En los últimos días,

he aprendido a no enamorarme.

Te quiebra.

Te desarma.

Te desata.

Y te levanta.

Puedes sentir, como, al verlo sonreír,

nace una grieta más en tu corazón.

Una grieta, por la cual,

es succionada tu alma.

Puedes sentir, como, al verlo reír,

algo se detiene dentro de ti.

Algo qué tal vez nunca,

lata como lo hace por ti.

Quiero dedicarte todas mis palabras.

Quiero que el mundo sea consciente.

Quiero que algún día,

tú también seas valiente.

He dejado de escribir sobre la vida,

para comenzar a escribir sobre tus movidas,

tus pasos pesados,

tu postura cansada,

todo aquello que nadie ve,

y que a mí me encanta.

Ya no quiero.

No quiero verte.

Te has convertido en mi debilidad.

Porque sé, que no podría tenerte.

Porque sé, que no estoy en tu mente.

No debo repetirlo.

Lo sabes.

Muy en el fondo, lo sabes.

Y lo ocupas a tu favor.

Juegas. Y juegas, y juegas.

Juegas tus cartas sin que te importe nada.

Juegas a ciegas sin ver cómo me atacas.

Y esa alma, ese corazón, y esa mente,

En algún momento,

se cansa.

N/a: Bueno, ha pasado un largo tiempo...

Sí, lamento tener a este pobre blog todo oxidado y polvoso, pero, como pueden leer... cosas buenas/malas pasan. Y confunden a mi mente. Y destrozan lo que me queda de neuronas.

No diré más del tema. Tal vez si sigo hablando, se de cuenta.

Los amo.

Y tengan cuidado,

muchas cosas están por llegar.

D