73 - Resaca
Mi voz aún refleja las cenizas recién horneadas de una batalla funesta silenciosa.
Peino lentamente las ojeras de mi alma mientras mastico algún sueño añejo y rebelde.
Mi cuerpo lacerado por tu indiferencia revela los vestigios de una agonía, de viernes Santo; a quien no le llegó aún, el domingo de pascua.
Intento tejer una sonrisa para protegerme de las ironías del tiempo y aquellas miradas mordaces a mi soledad. (solo y a esa edad)
Ondonea el eco del tañido de las campanas que anunciaron mi vía crucis; el aroma nefasto, todavía se pasea en mi piel.
Mi rostro lleva tatuado a la pálida nostalgia y aunque esboce alguna sonrisa ensayada, revela esa anemia otoñal que muy pocos tenemos el denuedo de reconocer.
No me quedan más destellos para mis ojos que parecen dormir y que parpadean por rutina y compromiso.
Estos son los escombros que visten mis mañanas y se sacuden la pereza melancólica para bailar de nuevo por las noches cuando me haces una falta abismal...
Bostezan mis besos y te siguen esperando envueltos en el letargo de una gélida resaca.
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