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Mientras dure la guerra

El sonido de los proyectiles retumbaba por todo el lugar, la arena se levantaba cada que una de esas pesadas balas chocaban contra del suelo.

Yeray: avancen por los flancos y que la artillaría no deje de sonar!

El avance alemán se hacía cada vez más intenso, las tropas aliadas apenas pudieron hacerle frente y tuvieron que retirarse para evitar sufrir otra humillante derrota.

Teniente: general! Los alemanes se nos echan encima!

Iker: cómo? Ese bruto lobo piensa que podrá con mi línea defensiva? Y donde está Wavel?

Teniente: él fue destituido, usted es ahora el máximo responsable de la posición aliada en el norte de África.

El lobo gris de 1.7m de altura se sintió enano al conocer la inmensa responsabilidad que recaía en sus hombros, la esperanza de liberación de miles de personas estaba depositada en ese simple general que entre sus filas rara vez escucharon su nombre.

Teniente: general? Se encuentra bien?

Iker: -se sienta en una silla- no, cuando llegarán los cabeza cuadradas?

Teniente: en unos diez minutos.

Iker: les plantaremos cara aquí y ahora. Si fracasamos El lobo del desierto se hará con el canal de Suez y la guerra estará perdida.

Apenas llegaron los alemanes al lugar y una intensa batalla se desencadenó fruto de un avance que se reusaba a parar y una defensa que no estaba dispuesta a dejar pasar al enemigo. Los blindados se enzarzaron en una batalla que duró media hora, tiempo suficiente para que la infantería avanzara e hiciera mella en el avance alemán.

Coronel: mariscal, no podemos avanzar, si lo hacemos nuestras tropas pueden sufrir un duro golpe al ser rechazadas por los británicos!

Yeray: lo sé, pero si no lo hacemos...

Coronel: conserva los hombres y no la tierra, si conservas la tierra y no los hombres entonces no tendrás ni tierra ni hombres.

El gran lobo de 2m tuvo que ordenar a sus tropas detener el ataque a pesar de no ser partidario de retirarse en momentos en los que ellos estaban o podían ganar. Tras el ocaso ambos comandantes de los dos ejércitos se quedaron mirando las posiciones contrarias, pensativos de cómo avanzar y desmotivar al enemigo sin sufrir muchas bajas debido a un enfrentamiento sangriento.

Teniente: un mensaje de Londres mi general.

Iker: dígale que ahora no puedo.

Teniente: es su promoción, señor.

El lobo decidió entrar en la tienda para atender a la llamada.

Churchill: general Iker?

Iker: si, que desea señor?

Churchill: la cámara le ha ascendido, enhorabuena es ahora mariscal de campo. Tengo que recordarle su trabajo y por qué está en Egipto?

Iker: no, no es necesario.

Churchill: excelente, buena suerte la va a necesitar.

Iker: gracias señor.

Acto seguido el teléfono dejó de comunicar para dar la noticia de su ascenso a los demás líderes del cuerpo aliado en el África egipcia.

Iker: hoy, 20 de octubre de 1942 yo el mariscal de campo Iker he sido nombrado comandante en jefe de las fuerzas aliadas en el norte de África, con cuya misión es expulsar al ejército nazi comandando por el lobo del desierto.

Teniente: algo más que deba añadir al comunicado?

Iker: no, con eso basta.

La noche transcurrió mucho más tranquila de lo que esperaba, muy temprano por la mañana los alemanes se despertaron con la salida del sol y se prepararon para asaltar las posiciones.

Yeray: buena mañana para asaltar la colina.

Coronel: si pero no estamos seguros de si podremos contra ellos.

Yeray: bien, este es el plan –despliega un mapa de la zona- avanzaremos en forma de flecha por todo el campo de batalla, romperemos el centro enemigo para rodearlos desde su retaguardia y así eliminaremos de una vez por todas la presencia británica en África.

