Mientras Se Quiera Se Puede
Cuando era niña mi abuela fue quién cuidó de mi desde el inicio, no tenía muchos amigos por el color de mi cabello, las personas se burlaban de mí y por culpa de ello mi madre me agredía alegando que fuí un error de su pasado.
Solo tenía un amigo, el me defendió cuando un señor me gritaba en la calle y me acompañó hasta la casa, su nombre era Kyojuro Rengoku
—Si alguien vuelve a molestarte me buscas en esta dirección.
Desde entonces nos hicimos cercanos, un día a la semana nos reuníamos en la biblioteca cercana para platicar sobre nuestro día.
El tenía un sueño y era convertirse en un gran cazador de demonios para ayudar a las personas, no tenía muchos conocimientos sobre eso pero eso no me impedía ayudarle y motivarle a qué lo lograría un día. El partió a la selección final dos meses antes de mi cumpleaños número quince, nos habíamos despedido con anterioridad pero tenía miedo de que no regresará, el tomó mi cabeza y besó mi mejilla para reconfortarme.
—Te prometo que regresaré pronto.
Fueron los días más largos para mí, extrañaba verlo ya que nos habíamos vuelto cercanos el uno al otro. En ningún momento dejé de estar preocupada por él y rezar en las noches por su bienestar. Mi madre me tachaba de loca y que no volvería, eso me partió, él creer en que no volvería a verle ni escuchar su voz me dolía demasiado; sino hubiera sido por mi abuela hubiera creído lo peor y seguiría hundiendome en esa tristeza.
Un día me encontraba muy mal, había peleado con mi madre y me dijo cosas horribles para luego irse, lo último que dijo era que terminaría sola y que Kyojuro ya se habría olvidado de mí o que posiblemente ya no se encontraba vivo, estaba hundida en mi almohada cuando alguien tocó la puerta de mi cuarto. Era Kyojuro quién estaba del otro lado, mi felicidad era tan grande que me avalance contra él rodeándolo con mis brazos y agradeciendo de que estuviera bien, repitió la acción del abrazo y besó mi cabeza repetidas veces mientras decía.
—Estoy contigo.
Después de ese momento me dí cuenta que tenía la cabeza vendada y le armé un interrogatorio mientras limpiaba su herida con alcohol, él solo se reía mientras veía mi expresión de preocupación.
Nunca entenderé cómo era que Kyojuro podía sonreír aún en ese estado.
Sujetó mi muñeca con su mano para alejarla de su frente alegando que no debía preocuparme, empecé a decirle que me soltará y que me dejará curarlo cuando sentí una presión sobre mis labios. Era Kyojuro quién me había besado, no sabía si era para callarme o porque quería pero simplemente correspondi a como pude, cuando se separó estaba sonrojado y me murmuró que no necesitaba cuidados que ya había tomado medicamento. Yo estaba roja a más no poder, me había robado mi primer beso y todavía sentía esa sensación sobre mis labios, pasamos ese día juntos y cuando llegó la hora de que regresará a su casa volvió a dar un beso en la misma zona que el anterior para irse corriendo.
Nos volvimos más unidos y de vez en cuando nos dábamos uno que otro beso, estaba enamorada de Kyojuro y eso lo notó mi abuela quien me molestaba en que seríamos una buena pareja, estaba emocionada cuando Kyojuro me dijo que me daría una sorpresa el día de mi cumpleaños que salté y le besé el rostro varias veces, iba a ser un día perfecto y estaba segura de ello sino hubiese sido por mi madre, una semana antes ella me dijo que saldríamos y cuando acordé me dejó en una casa. Los dueños me dijeron que ahora trabajaría para ellos, fue cuando caí en cuenta que mi madre me vendió a una de las casas ubicadas en el barrio del distrito rojo, estaba triste y una que otra chica me consolaba, me di cuenta que no regresarían por mi y acepte mi destino, comencé a trabajar para la casa y cada vez pensaba en Kyojuro, lo extrañaba demasiado que eso me tumbó varias veces por la noche llorando pegada a la almohada.
El día de mi cumpleaños estaba trabajando como de costumbre, llevaba maletas de un lado hacia otro cuando escuché una voz al fondo del pasillo.
—¡Ume!
