La ansiedad por esbozar tu imagen me despoja de mi cordura, mi lienzo en blanco y vacío aún espera con paciencia...

Cómo cuesta describir los colores  etéreos de tu silueta, ese encanto cautivante que camelaba mis anhelos más recónditos.

Cómo esbozar un verso que dibuje el aroma de tu sombra que aún baila con mis temores cada vez que me asfixia tu ausencia.

Quizá el precio de alguien como tú, va tomando forma en el tiempo y la distancia, cuando contemplas el vacío que dejó en tu piel desnuda, cada vez que cierras el telón de tu acto cotidiano.

Negar tus defectos sería recortar los rasgos que te hacen mujer, una aspereza, una estría o lunar son los detalles que hoy navegan en mi mente y que aún no puedo describir.

Terminaré construyendo un carente verso que diga que eres sublime y seguirá siendo una banalidad,  mientras busco la palabra exacta para decir lo inefable de tu ser, quizá alguien lo vea en el fulgor de mis ojos cuando hablo de ti, o lo descubra en la melodía risueña de aquella sonrisa que ahora acaricia mis labios; entonces ya no hará falta ninguna palabra para saber que solo fuiste y eres tú.