Ven conmigo a hurgar en la voz de mis secretos, que se desnudan a prisa, cuando sienten a tu alma, bailando en mi cama.

Ven a conocer las cadenas que anidaron su juramento en mis complejos; porque sigo hospedando a los monstruos que me asustaron cuando era infante, que solamente se irán si oyen tu voz…

Ven y caminemos por ese sendero solitario, que espera nuestros pasos juntos, para brotar primaveras con estrellas y el cielo con flores blancas, acompañando a la luna.  

Ven para mostrarte las cicatrices de mi sonrisa; mi esperanza remendada con versos azules y esa canción que adorné con los retazos de tu última mirada.

Ven conmigo para recorrer esa historia, que nadie se atrevió a contar; vamos a bordar esa escena de nuestros besos, hasta que los ángeles se sonrojen cuando nos vean…

Ven, porque sin ti, la mañana no despertará; el arcoiris flameará en gris; mis labios morirán de sed en el desierto de la utopía; mientras en mi piel, mis últimos versos se ahogan, esperando a esa caricia que aún no se asoma en mi estación.