Capítulo 5
Se apoyaba en su moto mientras se abrazaba el vientre, el cual estaba vendado pues había sufrido una herida de bala hace unos días atrás.
—Al fin llegas —soltó aliviado y tomó la bolsa que la pelinegra le traía.
Ella lo fulminó con la mirada después de ver lo rápido que le arrebató la bolsa.
—Si tanta hambre tenias —metió sus manos en los bolsillos de su abrigo— se lo hubieses pedido a tu novia.
Masticaba desesperado el aperitivo, estaba muy hambriento.
—No, ella no va entenderme.
—Entonces déjala, las relaciones como las de ustedes no terminan bien.
—¿Y qué quieres? —bajó y subió los brazos— ¿Vuelvo contigo? —chasqueó su lengua—. Minnie lo nuestro fue muy tóxico.
—¿Y con Rosé qué pasa? Te veo por el mismo camino que cuando estabas conmigo.
—No es lo mismo. Ella si me valora y no me ve como un objeto como tú.
—¡Si te veía como un objeto porque me llamas a mí en vez de a ella! —resopló —. Ya se por qué, ella no sabe la clase de basura mentirosa que tiene enfrente.
—Te puedes callar, yo no soy un mentiroso.
—¡Si lo eres! —atacó—. Le haces un cuento de tu vida muy diferente al real ¿Crees que no lo se? Es mi compañera de cuarto y escuchó todo lo que le cuenta a su mamá.
—No andes de chismosa.
—No me juzgues cuando tú tienes mil defectos. Para que lo sepas, Rosé ya sabe que tú y yo tuvimos algo y para tu tranquilidad le dije que no fue nada serio.
—¿Por qué mentiste?
—Porque a pesar de todo todavía te quiero Jimin.
...
—Hoy quiero pedirle disculpas a todos ustedes.
La pelirroja agachó la cabeza, pero al instante la volvió a levantar. Estaba apenada con todos sus maestros por haberlos criticado después de darles siempre malas calificaciones. Cuando en realidad ella estaba enferma.
—Prometo no volverlos a molestar, lo siento.
Hizo muchas reverencias a modo de disculpa. Ninguno de sus profesores se acercó a ella, todos se alejaron , excepto MinHo, el bibliotecario.
La miraba agarrando su mentón y cuando el último profesor salió del aula le pidió que alzara su cabeza.
—¿Estas bien? —le preguntó.
—Entre lo que cabe ¿Sabes qué harán conmigo?
Negó con la cabeza.
—Lo más probable es que te envíen a revalorización.
—Si, eso es lo mejor —bufó.
—¡Hey papá! —Jungkook llamaba a su supuesto padre desde afuera—. Te estaba buscando, llegaron unas cajas y no se donde ponerlas y también necesitan tu firma los mensajeros.
—El deber me llama.
Al pasar por el lado de su supuesto hijo sintió un fuerte dolor de estómago que lo obligó a correr hacia el baño.
—¡Hey Rosé! —llamó— ¿Quieres ir conmigo a por una bebida esta noche?
—No puedo, tengo que buscar a mi novio —le tocó el hombro a penas paso por su lado.
—¿Y mañana?
—No se si pueda —dijo tartamudeado. En realidad no quería salir con Jungkook, no le interesaba.
—De acuerdo.
La dejó ir por su lado, le intentó provocar dolor de barriga como había hecho momentos antes con MinHo, pero fue imposible, sus poderes no funcionaron.
Eso lo condujo a tener una necesidad de conocerla a profundidad y a estar más cerca de ella.
Pero, Park Jimin estaba en el medio. La única manera de acercarse más a ella era quitándolo y de eso se encargaría a partir de ahora.
...
Jungkook estaba frente al edificio donde Jimin vivía junto a sus compañeros de la universidad.
Al no ser una persona normal y corriente, no entró por el pasillo, sino que voló hasta el apartamento del pelirrubio y se metió por la ventana, la cual tuvo que romper antes de abrir, pero luego por arte de magia reparó.
Buscó por todas partes algo que lo ayudara para que Rosé se olvidara de Jimin, pero no encontró nada.
Creía que esto iba a ser imposible de hacer, no podía crear pruebas falsas porque no estaba entre sus características.
Jungkook a pesar de ser un demonio, siempre no lo fue, en realidad antes era un hechicero, pero un día hizo algo muy malo que lo condujo a convertirse en esta criatura.
Estaba a punto de irse derrotado, pero sintió un murmullo en la sala. Se acercó par ver de quién se trataba y era casualmente Jimin, estaba con una chica.
Él no pudo ver la cara de ella, pero sabía que no era Rosé, pues su pelo era de color negro. Ella le estaba curando una herida a Jimin y cuando terminó besó sus labios.
Claramente el pelinegro aprovechó el momento y comenzó a tomar fotos de aquello con su celular.
—Esto servirá —afirmó viéndolas.
...
Rosé se estaba preparando para sus próximos exámenes. Esperaba salir mejor ahora que sabía cual era su problema.
Estaba sentada en su cama, con su laptop delante, memorizaba algunos puntos de la guía de historia.
El timbre de la puerta la interrumpió y fue trotando hacia allí para ver de quién se trataba.
Extrañamente no había nadie, pero si algo, un sobre blanco sobre el suelo. Lo tomó y cuando lo abrió encontró una foto. En ella salía su novio besando a una chica de melena negra.
Cerró la puerta y camino hasta su cama, se sentó en la punta de esta y continuó mirando la foto. Pensaba que podía ser un montaje, pero se veía muy real. No se creía lo que estaba viendo.
A su lado estaba su celular, el cual comenzó a sonar, un número desconocido estaba en la pantalla. Contestó sin más y al escuchar la voz que hablaba sintió enfado.
—Rosé quiero verte. Soy yo Jimin.
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