19. MISTERIOS POR RESOLVER
Estaba mirando a Flex mientras el can azulado se dedicaba a dar brincos por la sala, gritando a pleno pulmón. Parecía que había descubierto algo importante. Flex se acercó a mí y se puso a mi lado, he de reconocer que me desagradaba lo cerca que estaba de mí, pero trataba de disimularlo.
- ¿Acaso no te has dado cuenta Acenix?
- Esto... ¿de qué? – me encontraba realmente incómodo en esa situación, sentía a Flex demasiado emocionado y eso me estaba generando ansiedad.
- Mixe, él percibió tu olor, cuando fuimos a la ciudad estabas marcado por Mike, y él noto eso en ti – se separó de mi dándome la espalda mientras pensaba – su olfato es realmente agudo... si pudo notar un aroma como la marca de Mike a través del camuflaje... - Flex continuaba hablando, divagando en sus pensamientos.
- Esto... Flex... - seguía tan sumido en sus pensamientos que no me había escuchado. - ¡Flex!
- ¿qué? ¿qué pasa? – me miró enfadado como si le hubiese molestado en medio de algo importante.
- De eso... ya se dio cuenta Mike... cuando despertó, se extrañó de que mixe no nos hubiera matado... y se dio cuenta de que fue por las reglas sobre las marcas y todo ese rollo...
- De verdad Mike es tan idiota de creer eso... - la respuesta de Flex fue cortante como un cuchillo.
- ¿Qué otro motivo habría para no matarme? No tiene sentido ninguna otra hipótesis...
- Muchas veces... la realidad supera a la ficción mi querido Acenix...
- ¿Qué quieres decir con eso...?
- La respuesta es mucho más simple de lo que crees... Mixe no te dejó vivir porque la marca de Mike le prohibiera tocarte, lo hizo porque tenías esa marca en particular – Flex soltó una risita antes de continuar hablando – si hubiese sido la marca de cualquier otro perro, te hubiera matado sin dudar – remarcó la palabra "Cualquier" con énfasis, intentando dejarme claro el motivo de la conducta de Mixe.
- Entonces, quieres decir que me dejó vivir... Porqué soy importante para Mike – no podía creer lo que Flex me planteaba, no tenía ningún sentido, según me contó Mike Mixe era alguien que respeta las reglas, aunque le fuera la vida en ello... ¿y las había roto por Mike? Algo no me cuadraba en todo eso...
- Sí, parece increíble verdad... aunque... no todo es lo que parece... ¿verdad? – cuando Flex pronunció esas palabras, me quedé totalmente perplejo, como si viera imposible que Mixe actuase de aquella manera. La primera impresión que tuve de él no fue nada buena, ya que su carta de presentación fue golpear a Mike y torturarlo dejándole heridas graves en todo el cuerpo. ¿Por qué alguien así, se preocuparía por su hermano, después de darle una paliza como esa?
- Qué pasa Acenix, te ha comido la lengua el gato – comenzó a reír mientras contaba su chiste.
- No tiene gracia Flex... simplemente, no me creo lo que estas planteándome... lo veo tan... surrealista.
- La vida es surrealista, seguro que los humanos veían surrealista llegar al punto de extinguirse a manos de unos sucios animales, y, aun así, ya ves quienes están sobre la tierra.
- En eso... tienes razón...
- Solo recuerda, no todo es lo que parece. Es un buen consejo para el futuro. ¿Cumplirás la petición de Mixe?
- ¿El qué? – lo miré distraído.
- ¿Cuidaras a Mike verdad? No me gustaría ser yo, el que tenga que decirle a Mixe que no cumpliste con esa petición – mientras Flex hablaba, se le escapaba alguna risilla estridente que me hacía hervir la sangre al escucharla
- ¡claro que sí! A ver qué te piensas... no dejaré que nadie le haga daño... al menos... mientras quiera que esté a su lado – bajé las orejas, ya que, nunca habíamos hablado seriamente sobre ese tema. Desde aquel día... habíamos mantenido un poco las distancias, nos apoyábamos y nos ayudábamos, pero no sabía... si era por cariño o por algo más.
