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La separación


   Sakura y Sasuke habían mantenido una relación complicada desde que se conocieron en el hospital donde ella trabajaba. Aunque habían pensado en casarse, la distancia y los malentendidos siempre se interponían entre ellos. La constante interferencia de terceros como Hinata, Hanabi y Karin había generado una tensión innecesaria, lo que alimentó las inseguridades de Sasuke, especialmente en relación con Naruto, quien parecía muy unido a Sakura.

Aunque Sakura intentaba ser clara con sus sentimientos, Sasuke siempre parecía dudar y no ofrecerle su confianza. Esta vez, la situación había llegado a un punto crítico cuando Sakura tuvo que alejarse y Sasuke, incapaz de soportar su ausencia, decidió ir tras ella.

—Sakura...

La joven se giró lentamente al escuchar la voz que tanto conocía. Sus ojos se agrandaron al ver a quien la había llamado. No podía creer que él la hubiera seguido hasta aquel lugar tan lejano. No era su estilo.

—Te he estado buscando por mucho tiempo —Sasuke continuó, sin apartar la mirada de ella. Había una sutil preocupación en su voz, algo poco común en él—. Fue difícil localizarte.

Sakura volvió la mirada hacia el inmenso mar que se extendía frente a ella, permitiendo que las olas calmaran un poco sus pensamientos. No quería enfrentarlo, no aún.

—No lo hice con ninguna intención —aclaró con una calma que no reflejaba su verdadero estado interior.

Sasuke se acercó lentamente hasta colocarse a su lado, sintiendo cómo la tensión entre ambos se hacía palpable. No era la primera vez que tenían una conversación así, pero esta vez todo se sentía diferente, más definitivo.

—Entonces, ¿por qué te marchaste sin decirle nada a nadie?

Sakura tardó en responder, queriendo elegir cuidadosamente sus palabras. —No sucedió como piensas. Te llamé incontables veces y cuando vi que no respondiste, fui a buscarte a tu oficina, pero me dijeron que estabas muy ocupado para recibirme o tomar mis llamadas que mejor debería marcharme. Así que supuse que no te importaría.

Sasuke frunció el ceño, sintiéndose incómodo. —Ya tomé cartas en el asunto. Ya he cambiado al personal que ocasionó ese malentendido.

Ella soltó un suspiro, pero no dijo nada más.

—¿Me dirás por qué huiste a este lugar tan apartado? —insistió Sasuke, su tono más firme ahora.

—Yo... yo no hui. Fue una emergencia —respondió ella con un ligero temblor en la voz.

Sasuke chasqueó la lengua con incredulidad. —¿Una emergencia? ¿Qué tipo de emergencia justifica que te vayas sin avisarle a tu novio? A menos que hayas decidido huir con tu amante...

Sakura apretó los puños y lo fulminó con la mirada, alejándose unos pasos de él. —Sigues con lo mismo. Tal vez hayas despedido a Hanabi y a Karin, pero ellas siguen interfiriendo entre nosotros. Adiós, Sasuke.

—¿Y qué se supone que debo creer? —gruñó Sasuke, perdiendo el control de su calma habitual.

—¡En mí! Deberías creer en mí. Naruto y yo jamás hemos tenido nada que ver. —Sakura hizo una pausa, luchando por contener las lágrimas que am3nazaban con salir—. Vine hasta aquí porque el señor Jiraiya necesitaba una operación urgente que mi madre no se atrevió a realizar.

Sasuke se quedó en silencio, sorprendido por sus palabras. —¿El padrastro de Naruto?

—Y también el mío —continuó ella—. El señor Jiraiya es el esposo de mi madre adoptiva.

Sasuke la miró con ojos incrédulos. —¿Qué estás diciendo, Sakura?

—Que Naruto y yo hemos vivido como hermanos desde hace años. Pero los celos de su prometida, Hinata, env3nenaron a Karin y Hanabi... y, por lo que veo, también a ti.

Sasuke frunció el ceño aún más, procesando la revelación.

—¿Y por qué tanto secreto? —preguntó con una mezcla de curiosidad y recelo.

