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Miles Morales 42

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La ciudad estaba envuelta en su usual capa de luces parpadeantes y murmullos nocturnos, el terreno perfecto para el Merodeador. Miles Morales observaba desde un tejado, su figura oscura prácticamente invisible bajo el cielo. Aquella noche era tranquila, demasiado tranquila, y él se mantenía alerta, esperando cualquier señal de movimiento en las calles.

No muy lejos, una joven caminaba por una calle iluminada tenuemente, su porte firme y su expresión inmutable. Llevaba un bolso deportivo colgado al hombro y vestía ropa cómoda, ideal para entrenar. T/n acababa de salir de su clase de karate, como hacía casi todas las noches. Para ella, aquello no era solo un pasatiempo, sino una disciplina que había moldeado su vida.

Miles notó su presencia desde la distancia, pero no pensó mucho en ello hasta que vio un grupo de hombres tambaleándose hacia ella desde un callejón cercano. Borrachos, ruidosos y con intenciones que no necesitaban palabras. Miles tensó los puños.


"Esto no va a acabar bien" Pensó mientras se preparaba para intervenir.


Sin embargo, antes de que pudiera moverse, algo inesperado sucedió. Uno de los hombres lanzó una frase grosera hacia T/n y trató de acercarse más de lo permitido. La joven no retrocedió; en lugar de eso, dejó caer su bolso al suelo y adoptó una postura defensiva con una calma que desarmaría a cualquiera.


—No estoy de humor para esto —Dijo, su voz firme como una roca.


El hombre ignoró la advertencia y se abalanzó, pero lo siguiente que Miles vio fue casi un espectáculo coreografiado. T/n lo bloqueó con un giro preciso, sujetando su brazo y lanzándolo al suelo con una técnica impecable.


—¿Qué demonios? —Exclamó uno de los otros, sorprendido, pero eso no lo detuvo de intentar atacar.


Con la misma elegancia feroz, T/n esquivó el golpe y respondió con una patada directa que lo envió tambaleándose hacia atrás. Su postura permaneció perfecta, sus movimientos fluidos, como si el enfrentamiento fuera una extensión de su entrenamiento.

Desde las alturas, Miles se quedó boquiabierto. No era común que alguien lograra sorprenderlo, pero aquella chica lo hizo. Su habilidad, su confianza, incluso la forma en que mantenía la calma bajo presión, lo dejaron completamente fascinado.


"¿Quién es ella?" Pensó mientras continuaba observando.


Los borrachos restantes dudaron por un momento, intercambiando miradas nerviosas. Uno de ellos intentó otro ataque, pero T/n lo esquivó con facilidad, girando y usando su propio impulso contra él para hacerlo caer. Finalmente, decidieron que no valía la pena y se tambalearon lejos, maldiciendo mientras desaparecían en la oscuridad.

T/n suspiró, relajando sus hombros y recogiendo su bolso del suelo. No había un solo rastro de miedo en su rostro, solo determinación y un toque de cansancio.

Desde el tejado, Miles no podía apartar los ojos de ella. No solo por lo que acababa de hacer, sino por la forma en que lo había hecho: con precisión, gracia y una seguridad en sí misma que irradiaba desde cada movimiento.

Sin darse cuenta, sonrió bajo la máscara.


"Creo que acabo de encontrar a alguien interesante" Pensó, su curiosidad despertada como nunca antes.


Decidió seguirla a una distancia prudente, no con malas intenciones, sino porque quería saber más. ¿Quién era esta chica que caminaba por las calles con tanta confianza? ¿Qué historias escondía detrás de esa mirada seria?

T/n continuó su camino, sin notar al vigilante que la observaba desde las sombras. Para ella, era solo una noche más. Pero para Miles, esa noche marcaba el inicio de algo que no podía explicar, una chispa que lo atraía hacia ella de una manera que no había sentido antes.


...


Era una tarde tranquila en Brooklyn, con el sol cayendo lentamente y pintando el cielo de tonos cálidos. T/n caminaba con paso decidido, como siempre, saliendo de una cafetería cercana con una botella de agua en la mano. Estaba vestida con ropa de entrenamiento, lista para una nueva sesión en el dojo.

