campeones...? ¿Vengadores? ¿D-Dónde están...?

— No lo sé... — dijo Reed, agachando la cabeza — No sé si... habrá sobrevivido alguien más...

— ¿Q-Qué...? N-No...

La respiración del joven de Brooklyn comenzó a ser agitada.

Se estaba quedando sin aire... por lo que se quitó su máscara, buscando respirar mejor.

Pero no podía...

— Miles, ¿estás bien? — preguntó Felicia.

— N-No... no puede ser cierto... no... — decía Miles, agarrándose la cabeza — ¡Kamala! ¡Sam! ¡¿Están ahí?!

Gritaba con todas sus fuerzas... pero nadie le respondía.

— ¡Lana! ¡Fabio! ¡Kitty! — volvió a gritar, mientras miraba a todos lados — ¡Riri! ¡Kate! ¡Por favor, respóndanme!

Pero seguían sin responder...

— ¡Ty! ¡T-Tandy...! Jess... Gwen... — dijo el moreno, cayendo de rodillas — Por favor... no me digas que... que perdí a mis amigos...

Felicia caminó a su lado, poniendo su mano en su hombro.

— Miles, t-tienes que calmarte — le dijo — A-Ahora mismo...

— N-No... no, no, ¡tú no me pidas que me calme! — exclamó Morales, poniéndose de pie y empujando a la peliblanca — ¡No después de todo esto...! ¡No cuando...!

Miles apretó sus dientes y se acercó a Felicia.

— ¡No cuando todo esto es por tu culpa! — gritó, mientras se acercaba...

... y  le daba un puñetazo en la cara.

Felicia cayó al suelo, mientras empezaba a brotar sangre de su labio inferior.

El joven de Brooklyn apretó con fuerza sus puños... para después soltarlos.

Miró fijamente a la peliblanca, mientras respiraba agitadamente. Después bajó la mirada y vio sus manos...

Se dejó caer al suelo, apoyando su espalda con uno de los escombros... y manteniendo la cabeza baja.

Felicia simplemente se sentó, rodeando sus piernas con sus brazos... y también agachando la cabeza.

— P-Perdón... — dijo Miles — No quise... Es solo que... No lo sé...

— Y-Ya lo sé... — le dijo Felicia.

— ¿...qué?

— Ya sé que todo esto es culpa mía... lo sé desde el momento que descubrí lo que planeaba tu tío... — dijo Felicia, no aguantando más las lágrimas — Lo sé desde que vi como las cosas empezaron a ir mal... 

— N-No, espera... no quise decir eso, yo...

— Todo esto... todo comenzó a irse abajo desde que decidí acabar con Hammerhead... ¿crees que no lo sé?

— Yo...

— ¡¿Crees que no sé todo lo que me he equivocado?! ¡Todo lo malo que he hecho! ¡Claro que lo sé, Morales! ¡Todos los días, desde que destroné a Fisk, he pasado lamentando el día que acepté la propuesta del Merodeador! ¡Cada día de mi estúpida vida la he pasado lamentándome por mis decisiones!

Felicia miró sus manos... 

— Mi primer novio murió por mi culpa... mi padre murió porque no estuve aquí... sufrí por... Ni siquiera pude ayudar a Peter... — dijo, dejando caer sus manos al suelo — Y ahora... condené al mundo por mis estupideces... Fisk tenía razón... Tú tenías razón... Soy una tonta... y no soy fuerte... solo soy una gata asustada... que comete estupidez tras estupidez... que terminan afectando a otros...

— Felicia...

— Sabes muy bien que es verdad... todos lo saben muy bien... si fuera por mí, ya estaría muerta, pero no he tenido el valor de dejar a mi hijo solo... porque al final, él ha sido lo único que he querido mantener alejado de mis estupideces... pero terminé fallando... incluso en eso... — dijo — Ni siquiera puedo proteger a lo que más amo... Peter se equivocó... también conmigo...

Miles Morales se le quedó mirando por unos segundos... para después agachar la cabeza...

Felicia sabía bien todo lo que había hecho... ella era consciente de que había cometido muchos errores en estos años.

Al final... Cindy sí tenía razón...

No se había vuelto mala del todo... la anterior Felicia seguía allí dentro...

Y por lo menos, en toda esta odisea... había vuelto a salir...

— Esto no es por tu culpa... — dijo Miles.

— No intentes hacerme sentir mejor — dijo Felicia — No me gusta cuando me mienten para eso...

