Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

44. SALVARE A TODOS

Por fin llego el día, había esperado esto desde hacía muchos años, pero por fin iba a cumplir dieciocho años. Por fin seré reconocido como un animal adulto y podré demostrarle a mi padre que no lo necesito. Como siempre, al igual que con mi hermano, Abra una ceremonia para celebrar la mayoría de edad del hijo del líder de la aldea. Estaba nervioso, mis patas me temblaban y sentía nauseas. Toda la aldea se había reunido a la espera de que saliera. Había demasiada gente, quería salir huyendo.

sentí una pata en mi hombro, me sobresalte erizando mi pelaje completamente mientras miraba de quien se trataba. Para mi suerte, o desgracia, se trataba de Mixe y no mi padre.

- Eres tú – dije con voz temblorosa.

- Hermano, Relájate, ni que fueras a la guerra – me puso una sonrisa amplia y burlona.

- No sé cómo será la guerra, pero esto es horrible – seguía nervioso mirando por la ventana.

- Aun no sé porque papa te hace pasar por esto, se supone que te iba a ignorar completamente – dijo enfadado.

- Yo que sé, a mí tampoco me gusta.

- Bueno, aprovecha el momento hermanito, creo que mi entrenamiento ha sido mil veces peor que esta – hizo una pausa mirando por la ventana – celebración.

- Sí que lo ha sido – dije.

- Entonces no debes tener miedo de nada – me dio un fuerte golpe en la espalda – se valiente y sonríe como tú sabes.

Tome aire llenando mil pulmones para después exhalar lentamente calmándome. A pesar de todos los malos momentos que he vivido con mi hermano, es el único que consigue animarme cuando de verdad lo necesito. Mixe me sonrió una última vez con su sonrisa amplia y malvada antes de abandonar la estancia.

Desde hace unos años, mixe no paraba de sonreír. Era una sonrisa falsa que se notaba a kilómetros de distancia, pero siempre la mantenía, como un símbolo de que nada ni nadie le haría perder su felicidad. La mantenía incluso mientras peleaba. Últimamente, también la usaba estando a mi lado.

La puerta del cuarto volvió a abrirse, un enorme can de pelaje dorado se irguió en el centro de la instancia observándome con dos enormes ojos marrones. Su porte era serio y autoritario, no dijo ni una palabra, simplemente me hizo un gesto y se apresuró a salir del cuarto. Lo seguí sin rechistar. Mi padre caminaba con paso firme, con cada paso que daba parecía que el suelo se iba a derrumbar a su paso. Las inseguridades y los miedos habían vuelto, volvían a temblarme las patas. Tuve que ser fuerte. Mi padre finalmente llego al balcón donde se celebran las ceremonias importantes, me quede parado a unos pocos pasos de la salida al balcón, estaba aterrorizado. Escuchaba los gritos y vítores de los aldeanos, estaban deseando que empezara la ceremonia para poder festejar como locos. Al final, el día de la mayoría de edad del hijo de un líder... es un evento especial, un evento para celebrar y no preocuparse por trabajar. Miraba a mi padre, el simplemente me hizo un gesto con la cabeza indicándome que saliera. Reuní todo el coraje que pude y comencé a caminar acercándome al balaustre del balcón. Estaba totalmente aterrorizado, observando a la multitud, la cual estaba en un silencio sepulcral esperando a que mi padre iniciara la ceremonia. Cerré los ojos mientras esperaba que mi padre hablara, tenía un mal presentimiento, un escalofrío me recorría la espina dorsal erizando mi pelaje. Sabía que esta ceremonia no iba a ser como la de Mixe, algo malo estaba a punto de suceder.

- Bienvenidos y Bienvenidas – dijo mi padre iniciando así su discurso – Hoy, mi hijo Mike cumple la mayoría de edad -hizo una pausa antes de continuar – Este día, sería un día alegre, lleno de vítores y Alegria - llevo su mano a mi hombro y todo mi cuerpo se puso alerta – pero hoy, no será un día de diversión. Mi hijo renegó de su lugar en la aldea y me desafió hace varios años – dijo airadamente gruñendo – Así que hoy, el día de su mayoría de edad, mi hijo no recibirá la coronación como la recibió su hermano. ¡Deberá Ganársela!

- Pero, padre, ¿qué estás diciendo? – dije asustado mirándolo a los ojos.