Dejé caer las cosas y voltee, era él, Kyojuro estaba de pie en el pasillo, corrí hacia él y lo abracé cuando estuvimos en el suelo mientras ponía mi cabeza en su pecho y lloraba sobre él, cuándo me tranquilice nos pusimos de pie, me ayudó a llevar las maletas y con permiso de la señora nos retiramos a mi habitación para estar más agusto y comenzó a contarme sobre lo que había pasado y lo que hizo para dar con la casa, lo volví abrazar mientras sollozaba en su pecho, pasamos la tarde juntos y cuando faltaba poco para alistarnos me hizo una pregunta que me dejó sin palabras.
—¿Quieres ser mi novia?
No recuerdo que tanto hice en ese momento, solo que él me limpió las mejillas y depósito un beso en mis labios para luego envolverme entre sus brazos.
Los primeros dos años la pasé mal y debo de admitirlo, aún tenía la esperanza de que mi madre recapacitará y pudiera hablar con ella pero nunca apareció, cada carta que enviaba jamás tenía respuesta y las visitas de mi abuela se disminuyeron de una manera extraña, nadie me decía que sucedía y los dueños no querían darme permiso de visitar mi antiguo hogar; hasta que un día cuando me encontraba con Kyojuro caminando por el barrio me llegó una carta, en ella decía que mi abuela había fallecido hace algunos meses atrás, mi abuela a quien quería como una madre había dejado este mundo y no pude despedirme de ella, sino hubiese sido por Kyojuro no sé que habría pasado conmigo en ese momento, dejé de insistir en conseguir comunicación con mi madre y me enfoqué en el trabajo. Si algo me había dejado en claro mi abuela era que si algún día ella se iba no me quedará sufriendo su partida para siempre porque si seguía llorando ella no podría descansar en paz y así lo hice, aún podía recordarla pero ya no dolía tanto como al inicio, podía vivir con nuestros recuerdos compartidos sin llorar a menos de que lo ameritará.
En cuanto a la relación con Kyojuro, él venía a visitarme tres veces cada mes debido a sus misiones, cada día estaba más orgullosa de él y del como me contaba emocionado sobre cada una de ellas, cuando mencionó que le nombraron pilar me llenó de ternura el ver como lo decía tan lleno de alegría y entusiasmo que hasta me dió pena cuando escuché que su padre no se alegró igual.
No me gustaba involucrarme mucho en la familia de Kyojuro por lo mismo de que no podía salir del barrio pero eso no quitaba el hecho de que me sintiera mal saber que su padre no sentaba cabeza, se que Kyojuro jamás hablará mal de él ya que le tiene mucho cariño apesar de todo, pero me gustaría que algún día su padre también se sintiera orgulloso de él y de su hermano, Senjuro.
Kyojuro, él era mi orgullo e inspiración a seguir adelante, cuándo venía a visitarme por las noches en las que trabajábamos y los dueños no nos dejaban vernos por lo mismo él pagaba como cualquier cliente y nos escapabamos a recorrer él barrio. Apesar de las circunstancias nuestra relación siempre fue linda y sana. Cuándo pasábamos las noches en mi habitación no necesariamente debíamos tener contacto físico, éramos felices con solo platicar y estar juntos demostrándonos cariño con pequeñas muestras en lugar de hacer otras cosas, incluso me ayudaba a maquillarme para cuando iniciaramos con el trabajo y apesar de todo siempre fue caballeroso y me daba mi lugar ante los demás y jamás se quejó de mi trabajo, más de una vez tuvimos problemas con personas que nos veían merodeando dónde le preguntaban si no le daba asco salir con alguien que se dedicaba a la prostitución y se había metido con cuánto hombre a lo que él siempre respondían con una sonrisa.
-No tengo problemas a lo que se dedica, soy consiente de nuestro amor y eso es más que suficiente. Respecto a lo de estar con otros chicos, se que no tiene ni una gota de cariño a cada uno de ellos y apesar de todo siempre me da mi lugar y me cuenta cuando sucede, nunca se lo pedí ya que le tengo la confianza suficiente en que no hace las cosas con mala intención sino porque ese es su trabajo pero aún así se toma la molestia para llegar a evitar malos entendidos por los mismos chismes del barrio.
Incluso las mismas chicas de la casa me preguntaban que de dónde lo había sacado ya que todo novio que conocían era novio que se iba y Kyojuro era el único que no lo hacía, solo les respondí que fue suerte la que tuve y con ello me iba por el pasillo.
