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Miles Morales 42

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Era una noche fresca en Nueva York, la ciudad nunca parecía dormir. Las luces de los edificios titilaban en la distancia, y el bullicio del tráfico se mezclaba con las risas y murmullos de las personas que caminaban por las calles. Para muchos, era solo un día más en la ciudad, pero para Miles Morales, esa noche representaba una oportunidad de escapar de la rutina, de la constante lucha contra el crimen como Merodeador.

El tío de Miles, Aaron Davis, un hombre con un porte serio y un carácter que siempre mantenía bajo control, había decidido llevar a su sobrino a un pequeño bar de rock, alejado del caos y la presión de la vida diaria. Era un lugar conocido por su ambiente relajado y sus bandas emergentes, un refugio perfecto para desconectar, incluso para alguien tan agobiado como Miles. Aunque al principio Miles se mostró reticente, aceptó la invitación con un simple asentimiento, sabiendo que su tío solo quería lo mejor para él.

El bar estaba oscuro, con luces de neón que iluminaban tenuemente las paredes de ladrillo. El ambiente estaba cargado de energía, los acordes de guitarras eléctricas llenaban el aire, y las risas y conversaciones de los asistentes se mezclaban con el retumbar de los tambores. Sin embargo, algo destacaba entre todo ese ruido: una voz. No era una voz cualquiera, sino una que parecía resonar en lo más profundo del alma, llenando el lugar con una vibrante energía.

Miles se quedó quieto, observando en silencio mientras su mirada se dirigía al escenario. Allí, en el centro, una joven se encontraba frente al micrófono, su cuerpo moviéndose con el ritmo de la música. Su cabello largo y oscuro caía suavemente sobre su espalda, y su presencia en el escenario era magnética. Ella era T/n, la vocalista de una banda de rock local que acababa de subir al escenario para tocar una de sus canciones. Los ojos de Miles se fijaron en ella, hipnotizados por la pasión que emanaba de su voz.

La forma en que cantaba parecía contar una historia, cada nota un suspiro, cada palabra una emoción profunda. Los demás miembros de la banda tocaban con energía, pero era la voz de T/n la que acaparaba toda la atención. Su timbre suave y poderoso al mismo tiempo, su manera de entregarse por completo a cada verso, hacía que la atmósfera del lugar cambiara por completo. Miles no podía apartar la vista de ella.

Aaron, que observaba a su sobrino, no pudo evitar sonreír al ver la expresión en su rostro. Aunque Miles era conocido por su actitud reservada y fría, ahora estaba completamente cautivado por la voz de la chica en el escenario. No era solo la música lo que lo había atrapado, sino la intensidad con la que ella la transmitía. Como si cada palabra cantada fuera una parte de su ser, algo personal, algo que solo ella podía compartir con el mundo.

Al terminar la canción, T/n hizo una breve pausa, respirando profundamente mientras sonreía tímidamente al público que la aplaudía. El sonido de la guitarra eléctrica se apagó poco a poco, y el murmullo de la gente llenó el espacio nuevamente. Miles, sin pensarlo, se acercó a la barra, su mirada aún fija en el escenario. Aaron lo siguió de cerca, notando la fascinación de su sobrino por la joven cantante.

—¿Te gusta lo que escuchas? —Le preguntó Aaron con una sonrisa pícara.

Miles, que normalmente no mostraba tanto entusiasmo, asintió lentamente, su voz grave y tranquila.

—Es increíble... su voz... —Dijo sin dejar de mirar hacia el escenario, como si aún no pudiera procesar lo que acababa de experimentar. Había algo en la forma en que T/n cantaba que lo había tocado de una manera que no podía describir. No era solo la música, sino la pasión detrás de cada palabra que soltaba.

Aaron levantó una ceja y observó a su sobrino con una mirada astuta. Sabía que Miles no se dejaba impresionar fácilmente, pero algo en el modo en que él hablaba sobre T/n le decía que esta chica tenía algo especial.

—¿Vas a ir a hablar con ella? —Preguntó, con una ligera sonrisa burlona en los labios.

Miles se encogió de hombros, un poco incómodo por la idea, pero la curiosidad lo estaba consumiendo. Quería saber más sobre la chica que había cautivado su atención de esa manera tan inesperada.

—No lo sé... tal vez—La respuesta de Miles fue evasiva, pero su mirada no dejaba de seguir a T/n, que ahora estaba conversando con los miembros de su banda tras el escenario.

Aaron observó la situación y, con una sonrisa cómplice, le dio un pequeño empujón hacia adelante.

—Vamos, no seas tímido. Tú también tienes algo que decirle—Dijo en tono de broma, pero con un deje de consejo en su voz.

Miles respiró hondo y, con una determinación que no solía mostrar, se dirigió hacia el escenario. Cada paso que daba parecía pesar un poco más, pero había algo en su interior que le decía que tenía que hacer esto. Cuando llegó al borde del escenario, vio cómo T/n se reía y conversaba con sus compañeros de banda, pero cuando sus ojos se cruzaron, ella lo notó inmediatamente. Algo en su mirada lo hizo detenerse por un momento. Esa conexión silenciosa entre ellos, aunque solo por un instante, fue suficiente para que Miles se sintiera impulsado a dar el siguiente paso.

T/n sonrió con amabilidad al ver al chico que la había estado observando, su curiosidad también se despertó al notar la mirada fija de Miles. Era difícil no notar a alguien tan imponente, incluso en un lugar como este, rodeado de tanta gente.

—Hola soy T/n, la vocalista de esta banda —Dijo, su voz suave pero segura.

Miles, aún con esa actitud tranquila que siempre lo caracterizaba, sonrió ligeramente.

—Lo sé. Tu voz es increíble—Su tono era sincero, y esa sinceridad sorprendió incluso a él mismo.

T/n, agradecida por el elogio, se acercó un paso más.

—Gracias. No mucha gente se toma el tiempo de realmente escuchar—Su mirada se suavizó, y una ligera sonrisa apareció en sus labios. Ella había notado que, a pesar de la actitud reservada de Miles, había algo genuino en su comentario.

Los dos se quedaron en silencio por un momento, solo observándose. Era una conexión silenciosa, pero profunda. Miles sentía que había algo más allá de la música, algo que le hacía querer conocer más a esa chica que había cautivado no solo sus oídos, sino también algo mucho más interno, algo que no podía comprender completamente.

—Oye ¿Te gustaría ir a tomar algo? —Preguntó Miles, sin pensarlo, su curiosidad y atracción por T/n superando su habitual cautela.

T/n asintió, sonriendo aún más, y juntos se alejaron del bullicio del bar, dejando atrás el ruido del mundo mientras comenzaban una conversación que, aunque en silencio por el momento, ya estaba cargada de promesas.