Los días amanecían calurosos pero era molestoso pararse a las cinco de la mañana, mas si de escuela se trataba. Tanto Edmond como Catherine, iban en el mismo colegio. Edmond amaneció con ganas de ver a la pelirroja, el cariño especial que le tenía era inmenso y se dio cuenta cuando una vez su madre le compró un vestido y al verla se emocionó tanto, que a cada rato la abrazaba y le daba besos en los pómulos para que los demás niños no se le acercaran. Este día era el decisivo, el día en que le iba a demostrar su amor, pero no cara a cara; NO.

¿De dónde surgió esa manía de escribirle cartas a Catherine? Todo comenzó cuando su padre se encontraba sentado en su escritorio escribiendo una carta a su madre, ese día sus padres se besaron y felizmente le contaron a Edmond como fue que se enamoraron el al otro, él como su padre le enviaba cartas anónimamente a su madre y la enamoraba con sus encantadoras palabras. Así que decidió en demostrar su amor hacia esa persona de la que siempre había estado enamorado. Catherine Mc Claire; esa carismática pelirroja de ojos verdes y alegre sonrisa que siempre ha estado con él, esos ojos perspicaces que hacen revolotear su corazón.

Así había estado llevando seis meses escribiéndole cartas, cada una con detalles únicos y llenos de amor. Se encontraba dejando sus libros en el casillero que tenía asignado para luego encontrarse con uno de sus mejores amigos de la infancia: Jeremié, un niño con facciones especiales y con un cabello quebrado castaño acompañado de una risa risueña, fue su amigo poco después de conocer a Charlotte. Catherine llegó mucho después, pero Edmond no la vio entrar debido a sus diferentes horarios en las materias.

Fue cuando Edmond Monet aprovechó el momento de pedir permiso al baño para correr como si de un triatlón fuese por los pasillos, para dejar la carta que con meses de dedicación, le hizo dejando el alma y el corazón. Por fin, dando el último visto bueno , metió la carta en la cerradura del candado.

Suspirando de alivio y secando una gota de sudor que escurría por su frente, corrió felizmente a su clase que no tardaba en terminar...

Llegó el cambio de clase, y justamente Catherine tenía que dejar sus cuadernos más pesados por uno ligero y estadísticamente chico, en conjunto con su amiga Charlotte caminaron hacia los casilleros. Cuando pasaron por el de Catherine, las dos cruzaron miradas por el artefacto apreciado: Un sobre rojo justo en la cerradura del candado.

—¿Qué será? —arrugando la nariz la pelirroja sacó la carta...

¿CÓMO LE DIGO QUE LA AMO?

¿Cómo puedo decirte, que tus ojos resplandecen ante los míos?

¿Cómo puedo explicar que tus labios son,

la más pura tentación y peligro en el mundo?

Sabes...¿Cuánto Te Amo? , ¿Cuánto anhelo ser tu amor?

Quisiera ser el causante de esas pupilas dilatadas; ser yo

el hombre de tu corazón.

Pero no es así, y si me permitiese conocerla,

dejarme entrar en su corazón, tal vez algún día

me ames.

ATTE: Mr Anonyme.

Preocupada por la severa pérdida de consciencia por parte de su amiga, la rubia chasqueó los dedos pulgar e índice para hacerla aterrizar de su viaje hacia no sé donde.

—¡Que hermoso Catherine! —gritó Charlotte junto con un aplauso —. ¿Quién habrá sido?

<<Buen cuestionamiento ¿Quién será? >> su subconsciente le respondía a Charlotte pero la pelirroja no le salía palabra alguna.

Perpleja ante la situación se encontraba, más con la terrible pregunta de ¿Quién será esa persona con sentimientos tan profundos que se fijo en ella?

¿Qué encontró en ella, que no tienen las demás chicas?

—No lo sé —habló por fin, dejando a una Charlotte aún más confusa —,pero lo que si sé, es que tengo un enamorado secreto.

—¡Hm! no me ilusionaría siendo tú, puede ser cualquier estúpido granudo con lentes —farfulló de forma envidiosa.

—Quien sea, de cualquier modo tiene talento en las palabras —supuso con un poco de ironía en ello, no iba a negarlo ese chico quien fuera, era dulce y perfecto para toda chica. Ella nunca imaginó encontrarse en una situación como está.

—O tal vez no era para ti —ardidamente espetó su amiga no era la correcta en hablar sobre chicos, más sabiendo que era una envidiosa de lo peor....

Ese recuerdo siempre se mantendrá en el corazón de la pelirroja. La carta que lo inicio todo, esa carta que se convirtió en el comienzo de una entrañable historia de amor. Diez días llevaba intentando llamarle a la madre de Edmond esperando creídamente que iba a contestar, pero no lo hizo. Llegó la segunda semana de verano cuando decidió armarse de valor, ese día despertó con esa fortaleza en sus piernas para dirigirse al hospital donde se ubicaba el ojiverde.

Era el momento de enfrentar la situación con madurez y afrontar lo que se aproximaba...