Los alemanes fueron informados y comenzaron el ataque sorpresa que fue de todo menos sorpresa.

Teniente: general! Digo, mariscal, el enemigo avanza!

Iker: hay que pararlos, ellos intentarán flanquearnos, es su especialidad, concentraremos las tropas en los flancos para evitar cualquier intento de flanqueo muy típico de Yeray.

Teniente: pero eso deja con el centro totalmente desprotegido!

Iker: no del todo, esa zona es un campo de minas puesta por los italianos al inicio de la contienda, muy seguramente ellos querrán que concentremos las tropas en el centro para que les sea más fácil acorralarnos.

La batalla no tardó en hacerse presente iniciándose, como ya era costumbre, con un duelo entre la artillería de 80 y los pesados cañones de 100 de Iker. Tras ese duelo que apenas hirió leve a algunos batallones de ambos bandos le siguió el avance de los panzers que en contra de lo esperado por el líder aliado, se dispusieron a atacar el desprotegido centro.

Iker: van a caer en su propia trampa.

Los felices conductores de los vehículos pensaban estar consiguiendo su objetivo cuando de pronto activaron las minas y los tanques comenzaron a destruirse uno tras otro.

Yeray: qué? Qué demonios están haciendo para ser eliminados tan rápidamente?!

Coronel: esto... parece que es un campo de minas que los italianos pusieron ahí en el inicio de la contienda. El comandante aliado lo sabía y por eso ha dejado que atacáramos el centro sin intentar frenarnos.

El lobo había cometido un gravísimo error que le estaba costando muy caro, cuando quiso dar la orden de abortar el asalto ya era muy tarde para ellos. Cerca de cuatro quintos de los tanques habían sido, sino destruidos al menos incapacitados para combatir en mucho tiempo.

La retirada germano-italiana fue seguida por el avance aliado formado por un ejército combinado de británicos, franceses, australianos, canadienses y neozelandeses. La retirada fue lenta pero progresiva y al cabo de un día ya estaban en el punto de partida.

Las defensas alemanas estaban bastante bien defendidas y cualquier militar experimentado sabría que destruirlas no iba a ser cosa fácil. Durante dos días ahí se quedaron, esperando que los británicos se les echaran encima para darles un duro revés rechazándoles.

Iker: no caeré en su trampa.

Teniente: pero no podemos esperar a que se refuercen, el siguiente envío de suministros lo reciben mañana por la tarde.

Iker: 19 horas para ello aproximadamente....

La artillaría bien preparada fue la única que abrió fuego contra las líneas defensivas alemanas, estos en su afán de intentar evitar un asalto respondieron al fuego enemigo agotando el combustible y munición que tenían. Fue en ese momento que los aliados pasaron a la ofensiva y el que lideró el avance fue ni nada más ni nada menos que el mismísimo mariscal aliado.

Sin poder hacer gran cosa los alemanes abandonaron las posiciones defensivas dejando que sus aliados se encargaran de ralentizar ese avance que, pese a todo esfuerzo italiano, no pudieron evitar nada.

Al amparo de la noche un grupo de soldados alemanes regresaban al campo de batalla para recuperar valiosos materiales como su codificadora, combustible de los vehículos destruidos y piezas importantes para reparar los que aún eran útiles.

En la tienda de campar aliada Iker se encontraba haciendo estrategias para engañar a los alemanes y así obtener mayor ventaja. Escuchó un simple "crak" que supuso que el guardia había pisado una rama seca pero al alzar su vista un lobo de gran tamaño se puso en frente suyo.

La misma velocidad que uso para sacar su pistola y apuntarle en el pecho la uso este mismo para presionar la hoja de su afilada navaja en contra del cuello del joven. Por cinco minutos esperaron que el contrario hiciera un movimiento para acabar con el otro, ciertamente era muy probable que ninguno viviera al encuentro. Pero de un momento a otro se escucharon dos sonidos, el de la hoja tocando el suelo y la pistola junto a esta en el mismo lugar.

