Se nos fue un agosto más, sin tatuajes en el cielo, sin agitar el pañuelo.

Se nos fue la estación, arrastrando las cadenas de una promesa que se fue consumiendo en mis labios.

Se nos fue con la mirada hecha trizas y con las hojas secas cubriendo su desgano.

Se nos fue, mientras el crujido de mis versos sigue tiritando lejos del recuerdo de tu silencio.

Se nos fue, con las palabras muertas, en el féretro de un silencio que hiede amargura.

Se nos fue mientras los labios resecos de nuestro encuentro, se han cansado de flamear bajo el agua.

Se nos fue el aire, se nos va la vida, se nos fue otro agosto y nos deja la piel partida.

Se nos vino encima setiembre, con la insolencia de una prisa entre sus piernas, se nos fue otro agosto  y seguimos desde lejos,  entre orgasmos y suspiros que van engendrando más versos.