A unos metros de distancia, Miles, sin la máscara del Merodeador, estaba apoyado contra una pared grafiteada, revisando un par de bocetos en su libreta. Desde aquella noche en que la vio enfrentarse a los borrachos, no había podido sacarla de su mente. Aunque no había planeado seguirla, sus caminos parecían cruzarse con más frecuencia de lo que él esperaba.

Ella pasó a su lado sin notar su presencia, hasta que tropezó ligeramente con una grieta en la acera y dejó caer la botella al suelo. Miles, con reflejos casi automáticos, se agachó y la recogió antes de que T/n pudiera reaccionar.


—¿Se te cayó algo? —Dijo, extendiéndole la botella con una sonrisa desenfadada.


T/n levantó la mirada, algo sorprendida por el gesto. Sus ojos se encontraron con los de Miles, y ella sintió una chispa momentánea, aunque intentó no mostrarlo.


—Gracias—Su tono era neutral, pero su mirada evaluativa no pasó desapercibida para Miles.

—No hay problema—Miles inclinó ligeramente la cabeza, tratando de leer algo en su expresión. Se dio cuenta de que estaba frente a la misma chica que había visto aquella noche. "La chica del karate" Pensó, con una mezcla de admiración y curiosidad.


Ella asintió, preparándose para seguir su camino, pero Miles no podía dejarla ir sin al menos intentar entablar una conversación.


—¿Eres de por aquí? —Preguntó, como si fuera algo casual.


T/n lo miró de reojo, deteniéndose a unos pasos. Había algo en él que llamaba su atención, una mezcla entre confianza y misterio.


—Sí, supongo ¿Por qué?


Miles encogió los hombros, guardando su libreta en la mochila.


—Te he visto antes. Creo que cerca del dojo de la esquina ¿Entrenas ahí?


La pregunta hizo que T/n lo mirara con más detenimiento. No le gustaba que alguien notara sus rutinas, pero no percibía malas intenciones en él.


—Sí ¿Y tú? —Dijo, cruzando los brazos.


Miles sonrió, apreciando su actitud seria pero directa.


—No, no es lo mío; pero vi cómo manejaste a esos tipos el otro día—Levantó las cejas, impresionado—Eres buena.


Ella frunció el ceño, un poco molesta por la idea de que alguien la hubiera estado observando, aunque al mismo tiempo no pudo evitar sentir cierto orgullo.


—¿Estabas ahí?

—Más o menos. Estaba por intervenir, pero tú te encargaste de todo. No sé si alguien ya te lo ha dicho, pero tienes talento.


T/n no estaba acostumbrada a los halagos, especialmente de alguien con la actitud relajada de Miles. Sin embargo, algo en sus palabras sonaba genuino, y eso la hizo bajar ligeramente la guardia.


—Gracias, supongo—Hizo una pausa y añadió— ¿Y tú? ¿Por qué estabas ahí?


Miles sonrió de lado, con ese aire despreocupado que parecía ser parte de su esencia.


—Digamos que me gusta vigilar el vecindario. Nunca se sabe cuándo alguien puede necesitar ayuda.


Ella lo miró con curiosidad, intentando descifrarlo. Había algo extraño en él, algo que no lograba colocar del todo.


—Bueno, gracias por la botella. Tengo que irme.


Antes de que pudiera dar otro paso, Miles dio un pequeño paso adelante.


—Espera ¿Te gustaría tomar algo algún día? Solo para hablar. Prometo no ser raro.


T/n arqueó una ceja, sorprendida por su confianza, pero no pudo evitar sonreír ligeramente.


—Tendré que pensarlo—Le lanzó una mirada que era a la vez un desafío y una invitación—Quizá te vea por aquí otra vez.


Miles la vio alejarse, con una sonrisa satisfecha en el rostro. Sabía que esto no terminaba ahí. Por primera vez en mucho tiempo, había encontrado a alguien que no solo lo intrigaba, sino que lo desafiaba. Y él no era de los que se daban por vencidos fácilmente.

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