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Capítulo 14.

ABRIL.

Abril podría ser uno de los peores meses para mí después de las navidades en diciembre. Nunca era fácil recordar el pasado de una persona a la que sigues amando, más aún cuando esa persona no tuvo opción de elegir. La muerte la eligió a ella y Luna obedientemente tuvo que seguirla.

Hoy, 10 de abril, sería su cumpleaños número treinta. Lastimosamente solo pudo soplar hasta veintiún velitas.

Mi jefe sabía que ese era el único día que me permitía faltar, estoy seguro que si estuviera en la editorial mi aura negativa no sería fácil de llevar para los demás. Aunque después de la reunión en el bar el día de San Valentín había empezado a tener una mejor relación con mis compañeros de trabajo, aún mantenía mi distancia.

Nadie sabía la razón de porque faltaba todos los 10 de abril al trabajo, había sido así los últimos cuatro años. En la universidad me permitía tener ese día libre, hasta los parciales los evitaba si me tocaban ese día, sabía que si asistía reprobaría. Mi cabeza no funcionaba bien este día, era como si hubiese pasado por un cortocircuito.

Bajé del taxi cerrando la puerta a mis espaldas. Desde ese lugar veía como a lo lejos la señora y el señor Charpentier ya estaban acomodados frente a la lápida de su hija.

No había traído flores, Luna las odiaba por lo que evitaba traerlas a toda costa, aunque Max su hermano siempre me veía con mala cara por traer globos.

Si, globos. Solo la señora Charpentier sabía uno de los pocos acuerdos que Luna y yo habíamos hecho antes de que partiera.

—Nada de flores, Jhet.

—¿Entonces que podría llevarte?—había preguntado aún reacio a pensar que la perdería. Todavía pensaba que un milagro ocurriría y mi Luna podría curarse mágicamente para las navidades.

—¿Por qué no me traes globos?

—¿Globos?

—¿Qué? Son menos tétricas que las flores.

Armándome de valor, respiré profundo y caminé hasta la familia Charpentier. Max fue el primero en verlo, rodó sus ojos cuando me vio llegar con los seis globos con helio que siempre traía, tres rojos y tres verdes.

—Que sean rojos y verdes—me había puesto como condición—. Y ni se te ocurra llevarme esos globos inflados con aire, tienen que ser de helio.

—¿Otra cosa?

—Si.

Caminé a paso lento hasta que finalmente llegué al lugar donde el cuerpo de Luna descansaba. Antes de saludar a los demás me incliné hacia la lápida y deposite un suave beso sobre esta mientras cerraba mis ojos con fuerza.

—Tienes que darle un beso a mi lápida. Así como siempre me das mis besos en la frente.

—De acuerdo—para sellar el trato besé su frente como tanto le gustaba, porque en mi interior sabía en ese entonces que mis próximos besos en Luna serían en su lápida fría e impersonal.

—Solo era una broma Jhet, con los globos basta. Solo... No me traigas flores.

Igual seguía dándole su respectivo beso en la frente.

Me separé de la lápida y estreché la mano del señor Charpentier. En su rostro solo podía ver el dolor, Luna era su niña, perderla fue demasiado duro.

—Es bueno verte, Jethro.

—Igualmente.

Me dirigí a la señora Charpentier quien al instante me envolvió en un gigantesco y maternal abrazo. Sabía cuánto le dolía este día, hace treinta años había traído al mundo a una maravillosa niña, se la arrancaron demasiado pronto.

—Siempre he dicho que los padres nunca deben ver morir a sus hijos, sino al contrario—dijo en mi cuello, la estreché con más fuerza a mi cuerpo, sabía que necesitaba de mi al igual que yo necesitaba de ella—. Gracias por venir.

—Usted sabe que no me lo perdería por nada del mundo.

Con Max, solo le otorgue un ligero movimiento de cabeza. Desde que Luna se había ido nuestra amistad se había roto. Suponía que le recordaba demasiado a su hermana. Al momento de sentir su indiferencia me dolió, porque siempre necesité un amigo, a él lo consideraba uno de los pocos amigos que tenía. Después de tanto tiempo, ya me daba igual su actitud hacia mí.

Aún sostenía en mi mano los globos. Todavía no había empezado mi charla con Luna, esa por lo general venía después de que los Charpentier se iban.

Cuando finalmente me dejaron solo, até los hilos que sujetaban los globos en un fino tubo que mandé a colocar poco después de que Luna fuera sepultada en ese lugar. Seguido de esto, me arrojé sobre la grama y repetí en voz alta el mensaje de la lápida.

—Porque tal vez el lugar de la Luna es estar junto a las estrellas.

Recordé más de lo que me había dicho esa noche.

—Quiero que ese mensaje este en mi lápida.

—Luna...

—Sabes que es inevitable, Jethro—apretó mi mano y una lágrima se deslizó por su mejilla—. Te quiero pedir una cosa más.

—Lo que quieras.

—Si llegas a conocer a alguien...

—Luna...—la había interrumpido sin querer hablar sobre ese tema.

—Por favor, escúchame—exigió con voz autoritaria por lo que había guardado silencio—. Si llegas a conocer a alguien que te haga sentir la persona más malditamente especial en el mundo, llévala conmigo. Porque corazón, tengo que aprobarla.

No sé qué me lleva a sacar el teléfono de mi pantalón y escribirle.

Sussie tardó veinte minutos en llegar y sentarse a mi lado. No la miré, solo seguía observando fijamente la lápida, como si fuera Luna la que estuviera frente a mí.

—Todos los años tiendo a mantener una conversación con ella. Hoy... No sé qué decir, ni siquiera sé si valga la pena hablarle.

—Claro que vale la pena—susurró Sussie mientras tomaba mi mano. Le dio un ligero apretón por lo que me obligué a posar mis ojos en ella—. ¿Por qué no le hablas de mí?

—¿Quieres que le hable de ti?

—Sí, eso sería un honor. Estoy segura de que ella me amaría.

Sonreí, Sussie siempre lograba hacer que sonriera en los peores momentos desde el día uno.

—Muy bien—dije, miré nuevamente la lápida y señalé a Sussie—. Luna, te presento al elfo que chocó en nochebuena conmigo, se llama Sussie, pero yo sigo llamándole Elfo.

—Mucho gusto, Luna. ¡Soy el elfo! Tengo que decir que me dejaste mucho trabajo, mira que el Grinch aquí no quería celebrar más la navidad gracias a ti, ¿Puedes creerlo? ¡Te culpa! Lo sé, hombres, todos son iguales.

Definitivamente Luna laamaría.

Este sin duda alguna ha sido uno de mis capítulos favoritos de la historia, lo amé.

Mi pregunta de hoy es: Si te concedieran un deseo estas navidades, ¿qué desearías?

Este capítulo es para Pandicito <3 No sabes lo que me haces reír con tus comentarios, me encantan :)

Nos leemos mañana, ya casi estamos a mitad de mes :O

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