— Lo digo en serio... n-nada de esto es por tu culpa — dijo — Mi tío Aaron... él es el causante de todo esto.

— Yo fui quien aceptó su trato en primer lugar.

— Pero porque él te llevó al límite...

— ¿De qué hablas? Él solo...

— Él mismo me lo contó... — reveló Miles — El como llegaron los Maggia a tu penthouse... él fue quien les dijo.

— ¿Q-Qué?

— Él estuvo orquestando todo desde las sombras... planeó llevarte hasta ese punto para convencerte... Él te usó porque quería una tapadera — le dijo — Tú te convertiste en la imagen pública, mientras él hacía lo que le plazca... y al final, logró lo que tanto quería... pero las cosas se le salieron de las manos.

— Mientes...

— ¿Por qué te mentiría?

— N-No lo sé...

— Felicia... al igual que Phin... tú solo fuiste otra víctima del Merodeador...

— Todo este tiempo... yo creía que...

— Él movió las fichas del tablero... y tu caíste en su trampa... Lamento recién decirte todo esto, pero con todo lo que pasó... siento que era ya momento de que supieras la verdad.

— A-Así que... fue por él que... que casi pierdo a mi hijo esa noche... — dijo Felicia — T-Todo este tiempo... no fue Hammerhead... a quien tuve que apretar el gatillo... fue a la persona que estuvo a mi lado...

Mató al hombre equivoca aquella noche... 

Tal vez fue Hammerhead quien mandó a sus hombres a su penthouse. Pero quien realmente fue que causó todo esto...

Quien realmente fue el causante de su declive...

Todo este tiempo fue Aaron Davis...

— F-Fui su títere... me manipuló como quiso... y yo caí en su trampa... — dijo Felicia, limpiándose sus lágrimas — Que idiota...

— Lo lamento...

— No, está bien... en el fondo, sabía que había algo extraño en todo esto... siempre lo supe, pero creo que mi ira no me permitía verlo... 

— ¿Estarás bien?

— S-Sí... eso creo... — dijo — Ahora sé a quien debo cortarle el cuello cuando todo esto acabe...

— ¿Q-Qué...? N-No...

— Miles... gracias por decírmelo... lo digo en serio... Es como si... si me quitaras un gran peso de encima...

— S-Sí... sí, supongo que sí...

— Lamento haberlos alejado...

— No te preocupes. Cada uno llora a su manera...

— Sí...

En ese momento, una explosión se pudo escuchar cerca de donde estaban.

Miles se levantó como pudo, al igual que Felicia.

Los dos fueron corriendo, en dirección de donde habían escuchado la explosión.

Y atravesando un edificio partido en dos... encontraron a quien la había originado.

Era Bombshell, quien se encontraba de rodillas. Sangraba de la frente... pero seguía con vida.

— ¡Lana! — gritó Morales, corriendo hacia ella.

— M-Miles... estás vivo...

Rápidamente, el Hombre Araña le dio un fuerte abrazo, lo que hizo a la heroína gemir del dolor.

— Ow...

— No me importa — dijo Miles, abrazándola más fuerte — Me alegra mucho que estés bien...

— S-Sí... a mí también... — le dijo Lana, también abrazándolo con fuerza — O-Ok, ahora lo digo en serio... mis costillas...

— Ay, perdón — dijo, separándose.

— No importa... f-fue un gran abrazo...

— ¿Solo estás tú?

— Yo y el tipo de atrás, aunque... está algo raro.

Miles miró detrás de Lana, encontrándose con Moon Knight.

Aunque, en esta ocasión...

Se veía algo diferente su traje.

Su traje ya no era completamente blanco como la noche. Ahora era mayoritariamente negro.

Lo único blanco era su capa y su capucha, además de algunos detalles en el traje.

— ¿Qué hay, chico? — habló Moon Knight, con un acento extraño — Soy Jake.

— ¿No era Marc? — preguntó Miles.

— No lo sé... este tipo está loco como la mierda — dijo Lana, suspirando — ¿Qué hay de ustedes? ¿También están solos?

— No... La Mujer Invisible y Mr. Fantástico está por allá.

— Bien... vamos con ellos.

El joven de Brooklyn dio unos pasos... hasta que su pie chocó con algo tirado en el piso.

Al agachar la cabeza, pudo ver el escudo del Capitán América, tirado.

Este lo recogió del suelo y comenzó a llevárselo.

No podía dejarlo allí, sin más.

***

Al momento de llegar hacia donde estaba Reed, se encontraron con una curiosa sorpresa.