Sabía que no podíamos estar juntos toda la semana y por lo mismo nos escribíamos cartas e igual cuando él se iba a misión, entendía que tenía deberes que atender como sus misiones, su cargo de pilar y ser el sostengo de su casa por lo mismo no me quejaba sobre cuando no nos veíamos por más de dos meses, trataba de apoyarlo lo más que pudiera incluso si eso era estar callada escuchándolo.
Se acercaba el día de nuestro aniversario, decidimos moverlo a dos meses antes cuando nos dimos el primer beso, así esa fecha junto a la de mi cumpleaños no coincidieran. Ese día con ayuda de las chicas me arreglarre, íbamos a cumplir cinco años de relación y quería estar bonita para Kyojuro, me puse una yukata que él me había regalado con anterioridad pero no había tenido oportunidad de usarla así que ese día era perfecto para hacerlo.
Por el día nos la pasamos caminando por los techos de las casas del barrio, nos estábamos divirtiendo mientras hablábamos hasta que nos sentamos para descansar.
—Lamento no haber podido estar contigo el día de tú cumpleaños, hice de todo para obtener un permiso de los dueños pero no lo conseguí.
Dije de la nada, eso era una de las cosas que me molestaban de estar aquí, el no poder salir sin un permiso de los dueños. Han sido muchos intentos pero se han negado infinitas veces que hasta perdí la cuenta, ellos argumentan que con darle permiso a Kyojuro de venir sin previo aviso a la casa debía de ser suficiente y que me abstinara con eso.
—Tranquila, se que hiciste lo que estaba a tú alcance y no te culpo por eso. — acarició mi mano. —¿No has sabido nada sobre la compra?
Ese era otro de los factores que esperamos con ansias, Kyojuro se ha encargado de demostrar ante los dueños que es un buen beneficiario a la casa y que le acepten su propuesta de comprarme.
—Me falta un nivel, si logro ascender se podrá realizar la compra. - colocó su mano en mi hombro derecho y me pegó a él.
Cuándo estaba anocheciendo me sentía triste al saber que tendría que irse pero me sorprendió que Kyojuro no mencionara nada, siempre decía "Tengo que llevarte de regreso sino no me dejarán verte" pero ahora no y tampoco me importó mucho ya que eso significaba estar al menos un poco más te tiempo juntos y lo valoraba, en algún momento me rompí a llorar al recordar las cosas que pasamos y él como me preocupaba al saber que se iba a misión, tener el miedo de que no regresaba me aterraba demasiado, me abrazó y como siempre le conté lo que sentía, él solo besó mi cabeza varias veces mientras decía que eso no pasaría, cuando me separé limpió mis mejillas para enseguida dejar besos en todo mi rostro y terminar con uno corto en los labios. A los minutos bajamos y fuimos hacia la casa ya que el lugar comenzaba a llenarse de gente como de costumbre. Al entrar me sorprendí de que los dueños no le dijeran nada sobre que debía irse sino que lo dejaron pasar de largo, no le tomé importancia cuando subiendo las escaleras hacia la habitación me tapó los ojos con sus manos para guiarme por el pasillo, cuando entramos las quitó y la habitación estaba decorada, había flores y comida en dónde suelo colocar el futón, me invitó a sentarme a comer junto a él y acepté una vez mencionó que hoy no trabajaría, vaya fue mi sorpresa cuando me dijo que él fue quién la cocinó con ayuda de su hermano.
Una de las cosas que también me encantaban de Kyojuro era su comida, cada que lo hace sabe distinta a la de los demás y tiene el toque de amor que le brinda al igual que te transmite la misma felicidad que da él con su sonrisa, una cosa era de admitirse y es que su sabor era delicioso, al principio era algo desabrido pero con la práctica mejoró increíblemente bastante que incluso jugué con escaparme solo para poder probar su comida nuevamente.
Estuvimos un rato así, comiendo, jugando y platicando, cuando terminamos nos recostamos un rato en el futón que colocamos dónde comimos. Me encantaba estar así con él, acostados fantaseando figuras en el aire mientras decíamos uno que otro piropo hacia el contrario logrando un sonrojo del mismo. Lo miré extrañada cuando se sentó y repetí su acción, me mostró un pedazo de tela entre sus manos para luego cubrir mis ojos con el mismo, me quedé ansiosa esperando a lo que haría, era la primera vez que me los cubría de ese modo y este nerviosa creyendo varias cosas, cuando dijo que la retirará lo hice y me puse a llorar apenas lo ví arrodillado con un anillo en manos. Dió un largo discurso -por como sonó parecía que lo tenía preparado. - para luego terminar con la frase.
