Prologo
A veces el primer amor puede ser intenso.
Este era el tercer año que Mildred le ayudaba a su hermana llevar a cabo su campamento y siempre era lo mismo, trabajo y responsabilidades.
Su hermana Susie se había vuelto más floja que de costumbre y toda la responsabilidad recae en ella, literalmente tenía que hacer todo el trabajo ella sola.
— Renunció — Exclamó Mildred a su hermana — Es imposible sacar adelante este lugar sin ayuda y ustedes solo ven telenovelas todo el dia—
— No tienes de otra me debes y tienes que pagar así que movidita — Susie comentó entre risas llenas de arrogancia y flojera.
Mildred se sentó y se negó por completo.
— Bien, Alice, Betsy que les parece si le prestamos el libro — Susie comentó.
Las demás brujas solo afirmaron no querían perderse ni un solo momento de su serie favorita.
— Lo tomare como un si — Susie comento burlonamente, esta chasqueo los dedos y convoca un libro negro, cuya forma le daba un aire de antiguo — Pagina 128 es un hechizo simple, puedes crear a tu ayudante perfecto — a diferencia de un clon magico este tiene conciencia y puede aprender—
Mildred recibió el libro de mala gana y regresó a su cabaña donde comenzó a ojearlo, el hechizo era muy específico, "creado de tu imaginación para ayudarte en las labores de casa".
Mildred se imaginó que clase de bruja habría creado este hechizo, si definitivamente una ancestro de Susie que no quería ni limpiar la mesa.
La joven bruja no perdió el tiempo, recolecto los materiales, los hecho en un gran caldero y calentó por quince minutos.
— Literal sólo eran frutas, piedras y ramas de la isla — Mildred comentó decepcionada.
La bruja no podía evitar notar ese olor a fresas — Tal vez me pase un poco — Mildred volteo a todas partes metió el dedo para probar un poco — Demasiado dulce —
Mildred leyó nuevamente la receta— Una vez enfriada la mezcla verter sobre una cama y dar una forma simple, imaginalo y piensa cómo deseas que sea y no olvides arropar para que duerma feliz y despierte listo para ser tu más fiel ayudante — Mildred estaba emocionada, su primer esclavo mágico.
Una vez que vertió la mezcla en la cama, está lo amazo para que se pudieran distinguir sus partes e imagino que clase de amiga podria ser — primero el cuerpo, algo ágil que cumpla los recados con rapidez — Mildred trato de visualizar su cada sección mientras estaba imaginandola, sus manos debían recorrer esa masilla y visualizar cada parte de su nueva amiga.
Mildred tenía que pensar en un ayudante ágil y diestro con la manos, tal vez finas y suaves — ojala y sepa dar masajes como los yetis a Susie parece encantarle — La joven bruja imagino una vez más esa suave mano tocando su mejilla.
Mildred termino rapido lo que faltaba — Y lo mas importante su rostro, debe albergar su forma de ser, no quiero alguien gruña como Susie, mas alegre y divertido, este trabajo no debe ser una tortura, debe ser divertido, tal vez entuciasta, tal vez curioso, podria aprender mucho— Mildred estaba satisfecha su obra estaba lista.
Después de ver terminada su magna obra Mildred sonrió orgullosa, pero era un desastre así que decidió tomar una gran y larga ducha, no sin antes arropar su trabajo y esperar hasta el día siguiente.
Cuando Mildred salió de la habitación tres figuras que estaban entre las sombras salieron a supervisar el trabajo de la brujita, levantaron la sabana que arropaba la masilla y comenzaron a juzgar la obra.
— Es perfecto — Alice comentó.
— Nada mal para su primer compañero mágico — Betsy aprobó.
— Demasiado bueno siento que falta algo... mmmmm — Susie pensó, ella miró el caldero donde donde busco algunas sobras, tomó un poco de la masilla y comenzó a formar una pieza extra — esto va a ser divertido — Susie comenzó a reír discretamente.
Alice apenas podía aguantar la risa y Betsy solo hacía gestos desaprobando su dichosa broma.
Susie cubrió con la sábana y pensó — No, no la sorpresa debe ser única — Usando su varita le apareció un uniforme holgado— Se enterara tarde o temprano — Susie sonrió de forma maliciosa mientras terminaba de arropar la pieza.
Cuando escucharon que Mildred estaba por regresar las tres desaparecieron con un puf.
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