- Lo que has escuchado, te enfrentaras a uno de los diez canes – la plaza se llenó de cuchicheos y susurros, se podía ver el desagrado en la cara de la gente – si vences, te quedaras con su puesto y recibirás mi bendición como uno de los guerreros más fuertes de la aldea. Si pierdes, serás exiliado y no podrás volver a pisar estas tierras. Serás perseguido como un traidor a tu aldea, y deseo que mueras huyendo.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mi propio padre quería mandarme a la muerte. Los ojos de mi padre me miraban con desprecio y asco, no podía entender porque me trataba así. Mi padre levanto su pata haciendo el gesto para que prepararan la arena de combate.

Lo que debía ser, un día tranquilo y alegre, se ha convertido en una pesadilla. Mi padre me sujeto del brazo llevándome a rastras, quería asegurarse de que no huía de la aldea o algo por el estilo.

Contra mi voluntad me llevo hasta la arena de la aldea, el lugar donde se celebraban los Mak'gorak, los combates y los duelos. Cualquier disputa se debía zanjar en la arena, bajo la atenta mirada del líder de la aldea o en su ausencia del cancerbero, que era mixe.

Mi padre me llevo hasta el centro de la arena y me dejo caer en el centro para después marcharse a su asiento. El lugar lo odiaba con toda mi alma. Era un recinto circular que constaba de cuatro pilares en la zona central haciendo como un cuadrado, esos cuatro pilares sostenían una enorme lona echa de piel sosteniendo el techo del lugar. Después del círculo de combate, había asientos de piedra preparados para los espectadores de los combates. La zona central del edificio estaba reservada a un enorme cuarto con dos asientos, reservados para el líder y su esposa. Mi padre se sentó en su asiento, pero mi madre no apareció por ningun lado.

Mixe estaba de pie al lado de mi padre susurrándole algo al oído, a lo cual parece mi padre le replico con un gruñido y un gesto de que se callara. Estaba asustado y no podía levantarme del suelo.

- Levántate de una vez Mike – dijo mi padre autoritariamente.

No me quedo más remedio que obedecer. Me levante quedando de pie en medio de la arena mientras la gente terminaba de llenar los asientos disponibles para ver el combate.

- Bien – mi padre chasqueo los dedos mientras gritaba – ¡qué entren los diez canes!

Entraron los diez canes uno tras otro, todos estaban tapados con su máscara de guerra. Observe como el segundo en entrar era flex. Parece que entraron por orden, en orden ascendente fueron apareciendo uno tras otro.

Terminaron de colocarse en fila justo enfrente mío. Miraba a todos los grandes canes con miedo, algunos estaban cansados otro directamente parece que no tenía ganas de estar allí.

- Bueno Mike, para que veas que soy buen padre – Reía en voz alta – te dejo elegir con quien enfrentarte. Si fuera tu escogería al diez, se supone es el más débil. Por algo se ordenan así.

Observe a los diez canes, no sabía a quién escoger. Todos eran canes más experimentados y fuertes que yo, no tenía ninguna oportunidad. Vi como flex me hizo un gesto casi imperceptible, pedía que lo escogiera a él. Seguramente tenía pensado dejarse ganar para salvarme. Lo siento flex, no pensaba arrebatarte el puesto que tanto te había costado conseguir. Estaba dubitativo, no sabía a quién escoger.

Decidí simplemente cerrar los ojos y seleccionar a ciegas. Señale con un dedo y abrí los ojos viendo a quien señale. Para mi desgracia se trataba del primer Gran can. Por lo menos sería un combate rápido.

- Vaya, no me lo esperaba Mike – Dijo mi padre con una sonrisa de oreja a oreja – parece que tienes cojones después de todo.

Los demás canes se retiraron dejando la arena libre para las estrellas del show. De repente vi como el primer gran can se dirigía al centro de la arena e inca su rodilla en la tierra mientras apoyaba su pata izquierda en el suelo y llevaba su pata derecha al pecho, haciendo una reverencia perfecta a mi padre. Alzo su cabeza mirando a mi padre directamente.

- Mi señor, puesto que he sido seleccionado para el combate, quiero pedir su beneplácito para poder luchar contra su hijo sin la Mascara, no quiero esconder quien soy y deseo su hijo me recuerde – dijo con una voz noble y humilde.

- Haz lo que quieras – dijo suspirando.

- Gracias, mi señor – se levantó rápidamente mirándome – Bueno Mike, un gusto en volver a verte, aunque lamento las circunstancias – dijo llevando sus patas a la máscara y retirándola de su rostro.

El can más fuerte de los diez canes estaba justo delante mío, como bien se ha podido comprobar, no se conocía la identidad de los diez grandes canes, la mayoría eran seleccionados o robaban los puestos de otros en combates privados, únicamente El líder sabía quién era cada uno.

