
Es tu turno
La iglesia estaba adornada con flores blancas y azules, como Sakura siempre había soñado. La gran campana resonaba en el aire, marcando el paso del tiempo, y con cada campanada aumentando la ansiedad en el corazón de Sasuke. Una hora había pasado desde que la ceremonia debió empezar, y aún no había señales de Sakura. Aquella iglesia con los pocos familiares y amigos de los novios estaba sumida en un tenso silencio, ya que la recepción se consideraba muy privada y exclusiva.
Así que todos esperaban a la novia, pero lo único que sentían era el vacío de su ausencia.
Sasuke se mantuvo inmóvil en el altar, luchando por mantener la compostura, pero la preocupación era palpable en sus ojos oscuros. Se aferraba a la esperanza de que algo menor, un contratiempo sin importancia, pudiera haberla retrasado. Pero la preocupación estaba empezando a mezclarse con el miedo. ¿Dónde estaba Sakura?
Fugaku, su padre, se acercó con el ceño fruncido. —Ella no vendrá, Sasuke —susurró, con una frialdad que cortaba el aire, pero al final dejó ver su felicidad—. Una mujer como ella...
—Algo debió de pasarle, padre. Sakura no haría esto a propósito —replicó Sasuke, tratando de convencerse a sí mismo.
Fugaku soltó un bufido, mientras Sasuke señalaba con la mirada hacia el frente, donde estaban todos reunidos —Su familia está aquí, y ellos también parecen nerviosos.
—No me hagas reír, Sasuke. Ella no es su madre. ¿Acaso crees que no me enteraría? Esa mujer simplemente se encargó de ella cuando su madre abandonó a su padre y este mur1era por una ingesta de a1coh0l, ¿te suena familiar? —Las burlas de Fugaku no cesaban.
Sasuke miró a su padre nervioso y molesto a la vez, preguntándose qué más sabía y si él era el causante de toda esta situación.
Fugaku nunca había aceptado su relación con Sakura, desde que eran unos simples estudiantes. Fue él quien obligó a Sasuke a abandonar la escuela y a dejar a Sakura, bajo el pretexto de que necesitaba una educación superior para heredar, junto con Itachi, la gran empresa familiar. Esa decisión les rompió el corazón, especialmente a Sakura, a quien Sasuke vio llorar, ya que ella no entendía completamente la razón de su ruptura.
Pasaron los años y, para su sorpresa, Sakura regresó a su vida. En una reunión, un congreso organizado para jóvenes empresarios, la vio de nuevo. Era imposible no reconocerla; su largo cabello de color rosa y sus vibrantes ojos verdes seguían ahí, atrayéndolo como una abeja a la miel.
Sasuke nunca la había olvidado, y al parecer Sakura tampoco, porque poco después de reanudar su relación, se comprometieron.
Ahora, allí estaba él junto a su padre, esperando a su novia, cuando Tsunade se acercó con la preocupación escrita en cada línea de su rostro.
—Sasuke, no puedo encontrar a Sakura —dijo, su voz temblando—. He intentado llamarla, pero su celular está apagado.
Sasuke sintió un nudo en el estómago. Sakura siempre estaba preparada, siempre tenía su teléfono cargado y a la mano. Algo no estaba bien.
—Itachi y Naruto han ido a buscarla —respondió, tratando de mantener la calma—. Pero... esto no es normal para ella.
*
Sasuke lo abrió con manos temblorosas. Solo una simple línea estaba escrita en él: "Es tu turno por ser abandonado, Uchiha".
Sintió como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. Apretó el papel en su mano, intentando procesar lo que significaba. ¿Lo había dejado? ¿Por qué? Pero algo en su interior le decía que esto no era por su propia voluntad.
Tomó el micrófono que aún estaba en el altar y, con la voz tan firme como pudo, se dirigió a los presentes. —Disfruten el banquete —dijo, sin un atisbo de emoción—. La boda se ha cancelado. Gracias por su paciencia.
