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26. EL ÚLTIMO DE MI ESPECIE

Sentía el cuerpo pesado y me embargaba un inmenso dolor. El dolor era punzante, extenuante y agotador. Cuando intentaba mover las patas, el dolor se apoderaba de mi cuerpo. Abrí mis ojos de par en par, me encontraba en un lugar extraño, parecía una cueva, pero la decoración de su interior se asemejaba extrañamente a la de una casa humana.

Me hallaba tumbado sobre la cama de aquella enorme habitación, en la pared de mi izquierda había colgadas unas prendas de vestir, por el aspecto de estas parecían hechas con pieles de animales, lo que me causo mal estar. En el otro extremo de la sala, se encontraba una mesa de madera sobre la cual había varios libros que no alcanzaba a ver que contenían. Al lado de la mesa se alzaba una enorme e imponente estantería, repleta de libros y otra clase de documentos, estaba tan a rebosar de documentos que no había espacio ni para un solo libro más.

Esta sala se encontraba en penumbra, ya que no había ninguna ventana que la iluminara. Lo único que iluminaba el lugar eran unos extraños artefactos con un líquido en su interior, ese líquido producía una llama en la parte de arriba del artilugio.

La sala se encontraba totalmente en silencio y no había ni rastro del animal que me había salvado la vida. De repente la puerta de la estancia se abrió de par en par y un animal encapuchado entro en ella, esté animal era enorme e intimidante, portaba en sus manos un bastón que utilizaba como apoyo para caminar. El animal se acercó a la cama y se sentó al borde de esta antes de comenzar a hablar.

- Parece que por fin has despertado... me tenías preocupado pequeño – el animal mantenía la cabeza baja.

- ¿Usted... me rescato...? – me costaba trabajo hablar por el dolor que sentía.

- Se podría decir que si... tuviste suerte de que percibiera tu aroma... me extrañó encontrar a uno de los tuyos por aquí... no se suelen alejar tanto del poblado.

- ¿Conoces a los de la ciudad...?

- Solo a uno de ellos... prefiero vivir tranquilo en el bosque... aunque de vez en cuando caen animales del cielo... al pasar por el bosque susurrante.

- ¿bosque susurrante...?

- Parece que no eres del pueblo después de todo... todos allí conocen los peligros del bosque... y ninguno se suele atrever a entrar en él. – el animal levanto su cabeza mirándome.

Pude ver unos ojos lechosos, lo que indicaba que el animal era completamente ciego. El animal me escuchaba atentamente mientras con sus patas tocaba suavemente las mías comprobando mi estado.

- Me sorprendió mucho que estuvieras vivo... supongo que fue gracias a que eres felino... dicen que los felinos son los que mejor caen de todos los animales. Si hubieras sido cualquier otra raza. Seguramente estaría enterrándote. – cuando el animal tocaba mi cuerpo, sentía un inmenso dolor en diferentes puntos.

El animal no se quitó la capucha ni un solo momento mientras me trataba, el dolor aumentaba a medida que el animal examinaba mi cuerpo. Sentía como si en cualquier momento pudiera perder la consciencia a causa del incesante dolor.

- Tiene mala pinta... seguramente tengas algún hueso roto...

el animal camino de manera firme por la habitación llegando hasta su escritorio, abrió uno de los cajones y comenzó a sacar botes que contenían extraños líquidos. Comenzó a abrir los botes y a olerlos uno a uno. Abría los botes y tras olfatearlo negaba con la cabeza antes de cerrarlo. Hasta que tras abrir uno de ellos asintió con la cabeza y se acercó con el bote de cristal en la pata.

- Bueno pequeño... el sabor es horrible. Pero te ayudara a sanar – me acerco el bote y antes de que pudiera hablar o rechistar me hizo tragar el líquido del bote. El animal no mentía, sabía horrible.

- Dios... que asco... - fue mi respuesta al terminar de beberlo.

- Si quieres preguntar algo... hazlo ahora, esta medicina produce sueño, seguramente no aguantes despierto mucho tiempo. – me dijo el animal mientras volvía a su mesa a guardar los frascos.

- ¿Quién eres?

- Ummmmm... un recuerdo del pasado... alguien que se aferra a la vida a pesar de estar consumido por la oscuridad.

- ¿Tienes nombre?

- Mi nombre... hace mucho que no hablo con nadie... mi nombre es Drok , ¿el tuyo pequeño?

- Acenix... un placer... porque me has ayudado...

- Porque querías vivir, tu cuerpo se negaba a rendirse. Y yo no niego la vida a nadie, y aún menos a quien lucha por mantenerla.

- Y que... er...

La última pregunta no pude terminarla ya que, como dijo Drok, el sueño me invadió quedando dormido en pocos segundos.

