Capítulo 32: Confesión
Se prometió no llorar por Draco Malfoy.
No lo estaba cumpliendo.
Se encontraba en su cama, siendo consolada por Ginny. Tenía una especie de nudo en la garganta, las palabras de Daphne se seguían repitiendo en su cabeza. Y también las palabras de Ron.
Tal vez tenía razón...
Tal vez, Draco se cansó de ella. Tal vez todo fue un juego...
Dolía, y mucho. Sentía como si su corazón se estaba desgarrando, como los pedazos se estaban rompiendo y no se creía capaz de juntarlos. No se sintió así nunca en su vida, y no le gustaba.
Siempre tuvo el control de todo, pero no podía controlar esto, no podía dejar de sentirse así, dejar de sentir en lo absoluto.
Maldito Draco Malfoy.
No lo podía sacar de su sistema.
—Duele... —murmura.
—Lo sé, cariño —Ginny le acaricia el pelo—. Pero ya pasará.
Hermione levantó la cabeza de la almohada.
—¿Cuándo?
—No lo sé, Mione... eso depende de ti. Pero, te sentirás mejor, lo prometo.
Unos golpes las sobresaltaron, se escuchaban gritos afuera. De repente, Hermione estaba nuevamente sentada en su cama, con sus rizos despeinados que caían sobre su rostro, las mejillas empapadas por las lágrimas, Crookshanks a un lado y Ginny en el otro.
La puerta se abrió de golpe. Lo primero que vio fue un cabello rubio, pero se relajó cuando se trataba de Luna. Sin embargo, al lado de ella se encontraba Theo.
Enojado.
Confundido.
Se veía como si estuviera a punto de golpearla y abrazarla al mismo tiempo.
Más gritos se escuchaban fuera de la habitación, pero el castaño cerró la puerta sin ningún descuido. Volteó su vista hacia Hermione y esperó.
Esperó lo que pareció una eternidad, pero no sabía que tenía qué decir.
—¿Me quieres decir por qué mi mejor amigo está destruyendo toda la Sala Común de Slytherin como si estuviera desquiciado?
—Nott, no es el momento para tus jueguitos.
—No es ningún juego, Weasley —respondió serio—. Hermione, ¿qué sucedió?
Pero la castaña no responde. Sus ojos se encuentran rojos, y sorbe la nariz varias veces, las lágrimas se van secando en sus mejillas.
—¿Hermione?
—Theo, deja que se calme un poco —comenta Luna.
—Está bien, Luna... estoy bien.
—No es necesario que mientas, Hermione —sonríe la rubia.
El castaño esquiva a Ginny, la cual le regala una mirada de reproche, y se sienta a un lado de Hermione en la cama. Aparta un rizo que cae sobre sus ojos.
—¿Qué pasó?
—Se... —traga saliva—. Se va a casar.
—Oh.
—¿Oh? —endereza la espalda—. ¿Eso es todo lo que vas a decir? ¿Lo sabías?
—Maldito Nott —susurra por lo bajo la pelirroja.
—Cállate, Weasley.
—¡Theodore! —espeta—. ¿Lo sabías?
El castaño se pasa las manos por su pelo desesperado. Evita la mirada de Hermione.
—Sí...
—Increíble —comenta sarcástica Ginny.
—No es tu problema, zanahoria.
—¡Theo! —chasquea los dedos frente a su rostro—. Lo sabías, y no me dijiste.
—Hermione... le correspondía a Draco decirte eso —bufa—. No sabes la cantidad de veces que le dije al idiota que no te ocultara esto, pero sabes cómo es.
—¿Lo sé?
—Vamos, Hermione —sonríe nervioso—. Conoces a Draco, al verdadero Draco. Nunca te lastimaría.
—Lo hizo antes... —murmura Ginny.
Theo está a punto de replicar cuando Hermione lo frena.
—¿Se va a casar con Greengrass?
—¿Eso es lo que crees?
—¿No es así?
El Slytherin tira la cabeza hacia atrás frustrado, mira a Luna, luego a Ginny, y por último enfoca los ojos de Hermione.
—Necesitan hablar.
—Theo...
—No —levanta las manos—. Los dos son un dolor en el culo, pero son mis amigos, y quiero que sean felices. Quiero que Draco sea feliz, y nunca lo vi así de feliz como cuando está contigo. Le haces bien, Hermione —toma su mano—. Y ahora mismo, la está pasando mal, los dos son miserables.
—Nunca pensé que sería la que lo lastimara... —murmura más para sí misma que para el resto.
—Hermione... no me cae bien, pero debo decir que te veías feliz cuando estabas con él —agrega Ginny—. Tal vez es todo un malentendido.
—Necesitan hablar, pero sobre todo necesitan escucharse —finaliza Luna.
Hermione suspiró, apartó los rizos que cayeron sobre su frente y miró a cada uno de sus amigos que se encontraban en esa habitación.
—No sé qué haría sin ustedes...
—Probablemente estarías sumida en la miseria, con tu gato y montones de libros —contesta irónico Theo.
—No suena tan mal...