—Ume Kiname, ¿Te casarías conmigo?
Lo abracé para decir repetidas veces un "sí" que apenas se escuchaba entre mis sollozos, me colocó el anillo para luego besarme y murmurar un "te amo", seguido me recostó en el futón nuevamente, era la prometida de Kyojuro Rengoku, estábamos tan felices y emocionados que no nos separamos en toda la noche.
Esa fue la última vez que ví a Kyojuro.
Le enviaba cartas y ninguna era contestaba, estaba preocupada ya que él nunca hacía eso, quise creer que talvez estaba exagerando y que probablemente él se encontraba ocupado así que quise esperar unos días para tratar de calmar mi ansiedad, pasó una semana, dos, en la tercera fue dónde verdad me preocupé, habían pasado seis semanas sin saber noticias sobre él, creía varias cosas, si estaba enojado, lastimado e incluso peores escenarios, me estaba volviendo loca pero una vez los regaños por parte de los dueños y la oiran de la casa aumentaron en gravedad traté de estar más relajada, de noche no podría investigar por estar ocupada trabajando así que mi única manera de ponerme a hacer algo útil era de día. Fueron los peores cuatro meses de la vida, no tenía noticias sobre Kyojuro e incluso llegué a pensar que se había arrepentido de nuestro "nosostros". Estaba cansada tanto física como emocionalmente, había llorado demasiado y las palabras de mi madre resonaban en mi cabeza.
"Te está utilizando. "
"No eres nada más que un pasatiempo. "
"Cuándo sacie contigo su necesidad ni volverá a buscarte. "
Los tiempos tampoco ayudaban a la situación, en esos meses ocurrieron accidentes horribles, la dueña de la casa de al lado falleció de un accidente, desaparecieron varias chicas del barrio y nuestra oiran también se fué. Todo estaba echo un caos que incluso esa preocupación me empeoró, sino fuera por una compañera que me mantenía en ánimo habría perdido la cabeza desde el inicio, un día por la noche cuando nos encontramos maquillando para atender a nuestros clientes se escucharon varias explosiones y sacudidas sobre el suelo, un estruendo derribó una de nuestras paredes y junto a una compañera del rango cayó al suelo, me detuve a revisarla, estaba inconsciente. Voltee y la otra estaba sangrando, había una persona extraña fuera de la casa y estaba salivando fue cuando caí en cuenta de que se trataba de un demonio, lo recordaba por las palabras de Kyojuro cada que me explicaba como estos tenían distintas apariencias pero que siempre iban detrás de lo mismo.
Sangre humana.
Sino hubiese sido por un cazador de haori cuadrado no habríamos salido vivas de esa, cuando menos acordamos nos encontramos evacuando la zona dirigiendonos hacia otro lugar guiadas por dos chicas. Una vez todo terminó regresamos unas cuantas chicas y yo a revisar la situación, había varias personas en el suelo. Tres chicos abrazándose y otro junto a las dos chicas que anteriormente vinos junto a otra, nos acercamos y preguntamos acerca de lo que sucedió y el chico que nos había salvado respondió que el peligro ya había pasado.
Reconocí ese uniforme y las katanas enseguida, eran miembros del cuerpo de cazadores dónde estaba Kyojuro. Les pregunté sobre él una vez les estaban revisando cuando el chico de cabellos amarillos respondió.
—Lo lamento pero él falleció hace cuatro meses.
Por eso era que no podía tener contacto con él, por eso ninguna carta fue regresada.
Kyojuro se había ido.
Y no pude despedirme de él.
Colapse en el suelo y unas compañeras fueron a por mí con la intención de sacarme, nuevamente el mismo cazador me preguntó que porque lloraba a lo que respondí.
—Era su prometida.
No dijo nada, solo agachó la cabeza y fué cuando lograron sacarme de la escena para regresar a dónde estaban los demás.
No podía describir como me sentía en ese momento, había perdido a alguien más, primero fue mi abuela y luego Kyojuro, había perdido a mi mejor amigo, a mi consejero, a mi novio y prometido.
Había perdido a mi primer amor.
Y con él se llevó mi corazón.
Kyojuro era mi todo y el saber que no estaba me tenía devastada. En ese momento fue cuando hice lo que debí de haber hecho desde el inicio, irme de ese lugar a escondidas, huir y salvar lo que quedaba de mi vida solo para hacer una cosa que no sabía con exactitud.
