Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

"Cuanto mas gruesa es la armadura, más frágil es el ser que la habita."

Anónimo

_____________________

Mirko regresó antes de que saliera de la cocina. Sus ojos repararon en su hermano, que estaba comiéndose el helado aún.

—¿Te lo quitó? —me preguntó, como si fuera un papá que quiere defender a su pequeña.

—Sí, pero no importa...

—¿Cómo eres tan infantil? —le reclamó a su hermano mientras buscaba algo en la alacena más alta.

—¿Quieres que responda? —le preguntó Alek en tono irónico y con una media sonrisa.

Mirko ignoró la insinuación y me ofreció un puñado de unas pequeñas barritas de chocolate que obtuvo de un frasco de vidrio lleno de las mismas.

—¿Me esperas arriba? —Pasó su mano por mi mejilla lentamente y me dio un tierno pero convincente beso.

—No te tardes, ya tengo sueño —acepté robándole un último beso corto.

—Voy enseguida —Sonrió y salí de la cocina, para obviamente quedarme al otro lado de la puerta.

No sé bien por qué, pero esperaba una discusión. Me sorprendió el tono de voz que usó Mirko, lo suficientemente condescendiente.

—¿Qué tomaste? —le preguntó sentándose frente a él, o eso supuse por el movimiento de la silla.

—Nada, no te preocupes.

—Se te ve en los ojos —insistió, pero siguió sin obtener respuesta— ¿Solo alcohol o algo más?

—Solo alcohol, y no fue tanto, deja de interrogarme.

—No necesitas tomar nada para dormir, tienes que intentar...

—Tú no puedes saberlo, no estás en mí —lo interrumpió con determinación—. Llevo tres días sin dormir, haré lo que sea que me ayude a descansar un poco.

—Dejar los energizantes ayudaría.

—Sí, a perder el año ayudaría —renegó con ironía.

—Los dos sabemos que no son las tareas las que te tienen sin dormir. Necesito que te cuides, Alek. Yo te necesito, no quiero perder a otro hermano...

—Nosotros no perdimos nada, lo mataron, no es lo mismo —afirmó cambiando el tono por completo.

—Como quieras decirle, no fue tu culpa, ya deja de torturarte.

—Sí lo fue, yo lo sé y ustedes también, aunque no quieran decirlo, sé que lo piensan.

—Claro que no, Alek —volvió a negar Mirko—. Así pasaron las cosas, no fue tu culpa.

—No pasaron, yo hice que pasen.

—No...

—Yo hice que se conocieran, yo los deje solos esa noche, y yo me quedé callado y no hice nada para buscar justicia.

—No estabas seguro, aun no lo estás...

Un ruido en la parte de arriba del pasillo interrumpió mi obtención de información, alguien venía, no tenía más alternativa que alejarme de la puerta, lo que me hizo sentir muy frustrada porque fue en el punto justo en el que hablaban de lo que quería escuchar.

Obtuve información importante, pero pudo ser más.

Me apresuré a subir las escaleras, y en la mitad del pasillo me encontré con el origen de los sonidos: Jean.

—¿Dónde estabas? —me interrogó con desconfianza.

—En la cocina —respondí mostrándole los chocolates en mi mano.

—¿Mirko?

—Se quedó abajo, ya viene —Tenía el corazón acelerado por la situación, pero estaba intentando disimularlo lo mejor posible. —¿Quieres? —ofrecí un chocolate.

—No me gusta.

—Psicópata —murmuré abriendo mis ojos al doble de su tamaño.

—Ajá —asumió perdiendo su mirada en las escaleras al final del pasillo, supuse que esperaba a su novio, aunque no entendía por qué con tanta ansiedad.

—¿Sabes? Dormí con mi novio un buen tiempo, no me gusta dormir sola, ¿te molestaría que él me abrace?

Jean se rio como respuesta, obviamente solo estaba intentando tantear el terreno, porque las actitudes de ambos me tenían confundida.

