Capítulo 22: Mío
Hoy era el primer día de clases luego del receso de invierno. Hermione estaba nerviosa. No sabía cómo actuarían alrededor de sus amigos o de todo Hogwarts. Tal vez, Draco quería romper nuevamente su trato y cada uno seguiría su camino.
Además, estaba el hecho de que al final del día tendrían que dejar la suite para volver a sus respectivas Salas Comunes. Ya no se despertará en el mismo lugar que él, no compartirán lecturas a medianoche. Ni tampoco le entregará su café mañanero.
No podía creer que estuviera por decir esto, pero iba a extrañar convivir con Draco.
Y ahora Ginny había vuelto, y tenía que compartir habitación con ella. Tenía que escuchar sus suposiciones de quién era el chico misterioso. Compartir Sala Común con Harry y Ron. No creía que podría soportarlo.
Ya había guardado todas sus pertenencias en el baúl y había ocultado muy bien la última botella de whisky de fuego que le quedaba. Los elfos llevarían sus cosas a la habitación de Gryffindor en el transcurso del día y no quería tener ningún accidente.
Se cambió a su uniforme, se ajustó la corbata roja y dorada y acomodó sus rizos descontrolados. Estaba lista para enfrentarlos. No veía a Draco desde ayer a la noche y eso también la ponía nerviosa. Salió de la suite y bajó al Gran Salón.
—¡Mione! —los brazos de Ginny la envolvieron—. ¡Te extrañé!
—Yo también te extrañé, Gin.
Cuando se separan, se sientan una al lado de la otra. La pelirroja presiona su mano con fuerza.
—¿En serio la pasaste bien aquí? —inquiere preocupada—. No sabes cuántas veces quise venir y arrastrarte con nosotros, pero Harry me detuvo. Decía que necesitabas espacio.
—Tenía razón —le devuelve el apretón—. Estuve bien, Ginny. En serio. Fueron unas vacaciones... interesantes después de todo.
—Hermione Granger... ¿Hay algo qué me quieras contar?
—No...
—¿Estuvo aquí, cierto? —la empuja cariñosamente—. Por eso no querías venir a la Madriguera, se quedó en el castillo.
—No sé de qué hablas, Ginny.
—Pero no puede ser Nott... lo vi saliendo de Hogwarts antes de que nos fuéramos —divaga—. ¿Quién más se quedó de Slytherin?
—Ginny...
—Tendré que preguntarle a alguien, empezar a interrogar personas —afirma—. No puede quedar así... pero ¿quién de ese nido de serpientes querrá hablar conmigo?
—¡Ginny! —exclama—. No me quedé con nadie en el castillo. Estuve sola.
—Sí... no te creo, Mione.
—Pues es la verdad.
—Lo voy a descubrir, no puede ser tan malo —voltea para hacer señas a Harry, quien está ingresando al comedor—. Ni que estuvieras saliendo con Malfoy.
Hermione se atraganta, pero Ginny está demasiado concentrada saludando a su novio que no se da cuenta. Así que sí sería malo que estuviera saliendo con Draco.
Anotado.
Aunque ya lo sabía. Sus amigos no lo iban a aceptar. ¡Y tampoco estaban saliendo!
Eran... dos personas que se acostaban y que ahora decidieron hablar un poco más que solo meter la lengua en la boca del otro.
Sí. Eso eran.
—¿Estás bien, Hermione? —interroga Harry—. Te ves un poco pálida.
—Estoy bien, Harry —se sirve un poco de jugo de calabaza—. ¿Cómo pasaron el año nuevo? Lamento que tuvieran que irse de la Madriguera, no quería causar problemas, ni que se pelearan por mi culpa.
—Tonterías, Hermione —sonríe su amigo—. No fue tu culpa.
—Harry tiene razón. Mamá estaba... incontrolable. Fue un milagro que pudiéramos salir de ese lugar.
