Me cubriré las dudas con el tinte de aquella fe que enterré en el jardín.

Sin perder de vista la voz de la alborada en mi ventana.

Si no te tengo, no te pierdo; pues voy con los bolsillos vacíos sin más que una esperanza remendada.

Ojalá mi suerte no se haya levantado con el pie izquierdo y cruce sus dedos antes de que se le atraviese un gato negro.

Voy a despertar con mi verso, un milagro azul ; abriré mi risa al infortunio y será lo que te tenga que ser...

Si tu indiferencia me hiere de muerte, me cubriré con un soneto risueño, pero saborearán mis ojos por última vez, la ponzoña de tu rechazo.

Iré muy ligero, con las ilusiones descalzas y con mi locura como sombrero, siempre poniendo el pecho hacia el matadero, con mi paso tenue y certero.

No me sumergiré en ninguna plegaria, hice trizas mis cábalas y amuletos solo quiero acurrucarme en la melodía de un ; "será lo que tenga que ser"...