Por un momento se miraron a los ojos, no estaban seguros de nada; el lobo de mayor tamaño se acercó hasta llegar al límite de su espacio personal y acto seguido le agarró para subirlo hasta su altura que tras esto se sumieron en un beso. Ese beso que se dieron sin saber cómo duraba cada vez más, el dueño de la tienda quitó todo estorbo de la mesa y se sentó encima de ella, todo esto sin separarse.

La ropa lentamente desaparecía de ambos cuerpos y simplemente no prestaban atención a los ruidos de afuera. Llegados a un punto ninguno de los dos disponía de ropa encima de su cuerpo y siguieron besándose una vez acostados en la cama de la tienda. El gran lobo debajo y el pequeño encima, pero siempre besándose, ni cuando se quitaban la ropa dejaron de besarse.

Yeray: un momento.

El grandullón comenzó a lamer la entrada del contrario mientras que este se satisfacía con el miembro del mayor. Al cabo de un par de minutos dejaron de hacer eso y continuaron con el siguiente paso.

Iker: ah!.... duele....

Yeray: lo siento.... Estas un poco apretado...

Finalmente el intruso entró en el santuario que con tanto esfuerzo le habia costado llegar. Poco a poco empezó a embestir al lobito que con cada una de esas gemía tiernamente que sus manos intentaban ocultar.

Yeray: no los reprimas.... Eso significa que te gusta esto.

Cada vez se incrementaba la velocidad pero siempre estaba el placer, el chocar de piel contra piel era notorio desde fuera de la tienda. Era imposible no escuchar lo que ocurría en el interior del lugar pero por sorprendente que pareciera cerca no transcurría nadie.

Difícilmente podían parar, ninguno quería a decir verdad, pero todo lo bueno tiene que acabar y eso fue cuando el lobo blanco llegó a su clímax.

Yeray: yo... creo.... Me voy a venir....

Iker: caya y... hazlo de una vez!

No paso mucho tiempo después de esta frase cuando el lobo gris se corrió en el abdomen de ambos y en ese momento Yeray dejó toda su esencia verterse en el interior del lobo hasta llenarlo por completo.

Yeray: jeje, te ha salido un poco de tripa de la cantidad que tienes.

Iker: se... siente bien... se... siente cálido.

Se acurrucó en el pecho del grandullón y ambos se dejaron llevar por el agotamiento hasta caer dormidos.

Con los primeros rayos del sol se despertaron, pero muy alarmados se miraron el uno al otro.

Iker: aah!!

Yeray: aah!!

Iker/Yeray: que haces aquí?!

Iker: eso debería de preguntarte yo... auch!

Yeray: lo siento. Tal vez fui un poco rudo anoche.

Iker: -recordando- si, bueno, estuvo bien.

Yeray: jeje, sigues lleno de mi semen?

Iker: no he expulsado ni una sola gota, tú que crees?

Yeray: jaja! –vistiendose- a partir de este momento volvemos a ser enemigos.

Iker: -decepcionado- si, claro.

El mariscal alemán se marchó antes de que pudieran identificarlo y dar la voz de alarma, pero en su huida se le olvidó un pañuelo rojo que el lobo gris recogió y olisqueo, tiene su aroma, acto seguido se lo colocó en el cuello. A fin de cuentas él también se robó algo suyo, su corazón.

La guerra seguía su curso, los americanos desembarcaron en Argelia y avanzaron hacia Tunez haciendo cada vez más difícil para los del eje mantener su posición en ese lugar. La Regia Marina ayudó a evacuar a la gran mayoría de tropas de África pero el mariscal alemán no fue de los afortunados que fueron evacuados.