—De todas formas... no quiero que se peleen por mi culpa. Es tu madre, Ginny.
—Y mi madre está fuera de sus cabales en estos momentos —admite—. Ron no fue de ayuda tampoco. Nunca los vi pelear tanto.
—¿Qué dijo?
—Eh... no mucho —balbuceó Harry—. Es decir, ustedes dos siguen siendo amigos y están bien de esa manera. Sólo quería darle a entender a Molly que sigues siendo parte de la familia, pero no cómo ella esperaba.
—¿Entonces por qué tantas peleas? —frunce el ceño—. Estamos bien con Ron. Sabe que no tengo sentimientos por él, al menos no románticos.
—Puede ser que al idiota de mi hermano se le haya escapado que todavía te quiere frente a nuestra madre —agrega incómoda—. Y ahora ella cree que tú lo estás haciendo sufrir injustamente.
—¡Pero eso no es verdad!
Varios estudiantes voltean a verla. Sus ojos se detienen en la mesa de Slytherin. El rubio la mira fijamente, tiene una mueca en su rostro y una postura tensa. Hermione niega con la cabeza.
—No es verdad —repite en tono más bajo—. Hablamos con Ron, sabe que no me siento así y quedamos en que era mejor ser amigos. Como siempre lo fuimos.
—Lo sabemos, Hermione —Harry apoya su mano arriba de la de ella en la mesa—. No eres la mala aquí.
—¿En serio? Porque no lo parece —bufa.
El silencio se asienta entre ellos cuando Ron se sienta a un lado de Harry con una sonrisa nerviosa en su rostro.
—Hola, Mione... te extrañé —sus mejillas se tiñen del mismo color que su pelo—. Digo, todos te extrañamos en navidad.
—Yo también los extrañé —comenta incómoda.
El ambiente se vuelve tenso. Ron no deja de mirarla y la castaña escapa a toda costa de su mirada intensa. La culpa, la ansiedad y los nervios se arremolinan en su pecho. Junto a un enfado involuntario. Está enojada con Ron por darle señales equivocadas a su madre y a sus amigos también.
Suspira.
Trastabilla cuando se levanta del asiento. Ginny hace una mueca, al igual que Harry. Sin embargo, el pelirrojo no se da cuenta de esto. Sigue viéndola hipnotizado.
—Llego tarde a clase —miente—. Y tengo que pasar por la biblioteca antes.
—Claro... —asiente Ginny.
Se aleja antes de que puedan agregar un comentario más y hacer más largo su calvario. No llega tarde a clase, pero sí quiere ir a la biblioteca. Así que se encamina en esa dirección. Pasa de largo la mala mirada que le brinda Madame Pince cuando entra corriendo a la biblioteca. Busca su lugar habitual, la mesa que está bastante apartada de las demás y se deja caer sobre la silla. Su bolso reposa contra el suelo y Hermione coloca la cabeza entre sus brazos, intentando desaparecer por unos minutos.
Aunque no lo logra. Porque una silla es ocupada delante de ella. Y no tiene que levantar la cabeza, ni abrir los ojos para saber de quién se trata.
El aroma a manzanas es bastante característico en este punto.
—No tenías que seguirme.
—Si me quedaba un segundo más, no me iba a hacer cargo de lo que podría sucederle a la comadreja.
—Él no hizo nada —finalmente sale de su escondite.
—Lo dudo. Tiene la habilidad de ser siempre el culpable.
Hermione pone los ojos en blanco y se recuesta contra la silla. La expresión de él es seria. Deja algo sobre la mesa y lo extiende en su dirección.
—Come. No creo que el jugo de calabaza sea tu desayuno predilecto.
Desenvuelve la servilleta y se encuentra con un muffin de arándanos. Sonríe ante el gesto de Draco, pero este no dice nada. Le da un bocado y gime al sentir lo dulce del muffin y el toque ácido de la fruta.
Definitivamente sus favoritos.
—¿Qué hizo? —demanda.
