La lucidez de mis pasos descalzos se extravían, el faro está de vacaciones indefinidas, la brújula bosteza cansada y apenas se parapeta en sus ojeras...

Mi razón se despeina con el vendaval de sensaciones que alborota mis esquemas, no hay mapas que guíen mi travesía.

Te recorro sin prisas ni manuales, a veces te beso con la mirada y me quedo mirándote con mis besos; me olvidé por donde explorar tus rincones ; juego a ciegas en tus laberintos grises, todo es incierto y cautivante.

No hay guías para engranar el caos de tus deseos; tus huesos se enredaron otra vez con mis labios y no sé si son tus silencios o tus vacíos los que ahora le susurran a mis dedos.

Te amo con el cauce de la frescura de un Jazz ; sin ningún libreto para tocarte, con las cuerdas de mi locura; con la formas de aquellas dunas de mi soledad.

Bailemos , mientras vamos hilvanando las melodías, que aún no se hospedaron en el pentagrama; nuestro ritmo esculpirá los pasos a seguir...

No tengo un plan de vida, pero algo se nos ocurrirá para ser felices; no tengo esquemas ni rimas que seguir, te ofrezco la libertad de mi ciega intuición y no preguntes a dónde vamos, porque los caminos certeros son solitarios y silenciosos.

Acompáñame a un viaje sin rumbo, sin equipaje, ni dinero y disfrutemos cada segundo, sin culpas ni remordimientos; seamos parte de los versos sueltos, de sueños raros y del rocío de esta eterna anarquía.