—Porque Dan, el primer esposo de Tsunade, buscaba vengarse de nosotras. Manteníamos nuestra historia en secreto para protegernos, pero no voy a aburrirte con los detalles. —Sakura miró su reloj y suspiró—. Debo irme. Tengo que regresar al hospital. Adiós, Sasuke.

Sasuke, con el corazón latiendo más rápido de lo habitual, extendió una mano para detenerla. —No, espera. Tenemos que hablar.

—Sí, tienes razón, pero ahora no es el momento. No me negaré y más cuando mi deseo es romper nuestra relación.

—¿Qué? No, Sakura... yo...

—Adiós, Sasuke —fue todo lo que ella dijo antes de marcharse, dejando a Sasuke solo frente al inmenso mar que había sido testigo de su separación.

Sasuke observó su figura alejarse, su mente en un torbellino de pensamientos. No podía creer que las cosas hubieran llegado a este punto. ¿Cómo había dejado que las inseguridades y las influencias externas los separaran de esta manera? Sabía que aún la amaba, pero ahora se daba cuenta de que el camino para recuperar su confianza sería más difícil de lo que jamás había imaginado.

"Adiós, Sasuke..."

Había pasado más de un mes desde la última vez que Sasuke escuchó esas palabras salir de los labios de Sakura. Eran palabras simples, pero cada vez que las recordaba, sentía un dolor que resonaba en su pecho. Esa despedida seguía taladrando su mente, alimentando un ciclo de tristeza e incertidumbre.

Su vida no había sido fácil desde entonces. Entre las tensiones que implicaban los problemas de su padre y la distancia emocional que había crecido entre él y Sakura, no había tenido tiempo de procesar lo sucedido. Sabía que debía haber hablado con Naruto antes, pero no fue por falta de confianza en Sakura. No, Sasuke dejó de dudar de ella luego de ese encuentro en el mar, sino que necesitaba entender completamente lo que Sakura había vivido. Quería escuchar esos "detalles aburridos" que su novia había mencionado, aquellos que ella había decidido no compartir.

Finalmente, cuando se encontró con Naruto, su mejor amigo le confirmó lo que Sakura le había revelado. Dan, el primer esposo de Tsunade, había acusado a Jiraiya de tener una aventura con su esposa, cuando este simplemente era su paciente. Dan, cegado por los celos y la paranoia, intentó d4ñar tanto a Tsunade como a su hija adoptiva, Sakura. Esa revelación explicó muchas cosas: los miedos de Sakura, su reticencia a confiar, y su vínculo profundo con Naruto. Había vivido demasiados traumas, y ahora Sasuke comprendía por qué le había costado tanto abrirse completamente a él.

Sasuke se levantó decidido, dispuesto a hacer las cosas bien esta vez. Se vistió rápidamente, mirándose al espejo. Su rostro aún mostraba las secuelas del último alt3rcado con Naruto: su ojo derecho estaba amoratado y la nariz le dolía terriblemente. Naruto, como siempre, no había tenido piedad, aunque él tampoco salió ileso del enfrentamiento. Sin embargo, Sasuke sonrió. Aquella pelea le había dado un pretexto perfecto para ir al hospital y encontrarse con Sakura.

*

—Señor Uchiha, Señor Uchiha. —La voz de una de las enfermeras lo llamó mientras él esperaba en la sala.

—Aquí estoy —respondió, poniéndose de pie.

—Su cita ya está lista. —La enfermera le entregó un formulario, pero Sasuke se detuvo en seco al leer el nombre del médico asignado: Sasori Akasuna.

—Debe haber un error —dijo frunciendo el ceño—. Pedí que me atendiera la Doctora Sakura Haruno.

—Oh, no hay ningún error, señor Uchiha —respondió la enfermera, manteniendo la calma—. La Doctora Haruno tomó unas vacaciones inesperadas desde ayer.

—¿¡Qué!? —exclamó Sasuke, incrédulo—. ¿Adónde se fue?

—Lo siento, no tengo esa información —respondió la enfermera con una clara incomodidad.