Tras hacer prisioneros a un cuarto de millón de soldados, fueron encarcelados en una prisión de Tunez. Los ejércitos aliados pasaron cerca del lugar y Yeray observó como de entre todos esos comandantes de gran reconocimiento no se encontraba su mayor rival. Hasta que finalmente intercambiaron miradas y sin pensarlo dos veces se acercaron a la vaya que se interponía de por medio impidiendo que se abrazaran, solo pudieron entrelazar sus manos y con ese alambre de por medio.

Yeray: -emocionado- prométeme que cuando todo termine vendrás a por mí.

Iker: -casi llorando- lo haré, te prometo que volveré.

Guardia: -golpea al alemán- vuelve a tú sitio cerdo!

Yeray: -adolorido- no golpees!

Pero pese al paso del tiempo y la supuesta victoria, Iker seguía comandando sus ejércitos en el sur de Italia y ahora en Francia tras el desembarco de Normandía. La guerra continuaba su curso para finalizar pero el final no se veía, el fin de la guerra parecía un sueño que a pesar de estar cada vez más cerca era inalcanzable.

¿?: Soltadme! Exijo ver al mariscal! Quiero ver al mariscal! Necesito verlo!!

Teniente: señor, hay un lobo que quiere verle.

Iker: ahora no tengo tiempo.

Soldado: auch! Detenlo!

El sonido de dos disparos se escuchó por todo el campamento, el cual uno de ellos alcanzó en el hombro al sujeto haciendo que cayera de dolor justo dentro de la tienda.

Iker: .......

Soldado: salga de aquí!

Iker: no! Déjenlo, y traigan al doctor.

Soldado: pero señor...

Iker: ahora!!

Yeray: qué bueno que el americano no mentía.

Iker: -hace un círculo con su mano derecha- fuera.

Los ocupantes del lugar abandonaron la tienda para dejar solos a ambos lobos.

Iker: -se acerca y le da un abrazo- te he extrañado mucho.

Yeray: -corresponde- y yo también.

Iker: pero como has logrado salir de ahí?

Yeray: me escape con ayuda de unos italianos, luego me subí en un biplano y crucé todo el Mediterráneo volando. Por un segundo crei que me estrellaría en el mar y no lograría volver a verte; por último me encontré con un americano que casi me captura pero al explicarle todo me prestó gasolina y me dijo donde estabas.

Iker: lobo tonto –le besa- esto todavía no ha acabado y ya estas impaciente por tenerme de nuevo, eh?

Yeray: han pasado dos años y medio desde entonces, tú habrás estado ocupado como para pensar en eso pero yo no he tenido la misma suerte.

Teniente: -desde afuera- señor, la operación "Market Garden" está por iniciar, debe liderar sus tropas.

Iker: sí, un segundo. Yeray, sabes que cuando todo esto termine estaremos juntos, nos iremos lejos y viviremos en una casa de campo retirados.

Yeray: -sonríe- si, en eso mismo he pensado todo este tiempo.

Iker: pero eso no es posible –se pone su chaqueta y se dirige a la entrada- mientras dure la guerra.

El mariscal se marchó para dirigir a sus tropas en batalla que tras un arduo enfrentamiento salió herido pero victorioso, sus hombres lo consideraron un dios al lograr que con un puñado de soldados y tanques hizo retroceder al enemigo. A partir de ese momento la caída del Reich alemán era inevitable y el 9 de mayo junto con los comandantes aliados firmaron la rendición incondicional de la Wehrmatch alemana, el fin de la guerra y con ello el inicio de una nueva vida para los dos lobos que se besaron tras saber que nada les impedía estar juntos para siempre.

FIN

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Erwin Rommel (Yeray en la historia) nunca fue capturado, tampoco sobrevivió al conflicto. Se "suicidó" para evitar ser juzgado por un tribunal aleman por una supuesta relación con el intento de asesinato a Hitler. (El suicidio fue una opción que Hitler le dió para evitar el juicio)

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Bueno, este es mi primer one short. Espero que os haya gustado y comentad que os ha parecido, nos vemos en mis historias, adios!

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