Sin esperar respuestas, salió de la iglesia, ignorando los murmullos y las miradas inquisitivas y de lástima en su andar. Sabía que tenía que encontrar a Sakura, y que había una razón mucho más profunda detrás de su supuesto arrepentimiento.
*
Sakura estaba sentada en una terminal del aeropuerto de la ciudad, observando cómo la gente pasaba apresuradamente a su alrededor. Tenía un celular nuevo en la mano, uno que no pertenecía a su vida anterior. Uno que representaba el inicio de su nueva vida y donde nuevamente Sasuke no figuraba.
El celular sonó, y al ver el nombre en la pantalla, su estómago se revolvió. Contestó con voz fría. —Ya estoy aquí.
—Me alegra escucharlo, Sakura —respondió la voz al otro lado, cargada de una satisfacción que no había forma de disimular—. Todo está bien. No sospechan de ti, ¿verdad?
—Sí, todo está bien —respondió, su voz no era la misma, porque trataba de controlar el miedo y la desesperación que amenazaban con desbordarse.
—Tu tono es tan distante. Quizá te he dejado demasiado tiempo con Sasuke que seguramente revivió tus sentimientos hacia él... —la voz se suavizó, transformándose en una amenaza velada.
—No, no es eso. Me he desquitado de Sasuke por romperme el corazón, pero sabes muy bien que no me gustan los aviones —intentó justificar su falta de emoción.
—Lo sé, pero tómalo como un castigo por tus acciones. No todos los días se deja plantado a un prometido en el altar —su voz estaba cargada de burla.
Sakura cerró los ojos, tratando de no recrear más el rostro de Sasuke. —Tienes razón —respondió, fingiendo remordimiento—, pero él se merecía esto y más. Nunca debió de abandonarme por una simple orden del idiota de su padre.
—Sakura. Ambos disfrutaremos de la humillación de Sasuke. Te esperaré.
La llamada terminó, pero no pasaron ni unos minutos cuando alguien se acercó a ella.
—¿Está lista, señorita Haruno? El jefe nos espera.
Ella asintió, con el rostro abatido y lloroso. En verdad odiaba viajar en avión, aun así le entregó su maleta, y el hombre la revisó. Nunca estaba de más tomar precauciones en este negocio.
—Bien, vámonos, y le recomiendo limpiar esas lágrimas. Al jefe no le gustará verla así.
Sakura rodó sus ojos y dijo: —¿Acaso tu jefe te comento de mi miedo a los aviones?
—Sí, descuide. Todo está listo y el avión es muy seguro. No tiene por qué preocuparse.
Sakura asintió de nuevo y acompañó al hombre que había sido asignado para escoltarla, pues él evitaría a toda costa que Sasuke la encontrar y de alguna forma eso la reconfortaba.
*
Horas después, el avión aterrizó en una ciudad desconocida. La oscuridad de la noche había llegado mientras Sakura bajaba del avión, y cada paso que daba se volvía más pesado que el anterior, su corazón atrapado entre la angustia y el temor de ser atrapada. Un automóvil negro la aguardaba para llevarla a su destino final.
En la habitación de un departamento simplemente lujoso esperaba ansiosa la llegada de alguien, mientras saboreaba una copa de vino tinto para calmar los nervios de toda esta situación. El abandonar a Sasuke, decepcionar a todos incluyendo a Tsunade; viajar en avión a un lugar que, francamente no conocía; pero lo que realmente lamentaba es no haber podido ver la furia de Fugaku al saber que ella no solo había abandonado a su hijo menor, sino que también había traído algo consigo. Era una lástima.
Aunque su espera no fue larga, porque un hombre de aspecto cautivador, con una sonrisa tan falsa como peligrosa entró a la habitación y la saludó.
—Estoy aquí —anunció con una voz suave, que dista completamente de su verdadera personalidad. La abrazó con fuerza y depositó un beso en sus labios—. ¿Trajiste la información, cariño? Fue una eternidad no verte.