—Voy a ser muy claro contigo —respondió en voz más baja acortando nuestra distancia—: es muy probable que él haga que te confundas, te gustará, incluso podrías llegar a enamorarte. Luce muy tierno, comprensivo, adorable y caliente, pero créeme que la última es la única cierta.

—¿Por qué lo quieres ensuciar?

—¿Eso es ensuciarlo? Yo lo amo como es, si fuera como tú lo ves probablemente no lo haría —simplificó, queriendo darme a entender que estaba por encima de mí en la situación.

—¿Tan inseguro vas a estar?

—Es gay, no le gustas y no le gustarás. Mantente en tu trabajo.

—Eres muy gracioso —sonreí mostrándome confiada—. Eres ese tipo de chico de "odio a todo el mundo, menos a ti", me sorprende que Mirko crea tu discurso, es lo más cliché del mundo.

—Yo no te odio, linda, no te confundas. —Se acercó un poquito más, prácticamente eliminó el espacio personal y murmuró—: Yo te deseo, pero eso me genera un conflicto de intereses porque no puedo.

Tenía dos posturas posibles para tomar al respecto, rebajarme como mujer nunca iba a ser una posibilidad, ni siendo Zoe, ni siendo Aitana, pero decir que no directamente me quitaría demasiadas oportunidades de acercamiento, así que lo dudé demasiado y le seguí el juego:

—Si no puedes te alejas, a mí no me gustan las vacilaciones.

—¿Acaso me estás apurando? —insinuó, muy divertido con la idea.

—Estoy siendo directa, ¿no te gusta eso? ¿Tienes problemas de ego masculino?

Dio un paso atrás y se rio como respuesta, no logró ponerme tensa, de hecho sentí más tensión sexual con Mirko que con él.

—Eres muy traicionera, no deberías morder la mano de quién te da de comer.

Obviamente lo decía por Mirko, y tal vez estaba en lo cierto, aunque me urgía ser descarada, sí él se lo contaba a su novio mis días en la casa se terminarían.

—Yo no le haría daño a Mirko, solo quiero que dejes de provocarme porque igual soy una persona.

—Tranquila... —sonrió mientras acomodaba mi cabello— No le diré nada, me gustan los secretos.

Los pasos en las escaleras sonaron y segundos después Mirko se asomó por el pasillo. Venía lo suficientemente pensativo como para no poner atención a lo cerca que estábamos, o tal vez dijo la verdad cuando mencionó que no era celoso.

—Justo iba a ir a darte las buenas noches —le dijo a Jean, y le dio un besito rápido estando seguro de que no había nadie más en el pasillo.

No pude evitar mirar, la vibra oscura que tenían ellos dos juntos me llamaba muchísimo la atención.

—A eso venía —le aseguró Jean—. ¿Seguro que no puedes venir a dormir conmigo?

—Me encantaría, pero hay que tener cuidado —negó hablando muy bajito.

—Yo... me voy a la cama, los dejo tranquilos —me despedí mostrando un poco de incomodidad.

—Vamos —aceptó Mirko pasando su brazo por mi hombro, lo cual fue completamente innecesario considerando que nadie nos veía.

En ese punto me sentí confundida sobre qué juego estaban jugando ellos dos conmigo, los dos se comportaban de forma extraña y, aunque frente a mí parecían pelear todo el tiempo, en mi ausencia pasaban todo el tiempo juntos.

Apenas al cruzar la puerta de la habitación y cerrarla, Mirko quitó su mano de mí y me lanzo una pregunta lo suficientemente acusatoria:

—¿Te gusta mi novio, Aitana?

—No... —respondí rápido, frunciendo el ceño como muestra de que no entendía su pregunta.

—¿De qué hablaban?

—Él me estaba preguntando por ti, le dije que estabas en la cocina con Alek y poco más —expliqué, para de inmediato buscar mis propias respuestas—: ¿no dijiste que no eras celoso? Si me van a tener todo el tiempo en medio de sus dramas prefiero irme.

Simplemente soltó una risa, se quitó los zapatos y se sentó en la cama con la mirada en su teléfono.

—No son celos, es curiosidad.

—Ajá, claro...

—Si él no te gusta y te está molestando me gustaría decirle que deje de hacerlo, solo eso.

¿Y si me gustaba qué? ¿Acaso me estaba dando un pase libre? Eso me sonó extraño, y por lo mismo preferí no preguntar y cambiar de tema de inmediato.

—Le caigo mal a tu hermano —aseguré quitándome la sudadera para meterme en la cama—. Y sé que me dirás qué a él todo el mundo le cae mal, pero...

—No, de hecho —me interrumpió acomodándose a mi lado con los ojos en su teléfono—. Es raro que alguien le caiga mal a Alek.

—¿Es en serio?

—Sí, se lleva bien con todos.

—¿Estamos hablando del mismo Alek? —insistí sin ocultar la confusión.

—Alek, mi hermano mayor, el de los ojos oscuros y la mirada intimidante —aceptó con una sonrisa—. Él es la descripción perfecta de un osito gruñón.

—Entonces, ¿por qué no le agrado? —cuestioné sin creer mucho en sus palabras— Se nota que Jean tampoco le agrada, nadie en general.

—Él y Jean son amigos, claro que le agrada. Y no es que te odie, solo es reservado, ya lo conocerás mejor —le restó importancia sin despegar los ojos de su teléfono.

—Dime cómo, porque desconfía de mí y eso no conviene.

—Es muy protector, va a desconfiar de ti hasta que le des motivos para confiar —Dejó el teléfono sobre la mesita luego de conectarlo al cargador y se puso de pie. —Todo va bien, no te preocupes.

Lo repetí mentalmente para recordarlo, protector, desconfiado, gruñón por fuera y tierno por dentro. No estaba tan alejado de mi acceso como pensaba. Lo único necesario para acercarse a un chico protector es la necesidad de ser protegida, y tenía el plan perfecto para eso.

Aunque eso rompía incluso más mis límites éticos en un asunto bastante sensible para mí, e involucraba a un extra en mi puesta en escena, tenía a alguien en caso de emergencias y era hora de ponerme en contacto con él.

Aproveché el hecho de que Mirko se metió a la ducha para revisar su teléfono, la última conversación era con Jean y la estaba teniendo hacía un minuto, mientras hablaba conmigo, así que luego de ponerlo en modo avión me decidí a leerla:

Jean – hace 10 minutos

Me dijo que soy lo más cliché del mundo :(

Mirko – hace 10 minutos

No lo seas, trata de no ser tan predecible.

Jean – hace 9 minutos

Creí que no lo era, estuve siendo descarado como dijiste, arrogante y prepotente, pero no sirve.

Mirko – hace 9 minutos

Esfuérzate más.

Me sorprendió bastante que los roles se vieran invertidos, pensé que Jean ponía las reglas y Mirko aceptaba, pero en este caso parecía ser al revés. Eso sin tener en cuenta que los dos creían estar manipulándome a su antojo, lo cual no me sentó muy bien.

Jean – hace 9 minutos

Ya no quiero :(

Mirko – hace 8 minutos

Anda, sabes que lo hacemos por el bien de los dos...

Jean – hace 8 minutos

Pero a ti te tocó la parte más fácil, deberíamos invertir los roles, creo que le gustas tú.

Mirko – hace 8 minutos

No puedo con eso, no se me sale lo hetero.

Jean – hace 8 minutos

No pareció eso cuando la besaste, actúas muy bien.

Mirko – hace 7 minutos

Yo solo te beso con ganas a ti, lo demás es por necesidad, no empecemos de nuevo. Además solo tienes que hacer que se mantenga en silencio, y eres el tipo de chico que enamora a las chicas como ella, solo hazlo.

Jean – hace 7 minutos

Solo me quiere coger.

Mirko – hace 7 minutos

Pues hazlo.

Jean – hace 7 minutos

Me jode que no te importe.

Mirko – hace 7 minutos

Claro que me importa, ¿por qué crees que hacemos esto?