Ese can, su rostro era familiar. Su raza sería un pastor alemán, hocico alargado y una mezcla de colores en su pelaje entre marrón y negro intercalándose, tenía una larga cola peluda y se veía musculoso. Reconocí a ese perro, era Luck, solía ser mi guardaespaldas y niñero. Era uno de los pocos perros que había estado a mi lado desde mi nacimiento. Aunque cuando cumplí diez años, mi padre lo despidió, decía que debía valerme por mí mismo. Le parecía que tener a alguien encima de mi todo el día solo me hacía débil.

así que era un gran can. Jamás me lo hubiera imaginado. Cuando me cuidaba no parecía de esa clase de animales, aunque las apariencias engañan. Luck me hizo una reverencia con una sonrisa en su rostro.

- Joven Mike, me alegro de que hayas crecido tanto, pareces fuerte y sano – dijo mirándome de arriba abajo – estaba rezando, deseando que seleccionaras a otro para esta tarea, pero el destino nos ha unido – dijo mirándome con amor en sus ojos.

- Es, un placer volver a verte – le hice una reverencia imitándola – la verdad, no se luchar, y seguramente pierda contra ti, pero no quiero te sientas culpable – me puse en posición de combate colocándome a cuatro patas – vamos a darlo todo – sonreí forzosamente.

Luck sonrió y se colocó en posición para comenzar el combate. Ambos esperábamos la señal del líder para empezar el combate. Estaba nervioso, mi cuerpo temblaba y sentía un sudor frio recorrer mi cuerpo. El pelaje lo tenía erizado por el miedo y me dolía el estómago dándome nauseas.

- ¡Comenzad! – dijo gritando mientras golpeaba el reposabrazos de su asiento.

Luck no se lo pensó dos veces y salió disparado como una bala hacía mí. Al llegar donde estaba me lanzo un veloz puñetazo. El golpe impacto contra mi cara lanzándome contra una de las columnas, fue tan rápido en su puñetazo que no fui capaz de esquivarlo. Escupí al suelo de la arena y me froté la mejilla con mi pata. Luck estaba serio, veía su mirada moviéndose a todas direcciones analizando el entorno y las diferentes posibilidades que le brindaban. Me lancé al contrataque, fui lo más rápido que pude hacía él. Esperaba poder derribarlo golpeando una de sus patas, así que al llegar lance una patada apuntando a su pierna derecha. Dio un salto esquivando mi patada, apoye la pata derecha sobre el suelo e impulsándome con ella lance otra patada hacía el aire apuntando al estómago del animal. Sabía que saltaría, estaba preparado para ello. Paro mi patada con sus manos y me cogió con fuerza de la pierna lanzándome contra una de las columnas. Mi espalda impacto contra la columna y pude escuchar como algo dentro de mí se rompía. caí contra el suelo frotándome mi espalda, me dolía enormemente. Volví a ponerme en postura de combate y miré con rabia a mi adversario. No podía permitirme el lujo de perder de manera tan bochornosa. Volví a salir disparado hacia mi rival dispuesto a luchar con todo lo que tenía. Tense los músculos de mi pata derecha mientras la echaba hacía atrás y lance un fuerte puñetazo liberando toda la fuerza que tenía. Luck de igual manera lanzo un puñetazo haciendo que nuestros puños chocaran. continúe con una serie de puñetazos, uno tras otro intentando conectar alguno en el cuerpo de mi rival, desgraciadamente Luck de igual manera comenzó a parar y esquivar cada uno de mis puños sin dificultad. ¿Qué podía hacer contra ese perro? Pensaba una y otra vez. Definitivamente, con golpes burdos no iba a poder golpearlo, necesitaba pensar en algo. Los pilares tenían cadenas a su alrededor, eso me dio una idea.

Corrí en dirección a uno de los pilares agarrando con mi pata una de las cadenas. Me escondí detrás del pilar mientras tenía la cadena en la pata. Si esto no funcionaba, estaba perdido. Luck mantenía las distancias, eso me beneficiaba, así podía recuperar un poco el aliento. Finalmente, Luck comenzó a correr hacia el pilar, dispuesto a derrotarme. Cuando estuvo lo suficiente cerca lance la cadena con todas mis fuerzas haciendo que la inercia de la cadena se contrajera y revotara yendo hacia el rostro de Luck. Esa estrategia no se la vio venir ya que el asombro se mostro en su rostro. No tuvo tiempo de reaccionar y la cadena le golpeo en la cara con una fuerza abrumadora haciéndole una brecha. Luck comenzó a sangrar de la herida, veía como las gotas carmesís caían de su rostro impactando una tras otra contra la tierra.