Volví a despertar pasadas varias horas, el animal se encontraba en su escritorio tocando uno de los libros de su estantería, como si intentara leerlos únicamente tocándolo, fue pasando de un libro a otro hasta que se detuvo en uno de ellos y con gran destreza lo abrió y comenzó a tocar sus hojas. Al verlo de esta manera parecía que fuera un mago o alguna clase de brujo. Esperaba no fuera así, porque me hubiera metido en un lio.

Note mi pata pesada y al mirarla vi que estaba atada a dos tablas evitando así que la pudiera mover. Aún estaba adormilado por el efecto de la medicina, aunque el dolor había disminuido haciéndose soportable. Inconscientemente intente incorporarme, pero al hacerlo un fuerte dolor invadió mi cuerpo obligándome a permanecer tumbado. Solté un quejido audible que el animal que me acompañaba escucho claramente, se giró en mi dirección antes de hablar.

- Felino, has caído desde una gran altura. ¿De verdad piensas que puedes moverte? – hablaba pesadamente y de la misma forma que un padre lo haría con su hijo – debes descansar pequeño. Piensa que cuanto más descanses, antes te recuperaras... y podrás volver con tu novio.

El pelaje se me había erizado completamente cuando menciono que tenía novio. En ningún momento le había hablado de que tuviese novio. Además, lo más normal hubiese sido que pensara tenía novia o algo así...

- Como has... - antes de que terminara la pregunta se apresuró a contestarme.

- No quería meterme donde no me llaman gatito. Pero... al perder la vista, mis otros sentidos se agudizaron, y note el olor de tu pareja. Perdona si fue demasiado atrevido por mi parte. -se inclinó pidiéndome disculpas.

- No pasa nada... solo me sorprendió... - el dolor poco a poco estaba volviendo y se notaba en mi forma de hablar.

- O.... parece que el dolor está volviendo... si quieres preguntar algo... hazlo antes de que vuelva a darte la medicina... - se incorporó de su asiento y como la última vez comenzó a rebuscar entre los frascos de un Cajón.

- Como has sabido que era novio y no una chica...

- Pequeño... - el animal suspiro mientras seguía buscando en su Cajón – solo por el olor... sé que tu pareja no es, ni mujer, ni gata. Para ser exactos... es un perro.

Quede con la boca abierta, había acertado en todo lo que había dicho. Lo mire extrañado preguntándome como podía saber tanto solo con olerme.

- Pero... como has podido descubrir tanto... solo oliéndome...

- Eres muy curioso gatito... -el animal se giró en mi dirección después de coger uno de los botes. Con una de sus patas se quitó la capucha mostrándome su aspecto.

El animal era un perro... aunque era extrañamente grande y peludo. Por su aspecto se asemejaba más al animal que había en la casa del humano. Lo que Axel llamo... un lobo. Su pelaje era blanco como la nieve, aunque con la luz de las llamas se tornaba de color anaranjado. El animal tenía los ojos cerrados para no incomodarme. Su hocico era alargado y sus orejas eran grandes y puntiagudas.

- Eres un...

- Si, un lobo. El antepasado del perro... y creo que uno de los pocos de mi especie. Por no decir... el ultimo de mi especie. – el gran lobo se acercó a mí y con delicadeza me acerco el frasco con medicina. La tome sin rechistar.

- Dios... es asquerosa... da igual cuantas veces la tomes...

- Lo sé. – volvió a su escritorio y se sentó centrándose en su libro.

- Entonces eres un lobo... y ¿no conociste a ningún otro lobo?

- Solo a uno... pero es una larga historia, y no creo que aguantes despiertos hasta que termine...

- Yo estoy cuidando un cachorro... que es medio lobo...

- ¡Espera!, cuidando a un semi-lobo – se giró súbitamente sorprendido de mi revelación – ¿cómo se llama el pequeño?

- Se llama... a..ax..axel... - antes de cerrar mis ojos y caer nuevamente dormido, vi como el lobo abría sus ojos mostrando incredulidad en su rostro. Como si fuera imposible lo que le estaba contando.

Después de eso estuve inconsciente durante horas, no sabría decir cuántas. Ya que la casa de este lobo no tenía ventanas. abrí mis ojos lentamente y pude ver a Drok sentado en la cama esperando a que me despertara. Estaba claramente nervioso e intranquilo. En el momento que desperté Drok puso su pata sobre mi estómago haciendo que profiriera un sonoro quejido. Lo miraba asustado ya que aquel animal era enorme y estaba totalmente a su merced.

- Gatito... es hora de que me respondas a unas preguntas... - sentía que me iba a explotar el estómago por la fuerza que este depredador ejercía sobre mí.

- ¿Qué... quieres...saber?

- ¿Fue tu novio quien mato al padre de Axel? ¿O acaso fuiste tú?

- No fuimos ninguno... solo... lo adoptamos... cuando abandono la aldea...

- El olor de tu compañero es muy parecido al de ese asesino... - comenzó a gruñir sonoramente mientras apretaba con más fuerza mi estómago – lo deje pasar porque podía ser una coincidencia... pero que estés con Axel... el hijo de mi amigo... me respondes todas las dudas...