Jean – hace 6 minutos

Porque quieres quedarte a vivir en el closet.

Mirko – hace 6 minutos

Cuando se duerma voy y lo hablamos, iré a bañarme, no te comas la cabeza.

Ya no hubo respuesta, así que cerré la aplicación, desactivé el modo avión y dejé el celular en la misma posición en la que estaba.

Eso fue mucha información que procesar:

Primero, Jean decía la verdad sobre que Mirko no era lo que me mostraba.

Segundo, Jean tampoco era lo que mostraba.

Y tercero, tenerme en la casa les estaba generando conflictos.

Para Mirko el fin justificaba los medios, para Jean, el amor justificaba aguantar lo que sea. Para los dos, eso era una clara debilidad que obviamente iba a aprovechar. Ponerlos uno contra el otro comenzaba a sonar tentador, aunque no lo suficiente para que se separen, porque de ser así no podría mantenerme en la casa.

El hecho de que Mirko le insistiera a Jean para que se acostara conmigo incluso cuando dijo que no quería, me dejó muy claro que no lo amaba. Tal vez creía hacerlo, pero no era real.

Entonces, ¿Por qué se esforzaba tanto por mantenerlo con él? Montó una gran puesta en escena con su familia, y de verdad parecía afectado por no poder ayudarlo en nuestro primer encuentro en el bar.

Mi única hipótesis era la dependencia emocional, pero necesitaba profundizar más en eso para estar segura.

————————

El plan para acercarme a Alek tuvo lugar al día siguiente, me puse en contacto con uno de los pocos amigos que tenía fuera que estaba al tanto de mi plan, y le pedí que viniera en el horario específico en el que Alek regresaba a casa.

—No te quiero lastimar Z...

—Aitana —lo corregí de inmediato en voz muy baja—. Me estás haciendo arrepentirme de confiar en ti, Mark. No seas tan inútil...

—Es que me estás pidiendo que te golpeé, ¿No podemos fingir?

—No, tiene que ser real, el chico no es idiota. Me aguantaré el dolor, no me importa.

—Tengo mucha fuerza, y tú eres mi pequeña, ¿Y si solo te grito?

—No, y no lo vamos a discutir, acá la que da las órdenes soy yo —hablé con autoridad—. Busca ser humillante más que fuerte, tal vez si me golpeas con tu mano del revés no me hagas tanto daño.

—¿Así? —preguntó haciendo una simulación.

—Exacto, pero hazlo fuerte.

—No puedo creer que estoy haciendo esto... —murmuró por lo bajo, resignado— ¿Y sí él me quiere golpear? ¿Qué hago?

—Defiéndete.

—¿Lo golpeo?

—¿Qué parte de que tiene que ser real no entiendes? —me impacienté viendo que la hora estaba cerca.

—Estás demasiado loca.

Estaba consciente de que eso era verdad, mentir sobre un asunto así me hacía sentir mal con mis propios ideales, pero tenía que ser consecuente con la historia que había contado y a todos contarles las mismas mentiras, porque si comenzaba a diversificarlas les daría la posibilidad de contrastar información.

—¿Tú sabes por qué estoy haciendo esto? —pregunté en voz baja, afectada por su acusación.

—Lo sé, y tienes mi apoyo, solo que...

—Por favor, Mark, ya es bastante difícil por sí mismo, no le agregues cargas.

—Está bien, pero jamás se lo digas a Joel.

La mención de mi hermano me estrujó el estómago, me daba miedo pensar en cómo estaba pasando dentro de la cárcel, y la idea de que no sobreviva a eso me aterraba. Cada minuto que se tardaba mi plan, era un minuto más de mi hermano allí encerrado.

Joel era un chico bueno, noble, altruista y sensible. Ese no era su mundo, él corría peligro allí.

Tragué el nudo en mi garganta y me mantuve fuerte.

Miré el GPS en mi teléfono que ubicaba a Alek a dos calles de la casa, en motocicleta eran solo unos segundos así que el show debía comenzar.

