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Miles Morales 42

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La noche era perfecta para una cita. Las calles de Brooklyn estaban iluminadas por luces cálidas, y una suave brisa hacía que el aire se sintiera fresco. Miles había insistido en elegir la película, aunque no quiso decirle a T/N cuál era. Solo le había prometido que la pasarían bien.

Cuando llegaron al cine, T/N no pudo evitar sonreír al ver el lugar. Era un cine pequeño y antiguo, con un letrero de neón parpadeante que anunciaba películas clásicas. El encanto del lugar lo hacía sentir especial, como si estuvieran a punto de entrar en otro mundo.

—¿Por qué aquí y no en uno de esos cines grandes? —Preguntó ella mientras Miles le abría la puerta.

—Porque aquí no hay tanta gente, y me gusta la idea de que sea solo tú y yo... —Respondió él, dejándolo ahí como si no fuera gran cosa, aunque el leve rubor en sus mejillas lo traicionó.

Compraron palomitas y un refresco grande para compartir, y se dirigieron a la sala. Miles, como siempre, eligió los asientos al fondo, asegurándose de que estuvieran lejos de miradas curiosas.

La película comenzó poco después, una comedia romántica que arrancó risas a la mayoría de los espectadores, incluida T/N. Ella se recostó ligeramente contra Miles, disfrutando de la película y del calor reconfortante de su cercanía.

Sin embargo, Miles parecía más interesado en observarla a ella que en prestar atención a la pantalla. Sus ojos seguían cada uno de sus gestos: cómo sonreía, cómo sus ojos brillaban cada vez que algo la hacía reír.

—¿Qué? —Preguntó T/N, atrapándolo mirándola.

Él se encogió de hombros, llevando una palomita a su boca con fingida inocencia.

—Nada. Solo que te ves bonita cuando te ríes.

T/N rodó los ojos, aunque su sonrisa lo decía todo.

—Deberías mirar la película, Miles.

—Ya estoy mirando lo mejor que hay aquí.

Ella dejó escapar una risa suave, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Miles tenía esa habilidad de desarmarla con sus palabras, incluso cuando intentaba mantener la compostura.

Con el paso de la película, él deslizó un brazo alrededor de sus hombros, atrayéndola más cerca. Ella se dejó llevar, recostándose completamente contra él, su cabeza apoyada en su pecho. El sonido de su risa era el único "Ruido" que Miles necesitaba escuchar esa noche.

Cuando llegó una escena particularmente emotiva, T/N notó que Miles estaba más callado de lo habitual. Giró un poco la cabeza para mirarlo, solo para encontrarlo ya mirándola.

—¿Estás bien? —Preguntó ella en un susurro.

Él asintió lentamente, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

—Sí, mami. Solo estoy pensando en cómo me haces sentir.

T/N sintió que el aire se volvía más ligero, como si todo en el mundo estuviera en perfecto equilibrio en ese momento. Sin pensarlo, entrelazó sus dedos con los de él, sus manos encontrándose en un gesto lleno de ternura.

La película terminó, pero ninguno de los dos se movió de inmediato. El resto de los espectadores comenzaron a salir, pero ellos se quedaron ahí, disfrutando de la tranquilidad y del momento que habían compartido.

—¿Te gustó la película? —Preguntó Miles finalmente, mientras la ayudaba a ponerse de pie.

—Me encantó. Pero creo que tú la hiciste mejor—Le guiñó un ojo antes de salir de la sala.

Miles la siguió, sacudiendo la cabeza pero sonriendo.

—¿Qué puedo decir? Me esfuerzo por impresionarte.

—Bueno, lo estás logrando.

Salieron del cine tomados de la mano, caminando por las calles iluminadas con una sensación de felicidad que parecía envolverlos por completo. Miles apretó ligeramente su mano y la miró de reojo.

—¿Sabes que esto es solo el principio, verdad?

T/n lo miró con curiosidad.

—¿El principio de qué?

—De todas las cosas increíbles que vamos a hacer juntos—Su tono era seguro, prometedor, como si estuviera hablando de un futuro que ya podía ver.

Ella sonrió, dejando que sus dedos se entrelazaran aún más fuerte con los de él.

—Estoy lista, Miles.