—Pero eso no puede ser. Ella es mi novia, necesito hablar con ella.

La enfermera arqueó una ceja, sorprendida. —¿Su novia? —repitió—. No le parece curioso que no supiera de sus planes de viaje siendo su novio.

Sasuke sintió una punzada de vergüenza. —Hemos tenido un malentendido... —murmuró, desviando la mirada—. No estamos bien ahora mismo.

La enfermera lo observó unos segundos antes de continuar. —Escuché que no deseaba viajar —comentó—. El Señor Uzumaki le insistió mucho.

—¿Naruto estaba con ella? —preguntó Sasuke, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

La enfermera asintió. —Sí, es muy cercano a ella. La Doctora Sakura decidió quedarse unos días en casa para descansar.

Sasuke no pudo evitar sentir una mezcla de celos y frustración. Naruto había estado ahí para ella cuando él no. Sasuke sabía que Naruto siempre había sido importante para Sakura, pero la idea de que su amigo estuviera cerca de ella en ese momento lo inquietaba. Apretó los puños, sintiendo que el peso de su orgullo herido lo arrastraba más profundo en sus inseguridades.

Pero no podía dejar que esos sentimientos lo dominaran. Sabía que había sido él quien había fallado. Fue su distancia, su incapacidad de mostrar lo que sentía, lo que había creado esta brecha entre ellos.

—Gracias por la información —dijo Sasuke antes de darse la vuelta para salir del hospital.

Mientras caminaba por las calles de Konoha, sus pensamientos giraban en torno a las últimas palabras de Sakura: "Adiós, Sasuke...". Sabía que ella estaba dolida, y aunque no lo había dicho directamente, el dolor era evidente. Pero Sasuke no estaba dispuesto a rendirse. No, no ahora.

El timbre del departamento de Sakura sonó, sacándola de sus pensamientos. Una sonrisa iluminó su rostro, asumiendo que finalmente había llegado su almuerzo. Con el refrigerador vacío y sin haber tenido tiempo de ir de compras, comer se había convertido en una prioridad urgente. Sin dudar, se apresuró a abrir la puerta.

Sin embargo, al abrirla, se quedó sin palabras. Frente a ella no estaba el repartidor que esperaba, sino Sasuke Uchiha, sosteniendo la bolsa de papel con su comida.

—Hola —saludó Sasuke, con sus lentes oscuros puestos y un aire casual que contrastaba con la sorpresa de Sakura.

—¿¡Sasuke!? ¿Qué... qué haces aquí? —balbuceó ella, incrédula ante su inesperada aparición.

—¿Puedo pasar? —preguntó él, levantando la bolsa como si fuera una especie de ofrenda. Al ver la confusión en los ojos de Sakura, continuó—. Me crucé con el repartidor. Le pedí la comida. Es de tu restaurante favorito, ¿no? Si me lo hubieras pedido, yo mismo te lo habría traído.

Sakura lo miró, aun tratando de procesar la situación.

—Eh... no sabía que vendrías —respondió, todavía aturdida.

—Bueno, lo habrías sabido si contestaras tu celular. —Sasuke cruzó el umbral del departamento mientras ella, incapaz de protestar, asintió y cerró la puerta detrás de él.

Sakura se sonrojó ligeramente. —No lo escuché al inicio, pero pensaba devolverte la llamada después de comer —murmuró, desviando la mirada.

—Ya no importa, porque estoy aquí —dijo Sasuke, acomodando la bolsa en la mesa del comedor. Sacó la comida, pero cuando tomó un plato para servirle la ensalada que pensaba que había pedido, Sakura lo interrumpió.

—No lo necesitaré —dijo ella, sonriendo—. Pedí una hamburguesa.

—¿Hamburguesa? —preguntó él, levantando una ceja—. Es raro que quieras algo tan pesado tan temprano.

—Tengo hambre —respondió ella, cruzándose de brazos—. Pero dime, ¿sucede algo? ¿Por qué no te quitas los lentes? —Luego, como si cayera en cuenta de algo, añadió en tono juguetón—. Seguro que fuiste el mosquito que molestó a Naruto, ¿cierto?