—¡Hermione! —replica la pelirroja—. ¡Ve a hablar con él!
—De acuerdo, de acuerdo... Pero más tarde —aclara—. Creo que necesito una ducha.
Los tres le brindan una mirada acusadora, y como si estuvieran sincronizados, se cruzan de brazos.
—No me voy a escapar... ¿saben? Él también podría venir a hablar conmigo.
Theo suspira.
—Es verdad. Pero entrar a la Sala Común de Gryffindor le causaría una muerte temprana.
—Hurón estúpido —susurra Ginny.
—Creo que esto ya es suficiente... hablaré con él, lo prometo —asegura—. Pero ahora necesito un poco de tranquilidad.
Ginny apoya una mano en su brazo.
—¿Estás segura?
Hermione asiente.
—Grita si necesitas algo.
—Claro...
Luna se acerca y envuelve sus brazos en la castaña.
—Estarán bien —susurra contra su oído.
Finalmente, Theo le guiña un ojo y los tres se retiran de la habitación, dejando a Hermione sola. Crookshanks maúlla a un lado y se refriega contra la pierna de su dueña para volver a acostarse y dormir. Sin embargo, Hermione se levanta de la cama y se encamina al baño.
Era verdad que necesitaba una ducha.
Sus rizos están enmarañados, como si hubiera un nido de pájaros en su cabeza. Hay lágrimas secas en sus mejillas y unas grandes ojeras adornan su rostro.
¿Esto era una ruptura desgarradora? Con Ron no sucedió así, se sintió... aliviada.
Aunque... no podía ser ruptura si nunca estuvieron juntos.
Odiaba esta situación.
Hermione entra en la ducha, el agua caliente borra toda huella de su estado actual, pero no puede borrar ese dolor punzante en su pecho.
Lava su pelo, frota su piel y termina de derramar un par de lágrimas. Todo está en silencio, aunque su mente no para de dar vueltas.
Cuando termina, se coloca su bata de baño, lanza un hechizo de secado sobre sus rizos y se encamina nuevamente a su habitación para poder ponerse el pijama y dormir por lo que queda del día.
Sin embargo, lo que ve cuando sale del baño la deja sorprendida. No lo escuchó entrar. Está sentado en su cama, de espaldas a ella, por lo que no la ve cuando sale del cuarto de baño. La castaña camina sigilosamente.
No sabe qué hacer.
Y a medida que se va acercando, la sorpresa crece.
Crookshanks se encuentra en su regazo. Su gato está acostado en las piernas de Draco Malfoy, probablemente llenando su costoso pantalón de pelos. Y eso no es todo.
Lo está acariciando. Está acariciando a Crookshanks, y por los ronroneos que éste hace, parece estar muy cómodo con la situación.
Ahora no sólo está sorprendida, sino también confundida. ¿En qué momento estos dos comenzaron a llevarse bien? Ya nada tenía sentido.
Quiere seguir mirándolo, sólo por el hecho de que no sabe qué decir, no sabe cómo actuar. Sin embargo, se tropieza con la mesita de luz que se encuentra al lado de la cama y suelta un gemido de dolor.
Inmediatamente el cuerpo de Draco se paraliza, y lentamente gira su cabeza en dirección a Hermione. Crookshanks sigue en su regazo, pero debe notar el cambio en el ambiente, porque se sienta sobre la cama.
Miel y plata.
Sus ojos chocan y es cómo una tormenta para Hermione, ella está parada en el centro del huracán, esperando que algo la golpee, o que simplemente la deje en paz.
—¿Qué haces aquí?
Se miran lo que parece una eternidad, hasta que Draco se pone de pie, y ante ese acto la castaña se siente un poco intimidada.
Sólo un poco.
Quedan frente a frente, su aliento se entremezcla, puede notar el gris de sus ojos y los círculos negros que hay debajo de estos. Hermione ajusta su bata de baño y espera.
Espera lo que parece una eternidad.
—Hermione...
—¿Ahora dices mi nombre? —comenta sarcásticamente.
—Hermione...
—¿Sólo dirás mi nombre? —repite—. ¿Qué haces aquí?
Pero él no responde, solo se queda mirando... inspecciona su cuerpo de arriba a abajo, observa sus rizos ahora definidos, las pocas gotitas de agua que caen por su cuello y que la bata no llega a cubrir. Detiene su vista en su brazo, donde se llega a leer solo una parte de su cicatriz y cuando llega al final vuelve su vista sus ojos.
—¿A qué estás jugando?
—¿Qué?
—No es gracioso, Malfoy.
—¿Volví a ser Malfoy ahora?
—Te lo mereces... me mentiste.
—No te mentí.
—Ocultar la verdad también es mentir —aclara—. Ya me sé todos tus discursos, no funcionan conmigo.
—Tampoco te oculté nada. Es complicado...
—¿Sabes qué era complicado también? Nuestra relación, por suerte te casarás con Greengrass y no me volverás a ver.
Hermione se cruzó de brazos, y mantuvo la cabeza en alto, sin dejarse intimidar. Draco da un paso hacia ella.
—No me voy a casar.
