El tiempo aún mastica sin prisa las cenizas de mi alegría ; no cabía más felicidad en mi alma; mi agitado corazón explotaba en tu mirada y una sola palabra de tus labios revolvía mi sangre hasta el clímax.

Desnudé mi espíritu al compás de tu piel; deshojé mis inéditos secretos y caminamos de la mano por los recónditos recovecos de mis complejos más insólitos.

Te entregué la castidad de mis temores y la pureza de mi risa escondida se quitó el velo en tus manos ; sin recatos ni reservas.

Te revelé con candidez mis peculiares rincones vulnerables; puse tu katana en mi talón de Aquiles y vestí dubitaciones de una fe inquebrantable

En tu regazo fui el más frágil diamante ; la más fugaz eternidad; una fulgente oscuridad y una conturbada paz que ahora me aletarga con pasión.

En tu indiferencia hilvané mi fidelidad tan constante, tan inefable y tan nuestra que hasta ahora amordaza mis deseos en tu recuerdo.

En tu frialdad diseñé cada caricia que cual rocío desgastó tu diamantino corazón y lo que fui, lo fuiste siendo tú.

Lo que fui, es como soy, pero no quiero ser sino es contigo ; lo que fui contigo es mi esencia que se quedó en tu piel.

Lo que fui es lo feliz que puedo ser y solo lo seré; cuando tu tersa mirada acaricie otra vez mis labios ; para oír tus besos en mi alma, desnudando otra vez con picardía todo lo que fui y lo que soy, solo contigo.