Más personas habían llegado a aquel lugar.

— ¡Mi reina! — exclamó Conejo Blanco, corriendo hacia Felicia y dándole un abrazo — ¡Me alegra tanto que siga viva!

— C-Claro... gracias, Lorina... — dijo Felicia, incómoda.

— ¡Chicos, están bien! — dijo Cindy, acercándose — Que bueno...

— ¿Cómo sobreviviste a la explosión? — preguntó Miles.

— Michelle me logró empujar.

— La torpe avanzaba hacia el lado equivocado — dijo Michelle.

— Cállate...

Miles soltó una ligera risa al escuchar eso.

Después, miró a todos los demás.

Spider-Woman. Wolverine. Ghost-Spider. Boomerang. Anastasia Kravinoff. 

Además de ellos, esos eran los únicos que veía allí. Tal vez abría aún algunos con vida... pero, al parecer, ellos eran todos los que aún podían pelear.

— ¿Cuál es la situación? — preguntó Jessica Drew — ¿Tenemos algún plan para salir de esta?

— Estoy pensando... — dijo Reed — Pero si te soy honesto... no tengo idea de como salir de esta.

— ¿Tú? ¿Sin ideas? Estamos perdidos.

— Diría traer más héroes de mi mundo — dijo Gwen, mostrando su brazalete — Pero no creo que eso ayude.

— ¡Oigan! ¡Yo tengo una idea! — exclamó Anastasia — ¿Por qué no simplemente enviamos a ese tipo a otro universo?

— Sería condenar a aquellos que viven allá — dijo Reed — Y no vamos a hacerlo.

— Tsk... bien...

— Bueno, seguimos en nada... — dijo Jessica.

Miles volteó a su costado, viendo como Logan lo miraba.

— Bub — dijo este.

— ¿Bub? — preguntó Miles. confundido.

De pronto... un fuerte viento apareció de la nada, sorprendiendo a todos.

Los sextos sentidos de Miles y Cindy se encendieron, mirando hacia el cielo. Todos los demás voltearon a ver que miraban...

Y entonces... se pudo ver el cuerpo de Aaron Davis... brillando intensamente.

Los había encontrado.

— ¡Vaya, vaya! ¡¿Qué tenemos aquí?! ¡Pero si es un equipillo de supers! — dijo la magia, al verlos — ¡Los últimos que quedan en pie!

Ninguno decía nada... solo se le quedaban viendo.

Todos esperaban una respuesta de Reed. Algún plan que tuviera para poder acabar con esa cosa...

Pero realmente...

— Estoy vacío — dijo Reed, sonriendo — No se me ocurre nada...

— ¡¿Qué?! ¡¿De verdad?! — exclamó Boomerang — ¡Pero tú eres super listo!

— Hasta mi inteligencia tiene un límite... y digamos que ya llegué a ese... límite...

— D-Diablos... estamos fritos...

— Pues yo sí tengo un plan — dijo Gwen, afilando sus dedos — ¡Voy a partirle la cara a ese tipo!

— ¿Tu plan es simplemente atacarlo? — preguntó Jake — Me gusta ese plan...

— Lo mismo digo — dijo Cindy.

Reed los miró... para después sonreír.

— R-Realmente... ese no es un plan, pero en esta situación... — dijo Mr. Fantástico, poniéndose de pie — Creo que lo único que nos queda es darlo todo...

Eran pocos y muy diferentes entre sí... pero inmediatamente, parecía que todos acordaron lo mismo.

No había un plan en sí.

No había una estrategia que seguir.

Lo único que tenían eran sus poderes... y su voluntad para seguir de pie.

Así que debían de aprovecharla.

El Hombre Araña se colocó el escudo en su brazo izquierdo.

No había forma de que un plan así de simple funcione, pero... no iba a morir sin pelear.

Así que había llegado la hora.

Esta era la razón del porque eran héroes.

La razón por la que algunos eran criminales.

Protectores.

Villanos.

Antihéroes.

Para que cuando llegara el momento de ver a la muerte a los ojos...

Ellos puedan dar...

...su última resistencia.

Hola a todos, chicos!!!

Bueno, aquí comienza la última resistencia de la Tierra contra un tipo super poderoso.

¿Estamos muertos? Muy posiblemente, pero no hay que perder la esperanza!!

Si les gustó el capítulo, pueden darle a la estrellita, comentar y compartir!!!

Nos vemos!

Publicado el 12/10/22