No sé qué me podría doler más; si amarte de lejos o verte de cerca, pero no tenerte.

La distancia se amoldado a mi vacío y a veces me sonríe con cierta sorna.

Amarte de lejos ha fermentado mis ganas de abrazarte, de hiperbolizar el valor de tu mirada en mi sonrojo; perderme en los acordes de tu sonrisa, hasta embriagarme con tu aliento...

Amarte de lejos me ha empujado a guarecerme en mis versos, parapetarme en la esperanza; respirando la brisa de un sueño, que voy tejiendo cada tarde mientras me bebo un café con tu misterio.

La distancia me susurra un canto que estalla en llanto; cada vez que mis brazos se percatan de que tus caderas se han ido y tu cintura ya no jugará más con mis torpes manos; que hoy se durmieron cansadas de llorar tanto.

Amarte de lejos ha domado mis ganas de besar tus cabellos; de verte a cada instante, de recorrer tu piel con mis versos; de despeinar tu alma con mis canciones, en tus cuentos.

Amarte de lejos es probar que el amor no es un simple beso, una caricia o un caminemos de la mano; sino un : "te espero con paciencia" pues aunque los años envejezcan y se llenen de canas siempre habrá espacio para un te extraño o un te amo, a pesar de que no te tenga conmigo; porque si es amor, entonces valdrá todas las penas, el dolor y una eterna espera.