Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32. NIÑO PERDIDO

Esta parte de la historia os la contaré yo, ya que no creo que sea emocionante que escuchéis como Acenix estuvo reposando mientras intentaba encontrar a nuestro hijo. Bueno, supongo que me conocéis, pero por si acaso os lo diré. Soy Mike, el perro de pelaje dorado que tanto os gusta. Bueno, continuando la historia de Acenix... Resulta que las cosas se complicaron un poco...

Me encontraba de pie frente a Acenix, me miraba con unos ojos esmeralda que he de reconocer que siempre me habían parecido hermosos y cautivadores. Aunque, esta vez en concreto, estaban llenos de furia mientras veía como bufaba. Me frotaba la cabeza con la pata mientras procuraba no mantener el contacto visual con él. Cuando se enfada, a pesar de ser un gato, me da más miedo que Mixe...

- A ver... déjame explicarte Acenix – le dije intentando aplacar su enfado.

- Te escucho – Acenix estaba realmente enfadado, tomé aire y me preparé para hablarle.

- Verás... nos enteramos del ataque de Condell demasiado tarde, no teníamos tiempo de salvarnos todos, así que pedimos a Max que huyera junto a Jon – Acenix me miraba mientras asentía.

- Hasta ahí lo entiendo.

- Bueno, cometí un pequeño error... ya que se suponía que Axel debía irse también, pero el pequeño decidió quedarse – Miré a Axel que estaba abrazado a Acenix, realmente estaba enfadado con él por desobedecerme, hubiera muerto de no ser por la intervención de Acenix... no hubiera soportado que le hubiese llegado a pasar algo lo quería como si fuera mi hijo... a pesar de las disputas y malos momentos que habíamos vivido – el resto lo puedes suponer... no pudimos defendernos contra ellos y nos capturaron... se supone que Max iba a volver cuando todo se calmara, pero Flex ha ido a buscarlo y no lo encuentra por ningún lado, ni a él, ni a Jon.

- Pues a que esperamos. Vamos a busca... – Acenix hizo el esfuerzo de levantarse, pero rápidamente me moví al lado suyo poniéndole la pata contra el pecho.

- Tú no vas a ningún lado. Vas a descansar – Acenix me miró enfadado, en ese momento pensaba "enfádate lo que quieras, pero de aquí no te mueves". Lo mire con seriedad mostrándole que no tenía otra opción.

- Vale – Acenix rechistó mientras se tumbaba en la cama – pero si no lo habéis encontrado en tres días... yo me largo a buscarlo.

- Hasta que te recuperes no iras a ningún sitio – pude ver como Axel se levantaba acercándose a donde estaba – ¿a dónde crees que vas tú?

- A buscar a mi hermano... - Axel me miraba decidido y lleno de determinación. Sabía que era mala idea, pero no podía negarle la oportunidad de ayudar a su familia – de acuerdo... pero harás todo lo que yo te mande, y cuando digo todo, es todo – Remarqué con firmeza la palabra todo, procurando que le quedara bien clara la orden.

- Si... papi Mike... - la frase "papi Mike" la dijo en voz baja, avergonzado, lo que me pareció tan adorable que hizo sonriera involuntariamente. Acenix se había dado cuenta de la sonrisa ya que, al volver a mirarlo, me observaba con una sonrisa en su boca.

- Si vas a llamarme papi, hazlo con energía, nada de en voz baja – Sonreí a Axel y le acaricié la cabeza revolviéndole el pelaje.

- ¡Si, Papi!

Salí de la habitación, Axel me seguía de cerca manteniéndose siempre pegado a mi pierna. Aún se me hacía extraña la sensación de tener un cachorro cerca mío a pesar de haber vivido varios meses con ellos. Me dirigí al salón de la casa para reunirme con flex que se encontraba dando vueltas en círculos con una expresión de preocupación en su rostro.

- Si sigues dando tantas vueltas vas a hacer un agujero en el suelo... - sonreí a flex.

- No tiene gracia perrito. Sabes que estoy preocupado por Max, asi que... si no quieres una paliza más te vale no provocarme.

- Vaya... el cachorrito se ha enfadado porque le han quitado a su chico, tranquilo niño, si te portas bien igual encuentras otro – Flex me lanzó un puñetazo, se notaba que iba enserio. Lo esquivé con facilidad, aunque realmente me asusté al pensar en lo que hubiera pasado si me hubiese acertado.

- El próximo no fallaré. Lo prometo – Flex me miraba con una expresión colérica y terrorífica, lo que hizo que temblara por la impresión. Cuando Flex se ponía serio me helaba la sangre el mero hecho de contemplarlo. Realmente me alegraba que flex fuera mi compañero... no me gustaría tenerlo como enemigo.

