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Miles Morales 42
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La escuela ya había cerrado, y en el rincón olvidado del aula, donde las luces parpadeaban de manera intermitente, T/N se encontraba sumida en su libro, ajena al mundo que la rodeaba. Su mirada estaba fija en las páginas, como si en ellas encontrara algo que le faltaba en la vida real: un refugio, un escape. No era la chica más popular, pero tampoco la más solitaria. Simplemente, le gustaba la calma de estar sola, en su propio espacio. Había algo en esos momentos tranquilos que le daban un sentido de paz.
Sin embargo, había algo más, algo que la acosaba de una manera silenciosa. No era la constante presión de los compañeros, sino una mirada, una constante presencia en el aire. Aunque T/N nunca lo reconoció, algo en su pecho se apretaba cada vez que sentía esa mirada fija en ella.
Miles Morales, o más bien Merodeador, la observaba desde las sombras, como si fuera su lugar seguro, su refugio. Aunque nunca la había hablado, la admiraba desde lejos. Su mirada era seria, impasible, pero en sus ojos se reflejaba una fascinación inexplicable por aquella chica solitaria. No sabía cómo ni por qué, pero T/N le llamaba la atención de una forma que nadie más lo hacía. Sus trenzas, su actitud firme y su independencia le causaban una mezcla de admiración y envidia. Sabía que tenía una habilidad especial para dibujar, y muchos de sus cuadernos secretos contenían cientos de dibujos de ella, capturando cada rincón de su rostro, sus gestos, sus movimientos. Pero nadie sabía nada de eso. Ni siquiera Ganke, su mejor amigo, quien, aunque sospechaba, nunca había preguntado directamente.
Esa noche, como tantas otras, Miles se encontraba vigilando la ciudad desde las alturas, su traje oscuro cubierto por tonos morados que iluminaban cada vez que se movía. Su máscara le otorgaba una distorsión robótica en la voz, creando una barrera entre su identidad y el mundo que lo rodeaba. Pero, mientras se desplazaba entre los edificios, una señal de alerta apareció en su radar.
Desde la distancia, vio a T/N caminando sola por las calles desiertas. Y, como si el destino hubiera conspirado en su contra, un grupo de chicos comenzó a rodearla, sus intenciones claras y maliciosas.
—¿Qué haces por aquí, solitaria? —Dijo uno de ellos, mientras el resto se reía.
La chica levantó la vista, pero no parecía sorprendida. En su rostro se dibujaba una mueca de desdén, como si hubiera vivido demasiados momentos como este para temerlos.
De repente, la figura del Merodeador apareció entre las sombras. Con su guante metálico afilado y sus movimientos rápidos, se abalanzó sobre los chicos, desarmándolos con precisión. Cada golpe, cada movimiento, estaba ejecutado con una maestría impecable. El sonido del guante metálico impactando contra el suelo era el único ruido que rompía el silencio de la noche. En un parpadeo, los chicos ya estaban fuera de combate, corriendo por sus vidas.
Merodeador se acercó a T/N, su respiración rápida pero controlada. La chica, sorprendida pero sin mostrar miedo, observó al enmascarado.
—¿Estás bien? —Preguntó la voz distorsionada, pero había algo en ella que le era familiar. Algo en la forma en que habló, en la forma en que se acercó a ella.
"Lo sabía" T/N había sentido esa presencia antes. Algo en su interior le decía que había algo más detrás de esa máscara.
—Sí, gracias —Respondió con tono serio, pero no parecía asustada, solo curiosa.
El Merodeador la observó en silencio durante un largo momento. Sus ojos, aunque ocultos, se centraron en su rostro con intensidad, admirando la forma en que la luz de las farolas iluminaba sus rasgos. La chica no lo miraba con temor, sino con una curiosidad propia. Algo en ella lo atraía más de lo que quería admitir.
—¿Puedo acompañarte a tu casa? —Preguntó, la distorsión de su voz creando un tono robótico que no dejaba ver ninguna emoción, pero sus gestos eran suaves, protectores.
"Vas a parecer un tonto si le preguntas eso" Pensó Miles, pero en ese momento, lo único que pudo hacer fue esperar la respuesta de T/N.
Ella asintió con una leve sonrisa, aunque una sombra de duda se asomó en sus ojos. No entendía completamente quién era él, pero había algo en la forma en que actuaba que la hacía sentirse segura, como si estuviera bajo la protección de alguien que realmente se importaba. Aunque nunca lo había conocido antes, había algo familiar en él.
Mientras caminaban por las calles vacías, con el silencio siendo interrumpido solo por los pasos del Merodeador, Miles no dejaba de observarla. Se sintió como si el tiempo se detuviera mientras la llevaba de regreso a su hogar. En su mente, había un torbellino de pensamientos y emociones que no lograba comprender completamente. T/N no podía evitar admirarla desde las sombras, y tal vez, esa noche, la cercanía le permitiera finalmente comprender lo que sentía.
—¿Sabes? —Dijo T/N, rompiendo el silencio con su voz tranquila—Nunca he visto a alguien como tú. ¿Quién eres, realmente?
El Merodeador la miró desde debajo de su máscara, su rostro imperturbable, pero por dentro, una sonrisa algo amarga apareció. ¿Qué podría decirle? ¿Qué él era Miles, el chico serio de la escuela, el que la observaba en silencio?
—Soy alguien que se preocupa por la gente de esta ciudad. Eso es lo único que importa—Respondió, sin revelar más.
Mientras continuaban caminando, en un extraño silencio compartido, ambos sabían que algo había cambiado. Aunque aún no se entendían completamente, había una conexión silenciosa entre ellos que nadie más podría percibir.
Al llegar a la puerta de su casa, T/N se detuvo y, antes de entrar, miró al enmascarado. Sus ojos, aunque parcialmente ocultos, parecían buscar algo en ella, como si esperara una respuesta.
—Gracias... por salvarme—Dijo ella, con un tono sincero, aunque sus palabras parecían simples en comparación con la conexión que sentía. Era como si la oscuridad de la noche hubiera acercado sus mundos de una manera inexplicable.
Miles, desde su posición, observó su rostro por un segundo más, cautivado por su calma y determinación. No podía evitarlo, incluso si era un héroe en las sombras, algo en él deseaba que T/N supiera más, que la verdad pudiera salir de esa máscara que lo escondía.
—Es mi deber—Respondió, su voz robótica sonaba seria, aunque había una suavidad en su tono. No quería que ella supiera más. No quería que descubriera lo que realmente sentía.
Antes de que T/N pudiera decir algo más, un pequeño destello de luz iluminó su rostro. Merodeador no se había dado cuenta, pero T/N pudo ver algo en sus ojos que no pudo descifrar. Un destello de vulnerabilidad, algo que no correspondía con la imagen fría de quien siempre parecía estar a la defensiva.
—Nos vemos, T/N—Dijo Miles finalmente, dándose la vuelta. Había algo en el aire que le hacía dudar, pero era demasiado tarde para retroceder. No podía quedarse mucho más tiempo.
Ella lo observó mientras se alejaba rápidamente hacia las sombras, sus trenzas moviéndose al ritmo de su marcha, y sin pensarlo, sintió una extraña mezcla de emociones. De alguna manera, sentía que esa noche había cambiado algo dentro de ella.
...
La lluvia caía con fuerza esa noche, haciendo que el sonido de las gotas golpeando el suelo y las ventanas fuera lo único que rompiera el silencio de la ciudad. T/N se encontraba en su habitación, mirando hacia la ventana, donde las gotas corrían rápidamente por el cristal. Había algo diferente en la atmósfera esa noche. No era solo la lluvia, ni la oscuridad que lo cubría todo, sino una sensación inexplicable, como si algo estuviera por suceder.
Merodeador había estado apareciendo todas las noches desde aquel primer encuentro, siempre al final de la jornada, siempre sigiloso, y siempre dejándole pequeños detalles en su ventana: dibujos, algunos dulces envueltos con esmero y, en ocasiones, mensajes escritos con letras que no dejaban pistas sobre su identidad. T/N no podía dejar de preguntarse quién era, quién se escondía tras la máscara. Sus curiosidad crecía cada vez más ¿Por qué alguien como él, tan misterioso, se interesaba en ella?
Aquella noche, la tormenta era más intensa. Mientras T/N miraba a través de la ventana, un movimiento en las sombras la hizo tensarse. No fue un ruido, sino una presencia. Miró más de cerca y vio la figura de Merodeador a lo lejos, en el tejado, observándola.
Sin pensarlo, se levantó y salió de su habitación, bajando rápidamente las escaleras, con la intención de encontrarlo. Tenía que saber quién era. Ya no podía ignorarlo. Estaba harta de los secretos, harta de las miradas en la oscuridad.
Cuando llegó a la puerta de entrada, la abrió sin pensarlo. La lluvia la empapó al instante, pero no le importó. Avanzó con decisión hacia la calle desierta, buscando la figura del Merodeador. Lo encontró al final de la calle, de pie, con su silueta delineada contra la tormenta.
—¿Quién eres? —Preguntó T/N sin rodeos, con una mezcla de firmeza y curiosidad. La lluvia empapaba su cabello y la caía por su rostro, pero sus ojos brillaban con determinación.
Merodeador no dijo nada al principio, observándola desde la sombra. La figura era reconocible solo por los tonos morados de su traje, que destellaban con cada rayo de luz de la tormenta.