—Ya —murmuré soltando el aire, en cuanto escuché el sonido del motor.

Él estaba allí, ya estábamos en su campo de visión.

El golpe dolió, no lo voy a negar. Hizo que mi cabeza retumbe y mi mejilla se adormezca. Llevé mi mano allí inconscientemente, mientras intentaba recuperarme Mark llevó su mano a mi cuello, presionó mi garganta y me empujó contra el muro haciéndome sentir sus dedos enterrados en mi piel.

—¿Creíste que no te iba a encontrar? —amenazó hablando fuerte y muy cerca de mi rostro en cuanto Alek detuvo su motocicleta a metros de nosotros— Solo era cuestión de seguir el olor a zorra, y ver con quién dormías a cambio de un par de billetes.

Alek llegó para apartar su mano de mí, estaba presionando fuerte pero recién lo noté cuando al soltarme necesité toser para recuperar el paso del aire.

No le dijo nada a Mark, de hecho le dio la espalda para fijarse en mí.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación poniendo su mano en mi hombro, asentí con dificultad y el volvió a hablar—: Entra en la casa, voy enseguida...

Mis ojos lagrimeaban solos, pero intenté hacer lo que él decía cuando Mark me tomó por el brazo para impedirlo.

—¿A dónde crees que vas?

—Ey... mírame —insistió Alek, aún tranquilo y volviendo a liberarme de su toque—. Entra en la casa, yo me ocupo.

Se me hizo muy tierno que intentara conservar la serenidad para no exponerme a más violencia, no me quedaba más que entrar en la casa y esperar a que Mark pudiera irse sin demasiadas complicaciones, y sobre todo, que no se pisara en las mentiras si es que tenía que hablar.

No supe qué pasó, pero un par de minutos después estaba atravesando el portón con su motocicleta. La dejó a unos pasos y volvió a acercarse a mí.

—¿Quién era? —me interrogó con sutileza, batallando contra las barreras físicas.

—Mi ex —murmuré limpiando mis lágrimas con las manos temblorosas.

De inmediato cubrí mi rostro, avergonzada. Él ya no pudo contra su instinto y me abrazó.

—¿Te duele? —Levantó mi mentón y observó mi mejilla enrojecida.

—No le digas a Mirko, por favor —supliqué apartándome un poco.

—Oh... no puedo hacer eso.

—Por favor —insistí muy nerviosa—. Es peligroso, no quiero que esté en medio, por favor...

Se lo pensó, poner a su hermano en riesgo no se le hacía una buena idea tampoco.

—Si no está en medio él, lo estaré yo. Me dirás si te habla, si te escribe, si te busca o lo que sea.

—Alek, gracias pero...

—Es eso, o se lo digo.

—Apenas te conozco, ¿por qué confiaría en ti? —inquirí molesta por su imposición.

—No voy a tomar decisiones por ti, pero si mi hermano te quiere no puedo dejar que te expongas sin hacer nada.

Mirko se asomó al jardín y me volteé para darle la espalda y fingir que tenía una llamada con alguien. Necesitaba que eso fuera entre Alek y yo, porque compartir un secreto suele generar más cercanía que cualquier otra cosa.

—¿Todo bien? —le preguntó a su hermano un poco confuso.

—Sí, solo... intento ser amistoso —respondió Alek siendo bastante convincente.

Un segundo después se acercó para susurrar.

—Sube a mi habitación —Apenas elevé mis ojos hacia él sin despegar el teléfono de mi oreja—. Te ayudaré con las marcas y hablaremos de esto, si le voy a mentir a mi hermano no será para que tú te sigas poniendo en riesgo.

Fue ilógico lo fácil que funcionó, pero lo tenía, estaba allí y se preocupaba por mí. Era cuestión de tiempo, estaba segura. 

_____________

Hola Pollitos 🐣

Aquí les traigo el cuarto capítulo, las perspectivas cambiaron un poco y probablemente lo seguirán haciendo...

Los quiero

Besos, mil besitos

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro