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Miles Morales 42

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El sonido de una moto acercándose resonó por la calle, rompiendo la tranquilidad del vecindario. T/n estaba parada frente a la puerta de su casa, con las manos entrelazadas nerviosamente frente a ella. Su atuendo era sencillo pero cuidadosamente elegido: unos jeans ajustados y una blusa ligera que dejaban ver su lado más relajado, pero sin perder ese toque que hacía que todo en ella pareciera natural y encantador.

Ella no era de las chicas que se tomaban días libres. Entre tareas, proyectos y su papel como una de las mejores estudiantes de la clase, las citas nunca habían sido parte de su mundo. Y ahora, ahí estaba, esperando a Miles Morales, su corazón latiendo como si estuviera a punto de presentar un examen sorpresa.

La moto negra y elegante se detuvo frente a su casa, y Miles, con su característico estilo relajado, bajó el pie para estabilizarla. Llevaba una chaqueta de cuero sobre una camiseta simple, y su casco aún cubría su rostro, pero incluso así, T/n pudo reconocer esa postura confiada que parecía innata en él. Miles se quitó el casco, revelando una sonrisa que parecía capaz de derretir cualquier nerviosismo.

—¿Lista? —Preguntó, extendiéndole un casco extra.

T/n asintió rápidamente, aunque sus manos temblaban ligeramente mientras tomaba el casco. —Sí... creo que sí —Respondió, su voz apenas un murmullo.

Miles arqueó una ceja, divertido—No parece que estés tan segura.

Ella se rió nerviosamente, colocándose el casco y ajustándolo como pudo—Es que... nunca he hecho esto antes.

—¿Qué? ¿Montar en moto o salir conmigo? —Preguntó Miles, su tono juguetón mientras encendía la moto nuevamente.

—Ambas cosas —Admitió ella, subiendo cuidadosamente detrás de él.

Miles sonrió para sí mismo al sentir cómo ella se aferraba tímidamente a los lados de su chaqueta—No te preocupes, lo tengo todo bajo control. Solo agárrate fuerte.

Con eso, la moto arrancó suavemente, y el viento comenzó a despeinar a T/n, aunque ella estaba demasiado ocupada tratando de equilibrarse como para preocuparse por su apariencia. 

El trayecto fue más relajante de lo que había esperado. Sentir el viento en su rostro, escuchar el ronroneo del motor y estar tan cerca de Miles le dieron una extraña sensación de libertad. Él manejaba con confianza, como si conociera cada rincón de la ciudad como la palma de su mano.

Finalmente, se detuvieron frente a un pequeño café con luces cálidas que colgaban del techo como estrellas en una noche tranquila. T/n se quitó el casco y dejó escapar un suspiro de alivio, aunque su cabello estaba algo alborotado.

—¿Qué tal? ¿Sobreviviste? —Bromeó Miles mientras la ayudaba a bajar de la moto.

—Fue... emocionante, para ser honesta —Dijo ella, con una pequeña sonrisa tímida.

Miles dejó escapar una risa suave—Sabía que te gustaría. Vamos, te prometí que sería una buena noche.

Entraron al café, y T/n no pudo evitar sentirse más relajada con el ambiente acogedor del lugar. La música suave de fondo y el aroma a café recién hecho creaban un espacio perfecto para una primera cita.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y Miles pidió un par de bebidas antes de volver su atención a ella—Entonces, señorita 'Siempre-en-la-biblioteca' ¿Cómo es que aceptaste salir conmigo?

T/n se rió, su timidez comenzando a desvanecerse un poco—Bueno, para ser honesta, no estaba segura al principio. Pero... hay algo en ti, Miles. Algo que me hizo querer intentarlo.

Él sonrió, inclinándose hacia adelante con los codos apoyados en la mesa—¿Algo como qué?

Ella bajó la mirada, jugando con la servilleta sobre la mesa—No lo sé... Tal vez sea porque eres tan diferente a mí. Yo soy toda reglas y rutinas, y tú eres... bueno, tú.

Miles soltó una pequeña carcajada, pero no de burla, sino de pura diversión—T/n, déjame decirte algo, a veces las reglas están para romperse. Y tú... tienes un lado rebelde que estoy empezando a ver.

Ella levantó la mirada, sorprendida—¿Rebelde? ¿Yo?

—Sí, rebelde —Insistió Miles, su tono lleno de diversión—¿Quién más dejaría de lado las tareas por una noche para subirse a una moto conmigo?

T/n sonrió, sintiéndose más segura de sí misma. Tal vez, solo tal vez, Miles tenía razón. Tal vez necesitaba más momentos como este en su vida.

La noche continuó con risas y conversaciones que fluyeron sin esfuerzo. Al salir del café, Miles la ayudó a subir nuevamente a la moto, y mientras regresaban a casa, ella no pudo evitar sentirse más viva que nunca. Cuando llegaron a su casa, Miles apagó la moto y se quitó el casco, mirándola con una sonrisa cálida. 

—Gracias por confiar en mí esta noche.

T/n asintió, todavía sonriendo—Gracias por mostrarme un lado diferente de las cosas.

Miles la observó por un momento antes de inclinarse ligeramente hacia ella—Espero que esto sea solo el comienzo, T/n.

Ella sintió sus mejillas arder mientras asentía—Yo también.

Mientras entraba a su casa, no pudo evitar sonreír para sí misma. Por primera vez, las tareas y los promedios no eran lo único en su mente. Miles Morales había logrado colarse en su mundo, y ella no podía esperar a ver qué más le tenía preparado.