Ir a su casa.
Estar de nuevo en dónde nací me trajo mucho sentimiento, mi casa donde mi abuela me cuidó y me dió el amor de una madre, el barrio de locales donde conocí a Kyojuro por primera vez, la biblioteca donde nos sacaban por energéticos. Todo me traía muchos recuerdos al lado de personas maravillosas que fueron especiales en mi vida. Primero visite la tumba de mi abuela, quería hablar con ella primero para sentir que me daba uno de sus consejos.
Aunque no podía oírlo podía sentirlo y eso me era más que suficiente.
Veía con atención la dirección en ese trozo de papel mal gastado mientras caminaba, mi mirada fue hacia enfrente cuando ví una réplica exacta de Kyojuro pero más joven, como cuando nos conocimos, me acerqué y pregunté si era la casa Rengoku a lo que el respondió que sí, presentándose igualmente.
Ese era Senjuro, el maravilloso hermano del fantástico Kyojuro.
Estaba a punto de decirle a qué venía cuando una voz se escuchó dentro de la casa, era otra copia de Kyojuro pero mayor, debía ser su padre. Se acercó y me preguntó que cuál era mi propósito a lo que le respondí.
—Mi nombre es Ume Kiname, era la novia de su hijo Kyojuro, no sé si alguna vez haya hablado sobre mí.
—Así que tú eres su pareja, había mencionado que se habían comprometido.
—Eso sucedió en su última visita... — aclaré mi garganta para volver hablar. —Recién me enteré de lo sucedido con él y quería preguntarle algo.
No sé negó y con compañía del menor Senjuro me llevaron hacia donde él se encontraba, caminaba por las lapidas mientras mi pecho se encogía apenas me acercaba a la suya, me detuve una vez entraba frente a su lápida y caí de rodillas.
"Kyojuro Rengoku. "
"Hijo, hermano y pilar. "
—Kyojuro... Perdóname por favor.
No aguanté ni un segundo más y me puse a llorar mientras hablaba, tenía el corazón abierto y cada palabra que salía de mi boca lo decía dolida. Necesitaba soltar todo lo que sentía y eso hice.
Me enojé, disculpé, lloré y disculpé nuevamente, le dije que lo amaba y que estaba orgullosa de él para disculparme después.
Una vez terminé me puse de pie y besé la lapida aún con lágrimas.
—Te amo Kyojuro.
Hay un dicho que dice “Mientras se quiera se puede” y por ende no importaba las dificultades que se atravesaran, mientras ambos se quisieran se podría resolverlo.
Aquella persona puede llegar a ti de distintas maneras ya sea por un accidente, obra del destino o por casualidad, nunca se sabe cuándo aparece en la vida solo que lo hará en su momento adecuado. La confianza, amistad y apoyo son una de las virtudes que influyen para saber que esa persona es correcta y que vale la pena. Problemas hay muchos y siempre que exista el suficiente amor nada podrá destruirlo, todo se podrá resolver ya que ambos están juntos y unidos los resolverán sin importar las circunstancias.
Altas y bajas, de esos sufre cada pareja e incluso las personas más solas de la vida también las padecen, son cosas que no se pueden evitar pero mientras haya apoyo mutuo todo estará bien.
Fuiste un gran pilar para mí vida, tienes un gran valor sentimental en mi corazón y eso ni el tiempo lo quitará, me demostraste que podía salir adelante, que era más fuerte de lo que creía pero sobre todo que tuviera amor propio, me cuidaste y protegiste, cuando más lo necesitaba estabas allí para escucharme y sostenerme de no caer, me motivabas a seguir adelante pero sobre todo nunca me juzgaste, hiciste que me amara de la misma forma en la que tú lo hacías conmigo.
Nunca te olvidaré, formarás parte de mí siempre ya que te llevo en mi corazón, se que quieres que haga una nueva vida y lo haré, pero está vez no me enamorare ya que mi alma gemela eras tú, solo tú eres y serás mi gran y único amor y te estaré infinitamente agradecida por todo lo que hiciste por mí.
Talvez y en otra vida podamos ser felices juntos de la forma en la que tanto habíamos soñado.
Segundo OS de Kyojuro Rengoku :³
Espero les haya gustado, si tienen dudas, preguntas, chistes y/o anécdotas no duden en dejarlas, con gusto las respondo.
En multimedia se encuentra una imagen de Ume :).
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