Con los ojos exhaustos y mis sueños en muletas; intento esbozar en un cuaderno viejo, algunos versos sin rima que han quedado en algún rincón de mi memoria.

Sacudo un poco el recuerdo de algún fallido intento por entender tus misterios, tus repentinos cambios de humor que ahora, dibujan una sonrisa en mi alma.

Te sigo esperando, siempre con la mirada en lo porvenir, arropado con mi acostumbrada ansiedad y bebiendo el café de tus ojos.

La noche me sonríe con sarcasmo y crueldad pero me duele más las miradas compasivas de las estrellas, orquestadas por la luna.

Por momentos creo ver la silueta de tus pasos y me asomo a la ventana, ensayé tantas veces los regaños pero siento que no podré estrenarlos.

El alba rasguña mi puerta y me rehúso a oír , veo de reojo mi cama vacía que aún conserva el calor de mis desvelos

No quiero que llegues cuando mis ojos duerman ; no quiero que amanezca aún, sin oír que llamas a mi puerta

Te seguiré esperando toda una vida, en el mismo lugar donde besé tu alma ; quizá el alba llegué y vuelva mil veces, no lo podré evitar, no sé si es de día o es de noche solo que sigo sin dormir, esperando que al fin... puedas volver.