Me quedé mirándome las patas, nunca me había dado por pensar en que sentía por Mike, sabía que le tenía cariño, me sentía muy cómodo con él y teníamos dos cachorros a los que cuidar. Por lo que asumí, que él también estaba contento con la situación. Pero, realmente, no sabía qué pensaba sobre todo eso, igual solo me seguía la corriente para no sentirse solo, pero realmente no sentía nada por mí, o simplemente adoraba a los niños y por ese motivo me necesitaba, ya que el solo no podría encargarse de todo.
Siempre había sido un gato muy inseguro, desde pequeño. Siempre debían repetirme las cosas varias veces para que creyera en sus palabras. Recuerdo pedirle a mi abuela, que me dijera que me quería, porque estaba seguro de que solo me tenía con ella por lastima. Solo de recordarlo me muero de vergüenza, aunque mi abuela se divertía mucho con mis tonterías...
Flex me propinó un fuerte golpe en la cabeza, sacándome completamente de mis pensamientos, me froté la cabeza mientras lo miraba, el golpe había sido demasiada fuerte.
- ¡ay! Flex, eso duele.
- Eso te pasa por tonto, seguro que estabas pensando que Mike no te quería, ¿verdad?
- Esto... -seguía frotándome la cabeza y sinceramente no sabía que decirle.
- sois tal para cual... ambos sois cerrados en vuestros sentimientos... ¿por qué coño no lo hablas con él, si tan preocupado estas?
- Es que... no sé cómo... - me dio otro fuerte golpe en la cabeza, lo que hizo que me volviera a quejar – ¡Flex, Para ya!
- Pues abandona esa inseguridad de una vez, o te juro que la próxima te daré fuerte de verdad – podía ver en su mirada que lo decía enserio, tragué saliva acongojado y sonreí mirándolo.
- Gracias
- De nada gatita
- Que no soy... déjalo...
Me di cuenta de la ausencia de Mike y ya había pasado un buen rato desde que lo había visto por última vez. A lo mejor estaba con Max en algún otro cuarto, examinando la casa o en algún lugar que le hubiera llamado la atención. Para salir de dudas decidí preguntarle a Flex si había visto a los chicos. Su respuesta fue negativa, solo sabía que la última vez que había visto a Max, se encontraba en el piso de arriba. Me moví instintivamente hacía las escaleras, Flex continuaba mirando la cabeza del animal que ornamentaba la pared de la sala, esta vez parecía que no iba a acompañarme, ya que tenía mucho en lo que pensar y demasiado que asimilar. Continué mi camino subiendo las escaleras. Los peldaños rechinaban a causa del deterioro del paso del tiempo. Si hubiera querido moverme en sigilo para sorprender a quien quiera que estuviera en el piso de arriba, con el ruido que hacían las escaleras, ya se habría enterado de mi llegada.
El segundo piso de la casa era enorme, con varias habitaciones distribuidas en dos a la izquierda y otras dos a la derecha. Tenía que reconocer que desde fuera la casa parecía más pequeña. Los humanos eran muy afortunados de vivir en hogares como estos, tan cálidos y confortables, resguardados del frio del exterior. Estuve toda mi vida viviendo en cuevas, y aunque mi abuela hiciera todo lo posible para que estuviera cómodo, he de reconocer que las casas de los humanos son mucho más cómodas y cálidas que una fría y húmeda cueva.
