21 de Julio del 2010.

París, Francia.

Los párpados le pesaban, su voz era pesada con un toque ronco, había dormido más de la cuenta si, en brazos del dulce ojiverde. Después de que Edmond supiera lo que le había ocasionado el accidente a su padre, por obvias razones se deleitó en los brazos de la pelirroja que le daba caricias suaves en su cabellera eso lo hizo quedarse profundamente dormido, y como por arte de magia; Catherine lo hizo de igual manera.

Sus sueños fueron arrebatados de forma estrepitosa cuando se escucharon los retumbantes gritos de su querida madre:

—Catherine Mc Claire, ¡Despierta ya es tarde!

<<Bella forma de despertar >> su voz interna se lo afirmaba, acompañado de un largo suspiro convirtiéndose en un ruidante bostezo.

— En eso estoy —rodó los ojos con pereza y bajo sus escaleras con forma de caracol.

—¡Ya es tarde, no llegarás al colegio! —replicó su madre, acomodando sus cosas que llevaba para su trabajo —.¿Qué no quieres ir al colegio?

—Madre, estaba cansada, acuérdate que fui con Edmond —sus ojos en ocasiones se cerraba debido a su cansancio.

—Pobre Edmond, es un buen muchacho — suspiró la señora Mc Claire colocándose su saco de vestir para tomar rumbo hacia su trabajo —.¿Quieres quedarte en casa por hoy?

La pelirroja no lo negó, y tan pronto como su madre se fue, subió nuevamente las escaleras y se tumbó en su colchón, cayendo en otro delicioso sueño.

Al día siguiente, ahora si se levantó temprano y se dirigió a su colegio, Charlotte llegó y jalo torpe y brusco su antebrazo:

—Cuéntame porque no viniste al colegio ayer, ¡Detalles! —gritó con un tono bastante exasperado.

—Nada, sólo fui a ver a Edmond al hospital , su padre no estaba estable de salud —encogió los hombros y frunció los labios, sin darle importancia al asunto.

-—Te juro que si no se casan, me moriré —colocó su mano en la frente fingiendo desvanecerse. La dramática le llamaban.

—Charlotte, cierra la boca —caminó unos cuantos centímetros y allí; justo donde se encontraba su casillero. Introdujo la contraseña de cuatro dígitos de este y al abrirlo, se encontraba un sobre rojo. Eso sólo significaba una cosa:

Mr Anonyme.

Sus iris sobresalió y su peculiar color verde esmeralda se volvió más nítido, claro. Era ilusión, ilusión de que alguien con sentimientos tan hermosos estuviera perdidamente enamorado de ella.

Al desdoblarla se encontró con una gran sorpresa...

Catherine:

Los versos, se quedan cortos frente a tu fina y estructural escultura.

Tus labios entreabiertos, me hacen transportarme en un abismo de atracción magnética.

No los puedo besar, ni tocar , ni sentir.

Pero sé, que muy en el fondo sería un grato placer tenerlos

frente a los míos.

Cada poro, cada minúscula parte de tu cuerpo y alma son estéticamente perfectos. Me hacen volar hacia lo desconocido.

Posdata: lo sé, es muy corto pero la verdad no he sentido bien. Lo siento

Atte: Mr Anonyme.

—¡Aww! —expresó dulcemente Charlotte, posando su barbilla en el hombro de la pelirroja.

—Pobre Mr. Anonyme, está triste —dejó liberar un fuerte suspiro

—Si , se refleja en su letra —añadió Charlotte, frotando el hombro de su amiga.

Tocaron la campana que indicaba el inicio de clases, y las dos par de chicas; pelirroja y rubia, se dirigieron a su primer clase del día.....

*********

Y así se encontraba Catherine Mc Claire, exactamente como su vago recuerdo de la vez que Edmond Monet sufrió por su padre ¡Demonios! En ese instante era bastante obvio que era él, pero no sabía . Como muchas cosas que ahora fueron descubiertas.

¡Un mes entero! Un nupcial mes entero sin ver al ojiverde. Sin tocar sus pómulos, sin sonreírle. Sin besar esos alcochonables labios. Tan profundos, sutiles, melódicamente encantadores. Un mes, de que el ojiverde bombardeaba sus pensamientos como meteoritos en su mundo.
<<¿Porque no puedo odiarlo? >> Se cuestionaba la pelirroja , mientras caminaba entre los pasillos gélidos de su Universidad. El tormentoso y congelado Octubre se aproximaba, y eso hacía que todo el cuerpo diera pequeños temblores. Frío, que calaban hasta los huesos.

Edmond Monet se encontraba sumergido en esas perspicaces páginas "melosas" de amor. Llevaba aproximadamente dos horas enteras, buscando, analizando cada accesible consejo.

Si, No sabía cómo manifestar su amor hacia la pelirroja, quería sorprenderle, quería demostrar lo capaz y sólido que ha sido durante este último mes que no estuvo con ella.

Sintió esas inadmisibles ganas de tenerla. De sentir su respiración estampar contra su pecho. De besar delicadamente sus labios, desbordando todo el afecto hacia ella. Quería escuchar esa meliflua voz, como melodía azucarada.

Sintió esos inadmisibles sentimientos de carencia. Carencia de su amor, atención y cariño.

La amaba, eso ya estaba más que acertado. Pero...

¿Y ella? No le contestabas sus mensajes de texto, ni sus llamadas telefónicas que siempre le hacía en la media noche, cuando la luna se prolongaba.

Pero ahí estaba, buscando en múltiples fuentes de Internet, para poder recuperar su amor. Para que volviera ser la misma pelirroja dulce y cautivadora que fue, desde el primer día que despertó de su accidente y ella le hablo por su nombre.

Sus ojos se encontraban cansados y austeros. Alejo su vista del computador y la divisó hacia la puerta en donde Jeremie; había llegado.

—¡Hola! —saludó, retirando sus brazos de su gigantesco y elegante abrigo , para después disponerlo en el perchero que se ubicaba a lado de la puerta.

—¿Y tu madre? —interrogó perplejo. Marianette nunca deja a su hijo solo.

-—Fue a comprar unas cosas que necesito —contestó aún absorto en el computador.

—¡Vaya! , Y tu ¿Qué estás haciendo? —sus ojos buscaban los suyos, queriendo obtener una respuesta.

—A eso quería que vinieras...

—Dime —respondió con simpleza.

—Quiero declarar mi amor hacia la pelirroja, quiero que sea mi novia —el chico rizado entrecerró los ojos sin saber que decir...

NOTA DE  AUTOR:

¡Holi, Anonymes!

Les regalé un capítulo el día de hoy, jeje

¿Qué tal el capítulo de hoy?

¿Que creen que haga ese ojiverde?

¿Por qué es tan maldita la pelirroja? jajaja.

Espero sus comentarios. ¡Gracias por votar y darle cariño a la novela!

¡Au revoir! ¡Las quiere Edmond!