Sakura asintió sin apartar sus ojos de él y con una sonrisa que transmitía satisfacción sacó un USB de su bolso. —Sí, Sasori, todo está aquí.
—Ah, Sakura, mi amor. Tú y yo disfrutaremos de esta nueva vida —sonrió, aunque su expresión se oscureció al notar algo—. ¿Qué es esto? —preguntó, jaloneándola de la mano al ver el anillo de compromiso en su dedo—. ¿Por qué aún llevas este anillo?
—No puedo devolverlo a Sasuke —dijo con voz apenas audible.
—¿No tuviste el valor o es que significa algo más? —sonrió con malicia—. Quítatelo, ahora.
—Por favor, déjame quedarme con el anillo es una reliquia de los Uchiha —suplicó, su voz apenas en un susurro—, por favor...
Sasori la miró con una mezcla de desprecio y burla. —Supongo que las mujeres siempre buscan un trofeo adicional. No te basta con todo el dinero que le robaremos a ese prepotente y arrogante Uchiha —dijo, soltándose con brusquedad.
Sakura bajó la mirada, luchando por mantener el control. —Gracias por tus palabras, Sasori —murmuró, su tono cambiando de súplica a una calma amenazadora.
—¿Qué fue lo que dijiste? —preguntó Sasori, su voz llena de incredulidad y rabia. Nadie ni ella podía hablarle de esa manera.
—Dije que realmente estoy agradecida por tus palabras —repitió Sakura, levantando la vista para encontrarse con los ojos del hombre. Su expresión había cambiado, mostrando una furia que nunca había visto en Sakura—. Estás arrestado.
El shock fue evidente en el rostro de Sasori, quien apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que varias figuras emergieron de las sombras, apuntando con armas hacia él. Neji, Naruto y un grupo de policías rodearon el lugar en un abrir y cerrar de ojos.
—¡¿Qué es esto?! —exclamó Sasori, pues no alcanzaba a comprender en qué había fallado. Sakura era una pobre mujer sin ambiciones hasta que lo conoció a él.
—Es el fin de tu juego —dijo Sakura mostrando su verdadero ser—. Nunca tuviste el control.
Itachi y Sasuke emergieron de entre los policías, con una mirada mezclada de alivio y preocupación. —Sakura...
Ella corrió hacia él, sintiendo cómo el peso de todo lo que había soportado comenzaba a desvanecerse en sus brazos. —Lo siento, Sasuke-kun, lo siento —susurró, con lágrimas en los ojos—. Pero todo ha terminado.
—Lo sé —respondió Sasuke, envolviendola en un abrazo protector—, lo sé, Sakura, pero no debiste de ponerte en riesgo de esa manera.
—Estoy bien, Sasuke-kun, esto es pate de mi trabajo.
—Sí, aun así, no entiendo cómo lo hiciste, es decir, ponerte en riesgo por mí, por mi familia.
Sakura le sonrió y le puso un dedo sobre sus labios. —No digas más.
Mientras los policías se llevaban a un Sasori enojado, este alcanzó a detenerse frente a la pareja. —Maldita, me engañaste! —le reclamó—, pero ¿qué truco utilizaste?
Ella le mostró la mano con el anillo de compromiso y Sasori entendió todo. Ese anillo contenía un GPS y comenzó a reír por haberse confiado; simplemente había sido un idi0ta. Los policías lo vieron con tristeza y fue obligado a que siguiera caminando.
Sasuke y Sakura se quedaron juntos y lo miraron en silencio, sabiendo que, aunque el camino había sido difícil, habían vuelto a encontrarse, y que, pase lo que pase, en esta ocasión su historia tendría un final feliz.
FIN
*°*°*
20.09.2024
Esta es mi primera historia que subo en este libro, ¡espero que les haya gustado!
De verdad, muchísimas gracias por dedicarme un poquito de su tiempo, por todo su apoyo y por los comentarios tan lindos que siempre me dejan. ¡Significa mucho para mí!
Un abrazo, Gali.
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