—No hizo nada, no a propósito al menos.
—Eso no responde mi pregunta.
—Draco... —bufa—. Tal vez le dió a entender a su madre que sigue enamorado de mí, pero yo lo estoy haciendo sufrir al no corresponderle.
—Maldita comadreja —cierra las manos en puños—. Con un par de golpes seguro se le acomodan las ideas.
—No vas a hacer nada —afirma—. No fue su culpa. Y Molly siempre va a defender a su hijo.
—¿No dijiste que era como una madre para ti? —inquiere sarcásticamente—. No está haciendo un buen papel.
—Se le pasará. Ron y yo somos amigos. No me siento así respecto a él.
—Pero él sí.
—Pues no vamos a volver. Se lo dejé claro. Amigos —termina de comer el muffin—. Nada más que amigos.
—No lo entendió. Como siempre —se burla.
—Puedo manejarlo.
—Ya veo... lo haces de maravilla.
—¿Estás celoso?
Draco suelta una carcajada fingida.
—¿Celoso? ¿De la comadreja? —bufa—. Ni hablar.
—Pues eso parece.
—Granger... —se lleva dos dedos al puente de la nariz exasperado—. Prefiero sacarme los ojos antes. ¿De qué podría estar celoso de Weasley? Es completamente ridículo.
Hermione levanta una ceja, instándole a que confiese, ya que no le cree ni una palabra de lo que está diciendo. Pero Draco se mantiene sereno, su expresión seria no cambia.
—¿No están haciendo cosas indecentes, cierto?
Theo se acerca con una mano sobre sus ojos, remarcando su punto. El rubio pone los ojos en blanco, pero Hermione se levanta y lo abraza.
—Cuánta efusividad. Creo que te cambiaron, Draco.
Hermione se separa de él con una sonrisa.
—¿Te gustó tu regalo?
—¿Estás bromeando? —ambos se sientan—. Me encantó... aunque aún no entiendo muy bien cómo funciona, pero pude escuchar una canción completa. Es asombroso.
—Me alegra que lo disfrutes.
—¿Van a seguir mucho tiempo más así? —inquiere irritado—. Tenemos clase en cinco minutos.
Draco se levanta y se encamina a la salida de la biblioteca. Theo mira a Hermione en busca de alguna respuesta, pero la castaña solo se encoge de hombros y siguen su camino detrás de él.
—No le hagas caso —murmura—. Está celoso de Ron.
—¡No estoy celoso!
El pasillo se encuentra vacío, así que solo ellos lo escuchan. Theo suelta una carcajada.
—¿De Weasley? —pasa un brazo sobre el cuello de la castaña.
—Así como lo escuchas.
—Impresionante.
Draco gira la cabeza disimuladamente y gruñe cuando ve a Theo cerca de Hermione.
—Y ahora creo que también está celoso de ti.
—¿Qué hicieron ustedes dos en las vacaciones? —bromea—. Estoy seguro que me quiere cortar el brazo en estos momentos.
—Nada... hablamos.
—Claro.
—¿Y tus vacaciones? —desvía el tema.
—Mejor de lo que me esperaba —se pasa una mano por sus rizos nervioso—. Luna me invitó un día a su casa. Luego de navidad.
—¡Eso es maravilloso, Theo! —Hermione lo abraza de costado—. Tienes que contarme todo.
—Lo haré.
Theo se separa de ella y camina unos pasos hacia adelante, dejando a Hermione confundida.
—Cuando Draco no quiera matarme por estar tocándote.
—Por eso eres mi mejor amigo, Theo.
Hermione bufa. Pero una sonrisa se asoma por su boca.
✦✦✦
El día había sido bastante estresante. Para Hermione era obvio que el rubio estaba celoso, aunque él no quisiera admitirlo, pero soportarlo en clase y luego en el Gran Salón para el almuerzo y la cena era otro tema. Estaba insufrible. No es que se había acercado a ella.
