No me arrepiento de haber coronado con mis versos tu indiferencia.

No me arrepiento de mis desvelos esculpiendo detalles para esparcirlos en tu silencio.

Hice trizas mi cordura y te di de beber, de mi locura, de mis sueños, de mi poesía.

Derretí el iglú de tus miedos, abrazando tus secretos y acariciando la pereza de tu alma, cada noche .

Resucité tu sonrisa a suspiros ; rescaté tu ternura del infierno, pagué el rescate por cada sueño tuyo, en agonía.

Remendé tu corazón con mi piel, zurcí las magulladuras de tu alma y cautericé tus heridas con mis besos.

Y aunque ahora no te tengo, no me arrepiento de haberte amado tanto, aún a costa de mis angustias.

No me arrepiento porque si tuviese otra vida más, lo haría de nuevo, amarte sin reservas, aún sabiendo que te irías otra vez de mi lado.