** CAPÍTULO 21 **
*Este capítulo es dedicado a: judithAl03 Por ser una Anonyme alegre y haber demostrado mucho interés a la novela, porque aunque llegó mucho después, ha demostrado mucho amor ¡Gracias cariño, éxito en tus proyectos! ❤*
Después de esa inolvidable conversación e investigación del famoso Mr Anonyme, el sorprendente Bradley Connor encontró a Edmond Monet dejando cartas en el casillero de la pelirroja. Ese día, lo amenazó como nunca; pues le gustaba Catherine. No le quedó otra opción más que aceptar que él se hiciera pasar por Mr Anonyme.
¿Por qué? La razón era sencilla, él era el popular, y por ende era más creíble que le quisiera, que aceptará que él era el de las cartas. Lo único que buscaba era destruir la fama y controversia que el ojiverde había generado en el colegio
¡Nadie podía ser más sobresaliente que él!
Cuando le "confesó" a Catherine que él era Mr Anonyme, Esta casi; pega un grito de la emoción.
La persona que le gustaba -aparte de popular, apuesto -. ¡Era Mr Anonyme! Era algo que sólo podía pasar en sus sueños.
Ese día, llegó el ojiverde a su casa desconsolado. Su mirada y sus ilusiones estaban derrumbadas, jamás pensó que iba a pasar algo tan grave como eso. Jamás pensó, que por miedo de no decir la verdad, ahora le robarían la identidad y peor aún, esa persona estaría con Catherine.
<<¡Eres un cobarde Edmond!>> su mente le daba malas jugadas, se replicaba, mientras que a la vez, arrancaba las hojas de su viejo y desgastado cuaderno en donde escribía.
<<¡Ella jamás estaría con un cobarde como tú! >> lágrimas recorrían sus pómulos ferozmente, su frustración se potencializo, y jamás pensó que se encontraría tirando, rompiendo e incluso golpeando la pared. Estaba irradiando impotencia a mil por ciento, pero para él no se le hacía malo, se le hacía satisfactorio deshacer ese sentimiento. Se culpaba día a día por enamorarse de alguien tan inalcanzable. Soñar un futuro con ella, soñar que estaría besando sus labios y que ella lo mirara como algo más, y no como un estúpido amigo de la infancia; era para idiotas, o eso se decía el.
Por último, después de destruir todo a su alcance, se miro al espejo, y desde ahí; se dejo derrumbar por sus ahora sentimientos depresivos. Ahora todo era grisáceo, ahora...
Perdió lo único que lo acercaba a la pelirroja; Mr Anonyme.
Edmond se encontraba caminando por todos los centros comerciales, buscando tiendas de peluches, regalos para dar alguien que amas, incluso llegó a pasar por el área o más bien dicho; por las tiendas de ropa para mujer. Todas lo veían con ternura, pues todas pensaban que busca algo para su novia, bueno, "Futura novia" como les decía a las encargadas de las tiendas.
Suspirando pesadamente, se sentó en una banca mientras visualizaba donde se encontraba Alexander. Si, ese amable americano se iba a quedar por el resto de una semana entera a Francia, cuando conoció a Catherine, Alexander al final del día , se acercó al ojiverde y le susurró.
<<Eres muy afortunado, pero cuídala, que muchos la querrían tener>> en ese momento Edmond entendió; que tenía que ya declarar su amor hacia ella. Reflexionó todo el fin de semana, si no se daba prisa, su pelirroja podía ser arrebata por un estúpido de su Universidad. Germain; para ser más certeros.
Y aquí estaba, buscando todo para su sorpresa. El día de hoy despertó también confundido. Era la quinta vez que despertaba exaltado, soñó que estaba tirando cosas en su recámara, que arrancaba hojas de un desgastado cuaderno y se decía "cobarde" a él eso no le agradaba ni un poco. La pelirroja le decía que eran pesadillas, pero él no creía eso. Llego a pensar que quizás, podían llegar a ser recuerdos, ya que su psicólogo le dio a entender eso en cuanto le contó su primer pesadilla.
Era como si su mente, conectara en ese momento con el Edmond de antes del accidente, y se sentía tan real el sueño. Se sentía tan palpable, que podía jurar; que eso lo había vivido hace tiempo atrás...
La pelirroja se hallaba conduciendo en su auto cuando de pronto en un semáforo del tránsito vehicular; la hizo pararse y en ese momento recibió una llamada:
—¿Quién habla? —interrogo la pelirroja confundida y dudosa.
—¿Catherine? —esa voz, esa maldita voz, podía incluso reconocerla a kilómetros de distancia. Era nadie más y nadie menos que: Bradley Connor
—¿Cómo diablos conseguiste mi teléfono? —mascullo en un tono no muy agradable.
—Charlotte me lo dio, sólo quería saber si se encontraba mejor Edmond —su voz se oía pacífica, bastante confiada.
¿Cómo podía preguntar por él? El mismo le hizo daño hace unos años. En ese momento la pelirroja se transportó a él peor recuerdo, que hasta ahora ha tenido en lo que conlleva al ojiverde...