- ¿Tu...amigo...? ¿eras amigo... del padre de Axel?

- Si... era mi único amigo, y siempre le advertí de que era un peligro juntarse con esa calaña... los perros han perdido todo el honor y la nobleza que tenían... ahora son solo monstruos.

No sabía que responderle. Estaba encolerizado y mostraba sus colmillos por la rabia. El enorme animal acerco su hocico a mi cuello olfateándome. Después de un par de segundos se separó de mi quitando su pata de mi estómago. Me sentí aliviado al ver que retiraba su pata.

- El olor... de tu compañero es diferente al de aquel asesino... aunque es extrañamente parecido... acaso es el hijo de aquel hombre... - el lobo hablaba calmadamente intentando recuperar la compostura.

- El... acepto a Axel en su manada... está huyendo de la aldea junto con otros compañeros... reniega de su familia y su pasado... solo quiere vivir feliz... - mis palabras sonaban como una súplica, deseando que este enorme animal no hiciera nada a mis compañeros.

- ¿Axel es feliz?

- Intentamos que así sea... aunque reconozco que aún está afectado por haber perdido a su padre... no llego a conocerlo y eso le atormenta... pero es feliz con nosotros... y cada día que pasa sonríe más y se le ve más feliz...

- Me alegro por ello, tras la muerte de Fang... intente llevarme a Axel de aquella aldea. Pero me detuvieron impidiendo me lo llevara conmigo... ojalá hubiera sido más fuerte. Pero el luchador siempre fue Fang, yo solo utilizo mi ingenio – pude ver cómo le temblaba la pata al recordar la impotencia del momento – en ese momento perdí la vista... estaba encolerizado, solo quería llevarme a Axel... y uno de los perros me rasgo los ojos cegándome... un perro de pelaje dorado... y una sonrisa burlona...

Sabía perfectamente de que perro estaba hablando. Cada vez que descubría nueva información sobre mixe, resulta ser más aterrador de lo que pensaba. Aunque ese perro sigue siendo un misterio indescifrable...

- Por lo menos... ahora sabes que está a salvo... si quieres puede venir conmigo... para conocerlo...

- Eres muy amable Acenix... pero no puedo aceptar tu invitación... ahora mismo, solo sería un estorbo para Axel, no necesita saber de mí. Necesita ser feliz... y por lo que dices, lo haces feliz.

- Eso intento... como su padre adoptivo...

- Es bueno saberlo – el enorme lobo comenzó a reír en voz baja – menos mal que no moriste en el bosque... hubiese sido un duro golpe para el pequeño, tendremos que dar gracias a Inugami por esto.

- ¿a quién?

- O, claro, que hoy en día ya no es normal tener dioses. Inugami es un dios para los lobos y perros. Aunque la mayoría han dejado de creer en él.

- Anda... no sabía eso... los canes tenéis un dios... mi abuelita decía que había uno de gatos... aunque no soy creyente la verdad. – siempre he pensado que los dioses son una patraña, porque si de verdad existiera un dios misericordioso, no permitiría la crueldad de este mundo.

- Bueno... será mejor que descansas... tendrás que recuperarte para volver con Axel.

- Ahora mismo estaba en un viaje... necesito descubrir cosas de mi pasado... y justo al salir del pueblo... parece que entre en el lugar equivocado... porque en ese bosque no recuerdo bien que paso... pero para cuando me quise dar cuenta estaba volando... cayendo desde lo alto del acantilado... escuchaba muchas voces y gritos...

- Si... es el bosque susurrante... se dice que en ese bosque vagan las almas de unos seres llamados humanos... ya que hace cientos de años... en ese bosque... sucedió la guerra roja...

- ¿La guerra roja? ¿Puedes contarme más sobre ella? – estaba intrigado por lo que Drok iba a contarme.

- La verdad... no sabría ni por dónde empezar... será mejor que te pongas cómodo... porque esta historia es larga...

Me acomode como pude en la cama acariciándome el estómago, aun me dolía después de que Drok me aplastara con su enorme pata... si este lobo no era peleador... como de fuerte es el padre de Mike para vencer a Fang... aunque... como me dijo Mixe... no todo es lo que parece.


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!!AQUI TENEIS EL ULTIMO CAPITULO DEL AÑO!! el siguiente capitulo ya sera en 2021 que espero sea mejor que este.

Dejadme vuestros comentarios sobre este capitulo que parece que algunas personas aun no se han dado cuenta de que subi un capitulo en navidades XD. porque vi pocos comentarios. Acosdaos de comentar y de dejar vuestro voto que me hace muy feliz.

Como siempre digo, hasta la proxima semana mis pequeños animales de dos patas, llevad la mascarilla que esto no es un juego y como siempre, no Dejeis de Ladrar.

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