—¿Por qué te has mostrado? —Preguntó él, en su voz distorsionada, pero con algo más bajo la superficie. T/N podía sentirlo. Algo cambiaba en la forma en que se hablaban, como si estuvieran más cerca, como si la distancia entre ellos estuviera a punto de desaparecer.
Sin esperar respuesta, T/N dio un paso hacia él, sus ojos desafiantes mientras comenzaba a caminar hasta donde estaba. La lluvia no dejaba de caer, empapando su ropa, pero ella no se detuvo. No pensó en las consecuencias, solo en la necesidad de saber.
Finalmente, se acercó lo suficiente, tanto que pudo ver los detalles de su máscara, cómo se iluminaba débilmente con la luz que salía de las farolas cercanas.
—Quiero saber quién eres ¡Dime ahora! —Exclamó, casi sin poder contenerse. De forma casi instintiva, levantó su mano y tocó la máscara de Merodeador, empezando a quitársela, un poco más rápido de lo que él esperaba.
A medida que la máscara se deslizaba hacia abajo, el rostro que aparecía debajo hizo que el corazón de T/N se detuviera por un segundo. En lugar del extraño enmascarado que había imaginado, vio a Miles, el chico serio de su clase, aquel que siempre se sentaba en el fondo, que nunca hablaba mucho, pero que parecía observarlo todo.
Sus ojos se encontraron en un instante cargado de sorpresa y revelación. Miles estaba allí, de pie bajo la lluvia, mirándola fijamente. La sorpresa de T/N fue evidente, y por un momento, ninguno de los dos dijo una palabra. La lluvia continuaba cayendo a su alrededor, pero en ese pequeño espacio, parecía que el tiempo se había detenido.
Miles se adelantó un paso, sin decir nada, hasta que finalmente una sonrisa ladina y atrevida apareció en sus labios.
—¿Te sorprende, T/N? —Dijo él, en su tono sarcástico; pero suave. La sonrisa en su rostro era encantadora, como si finalmente se hubiera liberado de la pesada carga de la máscara, aunque aún permaneciera bajo la lluvia, con su atuendo oscuro.
"¡Esto no puede ser!" Pensó T/N mientras procesaba lo que acababa de suceder. El chico al que siempre había visto en clase, el serio, el callado, el que siempre estaba a la sombra ¡Era Merodeador! Todo encajaba en su mente los dibujos, los pequeños detalles que dejaba en su ventana, la forma en que siempre la observaba desde la distancia.
Antes de que pudiera reaccionar o formular una respuesta, Miles dio un paso hacia ella, sus manos tomando su rostro con suavidad. La lluvia seguía cayendo, empapándolos, pero ahora no importaba. La tensión entre ellos era palpable, cargada de algo que ninguno de los dos podía negar.
De repente, y sin previo aviso, Miles la besó. El beso fue intenso, un choque de emociones y deseos reprimidos que estallaron bajo la lluvia. T/N no supo cómo reaccionar al principio, pero rápidamente sus brazos rodearon su cuello, correspondiendo al beso con la misma intensidad.
La lluvia continuó cayendo sobre ellos, pero parecía que el mundo a su alrededor había desaparecido. Todo lo que quedaba era el latido de sus corazones, la conexión que finalmente se había hecho real.
...
El sol de la mañana estaba brillando, pero había algo diferente en el aire. T/N caminaba hacia su casillero, aún procesando lo que había sucedido la noche anterior. Sus pensamientos estaban un caos, pero había una calma en su interior que no podía explicar. Se sentía distinta, como si algo en ella hubiera cambiado para siempre.
De repente, vio una figura que se acercaba rápidamente hacia ella. Miles, el chico serio de su clase, caminaba hacia ella con una confianza que no había visto antes. Pero algo más la sorprendió. En un acto inesperado, Miles la rodeó con su brazo, sujetándola por la cintura con una fuerza suave, pero firme.
Los estudiantes que pasaban a su alrededor se detuvieron, sorprendidos por la escena. T/N se quedó sin palabras, mirando a Miles, mientras él la sostenía con una sonrisa desafiante en sus labios. La chica solitaria, la que siempre había pasado desapercibida, ahora estaba allí, con Miles sosteniéndola frente a todos.
Las miradas de los demás estudiantes eran una mezcla de incredulidad y curiosidad. Nadie esperaba ver algo así. Nadie esperaba ver a Miles, el chico distante y serio, mostrando esa cercanía con T/N, la chica que casi nunca hablaba.
Pero ninguno de ellos sabía lo que había sucedido entre ellos, lo que había cambiado en esa noche lluviosa. Y T/N no podía evitar sonreír en silencio, sabiendo que había algo más entre ella y Miles, algo que nada ni nadie podría romper.
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