—¿Me extrañabas? —Minnie formaba círculos en el abdomen de Jimin a modo de caricia—. Seguro, sino no estuvieras aquí —dejó escapar una sonrisa.

Jimin alejó su mano con tosquedad y le dio la espalda. Cerró los ojos por un momento. Acto seguido dijo:

—Solo te use —dejó escapar el aire que contenía—. Me pelee con Rosé de nuevo y necesitaba algo para poder relajarme.

Minnie se quedó en silencio, se quedó mirando su estado. Se encontrada desnuda, con el pelo revuelto, moretones en el cuello  y varias cachetadas en sus glúteos.

—No quiero que esto se vuelva a repetir —recalcó el pelinegro todavía acostado.

La pelirroja aferró sus manos a la sábana, mordió su labio inferior para impedir la salida de sus lágrimas, pero ya era demasiado tarde una se había escapado, dándole a entender que era una débil y se sentía aún más triste por eso.

—No te amo Minnie, solo eres un juguete para mí.

Minnie se limpió las lágrimas y se puso solamente su vestido por encima. Tomó la ropa de Jimin mientras este seguía menospreciándola. Sacó un mechero de su gaveta y cuando estuvo cerca de la ventana , le prendió fuego a la ropa del chico.

—¿Qué estás haciendo? —dijo escandalizado, se levantó e intentó caminar hacia ella, pero se detuvo al recibir una señal de un paso más y te lanzaré esto—. ¿Por qué me haces esto? —preguntó suplicante.

Bufó con enormes ganas de estrangularlo.

—No está bien que menosprecies a una chica porque otra te dio el bate —respondió enojada y dejó caer las prendas al ver que nadie pasaba—. Ahora vamos a ver cómo sales de aquí sin ropa —se cruzó de brazos y lo miró maliciosa.

...

—¿Por qué no estaría tranquila? Es algo normal que dos personas tengan relaciones sexuales. Estamos en la edad del desespero.

Jungkook se revolvió el pelo y Rosé alzó una ceja al notar las cuantiosas gotas de sudor que le caían, lo hacían verse sexy, pensó.

—¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás así? —soltó tratando de olvidar sus pensamientos impuros y subidos de tono.

Él se mordió el labio inferior. Le agarró los hombros a Rosé y pensó mucho lo que diría antes de abrir la boca.

—Necesito acostarme contigo —declaró y Rosé se puso más blanca que el papel.

Rosé bajó y subió sus hombros para poder quitarse las manos de Jungkook de encima. Acto seguido le dio una cachetada.

—¿Estas loco? —rugió— ¿Eres imbécil o qué?

—No decías que era algo normal y que estamos en la edad del desespero —dijo a modo de defensa.

—Me refería a —hizo una mueca al ver que todos a su alrededor los veían—. Deberíamos ir a un lugar más privado.

La biblioteca estaba sola, con varias cajas llenas de libros nuevos y un silencio escalofriante.

Rosé llevaba de la mano a Jungkook como si fuese un niño pequeño hasta que se dio cuenta y lo soltó.

—¿Me quieres explicar que fue todo eso allá afuera?

Jungkook no era el típico mujeriego que se acostaba con cualquier chica que se le cruzara. Si había elegido a Rosé era por una razón y esa ya la deben conocer, Mil Suspiros.

El demonio pensaba que siendo el interés romántico de la chica podía sacarle información sobre el libro y luego usarla en su contra.

—Me quiero acostar contigo. Me gustas y no quiero dejarte ir —comentó muy serio desde su posición alejada de la de ella.

—A mí no me gustas tú —respondió de la forma más fría posible—. No te enseño tu papá que para revelarle tus sentimientos a una mujer no debes decirle que te quieres acostar con ella. Si sigues así no querrán saber de ti más nunca —se cruzó de brazos.

—No he tenido nunca un papá.

—Lo siento —se mordió el labio inferior —. No quería lastimarte, había olvidado lo de MinHo.

—No pasa nada...

La lámpara comenzó a encenderse y apagarse volviendo la atmósfera del lugar como una película de terror.

—Lamento no corresponderte —habló Rosé—. Eres una persona genial, pero yo...

—¿Todavía sientes algo por Jimin?

—No es eso....—resopló y se tapó su rostro— ¿A quién engaño? Si, desgraciadamente todavía amo a ese estúpido.

—¿Por qué te gusta tanto alguien como él? —con cada palabra que salía de su boca daba un paso hacia Rosé—. Eres bonita, inteligente y...

—¿Y qué más? —alzó una ceja al percatar el repentino silencio de su supuesto enamorado.

Jungkook continuaba pensativo. Se había dado cuenta que no conocía nada de Rosé ¿Cómo iba a seguir hablando?

—Eres buena —terminó diciendo—. Demasiado buena para alguien como él.

—Lo sé —asintió—. Por eso intento olvidarme de él todos los días , pero se le hace imposible.

—Déjame ayudarte con eso.

—¿De qué forma? ¿Acostándome contigo? —preguntó sarcástica—. No es la forma, no puedo usarte así.

Jungkook tomó su mano y dejó un beso húmedo en esta.

—Solo déjame amarte y demostrarte el verdadero amor.

Esa fue la primera vez que el tacto del demonio hizo electrocutar el corazón de la santa.