- Tampoco te pongas así, sabes que era una broma tío – le dije tratando de calmarlo.

- ¡Una broma! Claro, como no es tu puto novio el que está perdido. Pues no te importa una mierda – Flex gritaba airadamente mientras me miraba mostrándome los dientes – Ya me gustaría verte a ti si Acenix hubiera desaparecido.

- No ha desaparecido mi novio, en eso tienes razón – miré a flex seriamente – ha desaparecido ¡mi hijo! Los dos hemos perdido a alguien, así que relájate y céntrate.

Flex hizo un gesto de resignación y simplemente se dio la vuelta para volver con lo que estaba haciendo. Siempre solíamos pelear, ya que nuestras ideas tendían a ser contradictorias en muchos casos. Pero, a pesar de todo, seguía siendo mi mejor amigo y alguien en quien podía confiar ciegamente. Al mirar a flex se me escapó una sonrisita.

- ¿Qué es tan gracioso? – su mirada era penetrante.

- Solo recordaba, el día que nos conocimos... recuerdo que cuando me conociste lo primero que hiciste fue pelear conmigo.

- ¿Y por qué no debería? Que fueras el hijo del jefe no te hacía intocable...

- Ya, pues díselo al resto de los cachorros, nadie se atrevía ni a mirarme y, de repente, apareces tú. Querías jugar con mi juguete favorito y yo no pensaba dártelo, así que peleamos. Fue bastante divertido.

- Yo me llevé una buena bronca de mi padre... y por aquella época no entendía el motivo, simplemente di una paliza a un perrito mimado.

- Perrito mimado lo serás tú chucho pulgoso.

- ¿Chucho pulgoso? Soy más limpio que tu niñita llorona.

- Tienes suerte de que tengamos que salir a buscar a los desaparecidos... si no, te partía la cabeza aquí mismo – decía mientras reía.

- Claro, claro... como si pudieras llegar a tocarme.

- Flex – lo miré directamente a los ojos.

- ¿Qué te pasa ahora? – Flex me respondió pesadamente, dejando que un suspiro saliera de lo más profundo de su ser.

- Gracias por todo.

- ¡Ay por dios! No me vengas ahora con esas ñoñerías. No me des las gracias, Somos amigos y no hace falta que me agradezcas nada. Todo lo hago por nosotros – flex me guiñó el ojo mientras sonreía – ¡ahora andando! Que tengo una ligera idea de donde puede estar mi hermoso chico.

- ¿Hermoso? Supongo que tienen razón cuando dicen que el amor el ciego – agarré a Axel en mis brazos y lo cargué.

- Solo tienes envidia, por cierto, más te vale que cuando volvamos Acenix y tu estéis recuperados y tengáis ganas de pasear.

Miré a flex con cara de cansancio entrecerrando los ojos, no me apetecía preguntarle, pero al ver su sonrisa y sus ganas de vacilarme no pude resistirme a darle el capricho de decirlo.

- ¿A ver... por qué debemos irnos? – sonreí mientras lo decía, sabía perfectamente lo que iba a decir.

- Pequeño Mike, los mayores cuando tenemos una pareja, hacemos cosas que no son aptas para niños – se acercó hasta estar cerca de mi oreja y me susurró para evitar que Axel lo escuchara– quiero que esta noche Max duerma con esas enormes bolas que tiene, totalmente vacías – me dio un fuerte golpe en la espalda- así que andando campeón.

Suspiré en alto, estaba claro que flex necesitaba urgentemente un buen trozo de hueso para roer. Preparé todas las cosas necesarias para el viaje y vi que encima de la mesa de la cocina se encontraba mi máscara de los diez canes, la máscara del Primer Gran can. Cada máscara estaba designada y fabricada para que demostrara el rango de su portador. Agarré mi máscara y me quedé observándola un rato. Sinceramente, nunca me había gustado portarla, ya que me parecía un trozo de madera inútil e inservible. No necesitaba que la gente me viera como alguien superior, no tenía ningún motivo para ello.

Flex llegó a la sala a toda prisa y cuando me vio embobado contemplando la máscara, sacó la suya y la acercó. La era parecida a la mía. Solo que los colores rojos y amarillos habían sido sustituidos por azules oscuros y claros. Tenía varios ornamentos que reflejaban las olas del mar yendo y viniendo, como en las historias que mi madre me contaba antes de dormir.

- Nunca me paré a fijarme... lo cuidadas y bien hechas que están... acenix lo pudo apreciar a simple vista... y eso que no es un perro.

- Hay que reconocer que los artesanos de la aldea son increíbles... ¿puedo preguntarte algo...?

- Claro

- ¿Por qué no pediste ningún dibujo para tu mascara?

- Pues.... – miré mi máscara fijamente – no tenía nada que quisiera que se marcara en mí... aunque ahora... pediría que me la hicieran con dibujos de una pata de gato en cada mejilla y una de perro en la frente.

- Te has vuelto un romanticón Mike, me gusta.

- Puede ser... aunque sigo siendo un idiota demostrando cariño... sigo pensando que acenix merece más amor por mi parte...

- Pues demuéstraselo, deja de dudar y demuestra que eres un macho de verdad – Flex me gruñía de manera juguetona de la misma forma que se hace para motivar a un macho a ir a por una hembra.

- Lo bueno, es que acenix no puede quedar embarazado, no me imagino siendo padre de más cachorros.

- Hombre... si tienes más cachorros eso es vicio – flex reía dándome un suave golpe en el hombro – aunque se puede decir lo mismo en mi caso, ahora mismo tendríamos demasiados cachorros.

- Supongo que sí – afirmé asintiendo.

- Bueno, dejemos la cháchara que al final se va a hacer de noche...

Asentí y terminé de prepararme. Vestí al pequeño Axel con ropas abrigadas para que estuviera resguardado del frio durante el viaje. No tenía previsto que Axel pelease, pero después de lo ocurrido en la ciudad, prefería que estuviera protegido por lo que pudiera pasar. Cargué a mi pequeño en las patas manteniéndolo pegado a mi pecho y salí de casa. Fuera de casa, Flex estaba mirando de un lado a lado, había varias personas que nos miraban de soslayo. No habíamos salido de casa desde el duelo de acenix... y no sabíamos cómo podían reaccionar ante nuestra presencia. De repente una cierva se acercó a nosotros. Llevaba algo en su mano, no pude ver claramente lo que era, pero el miedo e instinto protector actuó por mi haciendo que cubriera a Axel con mis brazos acercándolo aún más a mi pecho.

- Tranquilo... no quiero haceros daño... - la cierva se acercó lentamente a mí y me ofreció una caja que estaba envuelta con algo – es... un regalo para vosotros... tanto como disculpa, como agradecimiento...

- Esto... no hacía falta que...

- Insisto. Acéptalo.

No me quedó más remedio que aceptar el regalo de la cierva, entonces vi como uno a uno otros animales movidos por el valor de la cierva comenzaban a acercarse. Hacían lo mismo que la cierva, me entregaban diferentes regalos o simplemente se disculpaban lamentando lo mucho que sufrí aquel día. Razón no les faltaba... pensé que iba a perder al amor de mi vida... (¡¡Oooooh que dulce!!) ¡Acenix! ¡yo no interrumpí mientras contabas tu historia! (perdón...)

Después de guardar todos los regalos partimos dispuestos a encontrar a Max y a Jon. Ambos íbamos corriendo por las calles de la ciudad y, sin prestar atención a los guardias de la entrada, continuamos nuestro camino atravesando la enorme puerta. Aquella puerta era la única forma de entrar o salir de la ciudad, ya que la ciudad estaba rodeada por montañas.

Flex y yo corríamos lo más rápido que podíamos, ambos estábamos acostumbrados a la exploración y sin tener que lidiar con acenix, era bastante más fácil movernos. Bajamos la montaña en tiempo record, esquivando todas las trampas que había por el camino. Yo estaba siguiendo a Flex, que tenía bastante claro a donde se dirigía, como si algo lo guiase. Corrimos durante varias horas hasta que llegamos a una casa de madera que ambos conocíamos. Miré a flex jadeando por el cansancio de haber estado corriendo.

- ¿Por qué crees que estará aquí...?

- Es el único lugar seguro que conocemos que esta lo suficiente cerca de la ciudad como para venir a resguardarse – me miró de reojo mientras olfateaba – estate alerta... me temo... que no hemos sido los primeros en llegar.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

PERDON, otro lunes que  os dejo sin capitulo hasta tarde, que mal por mi parte.

Estuve realmente ocupado haciendo cosas y preparando sorpresitas. Espero me perdonen por traerlo algo tarde.

Que os ha parecido el capitulo y el cambio de narrador. Os gusta la idea de que mike os cuente las cosas. Dejadmelo en la cajita de los comentarios, quiero oir vuestras ideas.

Acordaos de dejar vuestro querido voto y si no me seguís seguidme en wattpad para asi estar preparados para las cosas que se vienen. Y como siempre, cuidaos muchísimo, usar mascarilla que esto no es un juego y nos vemos en el siguiente capitulo mis queridísimos animales de dos patas. No dejeis de ladrar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro