Tengo un mar de palabras hirviendo en mente y la primera que se asoma con su aleteo intenso es la pasión.

Cada milímetro de mi respirar está pintado con ese color, pasión para despertar y disfrutar de un amanecer sea invierno o primavera; pasión para llorar con solo contemplar una tierna rosa bañada en rocío o a un niño con hambre y frío ; pasión para amarte y pelear mil batallas con el desaliento, para capitular con el tiempo y la distancia; pasión para esperar sin claudicar.

Soy un romántico empedernido que piensa que el mundo será mejor y aún dibuja sueños azules en su piel; que aún sueña con ver a sus niños gritando y corriendo por la sala, mientras me sumerjo en la intensa lluvia de mis ojos jubilosos...

Sueño con llegar a casa que me espere con la luz encendida, con alguien que me sirva un vaso con agua, mientras me escucha ; quizá en el fondo la soledad sea la que ahora me acostumbró a su presencia que me enamoré de ella.

Soy aquel que todavía disfruta de una caminata al campo, de un buen libro, de una intensa lluvia, una noche de luna, un café viendo el ocaso, mientras escribo algunos versos y soñando con leértelos bajo la sombra de un árbol al compás del viento ...

Soy de aquel que aún dibuja corazones en un papel o en la playa con nuestras iniciales aunque tú no estés para sonrojarte con mis locuras.

Soy aquel que duerme solo por tener otra oportunidad más para soñarte.

Soy de los que tiene mil heridas en su piel pero dispuesto a poner el pecho para evitarte un dolor.

Soy un loco que te ama sin razones, que todavía siente caricias tuyas en la voz de tus fotografías.

Soy como el viento, aventurero; como la misteriosa noche, como el caudal de un río por su pasión y quizá tan tierno como la caricia de una madre a su hijo.