Comencé a revisar por el ala izquierda de la casa, la primera habitación parecía que solía ser un cuarto para alguna clase de niño. Ya que, esparcidos por el suelo, había varios juguetes en mal estado por el tiempo transcurrido. La mayoría de los juguetes estaban en un estado lamentable y no había posibilidades de arreglarlos, salvo uno de ellos. Era un muñeco que aún se mantenía suave y que con unos pocos arreglos podría volver a funcionar. El muñeco parecía un felino y el color de su pelaje se asemejaba al de Axel. Guardé el muñeco en la mochila que portaba conmigo antes de salir del cuarto. En el momento en el que iba a abandonar la habitación escuché algo, como un susurro que flotaba en el viento, me pedía que cuidara de ella. Me giré súbitamente pensando que había alguien conmigo en ese cuanto, pero todo estaba en calma. He de reconocer... que ese cuarto me dio muy mala espina... mi pelaje se mantuvo erizado durante todo el tiempo que estuve en esa estancia. Sentía frío en mi cuerpo, no sabía si por el susto... o por algo más... ¿qué era esa voz?
Salí del cuarto rápidamente y cerré la puerta dispuesto a no volver a abrirla nunca más. Sentía una presión en el pecho y como si de un momento a otro se me fuera a salir el corazón. Continúe buscando por la casa para calmarme, por si encontraba a alguno de los perros. Entré en la siguiente habitación, parecía un dormitorio. En el centro de la estancia, ocupando la mayor parte de la sala, había una cama de madera podrida y descolorida por el paso del tiempo y la falta de cuidado. A pesar de su estado la cama se mantenía lo suficientemente firme como para poder dormir sin que se descompusiera completamente. En la pared más alejada de la puerta, se encontraba un enorme cuadro colgado en la pared y, al igual que el resto de los objetos, se encontraba resquebrajado y descolorido, pero, a pesar de eso se podía distinguir en el dibujo tres siluetas. El cuadro era de unos humanos, y por sus apariencias eran un macho, que sería el Alfa de la manada, una hembra y un cachorro, que por la ropa que llevaba apostaría que era una hembra. El macho me recordaba a Mike, tenía una expresión dura y confiada, pero a la vez tierna y comprensiva. La hembra, que era la que tenía al cachorro en brazos, transmitía paz y tranquilidad solo con ver el dibujo. Pero, lo que más me llamó la atención, fue la cachorrita de los humanos, en sus manos llevaba el muñeco que había recogido hacía apenas unos instantes del suelo abrazándolo con mucha fuerza. Los humanos... eran el mayor misterio de nuestra época... siempre me estuve preguntando, ¿cómo sería uno en realidad? ¿sería amable? ¿Acaso sería fiero? ¿o puede que fueran unos cobardes?
Es una lástima que todas esas preguntas se queden sin respuesta, al menos... hasta que encontremos un humano vivo, si es que aún queda alguno. En esa habitación había varias cajas que contenían diferentes objetos de la época de los humanos, de la mayoría no sabía su finalidad. Muchos de ellos no funcionaban o simplemente yo no sabía hacerlos funcionar, así que dejé las cosas donde estaban y me dirigí a la salida del cuarto, no sin antes echar un último vistazo a la enorme pintura de la pared.
Terminé de explorar el ala izquierda de la planta de arriba y era hora de empezar con las salas del extremo opuesto. A medida que me acercaba a aquellas habitaciones pude escuchar ligeros susurros al otro lado de una de las puertas, mi curiosidad me instaba a abrir esa puerta primero, al hacerlo vi que en esa habitación se encontraban Max y Mike, ambos tenían una expresión sería en sus rostros. Al terminar de abrir la puerta ambos perros se giraron en mi dirección sorprendidos. Mike fue el primero en dirigirme la palabra.
- Hola Acenix, ¿ya has conseguido librarte de los niños? – preguntó con una sonrisa de medio lado.
- Podría preguntarte lo mismo, ¿se puede saber de qué hablabais? ¿O es algo privado entre perros?
- Max me estaba contando el motivo por el que Flex no nos dejó entrar, parece ser que en la casa... había cadáveres humanos. – Mike agachó las orejas al decirlo.
- ¿Cadáveres... humanos... recientes? – pregunté ligeramente atemorizado.