No.
De hecho, sus ojos grises que tanto le gustaban lanzaban un hechizo tras otro. A ella, a Harry, a Ron. Incluso a Theo cuando intercambiaron palabras en la clase de Pociones.
Era... territorial cuando empezaron a acostarse. Pero esto iba más allá. No eran pareja, no eran amigos, no eran nada. Sólo dos personas que tenían sexo casual, con la nueva condición que podían hablar de sus problemas.
Y no solo era territorial en público, por decirlo de alguna manera. Sus marcas no se habían desvanecido de su cuerpo. Su cuello, pecho, caderas, e incluso sus muslos estaban cubiertos de moretones. La próxima vez ella le devolvería el favor. No era justo...
Estaba saliendo de la Oficina del Director. McGonagall ya había asignado los nuevos Premio Anual. Oficialmente, Hermione y Draco tendrían que dejar la suite. Se sentía ansiosa por dormir nuevamente con Ginny, se encontraba ya a mitad de camino de la Sala Común de Gryffindor y sus manos no dejaban de temblar.
Se encontraba a pocos metros de la entrada cuando una mano agarró su muñeca y tiró de ella hacia un pasillo vacío. Su espalda chocó contra la pared, mientras que ambas manos descansaron arriba de su cabeza, la presión era notoria. El rubio empujó su rodilla, separando sus piernas y su mano libre rodeó su garganta.
—¿Qué se supone qué estás haciendo? —inquiere agitada.
—No estoy celoso de ese imbécil —murmura entre dientes—. Ni tampoco de Theo, ni de nadie en este castillo.
—Draco...
—Eres mía —demanda—. Mía, Granger. ¿Lo entiendes?
Su rodilla se acerca aún más a su entrepierna. La falda es un estorbo en este momento, pero Hermione no dirá eso. Está en ambas partes excitada y preocupada por la actitud de Draco. Sus dedos se cierran en torno a su garganta, pero es suave.
—No somos nada —replica.
—Eres mía —repite—. Mía para follar, mía para besar, mía para hablar. Mía para todo —aclara con voz ronca.
—Esto es ridículo —suelta una risa nerviosa.
—¿No era esto lo que querías? —agrega con sarcasmo—. Estar juntos y toda esa mierda.
—No... quería conocernos.
—¿Y a dónde nos lleva eso? —se acerca más a su cuerpo—. ¿Amigos? Pensé que eso ya lo habíamos superado, no podemos ser amigos.
—¿Y qué somos? —su vista viaja de sus ojos a su boca.
La besa con determinación. Suelta sus muñecas e inmediatamente las manos de Hermione reposan contra su nuca. En un ágil movimiento, Draco envuelve la pierna de ella en torno a su cintura, sus centros se chocan y ambos gimen en la boca del otro.
Es un beso lascivo, desesperado. Quiere demostrar un punto. Que sea suya como dijo antes. El Slytherin muerde su labio inferior cuando se separan. Su mano se encuentra firme en su muslo, sosteniendo su peso, y la otra aún rodea su garganta.
—Ya te dije —sus respiraciones se mezclan—. Esto es todo lo que puedo ofrecerte.
—Eso no es verdad.
—Granger... te arrepentirás de esto, lo sé.
—¿Qué pasó en navidad? Con nuestro trato —murmura contra su boca—. Dijiste que ibas a intentarlo. Aceptaste.
—Y ahora digo que no antes de que sea demasiado tarde —su mandíbula se tensa—. Nunca seré lo suficientemente bueno para ti.
—No pido nada de eso...
—Te lastimaré. Lo voy a arruinar una y otra vez —continúa—. Tu imagen de chica dorada quedará quebrantada por salir con un Mortífago.
—No eres un Mortífago.
—El resto no piensa lo mismo.
—Creí que te importaba una mierda lo que los demás pensaran.
—Granger...
Hermione tomó sus mejillas y enfocó sus ojos. Sus pupilas se dilatan y luego vuelven a la normalidad.
