Seguí llorando por un buen rato en mi cuarto.

Escuché como alguien o más bien un perro rasjuñaba con sus garras la puerta de la habitación.

Me paré de mi cama y me dirigí a la puerta y luego la abrí.

Dejando ver a mi canino sentado y emitiendo unos sonidos de tristeza.

Mi mascotita entró y luego cerré la puerta.

Me acosté otra vez en mi cama y Mike estaba lamiendo mi rostro.

.- Mike...-. Dije su nombre tristemente .- Esto es lo peor -. La opresión en mi pecho era fuerte.

Sabía que Ela no lo había hecho por mala, realmente ella es una chica muy agradable, ¡ahg! Otra vez pensando en ella.

Debo dejar de pensar en Ela.

Acaricié a mi perro y luego lo abracé, el se encontraba acostado como yo en la cama.

.- te quiero Mike -. Cerré mis ojos y luego terminé en un profundo sueño.

Siempre estaba conmigo en los momentos más tristes de mi vida.