- No, claro que no, la sombra que tu viste, era uno de ellos. Se encontraba sentado en el sillón... y por lo que vimos Flex y yo... lo que fuera que mató a los humanos... lo hizo de manera instantánea, estaban en la misma postura en la que se encontraban... cuando vivían... y en otro cuarto... había otros dos cadáveres, uno pequeño y otro más grande, aunque no tanto como el del salón. – Max tomó aire antes de continuar su explicación – por el paso del tiempo... no había nada más que huesos... pero, aun así, Flex y yo pensamos que no era bonito para los niños ver esas cosas.
- Así que... ningún humano sobrevivió... a lo que sea que los matara... ¿Algún día... descubriremos qué les ocurrió?
Todos nos quedamos en silencio, ya que no había ninguna respuesta posible a mi pregunta.
- Mike, puedo preguntarte algo?
- Claro, ¿Qué necesitas?
- Tú... ¿has escuchado alguna voz en la casa... mientras explorabas?
- No, todo estaba en silencio, ¿Por qué lo preguntas?
- Nada... no es nada... igual solo estoy cansado.
- Es verdad... tendríamos que repartir los dormitorios, esta casa por suerte, tiene más cuartos que la anterior.
- Yo mientras duerma con Flex, el resto me da igual – había dicho Max sin pelos en la lengua, de una manera casi vulgar.
- Entonces, ¿tienes pensado que los niños duerman en otro cuarto... o con nosotros? – de golpe la puerta se abrió y Flex entró en escena, tan enérgico y ruidoso como lo recordaba...
- ¡¡Buenas gente!! ¡¡Qué bien que estéis todos reunidos!! – Flex entró en la habitación cerrando la puerta tras de sí – ¿así que pensando en cómo repartir los cuartos?
- ¿Cómo te has enterado sin estar presente? – pregunté a Flex asombrado.
- Tengo buen oído – me dedicó una sonrisa burlona mientras respondía – por lo que vimos Max y yo, en el piso de arriba hay 3 dormitorios, dos en la zona derecha y uno en la izquierda. Max y yo nos quedamos el de la izquierda, así vosotros dos- dijo señalándonos a Mike y a mí – podéis dormir en este cuarto, mientras los nenes duermen en el de enfrente. Si lloran por la noche no estarán muy lejos – Flex me guiñaba el ojo mientras reía.
- ¿por qué tengo la sensación de que estas planeando algo...?
- ¿yo? Jamás planeo nada – se acercó a mí y me susurró al oído – así tendrás intimidad para hablar, ¿acaso no necesitabas un momento a solas para ello? – volvió a guiñarme el ojo y eso me hizo ruborizarme completamente.
- Por mi está bien – dijo Mike mientras nos miraba a Flex y a mí- así podré pasar un rato a solas con Acenix – la frase de Mike me dejó petrificado, no esperaba escuchar esas palabras de él – eso... si te parece bien Acenix... - cambió el tono de voz al verme paralizado, agité la cabeza un momento antes de responderle.
- Cl-claro, siempre es un placer estar contigo – me di cuenta de lo que había dicho y me tapé la boca con las patas.
- Bueno, mejor nosotros nos vamos Max... no vaya a ser que no aguanten la emoción y los veamos desnudos o algo peor... - gritó Flex en alto mientras emprendía su rumbo hacía la puerta- y de los niños no os preocupéis, nos encargamos Max y yo, siempre quise probar que se siente al ser tío.
- De los niños te encargas tú... sabes que no me gustan los cachorros – dijo Max mientras salía del cuarto.
Estaba a solas con Mike, rara vez tenía la oportunidad de estar con él sin tener a los niños o a Flex presentes. Mi corazón latía con fuerza y no me atrevía ni a dirigirle la mirada. De repente sentí unas patas abrazarme por la espalda, rodeando mi cuerpo, eran suaves pero fuertes y robustas. Mike me abrazó por la espalda frotando su mejilla contra la mía, tenía que reconocer, que cuando estábamos a solas era bastante cariñoso... lo que me resultaba un poco incómodo por lo poco habituado que estaba a ese tipo de cariño. Pero siendo sincero, no me desagradaba ser el centro de sus mimos. Me di la vuelta como pude ya que Mike no me soltaba de sus brazos y quedé cara a cara mirando sus hermosos ojos marrones que eran tan brillantes como la luz del sol.