Edmond se encontraba sentado en la mesa de los "populares" —como solían decir todos —. Su mente se encontraba dispersa, era como un laberinto sin camino específico, sin salida absoluta. Habían pasado exactamente menos de veinte días desde que Catherine había empezado andar con Bradley. Estaban a escasos días de que pudieran finalmente salir del colegio y entrar en otra etapa. Ese día para Edmond sería la gloria, ya jamás vería a la persona que siempre ha amado. Reír, e incluso besarse con otra persona.
Su rostro angelical, sus adorables ojos y sus miradas azucaradas, que en algún momento; fueron suyas. Las risas que soltaba cada vez que el decía una broma. Era su mejor oficio; hacerla reír.
Sus labios suspirando en cuanto Edmond tocaba sus tersas manos. Cuando se consolaban el uno al otro. Cuando él la acolchonaba en un abrazo e incluso la hacía girar como una pequeña.
Era su mundo, su universo traspasado en su alma. Pero ahora, ahora todo ha cambiado...
Ella se alejó con brusquedad, ahora ya no lo saluda, no le mira siquiera a los ojos. Su prioridad ahora era el engreído de Bradley. Su "mejor amiga" era Charlotte y Edmond; Edmond ahora era una persona común y corriente en el mundo de Catherine.
Después de que este par casi se atragantarán con sus fastidiosos besos, se acomodaron de manera sutil en la mesa y Catherine se disculpó avergonzada, para lo cual el distraído de Jeremié contestó un <<No hay problema>>
<<¿¡No hay problema, en serio?!>> irónico se sentía Edmond Monet.
—Ed... —la pelirroja llamo la atención del ojiverde, sujetando su mano con suavidad.
<<¿¡Ahora si me haces caso?! Te comes a tu novio, y luego me hablas a mí ¡Qué bajo has caído Catherine!>>
Su corazón latía ferozmente, su mente estaba entre una ironía a una melancolía.
—¿Qué? —respondió jocosamente mirando hacia otro lado.
—¿Qué pasa? ¿Te ocurre algo?
—Sólo déjame en paz ¿Si? —el ojiverde le lanzó una mirada voraz y en vez de mirarla a ella, la retiro hacia su comida mal proporcionada.
—Oye, no te he hecho nada —sus ojos se veían dolidos.
—¿Tú no has hecho nada? ¡Si claro! —escupió las palabras con ironía pura.
—¿Sabes qué? ¡Me largo! —el ojiverde con brusquedad se retiró de su asiento. Lo que más lo hizo enfurecer al ojiverde era que Bradley le diera una mirada con picardía, de diversión, disfrutando el momento.
—¿¡Disfrutas lo que ves imbécil?! —caminó con pasos firmes hacia él.
<<¡No lo hagas Edmond!>> su mente le reprochaba que estaba haciendo algo incorrecto, pero su rabia e impotencia pudieron más .
—Si -soltó una carcajada irónica —. ¿Algún problema?
—¡Bradley! —gritó Catherine atemorizada
—Tranquila nena, es un cobarde —suavizo su voz y a la vez ironizó como todo un desgraciado.
—¿¡Qué soy qué?! —rezongó furioso.
—C-O-B-A-R-D-E —deletreo una por una las letras de la palabra, que hizo estallar en furia total a Edmond.
Sus puños se formaron inconscientemente, en ese momento el ojiverde iba a contrapuntear su puño contra la fina nariz de Bradley; pero el muy engreído la sujeto, lo desvió e inmediatamente; su puño se estampó ruidosamente hacia las fosas nasales de Edmond.
Todos en la sala, dejaron de farfullar y hablar...
Ese día, la pelirroja se sentía tan culpable, que de sólo recordar que fue parte de su culpa que pasará eso, se convirtió en el peor de los recuerdos.
—¿Sigues ahí Catherine? —la voz de Bradley la hizo remontarse en el presente y dejar su mente a un lado.
—Si, si él se encuentra bien sólo que... —su voz se entrecorto —. So-solo que perdió la memoria
Ningún ruido salió de parte de Bradley, se sentía culpable.
—¿Así que no recuerda nada, no se acuerda de mí?
—No, ni siquiera de mí —sus labios titubeaban levemente.
—¡Vaya! Eso no me lo esperaba , quisiera verlo —afirmó el americano bastante preocupado.
—¡¿Para qué?! , para decirle que fuiste un cínico y que te hiciste pasar por Mr Anonyme —sus palabras salieron tan rápido que hasta agitada se oía.
—Así que ya sabes... —la pelirroja lo interrumpió
—Él estando con memoria o no, jamás te querrá ver, así que mejor olvida el pasado y deja de molestar —colgó tan rápido como dijo lo último y soltó un grito de frustración.
Él era el culpable, el tenía cierta culpa de que el ojiverde sufriera, claramente ni siquiera sabía de eso, pero ella Si, y eso...
Le atormentaba todos los días, todos los días se sentía culpable de todo el daño que le causo y que en ese momento, nunca lo supo.
¡Holi, Anonymes! Espero la estén pasando excelente ...
¿Qué les pareció el capítulo de hoy?😊😊😁
¿Quieren que cuando sea el capítulo 30, haga un "Cosas que no sabías de Mil palabras y un te amo"?😮❤
¿Que es lo que mas les gusta de la novela?😍❤
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¡Los quiero!❤❤❤
Se despide de ustedes...
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