—No te creo.
—Pues es la verdad, no me voy a casar.
—Daphne parece muy cómoda alrededor tuyo, creo que debí haberlo sabido.
—¿Puedes parar? —tensa la mandíbula—. Escúchame por un segundo, ¡no me voy a casar!
—¡Eso no cambia nada!
—¿Cómo que no cambia nada? ¡Cambia todo!
—¿Oh, en serio? —se burla—. Vas a hablar finalmente conmigo de tus sentimientos o vamos a seguir jugando a este jueguito estúpido. Estoy cansada.
—¿De qué juego hablas? Querías exclusividad y la tuviste, querías poder conocernos y lo tuviste, incluso fuiste a mi casa, hablaste con mis padres aunque no quería. ¿Qué más quieres? ¿Cuál es ese juego?
—Es verdad, no me acosté con nadie más, y tuve la oportunidad de conocerte. Pero, incluso así, te contienes. No podemos hablar de la palabra con "a".
—¿Palabra con "a"?
—¡Amor, idiota! —se acerca hasta que lo empuja—. ¡Amor! No entiendes que estoy enamorada de ti, que probablemente llevo enamorada de ti la mitad de mi vida. Y es estúpido, porque me tratabas como la mierda, y aún así soñaba con hablarte, con besarte, con bailar contigo en el maldito Baile de Navidad.
—Hermione...
—¡Y ahora resulta que te vas a casar! ¡Que todo fue una puta mentira!
—¿Qué quieres? ¿Una gran confesión? ¿Qué también te diga que estoy enamorado de ti desde que te vi por primera vez? ¿Qué quería ser tu amigo cuando te presentaste en el tren buscando un maldito sapo? ¿Qué también quería bailar contigo en el Baile de Navidad? ¿Qué cada día y noche me castigo a mi mismo por las cosas que dije? ¿Por cómo actué?
Detiene las manos de Hermione en su pecho cuando lo quiere volver a empujar.
—¿Qué quieres que diga? —baja la voz hasta volverse un susurro—. ¿Qué te amo? ¿Que te amo como nunca amé a nadie y cómo sé que nunca amaré a nadie más?
Toma la barbilla de la castaña cuando ésta trata de bajar la cabeza y escapar de sus ojos.
—Mírame —ordena—. Lo jodí, ¿de acuerdo? Pero nunca te mentí, hice demasiadas cosas de las que me arrepiento en mi vida, cargo con demasiada mierda. Pero amarte es diferente, tú eres diferente.
—Draco...
—Ambos sabemos que debería alejarme, que mereces algo mejor —aclara—. Pero... te amo, Hermione Granger.
Y la besa. Sella esa confesión con sus labios, devora su boca intentando demostrarle todo lo que está sintiendo, todo lo que ella significa. Y Hermione lo entiende, porque le devuelve el beso de la misma manera.
Son dos bocas luchando, sus lenguas se encuentran bailando una danza que solo ellos conocen. Siente como finalmente la sangre fluye en sus venas, como la magia recorre su cuerpo.
Se siente completa.
Pero no porque le faltaba algo, sino porque realmente Draco la complementa, es el amor de su vida y está segura de eso.
Cuando se separan sus ojos hablan, sus ojos color gris plata le demuestran el amor que siente por ella.
—Yo también te amo.
Draco sonríe. La sonrisa más sincera y hermosa que ha visto en todo el tiempo que lo conoce. Hasta un pequeño hoyuelo se forma en un costado de su mejilla.
—No me voy a casar —vuelve al tema anterior—. En un momento sí, antes que se desate la guerra, mis padres habían acordado un matrimonio arreglado con Astoria Greengrass, la hermana menor de Daphne. Luego pasó la guerra... y todo lo demás.
Entrelaza sus manos.
—Astoria nunca supo de este matrimonio, de hecho, está de novia con un muggle. Con Daphne acordamos de disolver todos los contratos y papeles de dicha unión, no quería hacer sufrir a su hermana con esto. Y sinceramente, yo tampoco. Ya hice demasiado daño en mi vida.
Draco niega con la cabeza cuando Hermione está a punto de protestar.
—Así que, eso es lo que escuchaste en la biblioteca. Daphne no quiere que su hermana se entere de este casamiento que no se concretó y nunca lo hará.
—¿Resolvieron todo?
—Sí, ningún papel vincula a la familia Malfoy con los Greengrass. Además... no creo en los matrimonios arreglados.
—¿Y en el matrimonio en general?
—Tal vez... —coloca un rizo detrás de su oreja—. Depende de quién sea la novia.
Hermione lo empuja de forma divertida, a lo que el rubio ahogó una risa.
Están bien.
Finalmente están bien.
✦✦✦
Holaa, ¿cómo están?
LO DIJO, LO DIJO, LO DIJERON!! ¿Alguien más está gritando?
Al fin pudieron resolver todo, se merecen felicidad ¿no?
Oficialmente nos quedan cinco capítulos, incluyendo el epílogo, la historia se está acabando...
No se olviden de dejar un comentario y un voto :)
Nos leemos el viernes.
~Luly
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