- ¿Qué tal te encuentras Acenix? ¿Tienes molestia o te duele algo? – me preguntó Mike mientras una de sus patas acariciaba cuidadosamente mi costado.
- Tranquilo Mike, estoy perfectamente... aunque... reconozco que no fue agradable lo que experimenté mientras estuve inconsciente... - le respondí llevando una de las patas a la suya.
- He de reconocer... que en el mundo de los vivos tampoco fueron días tranquilos... - Mike agachó las orejas dejándome ver su tristeza al recordar lo ocurrido.
- ¿Qué pasó durante esos días...? Flex me contó algunas cosas... pero quiero saber tu versión... -acaricié suavemente su mejilla con la pata libre mientras lo miraba fijamente.
- Bueno... no sabría ni por dónde empezar la verdad.
Mike aflojó su abrazo yendo hacía la cama, se sentó en ella y esperó pacientemente a que hiciera lo mismo. En el momento en que me aposenté sobre la cama, comenzó a narrar su historia. Por su forma de hablar se notaba que aun tenía secuelas de lo ocurrido en la cueva.
- Bueno... me di cuenta de que algo te ocurría, ya que... estabas ausente, sudabas en gran cantidad y estabas agotado con apenas dos horas de viaje... eso me extrañó y por ese motivo pedí a Flex detenernos. él comprendió la situación rápidamente, así que tras algunos minutos nos fuimos a la cueva. Donde te tumbaste y a los pocos minutos estabas delirando y no hacías caso a mis palabras... ¿creo que hasta aquí lo recuerdas todo verdad?
- Si... tenía mucha fiebre y me sentía horrible... a partir de allí... solo recuerdo oscuridad...
- Pues... nosotros no estuvimos mucho mejor. Perdí los estribos... estaba furioso por el estado en el que te encontrabas y realmente buscaba desesperadamente la causa de tu mal estar. Flex fue quien te examino, aunque parezca mentira... sabe de medicina, más de una vez me atendió las heridas ocasionadas por el riguroso entrenamiento de mixe. Después de un examen exhaustivo, determinó que tenías la rabia. Supongo que ya te habló de esa enfermedad, así que... no me detendré en detalles técnicos... -Mike tomó aire para justo después soltar un largo suspiro.
- Sí... estoy enterado... de lo extraño que fue mi caso...
- Pues... lógicamente, toda mi ira y mi rabia recayó sobre Axel. Lo admito... no era su culpa... él no padecía ninguno de los síntomas de la rabia y era imposible determinar si la tenía con solo mirarle... pero estaba enloquecido, la furia se apoderó de mí y descargué todo mi odio contra él. Agradezco cada día que Flex estuviera allí... estaba dispuesto a matar a Axel. Me lancé sobre él para golpearlo con todas mis fuerzas, si Flex no me hubiese detenido... yo... yo... - A Mike le costaba trabajo continuar, las palabras se le atragantaban y alguna lágrima brotaba de sus ojos. Se la limpiaba rápidamente intentando no parecer débil.
- Intentaste golpear a Axel... - estaba consternado por lo que me estaba contando Mike, no lo veía capaz de ser ese tipo de animal... Parecía... que la situación le había sobrepasado completamente.
- Cuando me lancé para golpearlo... Axel estaba llorando... Flex me paró el puñetazo con su pata interponiéndose entre Axel y yo... reconozco, que no recuerdo los detalles del momento... por lo enajenado que me encontraba... pero recuerdo un fuerte golpe en la mandíbula, que hizo que trastabillara dando varios pasos hacia atrás... Flex es realmente fuerte... tuvimos una discusión bastante acalorada. Recuerdo como le gritaba y le pedía que se apartara, pensaba matarlo de verdad... había perdido el control de mi cuerpo... Axel lloraba llenando la cueva de ruido... en aquel momento, ese ruido me parecía asqueroso y repugnante, un sonido que Axel no tenía el derecho de emitir, el único objetivo era acallarlo. Peleé con Flex durante un buen rato, la sucesión de golpes parecía interminable y ninguno de los dos dábamos el brazo a torcer. Pero me derrotó, y me alegro por ello.
- Así que es verdad... ¿Flex es más fuerte que tú?
- Si... y no... en aquel momento me ganó... pero no hice gala de todo mi poder... en parte me contenía... ya que a pesar de la rabia y el descontrol. Seguía teniendo dudas sobre lo que estaba haciendo.
- Vamos, que Flex es más fuerte – puse una sonrisa burlona mientras lo miraba.
- Si... es más fuerte.
- Je, je, je – reía mientras miraba a Mike – aunque me entristece pensar en lo que tuvo que sentir Axel... él te idolatra... debió ser un duro golpe para él verte así...
- Sí... además no se separó de tu lado... ni un solo momento... siempre que miraba estaba a tu lado abrazándote o agarrando tu pata... pero no se atrevió a dirigirme la mirada... hasta que despertaste... simplemente no me miró...
- Debió ser duro... ¿verdad Mike?
- Mucho... - una lágrima recorría su mejilla – el resto de los días... no tenía apetito... hasta que despertaste no comí casi nada y simplemente vagaba por el bosque sin rumbo fijo. No soportaba estar en esa cueva, verte tendido en el suelo... sufriendo... me dolía el pecho al verte así... además... no quería estar en la cueva por el miedo a descontrolarme nuevamente... - Mike se limpió las lágrimas e intentó recuperar la compostura – un día... Jon comenzó a acompañarme en mis paseos, y sinceramente... fue de gran ayuda... su felicidad y alegría se me contagiaron rápidamente. El nunca perdía la esperanza, estaba convencido de que despertarías. Eso me ayudaba muchísimo a continuar adelante...a Jon... le debo muchísimo por los ánimos que me brindó.
- Tiene buen corazón...
- Lo heredó de ti... como siempre te digo... le enseñaste muy bien.
- Exagerado... tampoco es para tanto.
Mike me sonreía, hablar de ese tema conmigo parecía haberle liberado de un gran peso que había portado durante todo ese tiempo. Repentinamente Mike se lanzó encima de mí abrazándome con fuerza mientras repetía las palabras "no quiero que te pase nada". Lo abracé con fuerza y escondí mi rostro en su pecho alegrándome de disfrutar de un momento como ese... deseando que no terminara nunca.
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Estoy de vuelta mis queridos animalitos, esta semana me siento lleno de energía y con ganas de comerme el mundo. Espero os guste el capitulo 19 de mi historía, si es asi compartirlo con vuestros amigos y amigas que tengo ganas de ver el numero de visitas despegar. Ya llevo 3300 visitas en total. es un muy buen numero y no me esperaba llegar ni ha 100, muchas gracias a todos por vuestro apoyo y vuestra ayuda con cada capitulo.
Si veo que en el futuro la historia tiene exito y mucha gente esta interesada en saber mas de ella. igual creo un patreon donde comparta y hable con los seguidores de esta historia sobre sus teorias, historias. suba capitulos especiales y comparta mi libro secreto de ideas. pero todo eso es un plan y por ahora tengo una base de seguidores pequeña como para plantear ideas tan locas jejeje.
Bueno, dejadme en comentarios tambien vuestra opinion sobre el patreon, si os pareceria buena idea, si apoyariais o si no os gusta la idea. todas las opiniones son bienvenidas. Al final seria un buen metodo de ganar algo de dinero por el esfuerzo invertido. aunque como dije. no lo hago por el dinero, lo hago porque me gusta y porque quiero.
Vaya chapa os he soltado... bueno hasta la semana que viene y disfrutad mucho de la vida que son 3 dias. 2 de fiesta y 1 de resaca.
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