Sasuke suspiró antes de quitarse los lentes, revelando el golpe en su ojo y la leve hinchazón en su nariz. Sakura frunció el ceño al ver el daño.

—¡Auch! —exclamó ella—. Eso debió doler. Déjame verte.

—Naruto quedó peor —aseguró Sasuke, restándole importancia.

—No, tú te ves peor —insistió ella, con tono firme mientras tomaba el botiquín de primeros auxilios. Empezó a examinarlo con cuidado—. Déjame curarte.

Sasuke gruñó, más por la incomodidad emocional que física. Sabía que Sakura siempre lo cuidaba, incluso cuando estaba molesta con él.

—Pensé que no me dejarías pasar —admitió él en un suspiro, sintiendo una ligera tensión en el aire.

—Pasó por mi mente —confesó ella mientras comenzaba a limpiar sus heridas.

—¿Y qué convenció de lo contario? —la presionó Sasuke, deseoso de saber qué estaba pensando.

—Le prometí a Naruto que hablaría contigo —dijo finalmente, continuando con su trabajo—. Estoy cansada de tanto drama en mi vida. Quiero que todo esto acabe.

—¿Entonces vas a regresar conmigo? —preguntó Sasuke, con más esperanza de la que habría querido mostrar.

Sakura hizo una pausa. —Yo...

—Tienes que hacerlo, Sakura —dijo Sasuke, esta vez dejando que la desesperación teñiera su voz—. Realmente lamento todo lo que te hice. Los malentendidos, la distancia... fue todo culpa mía.

Ella levantó la vista de su trabajo y lo miró a los ojos, pero no dijo nada. Continuó aplicando los vendajes, aunque sus movimientos se hicieron más lentos, como si estuviera procesando sus palabras.

—No te culpes, Sakura —continuó Sasuke—. Tú me lo pediste, me pediste que confiara en ti, y yo te fallé. —Tomó sus manos para detenerla y, por primera vez en mucho tiempo, permitió que su vulnerabilidad saliera a la superficie—. No debí dudar de ti.

Sakura lo observó en silencio. Finalmente, dejó caer la venda al suelo y suspiró profundamente. —¿En verdad lo crees? —susurró, con una mezcla de duda y esperanza en su voz.

Sasuke asintió lentamente y, con suavidad, levantó su mentón, acercándose para besarla. Sin embargo, Sakura giró la cabeza en el último segundo, esquivándolo.

—¿Qué pasa? —preguntó él, desconcertado—. ¿Aún no me perdonas?

Ella sonrió, pero fue una sonrisa traviesa. —No tan rápido, Sasuke. Primero el trabajo, luego el placer. Déjame curarte —dijo, retomando el tratamiento.

—¿Y luego? —preguntó Sasuke, arqueando una ceja, jugando con la idea de que el tema ya estaba cerrado.

—Tengo que comer —respondió ella con un toque de humor—. Mi hamburguesa me espera.

—Ah... ¿y después de eso? —Sasuke inclinó su cabeza, sonriendo como si ya supiera la respuesta.

Sakura se detuvo un momento, como si lo estuviera considerando. —Tal vez podríamos reconciliarnos —dijo en un tono casi casual, acercándose un poco más a él.

Eso fue todo lo que Sasuke necesitó escuchar. Aprovechando la cercanía, le robó un beso rápido, incapaz de resistirse.

—¡Oye! —protestó ella, sonrojándose—. Eso es trampa.

—¿Trampa? —Sasuke la miró con esa sonrisa que solía desarmarla.

Antes de que ella pudiera replicar, él se inclinó nuevamente y le robó otro beso. Esta vez, Sakura no lo esquivó... y fue su perdición.

FIN.

*°*°*

22.09.2024

La segunda historia. Ojalá les guste.
Gracias por dedicarme un poquito de su tiempo, por todo su apoyo y por los comentarios, ya que siempre me alegran leerlos.

Un abrazo, Gali.

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