Aún no apagues la luz de tu voz, necesito cubrir mi desnudez con la eufonía de tu risa.

No detengas el vaivén de tu cintura, aún no terminó la última melodía de nuestra canción.

Y si te quedas unos segundos más en mi poesía. Yo ajusticiaré a tus prisas y apremios para que no hostiguen a tus pasos.

Y si te quedas esta noche , podría preparar café y sentarnos a beberlo, bajo el árbol del parquecito, a la luz de la luna...

Quédate recostada a mi lado, pronto me dormiré, mis huesos adoloridos, presienten los pasos de mi último viaje.

Quédate solo el tiempo que dure el respiro de mis versos, algunos cansados, otros peinando hilos de plata, pero todos esperando tu mirada.

Y si te quedas esta noche, desnudaré tus sueños y besaré, con mis versos, las cicatrices de tus deseos, que mis últimos latidos acunen tus anhelos.

Quédate conmigo, hasta que tus ganas de irte, se cansen de insistir y envejezcan hasta morir.

Quédate en silencio , como si fuera mi último deseo, antes de tatuar en tu alma, el epílogo de mis versos.

Quédate abrazando la silueta de mi epitafio, que solo rima con tu suspiro lozano, pausado y libre como el céfiro lejano.

Quédate con las cenizas de mi último beso, con la melodía de ese frustrado abrazo , que agoniza junto a tantas caricias, solo un segundo más ¿y si te quedas más... ?