—No hagas eso... —suplica.
—¿Por qué sigues haciendo esto?
—Me gustas, ¿recuerdas? —sonríe.
Mantiene su postura firme, pero sus ojos se desvían cada pocos segundos. Hermione acaricia sus mejillas y levanta su cabeza para que no aparte su mirada de ella.
—¿A qué le tienes miedo?
No responde.
La castaña une sus labios una vez más, pero está vez es un beso cálido, incluso dulce. Solo un roce.
—No funcionará.
—No lo sabrás si no lo intentas.
Draco negó con la cabeza.
—Bruja terca —suspira—. ¿Por qué eres así? ¿Por qué yo?
—Te podría preguntar lo mismo.
—Honestamente, tus tetas son asombrosas.
La castaña suelta una carcajada.
—Si vamos a hacer esto —comenta serio—. No quiero verte cerca de la comadreja. Ni que intercambies notas con Krum. Es más, mejor no hables con ningún chico.
—Draco... —pone los ojos en blanco—. Es un poco dramático eso.
—Me regalaste una obra dónde niños de catorce años se terminan matando.
—Ron es mi amigo —ignora lo que dice—. Krum también.
—Los dos quieren follarte —aclara.
—Pero sólo tú tienes ese privilegio —levanta una ceja—. No dejaré de hablarles por tus celos incontrolables.
—No estoy celoso.
—Entonces, yo tampoco quiero verte cerca de ninguna chica. Como Greengrass.
—Daphne es mi amiga.
—Y Ron es mi amigo.
—¡Quiere follarte! —repite irritado.
—¡Y ella también!
—¡Claro que no!
—¡Claro que sí!
Draco suelta la pierna que estaba alrededor de su cintura y lleva su mano a su mandíbula para acercar su boca a la de él.
La besa.
Traga sus palabras de esa manera y Hermione no protesta, le sigue el juego. Sigue creyendo que sus labios son una droga y que ella se está volviendo adicta a estos.
—Eres mía.
—¿Eso quiere decir que tú eres mío?
Inspecciona su rostro, recorre sus pestañas, las pecas de su nariz, sus mejillas sonrojadas hasta bajar a sus labios hinchados.
—Voy a llamarte mío —afirma Hermione.
La sonrisa del rubio se vuelve arrogante. Toma un rizo entre sus dedos y lo coloca detrás de su oreja. Luego
—Me vas a matar... —susurra.
Están a punto de besarse cuando escuchan unos pasos y voces a pocos metros.
—¿Dónde estará?
—Tendría que estar aquí. Ginny dijo que debía dejar la suite de Premio Anual.
—Harry... ¿crees que tengo una oportunidad?
—Pensé que habían quedado como amigos.
—Bueno, sí. Pero sé que todavía siente algo por mí, sólo está confundida.
—No lo sé, amigo...
Los murmullos se escuchan más bajos hasta que desaparecen al adentrarse a la Sala Común.
Los labios de Draco la atacan una vez más. Roba cada parte de ella, sus dientes chocan y puede sentir su lengua en lo más profundo de su boca. Incluso cuando se separan un hilo de sangre cae por su comisura. No sabe si es de ella o de él.
—Quieres que sea tuyo. Bien —espeta—. Pero eres mía, que no se te olvide, Granger.
Luego de eso, Draco vuelve a las Mazmorras y Hermione entra a la Sala Común.
✦✦✦
Holaa, ¿cómo están?
Hasta acá llega el capítulo de hoy, ¿A quién más le encanta el Draco celoso?
Gracias por los 3K de lecturas, me alegra saber que les está gustando la historia, me ayudan un montón votando y dejando comentarios ♥
Al momento que están leyendo esto, acabo de terminar de escribir el epílogo (*gritos de emoción*)
Espero que pasen un lindo Año Nuevo :)
Nos leemos la semana que viene.
~Luly
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