- Ha sido buena jugada... - llevo su pata hacia la bolsa que llevaba y saco un pequeño bote de este, dentro del bote había una especie de pasta que Luck saco del bote y se aplico sobre la herida haciendo que dejara de sangrar – ahora, creo me toca a mí.

El gran can se abalanzo nuevamente sobre mi lanzándome rápidos y fuertes golpes. Bloqueaba los golpes como podía mientras esquivaba. Las patas me dolían al bloquear. Al final uno de sus puñetazos impacto contra mi estomago haciendo que me quedara sin aliento. Respiraba entrecortadamente llevándome la pata al estomago cubriéndomelo. Miraba a Luck con miedo, no podía vencerle y no sabía qué hacer.

- Lo siento pequeño, es hora de acabar.

Pude ver como tensaba los músculos de su pata derecha preparándose para darme el golpe de gracia. Sus músculos palpitaban mientras lanzaba el puñetazo aplicando todas sus fuerzas en el golpe. No sé lo que ocurrió, pero el tiempo se detuvo. Me sentía calmado y respiraba tranquilamente. No sentía miedo ni dolor. Vi el golpe acercarse hacía mi como si mi rival estuviera ralentizado. Esquive fácilmente el golpe y sin pensarlo dos veces lance una dentellada directa al cuello de mi rival, Me había vuelto un animal. La sangre carmesí brotaba del cuello de Luck mientras caía al suelo inerte. No podía creer lo que estaba pasando... de verdad... había derrotado a Luck...

Me acerque arrastras, el dolor había vuelto en el mismo instante en el que mordí a Luck. Comprobé el estado del perro que yacía en el suelo, aún tenía pulso, eso me relajo, no quería ser el responsable de la muerte de nadie.

- ¿A qué esperas Mike? – dijo mi padre sentado en su asiento – ¡mátalo!

- Como – dije con terror mirándolo – no pienso matarlo, no puede seguir combatiendo, he ganado

- Un gran can que pierda contra alguien inferior no merece vivir – dijo mirándome serio – obedece ¡ahora! – grito con fuerza.

Mire a Luck con lágrimas en mis ojos, estaba agotado y no podía levantarme del suelo. Volví mi mirada a mi padre y sacando fuerzas de flaqueza me levanté para mirarlo.

- No pienso cumplir tus caprichos... no lo matare – miraba seriamente a mi padre.

- ¡Maldito desagradecido!

Lo vi saltar a la arena mientras se acercaba a mí con furia en su mirada. Vi como levanto su brazo preparando un puñetazo, cerré mis ojos esperando que ocurriera lo peor.

- ¡Desgraciado! – grito y escuche el viento silbar por la fuerza del puñetazo.

Los segundos pasaron y no sentí el puñetazo golpearme. Lentamente abrí los ojos y vi a Mixe deteniendo el puñetazo de nuestro padre.

- ¿Qué te crees que haces Mixe? – pregunto airadamente.

- Proteger a uno de mis soldados – dijo calmadamente – ha ganado limpiamente, ahora es un gran can, y como sabrás perfectamente – miro seriamente a nuestro padre – están bajo mi mando.

- Este no es un soldado.

- Te dije que lo convertiría en el mejor, y que lo usaría como me diera la gana. ¡Ha ganado! – se acerco lentamente quedando a escasos pasos de él – es mío.

Mi padre gruño con rabia y se marcho del lugar dando por finalizado el combate y la celebración. Estaba triste ya que ni siquiera se preocupo por pasarlo bien conmigo.

- Gente de la aldea, ¡Hagamos una fiesta! – dijo mixe mientras me miraba – ¡Celebremos el nuevo puesto de mi hermano!

Todos los presentes se levantaron en vítores, todos estaban felices y deseosos de celebrar. Algo en esa euforia me hizo sonreír. Mixe se agacho un poco quedando a mi altura y me dio un suave golpe con dos dedos en mi frente.

- No te acostumbres hermanito, eres mi soldado – sonreía de oreja a oreja.

- Tranquilo mixe, Salvare a Todos los animales – dije sonriéndole.

Mixe se empezó a reír revolviéndome el pelo, adoraba cuando lo hacía, aunque era bastante incómodo. La fiesta empezó y ese día no fue tan malo, aunque mi destino estaba marcado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro